Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

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Abr 15 2013

JESUS EN TI CONFIO

María Magdalena, Simón Pedro, el rey David, la mujer en el pozo (Jn 4), la mujer sorprendida en adulterio (Jn 8), el pequeño Zaqueo «el trepador de árboles», y el buen ladrón—¿qué tienen en común estos personajes tan variados???  Una cosa.  ¡La misericordia de Dios!  Todos, pecadores, hundidos en el fango, algunos hasta el cuello — pero todos con una cualidad redentora: ¡tenían una confianza infinita en la misericordia de Dios!

DOMINGO DE PASCUA. –  La «Solemnidad de Solemnidades» es el Domingo de Pascua.  El Señor Jesús ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, y nunca más morirá, ¡Aleluya!  De todas las fiestas, la Pascua es la fiesta más sublime y más gloriosa por amplio margen — propiamente llamada una «Solemnidad».  Dado su carácter tan sublime, sería imposible celebrar el triunfo del Señor (sobre el pecado, el diablo y la muerte) en un solo día de 24 horas.  Por lo tanto, el día de Pascua no se celebra en un solo día de 24 horas, sino se celebra por ocho días consecutivos— la Octava de Pascua; y se celebra hasta el octavo día que cae en una nueva Solemnidad instituida por el beato Papa Juan Pablo II en el año 2000 (el segundo Domingo de Pascua).  Ese mismo día en el año 2000, se llevó acabo la primera canonización del nuevo milenio – ¿adivinen a quién canonizó Juan Pablo II para inaugurar este nuevo milenio?  A nada menos que santa Faustina Kowlaska, «La secretaria y apóstol de la Divina Misericordia».

El propósito de este ensayo es conocer, amar, ensalzar y alabar la misericordia de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.  Con el salmista, que nuestros corazones canten con gozo: «Den gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia.» 

1. SUBLIMIDAD DE LA MISERICORDIA. – Ambos el beato Papa Juan Pablo II y santa Faustina Kowalska concuerdan en que la virtud (atributo) más grande de Dios es su misericordia.  Siendo así, debemos esforzarnos seriamente por conocer qué es la misericordia, debemos meditar la misericordia de Dios, debemos permitir que la misericordia de Dios llene nuestros corazones y debemos vivir el «Evangelio de la misericordia».  Debemos vivir la misericordia en este mundo moderno que está lleno de ira, resentimientos, ¡odio y deseos de venganza!  ¡Que triunfe la misericordia de Dios!

2. ANHELO ARDIENTE DE JESUS. – El anhelo más ardiente de Jesús, que como llama consume su Sagrado Corazón, es derramar sobre todos, el tesoro de su infinita misericordia.  Como un abismo infinito, como un océano insondable, como granos de arena en la orilla del mar, como estrellas que adornan el cielo, ¡la misericordia de Dios es infinita!

3. GRATUITO. – Vemos que las piedras preciosas o metales preciosos como son los diamantes, rubíes, esmeraldas o el oro son altamente costosos, fuera del alcance de muchos.  Pero en cambio, de forma singular, ¡los dones de Dios son los más preciosos y son gratuitos!  Esta misericordia de Jesús está para nuestro tomar, para nuestro recibir y para que la asimilemos en el corazón.  Escuche las palabras de Jesús: «Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen y se les abrirá la puerta» (Mt 7:7). ¿Por qué no pedir de la misericordia de Jesús?

4. SIGNIFICADO DE “MISERICORDIA”. – La palabra misericordia tiene su origen en dos palabras del latín.  »Miseria» — significa miseria (miseria moral o el pecado), y »cordia» — significa corazón (el corazón de Dios).  El corazón amoroso y misericordioso de Dios se encuentra con el pecador y amorosamente le perdona.  El mejor ejemplo es la parábola del hijo pródigo, o si prefiere «la parábola del Padre misericordioso» (Lc 15: 11-32).  La miseria moral del hombre es grande, pero el corazón amoroso y misericordioso de Dios es aún más grande.  Como nos recuerda san Pablo: «Donde abunda el pecado, sobreabunda la misericordia de Dios.»

5. LA MISERICORDIA DE DIOS. –  El salmista nos enseña: «Dios es lento a la ira y rico en bondad (misericordia).»   El Sacratísimo Corazón de Jesús es tierno, amable, infinitamente misericordioso, presto para perdonarnos, como en un cerrar de ojos, como en un latido del corazón.  El Papa Francisco recordando esta verdad, predica sobre la clemencia diciendo, »Dios nunca se cansa de perdonarnos (su misericordia es infinita); ¡más bien nosotros nos cansamos de pedir su misericordia!»  El problema es que comparamos a Dios con nosotros — ¡nosotros somos lentos para perdonar y rápidos a la ira!  ¡Dios es exactamente lo opuesto!   ¡Alabemos la misericordia de Dios! 

