Domingo) -una carta que nos inspira, alienta y desafía. En esta obra maestra espiritual, el Santo
Padre expresa de manera clara y actualizada, los retos que se presentan al
vivir el tercer mandamiento—«Santificarás las fiestas». El gran Papa Juan Pablo II, lamenta la
realidad de un mundo cada vez más secular, en donde el verdadero significado
del domingo, el día del Señor y el día de descanso, se ha transformado
radicalmente en un «fin de semana», pagano, secular y un escape
materialista de la realidad, se ha convirtiendo en un día para escaparse de
Dios. Qué ironía, porque el centro del
domingo es unión con Dios mismo.
lo que verdaderamente significa «Santificar las fiestas». Aparte de acercarnos más a nuestro Padre
amoroso, por Jesucristo su Hijo amado, con el poder del Espíritu Santo, el
domingo debe ser el «Día de la familia».
1. ¡Lo
primordial el día Domingo: La Santa Misa!
centro, el corazón, lo fundamental y la esencia de guardar el domingo es la Santa
Misa! Toda familia debería valorar
y apreciar el Santo Sacrificio de la Misa como el punto central de su
vida. La Iglesia nos recuerda que al
asistir a Misa, debemos participar plenamente, activamente, y
conscientemente. ¡Es indispensable
asistir a Misa! La asistencia a la
iglesia ha disminuido drásticamente en los últimos años. El momento culminante en la Santa Misa es la Eucaristía:
que es el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, que se hace presente
en el momento de la Consagración. Al
comulgar, nuestro corazón se transforma en ambos tabernáculo y en
«Belén» (casa de pan). Al
recibir la Sagrada Comunión con fe, amor, devoción y ardiente fervor, cada
miembro de la familia recibe un «¡transplante de corazón espiritual»! ¿Cómo y por qué? Por la sencilla razón que al comulgar
recibimos a Cristo en su totalidad, y esto incluye lo más noble – ¡su Sagrado
Corazón! Lo que verdaderamente cimienta
un amor auténtico en la familia y la fortalece, es ¡la Santa Misa y recibir la
Comunión con fervor!
2. Tiempo
para la familia: ¡De mesa a mesa!
participado en el Sacrificio del Calvario y después de haberse alimentado con
el pan de los ángeles, el Banquete Eucarístico, la familia debe compartir una
comida — ¡un almuerzo familiar! Es
importante alimentar nuestros cuerpos, ¡pero es más importante nutrir nuestra
alma y fortalecer los lazos familiares con el diálogo! La familia moderna sufre de una grave falta
de comunicación. Parece como si este
cliché le afecta a todos: «¡No tengo tiempo!» ¡Pero no es así! No es tanto que no tengamos tiempo, ¡sino que
nuestras prioridades están mal! Después
de Dios, ¡la familia debe tener prioridad!
Los esposos deben de pasar tiempo juntos; los padres pasar tiempo con
sus hijos; igual de importante es que los hermanos tengan este tiempo para
conversar, reír y disfrutar de la compañía del otro. No es mala idea aprenderse uno que otro
chiste para pasar un tiempo más ameno. A
menudo después de haber compartido una comida con familias o amigos al final
digo, «¡la comida estuvo estupenda, pero la compañía mucho
mejor!» Estudios demuestran una
gran diferencia entre los adolescentes que comparten el tiempo de alimentos con
sus padres, con los que no. ¡He aquí
algunas de las estadísticas!
Adolescentes que no comen o tienen contacto con la familia tienen bajas
calificaciones; tienen problemas con la bebida y las drogas, en el ámbito
deportivo no sobresalen, sufren de depresión ¡y la depresión a veces conduce al
suicidio! En resumidas cuentas, la
familia debe tomarse el tiempo para compartir los alimentos y disfrutar de
mutuamente de su compañía, como el gran regalo de Dios que son! Otra sugerencia concreta para disfrutar
plenamente de las comidas familiares es: ¡Apagar todo aparato electrónico! Esto significa: no televisión, no radio, no
internet, no celulares, no I-PAD, no Kindle, no I- POD… ¡ninguno de estos,
por favor!!! Porque de lo contrario,
cada uno de los cinco miembros de la familia incluyendo la mascota «Zorro»,
estarán sentados alrededor de la mesa pero cada uno