6.LOS PECADORES, SUS PREDILECTOS. – El Corazón misericordioso de Jesús tiene sus predilectos y son los pecadores más empedernidos.  En el diario leemos que Jesús claramente le expresa a santa Faustina, que el pecado más grande no es necesariamente el pecado en si, sino la falta de confianza en la infinita misericordia de Jesús.  En verdad, los más grandes pecadores pueden llegar a ser los más grandes santos si confían plenamente en su misericordia.  Acordaos del buen ladrón.  Toda su vida fue un gran pecador, ladrón, asesino, e insurrecto, pero al final volvió a Jesús y le dijo:  «Señor, acuérdate de mí cuando estés en tu reino.»  Movido hasta lo más profundo de su corazón misericordioso y compasivo, Jesús le responde inmediatamente: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.»  Este gran pecador se convirtió instantáneamente en un gran santo. ¿Por qué?  Por su confianza en la infinita misericordia de Jesús.

7. EL INSTRUMENTO DEL DIABLO:¡LA DESESPERACION! – La táctica principal y más poderoso que utiliza el enemigo de nuestras almas es convencer al pecador que su pecado es supera los límites de la misericordia de Dios.  ¿Qué táctica usa? ¿Qué nos dice el diablo?  «¡Caíste otra vez!, ¡Dios está enojado contigo!, ¡No te perdonará!, ¡Dios está cansado y harto de ti!, ¡Termínalo todo, tirar la toalla!»  Ahora veamos, ¿quién se dejó llevar por estas insinuaciones? Judas Iscariote.  Si se hubiese arrepentido, en todo el mundo habría iglesias con el nombre de «san Judas Iscariote, el penitente.»  Sin embargo, esto no fue así.  Judas se entregó a la desesperación.  ¡Que Dios nos salve!  ¡Jesús, en ti confío! 

8. INCOMPRENSIBLE. – La profundidad, magnitud, amplitud, vastedad y esplendor de la misericordia de Dios va más allá de nuestra limitada comprensión.  Jesús dijo a santa Faustina que incluso los ángeles en el cielo — que tienen un intelecto superior al intelecto humano — no pueden sondear la profundidad de la infinita misericordia de Dios.

9. LA CONFESION. – ¿Cuál es la forma, el camino más eficaz para experimentar la infinita misericordia de Jesús?  Para los católicos es por medio de un Sacramento.  Este sacramento es el sacramento de la Confesión, también llamado Penitencia o Reconciliación.  De hecho, el Evangelio que se lee el Domingo de la Divina Misericordia es de la institución del sacramento de la Confesión.  «Jesús les volvió a decir: «La paz esté con ustedes.  Así como el Padre me envió a mí, yo les envío a ustedes.»  Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.  A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20:21-23).  Después de descargar los pecados en el confesionario, que consuelo es escuchar estas palabras: «Yo te absuelvo de tus pecados en nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.»  Tus pecados están perdonados, ¡id en paz!

10. DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA. El gran don de Dios para el Domingo de la Divina Misericordia: ¡Una vida totalmente nueva! — Para aquellos que — 1.) Han hecho una buena confesión, una confesión humilde y sincera durante la temporada de Cuaresma o la semana de Pascua, 2.) Asistan y participen en Misa el Domingo de la Divina Misericordia y 3.) Reciban la Sagrada Comunión con gran amor y devoción y tengan la intención de luchar contra y abandonar el pecado — Jesús promete el perdón de los todos los pecados, y la remisión de todo castigo temporal.  En concreto, esto es semejante a un segundo Bautismo y si uno fuera a morir en ese momento, iría directamente al cielo.  Una nota interesante, el beato Papa Juan Paul II, quien promovió y vivió la Divina Misericordia en toda su esencia, murió el 2 de abril de 2005, en la vigilia del domingo de la Divina Misericordia, después de haber recibido la Sagrada Comunión y también fue el primer sábado del mes (el primer sábado del mes en honor al Inmaculado Corazón de María).  ¡Nada pasa por casualidad!  Más bien, ¡la mano providencial y misericordiosa de Dios dirige todo!

11. MARIA Y LA MISERICORDIA. – El corazón misericordioso de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo fue formado por nueve meses en el Inmaculado Corazón y vientre de la Santísima Virgen María.  Una de las más grandes obras maestras literarias Marianas fue escrita por el Doctor de la Iglesia, san Alfonso María Ligorio, Las Glorias de María.   Esta obra maestra es un comentario sobre la oración a María, el «Dios te Salve.»  Uno de los temas principales es que en Dios hay dos atributos opuestos: su misericordia y su justicia.  Sin embargo, en la Santísima Virgen sólo hay uno: ¡su misericordia!  Es decir, María es la encarnación de la misericordia de Dios.  Por esta razón, nunca, nunca, nunca, debemos temer acercarnos al trono misericordioso de Dios por medio de la intercesión de María, Nuestra Señora de Misericordia.  «Nunca se ha oído decir que cuantos han recurrido a vuestra protección, implorando vuestra misericordia y pidiendo vuestro auxilio, hayan sido abandonados…» (El Acordaos de san Bernardo).  «Dios te salve, Reina y Madre, Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra.»  Fulton Sheen describe que la tragedia y muerte de Judas sucedió porque no fijo su mirada en los ojos de María, porque de lo contrario su corazón endurecido se hubiese derretido.  Que el Corazón Inmaculada y Misericordioso de María nos alcance una confianza total e ilimitada en la misericordia del Sagrado Corazón de Jesús. ¡JESÚS, EN TI CONFÍO!  ¡JESÚS, EN TI CONFÍO!  ¡JESÚS, EN TI CONFÍO! 


Father Ed Broom, OMV, is Associate Pastor of St. Peter Chanel Church in Hawaiian Gardens, California. He is a member of the Oblates of the Virgin Mary and was ordained by Saint John Paul II on May 25, 1986. Fr. Ed teaches Catholic Ignatian Marian Spirituality through articles, podcasts, a radio show, retreats and spiritual direction.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Abr 02 2013

Jesús se entregó por nosotros y se sigue dando.

¡La »primera» Misa se celebró es ese primer Jueves Santo en la Última Cena!  Esa noche solemne, Jesús nos dio un ejemplo sublime de lo que es dar.  Lavó los pies de sus Apóstoles, enseñándonos la importancia de la humildad y el servicio.  Legó a toda la humanidad, el más grande mandamiento: «Ámense los unos a los otros, como yo los he amado.»  Nos enseñó lo que es el verdadero amor, cuando horas después, el Viernes Santo, murió en la cruz por amor a mí y amor a ti.  Derramó su Sangre Preciosa para purificarnos de nuestros pecados y la salvación eterna de nuestra alma.  Jesús probó sus palabras con sus obras.  «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos«.
El amor no conoce límites.  San Francisco de Sales lo resume así: «La medida del amor a Dios es amarlo sin medida.»  Esa misma primera noche del Jueves Santo en la Última Cena, Jesús nos dejó el memorial de si mismo, el más grande de los sacramentos, la Santa Eucaristía — Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.  Sus palabras fueron: »Tomad y comer, éste es mi Cuerpo.  Tomad y bebed, ésta es mi Sangre.  Haced esto en memoria mía», estas palabras se pronuncian en todo el mundo, cada día, miles de veces, y se pronunciarán hasta el final de los tiempos.  Con estas pocas palabras, se hace presente Jesús en cada Misa y nos deja su »Presencia Real» hasta el fin del los tiempos.  Jesús nos promete: «Estaré con ustedes siempre hasta el fin de los tiempos.»
Esforcémonos por crecer en amor, fe, gratitud y devoción por la Santísima Eucaristía, con un corazón eternamente agradecido por los extraordinarios dones concedidos por el  Sagrado Corazón de Jesús.  Por consiguiente, se presentarán cinco formas para que el fuego del amor por Jesús Eucaristía nunca disminuya o decaiga, sino para que el fuego de nuestro amor prenda a tal grado que nos consuma y consuma a los que nos rodeen.  Con corazón ardiente Jesús dijo: «He venido a prender fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!»  ¡Jesús desea que este fuego arda en tu corazón y el mío!

Visita al Amigo que te ama —  Forma el hábito de visitar con frecuencia a tu amigo Jesús.  Los verdaderos amigos desean visitarse con frecuencia y compartir detenidamente sus experiencias y vidas.  Jesús está realmente presente en la Eucaristía y como el mejor de tus amigos, te espera para hablar contigo y para escucharte.  En la Última Cena, llamó a sus discípulos «amigos» y también a ti te llama su querido amigo. ¿De qué puedes platicar con Jesús?  ¡Cualquier cosa!!!  Jesús con amor te espera pacientemente; anhela que vengas a visitarlo.  Cualquier cosa que esté en tu corazón puede ser tema de conversación.  San Pedro lo resume con estas palabras conmovedoras: «Depositen en él todas sus preocupaciones, pues él cuida de ustedes«.
Si se siente abrumado por los problemas de la vida, Jesús le quitará la carga.  Él le quitará o aliviará la carga o le cargará a usted con su carga.  ¡Acoja y medite estas palabras del Evangelio para así abrir el corazón al mejor de los amigos!
«Vengan a mí los que estén cansados, llevando pesadas cargas, y yo los aliviaré.  Carguen con mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas.  Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera.» (Mt 11: 28-30)
Por la conversión de los pecadores  — Todos tenemos algún familiar, pariente o amigo que necesita urgentemente de nuestras oraciones. ¿Por qué no ofrecer su Misa y Santa Comunión por la conversión de esa persona, su santificación, su perseverancia en la gracia y su salvación eterna?  Nuestras oraciones personales pueden ser de gran alcance; sin embargo, nada se compara con el Santo Sacrificio de la Misa y la Comunión.  Nuestra oración es nuestro propio hacer; la Santa Misa es OPUS DEI, ¡la obra de Dios!  ¡Por qué no tomar el camino más corto!  Es por esto que el Cura de Ars, san Juan Vianney afirmó: «Todas las obras buenas del mundo no se igualan al Santo Sacrificio de la Misa porque son obras del hombre; pero la Misa es la obra de Dios.  El martirio no es nada en comparación, porque es el sacrificio del hombre a Dios; pero la Misa es el sacrificio de Dios para el hombre.»
Transplante de corazón — Todos tenemos que admitir con la mayor humildad, que somos pecadores y a diario luchamos por vencer el pecado — según santa Teresa de Ávila, ¡la humildad y la verdad son sinónimos!  ¿Por qué no emplear el medio más eficaz para vencer el pecado, y ese medio es comulgar con fervor, frecuencia y fe.  Rogad al Señor, como mendigos que somos, por un corazón nuevo; Roguemos por un transplante espiritual de corazón!  Por que de hecho, cada Comunión es un trasplante de corazón. ¡Jesús es el «donante universal»!!!  La única condición para recibir este transplante de corazón es, ¡amar al «donante»!  Toda virtud que carecemos — fe, obediencia, pureza, mansedumbre, humildad, confianza, paciencia, mortificación, etc.– están presentes al grado más alto en cada Comunión. ¿Por qué? Porque la Sagrada Comunión nos da el Sagrado Corazón de Jesús, ¡la fuente de todas las virtudes!
María y la Eucaristía — En todo el universo, nadie tiene más amor por Jesús que María. María, después de haber concebido a Jesús por el poder del Espíritu Santo, se transformó en un tabernáculo viviente, una Santuario Eucarístico viviente, una «Procesión Eucarística» (Corpus Christi) por nueve meses.  En las apariciones de María en México en el cerro del Tepeyac, en Lourdes, Francia y en Fátima, Portugal, Nuestra Señora insistió  en la construcción de una iglesia. ¿Por qué?  La razón es clara: Para traernos a Jesús diariamente en la Sagrada Eucaristía por medio del Santo Sacrificio de la Misa y la recepción de la Sagrada Comunión.  María nunca nos incomunica o aísla de Jesús, sino nos une a Él.  Sus últimas palabras en el Evangelio, en las bodas de Caná fueron, «Haced todo lo que os dijere!» (Jn 2:5)
Como pueblo peregrino, no hay acción más grande en todo el universo que recibir a Jesús en la Santa Eucaristía con fuego en el corazón.  Los discípulos en el camino a Emaús lo resumen con estas palabras entusiastas: «No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras…»(Lc 24:32)  Que nuestros corazones ardan por dentro cada vez que nos encontremos con Jesús en la oración, en el Santísimo Sacramento, en las Comuniones espirituales, pero especialmente en el momento de recibir la Sagrada Comunión.

En el convento de las Misioneras de la Caridad de la beata Madre Teresa de Calcuta, en la sacristía hay una placa para los sacerdotes (pero igual para todos) que lee:  »Sacerdote, hombre de Dios, celebra esta Misa como si fuese tu primera Misa, tu última Misa y tu única Misa.»  ¡Qué maravilla!  La próxima vez que tú recibas la Santa Comunión, al igual que todas las Comuniones que recibas hasta el fin de tu vida, recibe a Jesús como si fuese la primera vez, la última vez y la única vez.  Si lo haces, ciertamente estas en el camino a la santidad, ¡y una corona de gloria te espera en el cielo!
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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Mar 22 2013

¡Viva el Papa!!! ¡Viva el Papa Francisco!

Poco después de un día de votaciones — 5
balotas en total — sale el humo blanco de la chimenea más famosa del mundo,
anunciando que los cardenales en el cónclave han elegido a un nuevo Papa.  Después de aproximadamente una hora de
suspenso, llega el gran momento — se abren las ventanas del Vaticano y al
asombro de muchos, aparece el nuevo Papa, el Vicario de Cristo, el Sumo
Pontífice ¡Nuestro Dios es un Dios de misterio y sorpresas!





¡Sorpresas! 
Hubieron muchas »primera vez que…». 
El primer papa latinoamericano, el primer papa argentino, el primer papa
Jesuita, el primer papa que inicia su pontificado con sólo un pulmón, el primer
papa elegido el día 13 (el 13 de Marzo de 2013) y por último, el primer papa
que escoge un nombre nuevo – Papa Francisco!!!!!  Nuestro Dios es un Dios que nos sorprende;
nuestro Dios es un Dios de misterio y nos sorprende con misterios! 




¿Francisco? ¿Por qué? ¿Cuál?  De hecho, el nombre «Francisco» es
común en inglés, y en todas las lenguas que derivan del latín.  ¿Qué santos tienen el nombre de «Francisco»?  Hay muchos: San Francisco Xavier (amigo de
san Ignacio, considerado por muchos el co-fundador de los Jesuitas, el
misionero más grande después de san Pablo), san Francisco Solano (uno de los
santos patronos de la Argentina), san Francisco Paoli y el pequeño beato
Francisco Marto (uno de los videntes de Fátima) y por último, san Francisco
de Asís.
 




De los muchos »Franciscos», uno parece acoger el carisma, la espiritualidad y el impulso apostólico del nuevo Papa Francisco– ¡y es san Francisco de Asís!!!  ¿Por qué?  El Papa explica cómo fue que escogió el nombre de san Francisco de Asís en su discurso a los representantes de los medios de comunicación el día 16 de marzo de 2013 en la Sala Pablo VI.  Leamos, meditemos y oremos sobre estas palabras. 


«Algunos no
sabían por qué el Obispo de Roma ha querido llamarse Francisco.  Les contaré la historia.  Durante las elecciones, tenía al lado al
arzobispo emérito de San Pablo, y también prefecto emérito de la Congregación
para el clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo.  Y cuando los votos subieron a los dos
tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido elegido.  Y él me abrazó, me besó, y me dijo: «No te
olvides de los pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los
pobres.  De inmediato, en relación con
los pobres, he pensado en Francisco de Asís. 
Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que
ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la
creación una relación no tan buena, ¿no? 
Es el hombre que nos da este espíritu de paz, el hombre pobre… ¡Ah,
cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!»
(Encuentro con los
Representantes de los Medios de Comunicación, Discurso del Santo Padre
Francisco, Sábado 16 de marzo de 2013)





San Francisco en verdad es ejemplo y es
inspiración para el Papa y para todo verdadero seguidor de Cristo, nos inspira
a que acojamos una actitud auténtica de vida, llena del espíritu de pobreza del
Evangelio.  En la primer Bienaventuranza
en el Sermón de la Montaña, Jesús dice sobre el espíritu de pobreza,
»dichosos», en verdad es una bendición: 
»Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.»
(Mt 5:3)




Poco después de exaltar la pobreza y al
»Poverello de Asís» (el Pobre de Asís), con una afirmación concisa y
inequívoca, el Papa destaca el fundamento de su ministerio Petrino:  ¡Jesucristo es el centro! 




«Cristo es el Pastor de la Iglesia, pero su presencia en la historia pasa a través de la libertad de los hombres; uno de ellos es elegido para servir como su Vicario, Sucesor del apóstol Pedro;  pero Cristo es el centro, no el Sucesor de Pedro.  Cristo es el centro.  Cristo es la referencia fundamental, el corazón de la Iglesia.  Sin Él, ni Pedro ni la Iglesia existirían ni tendrían razón de ser.  Como ha repetido tantas veces Benedicto XVI, Cristo está presente y guía a su Iglesia…»




Como arzobispo de Buenos Aires, el cardenal
Jorge Mario Bergoglio manifestó una verdadera pobreza evangélica franciscana.  Vivió en un departamento sencillo; preparaba
sus propios alimentos; y más, optó por no tener un auto de lujo propio,
prefirió tomar el transporte publico, el autobús argentino (llamado
«colectivo»), ¡para así estar con y entre los pobres de su país y del
mundo!




Por lo tanto el Papa Francisco señala hacia
san Francisco de Asís, quien señala hacia Jesucristo como el punto de
referencia esencial para la Iglesia – porque Él es para todos el Camino, la
Verdad, la Vida y el Modelo para seguir! 
¿Por qué no pasar unos momentos meditando y contemplando la pobreza de
Jesús?  Esta meditación puede llevarnos a
que examinemos seriamente nuestra vida para ver si efectivamente hemos acogido
y aceptado, con firme propósito y una determinación de voluntad, vivir la
pobreza evangélica, ¡que es la verdadera libertad de los hijos de Dios!




 El Brillante Ejemplo de la
Pobreza de Jesús


 Jesús fue rechazado aún antes de nacer —«¡No hubo lugar para Él en el mesón!» ¿El lugar de su nacimiento?  No un castillo, ni palacio, ¡ni una espléndida mansión real!  Por el contrario, nació en una pobreza extrema, en un establo donde se refugiaban en esa temporada del año, los animales contra las inclemencias del tiempo!  El venerable Fulton J. Sheen lo expresa con estas palabras conmovedoras: «¡El creador de todo el universo no tuvo donde nacer en su propia creación!» 



Padres humildes y pobres — San José y la Santísima Virgen María, »los anawim»- ¡los
pobres de Yahvé! ¿Y su morada?  Un hogar
pobre, sencillo y humilde en la ciudad de Nazaret.  Como expresa Natanael con sorpresa, »¿Algo
bueno puede salir de Nazaret?»


¿Su trabajo?–  No un profesor universitario, ni un rico millonario, ni un director ejecutivo de una empresa exitosa; más bien, fue un simple artesano, un «carpintero».  Jesús, como aprendiz, tuvo que aprender el arte de la carpintería viendo y escuchando a san José: serrar, moldear, montar, ajustar y clavar ¡Tres clavos que años después atravesaría sus Sagrados pies y manos!

¿Sus seguidores?   Ninguno de ellos tenía una educación superior; ninguno era un genio; todos manifestaban defectos humanos muy notables; muchos de ellos eran simples pescadores, llamados por Jesús para ser «¡pescadores de hombres!  Hombres pobres para llevar a cabo la misión más sublime — ¡la misión de salvar almas!





¿Su alojamiento/morada en los tres años de
su ministerio público
? — ¿Dónde estaba su sede? ¿Dónde vivía? ¿Cuál era su
lugar de descanso al final sus días de intenso trabajo, que a veces ni Él ni
sus apóstoles tenían suficiente tiempo para tan solo comer? ¿Dónde acostaba su
cabeza de noche?  ¡El Evangelio nos dice
en pocas palabras!   No tenía ningún
hogar permanente, un predicador itinerante, que confiaba en Dios en cada
momento.  La prueba está en estas pocas
palabras de Jesús: «Los zorros
tienen sus cuevas y las aves sus nidos, pero el hijo del hombre no tiene donde
asentar la cabeza»
. Qué extrema pobreza.  Imagínese vagar de lugar a lugar, sin dinero
en el cinturón y sin lugar en donde quedarse — y no por un día, ni una
semana, ¡sino por tres largos años! ¡Pobreza y confianza absoluta en Dios en
su máxima expresión!   ¡He aquí la vida
de Nuestro Señor, Dios y Salvador!




Su pasión y muerte  —  Para verdaderamente sondear las profundidades
de la pobreza total y extrema de Jesús, debemos levantar la mirada y contemplar
al Siervo Sufriente y su pobreza, ¡contemplando la pasión y muerte de
Jesús!  Meditemos y contemplemos su
pasión y muerte con el más profundo sentimiento de gratitud y amor — porque
como señala san Ignacio, ¡Jesús sufrió todo por amor a ti y a mí!



 Fue traicionado por un Apóstol a quien llamó
«amigo» y permitió que lo besara (Judas); fue negado tres veces por
Pedro — ¡qué pobreza y carencia de afecto tan extrema!





 
Dormidos cuando más los necesitaba — En su amarga agonía, sus mejores amigos lo abandonaron rindiéndose al sueño — ¡pobreza de amistad!


¡Atado a una columna y azotado! — Privado de sus vestiduras, privado de su dignidad humana, privado de su Preciosa Sangre en grandes cantidades, privado de amor con burlas sarcásticas (recuerde la película de Mel Gibson).  ¡Pobreza en su máxima expresión!


La coronación de espinas —   Atado como un vil criminal, vendado de los ojos, privado de la luz, abofeteado, golpeado y escupido y coronado con agudas espinas que penetraron el cráneo hasta el cerebro — ¡la pobreza de la mente!

La Crucifixión — La crucifixión de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo manifiesta el grado más alto, la pobreza total de Jesús nuestro Señor. 


Clavos atravesando sus Sagradas manos y pies; privándolo de su
libertad, sin poder mover su cuerpo. 

Sangre Preciosa — Su Preciosa Sangre derramándose de sus cinco
heridas, hasta la última gota.  Su
Sagrado Corazón traspasado por una lanza, ¡aún después de su muerte! Su Sangre
Preciosa vaciada hasta la última gota, como una esponja seca!

¿Y sus amigos?  Debido al
miedo, todos sus Apóstoles lo abandonaron con la excepción de su
«discípulo amado, san Juan.

La respiración–  El inhalar
y exhalar le causó a Jesús insoportable dolor, a tal grado que que al final
apenas podía respirar, qué pobreza total de Aquel que nos dio todo, la
privación aún del aliento de vida. 
«En Él vivimos, nos movemos y existimos.»

La visión y conocimiento de Dios Padre —  Y como si el sufrimiento físico no fuera
suficiente, Jesús experimentó en el fondo de su alma el más intenso sufrimiento
— lo que san Juan de la Cruz llama, «La noche oscura del alma».  Las palabras de Jesús, «Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has abandonado?» 
Como explica el venerable Fulton Sheen, hubo un »eclipse» en su
naturaleza humana, en donde por un corto tiempo en su pasión, ¡Jesús fue
privado de la cara de su Padre Celestial! 
He aquí una pobreza máxima!  ¡Aún
parecía que su Padre Celestial le había abandonado!!!



El entierro de Jesús.  Nicodemo y José de Arimatea llevaron el cuerpo de Jesús y lo enterraron en un sepulcro prestado — ¡ni siquiera la tumba de Jesús!

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Mar 20 2013

10 RAZONES PARA CASARSE

          

1. SACRAMENTO.  El Matrimonio es un Sacramento instituido por Jesús que comunica gracias y establece
amistad con Él. No hay nada más grande en el mundo que tener y cultivar una amistad con Jesús.  “¡Jesús es el Amigo
que nunca falla!”
2. FIDELIDAD. El Sacramento del matrimonio concede la gracia especifica a los esposos para poder ser fieles hasta que la muerte los separe. “Prometo serte fiel en
lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y pobreza hasta que la muerte nos
separe.”(Rito
del Matrimonio).
3. PROCREAR Y EDUCAR A LOS HIJOS.  Una de las propiedades principales del
Matrimonio — con la ayuda principalmente de Dios — es traer hijos al mundo.
La palabra técnica es “PROCREACIÓN” es decir, con Dios crear una
nueva vida.  El hombre y la mujer proveen
la materia y Dios infunde el alma. Pero para formar y educar bien a los hijos es indispensable la ayuda de Dios y ¡esta ayuda proviene del sacramento del Matrimonio!

4. LA ALEGRIA DE JESÚS Y MARÍA. Jesús y María
estaban presentes en las
Bodas de Caná (Jn 2, 1-12) compartiendo la alegría con los novios. ¡Jesús y María también quieren
sonreír el día de tu boda!

5. PAZ EN EL
ALMA, EN LA CONCIENCIA Y EN EL CORAZÓN. Vivir en pecado produce confusión,
tristeza y depresión. Al casarse por la Iglesia regresa la paz interior y esa paz se transmitirá a sus
hijos.

6. ¡ALEGRÍA! Padres alegres tendrán hijos alegres
y familias alegres. Dice san Pablo en la carta a los Filipenses: “¡Alégrense en
el Señor; se lo repito: alégrense en el Señor!”
(Filipenses 4,4)

7. CONFESIÓN.  Al vivir en gracia de Dios, casado por la Iglesia, puede confesarse
con el sacerdote quien representa a Cristo quien sanará sus heridas del alma. Jesús
vino para sanar a los enfermos de ¡cuerpo y alma!  ¡Jesús sáname!

8. LA SANTA
COMUNIÓN.  Cuando se vive en unión libre, no puede recibir la confesión y la Santa Comunión. Si se casa, el día de la Boda puede
comulgar otra vez y comulgar todos los días de su vida. Además, ¡que buen ejemplo está dando a sus hijos!

9. ¡EL BUEN EJEMPLO! 
Con la decisión de casarse por la Iglesia se está dando buen ejemplo a sus
hijos,a su familia, a la Iglesia y a todo el mundo. Jesús dijo: “Ustedes son la sal de la
tierra y la luz del mundo….. Hagan brillar su luz para que den gloria a tu Padre
que está en los cielos.”

10.   EL CIELO.
Cuando se vive en la gracia de Dios y se vive como Dios manda, se reciben los Sacramentos,
se da el buen ejemplo a los hijos, se vive en con una conciencia bien
formada, ¡se muere bien y se va al cielo! 
¡CASANSE POR LA IGLESIA PARA RECIBIR BENDICIONES ENORMES!
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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Mar 19 2013

LA SANTA INDIFERENCIA DE SAN IGNACIO

¿Qué es tu filosofía de vida?  ¡Todos tenemos una, aunque no estemos
conscientes de ello!  Las siguientes
palabras expresan la »filosofía» de muchos: el materialismo, el hedonismo, el agnosticismo, el ateísmo y el relativismo moral.

Los Ejercicios Espirituales comienzan con lo
que san Ignacio llama »Principio y Fundamento» (número 23) y expresan con
claridad la filosofía de vida: «El
hombre es creado para alabar a Dios, hacer reverencia, servir a Dios y mediante
esto, salvar su alma…» 
En
términos concisos, el hombre en su existencia debe alabar y glorificar a su
Creador, culminando en la salvación de su alma inmortal por toda la
eternidad.         

La última parte de Principio y Fundamento se
ha denominado clásicamente como la «santa indiferencia» de san
Ignacio.  «Indiferencia» no en
el sentido de apatía, pereza o dejadez o «a quién le importa»,
«me importa poco», «¿y qué…?».  Por el contrario, «santa
indiferencia» realmente significa una apertura total a la voluntad de
Dios.  Es decir, es un despego de nuestro
propio ‘querer’, es querer lo que quiere Dios, es conformar mi voluntad a la
santa voluntad de Dios, es luchar con todas mis fuerzas y la disposición de mi
intelecto.  Como lo expresa el poeta
Dante: «En su voluntad está nuestra paz».

Con respecto a santa indiferencia, san
Ignacio la divide en cuatro categorías distintas.  «Por
lo tanto, es necesario hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo
lo que es concedido a nuestra libertad y no le está prohibido; en tal manera
que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza,
honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo
demás.» (Ejercicios Espirituales # 23)

Para llegar a esta noble disposición
espiritual, se requieren gracias extraordinarias, paciencia ilimitada, firme
propósito y determinación de voluntad. 
Sin embargo, si esto se entiende, se desea y se asume como una
disposición interior de la mente y voluntad, los frutos que se producen por
esforzarse en vivir esta «santa indiferencia» son innumerables!  Entre las bendiciones más importantes está la
paz interior, paz del corazón, paz del alma y una confianza ilimitada en la
siempre presente Divina Providencia amorosa de Dios que nos guía.  Como nos recuerda san Pablo:  »Si Dios con nosotros, ¿quién contra nosotros?»
Jesús nos llama a confiar con las consoladoras palabras: «Mi padre os tiene
en la palma de su mano y nadie puede arrebatar nada de su mano».   Se darán algunos ejemplos de lo que es
»santa indiferencia» de aquellos que se han esforzado mejor por vivirla —
¡los santos!

Primera categoría: «No querer de nuestra
parte más salud que enfermedad.  Veamos
un santo moderno, un sacerdote chileno jesuita, san Alberto Hurtado.  Él estaba envuelto en un torbellino de
actividades — La Acción Católica, retiros para jóvenes, presentaciones
vocacionales, ministerio de radio y un apostolado dirigido para ayudar a los
pobres de Chile — fue diagnosticado con cáncer del páncreas cuando tenía poco
más de 50 años.  Cuando le llegó esta
noticia, por labios de su Superior el Vice-Provincial, yacía en cama de
hospital y respondió, «Contento Señor contento!!!»  «Ahora tendré tiempo para prepararme
para encontrarme con mi Creador!»  San
Alberto no despreciaba la vida; ¡más bien amaba la vida y la vivió al
máximo!  Mediante la santa indiferencia,
conoció claramente la voluntad de Dios. 
Si de hecho su vida era un don de Dios, entonces Dios tenía derecho de
tomar su vida en el momento deseado. 
¡Ahora él es san ALBERTO HURTADO quien por siempre vivirá con Dios en el
cielo!

Segunda categoría: «No querer más vida
larga que corta».  Veamos al beato
Francisco Marto.  Él fue uno de los tres
pastorcillos a quien se le apareció nuestra Señora de Fátima desde el 13 de
mayo de 1917 hasta el 13 de octubre de 1917. 
Cuando nuestra Señora de Fátima le anunció que tanto él como su hermana
Jacinta morirían pronto, ¡el pequeño Francisco se lleno de gozo!  La motivo de su regocijo fue por su actitud
interior de santa indiferencia.  Su fe en
Dios y su anhelo de estar Jesús y Nuestra Señora de Fatima, fueron los motivos
de la inmensa alegría que se desbordaba de su corazoncito.  Y de hecho, poco tiempo después de las
apariciones de Nuestra Señora de Fátima, tanto Francisco como su hermana
Jacinta murieron y fueron llevados al cielo. 
Ambos fueron beatificados por el beato Papa Juan Pablo II, ¡y son entre
los santos más jóvenes del calendario de la Iglesia!  Esta actitud de santa indiferencia enseña,
que lo importante no es una vida larga, sino una vida santa. (Imitación de Cristo, por Tomás Kempis). 

Tercera categoría: «No querer más
riqueza que pobreza.»  Una
característica común entre los santos es el desprendimiento de la riqueza y a
las posesiones materiales en general. 
Los religiosos, tanto hombres como mujeres, hacen votos de pobreza.  San Francisco de Asís fue uno entre los
muchos santos, que vivió de forma intensa y auténtica, esta actitud de la santa
indiferencia con respecto a la pobreza. 
Como fue criado y educado por su padre, un rico comerciante de telas, de
joven a Francisco le atrajo la vanidad, vestir de lujo, la vida de roce y
fiestas sociales y las cosas mundanas. 
Después de su conversión, Francisco renunció a todo, incluso tuvo que
cortar lazos con su padre, y con plena confianza en Dios dijo: «De ahora
en adelante sólo diré… Padre nuestro, que estás en el cielo…»  La prueba final de su desprendimiento y el
acogimiento total de la santa indiferencia fue cuando Francisco vestido de
ropas finas se encuentra con un leproso vestido en harapos.  Sobrellevándose a sí mismo, Francisco se
volvió al leproso, y cambió con él su ropa cara y elegante por los harapos.  Desde ese momento en adelante, Francisco vivió
al grado extremo la santa indiferencia de san Ignacio.  Renunció todo apego a riquezas para acoger lo
que él llamó, «su Dama la pobreza», ¡con quien se desposó por el
resto de sus días!
Cuarta categoría: «No querer más honor
que deshonor.  En verdad, la humildad es
una virtud muy difícil de adquirir. 
Cuando pensamos que la tenemos, ¡las circunstancias de la vida
rápidamente nos demuestran lo contrario! 
Sin embargo, el camino directo para llegar a la humildad es por el
sendero difícil y estrecho de las humillaciones. Porque las  humillaciones nos hacen humildes.  Una vez más nos encontramos con santa
indiferencia.

San Juan de la Cruz  — San Juan de la Cruz, al
igual que santa Teresa de Ávila, fue llamado a la difícil tarea de reformar la
vida religiosa que estaba en un estado de decadencia, deterioro y donde los
religiosos vivían una vida muy mundana — en particular la orden Carmelita.  Esto no agradó a ningún grupo religioso,
tanto hombres como mujeres.  ¡No les
gustó que alguien llegara a hacer olas cuando dormían tan cómodamente en un
yate de autocomplacencia!  ¡Dios escogió
a estos dos santos para que sacudieran un poco su conformismo!
La ira que surgió contra san Juan de la Cruz
fue tan intensa, que como tempestad interminable, ¡descendió de forma violenta
un persecución contra el santo!   Juan
fue secuestrado y encerrado en una pequeña celda en un convento Carmelita.  Fue azotado, privado de celebrar la Santa
Misa, dado apenas suficiente comida para sobrevivir y privado de tomar un baño,
ni siquiera por cuestión de higiene.  Por
la intercesión de Nuestra Señora, san Juan escapó.

Después de toda esta injusticia, abuso
verbal, abuso físico, abuso mental y espiritual, el gran Doctor místico de la
Iglesia, san Juan de la Cruz, ¡nunca pronunció una palabra áspera contra los
que formaron el complot y lo llevaron a cabo!

Al final de su vida le preguntaron dónde le
gustaría pasar los el resto de sus días—en un convento donde sería amado y
apreciado o en el convento donde vivía el Superior que lo detestaba.  San Juan de la Cruz prefirió el segundo, para
así conformar su vida más y más a la pasión, el sufrimiento y a las
humillaciones de Jesucristo, su Señor y Maestro.

Para concluir, Principio y Fundamento nos
enseña – quién es Dios, de dónde venimos, a dónde vamos y cómo llegar.  Una parte esencial de Principio y Fundamento
es la »santa indiferencia» de san Ignacio. 
Una vida de oración constante y dinámica es clave, y nos conduce a la
santa indiferencia y una confianza total en Dios.  Y esto a su vez se traduce y se manifiesta en
una disponibilidad total de darse a si mismo, como sacrificio, ofrenda y
oblación a Dios.

Por supuesto, Jesús es nuestro Camino, Verdad
y Vida, nuestro modelo por excelencia. 
En el Huerto de los Olivos, Jesús en su naturaleza humana lucho con esta
santa indiferencia y las conquistó con las siguientes palabras inequívocas y
absoluta y total santa indiferencia, que es una perfecta conformidad a la
voluntad del Padre Celestial.  »Padre,
si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como
quieras tú.» (Mt 26:39) 

Que el «Fiat» de Nuestra Señora (la
aceptación y consentimiento total a Dios) nos motive a que nos esforcemos por
entender y acoger la «santa indiferencia» en nuestra vida.  «He aquí la esclava del Señor; hágase en
mí según tu palabra.»(Lc 1:38)  En
la voluntad de Dios es nuestra paz. (Dante)
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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

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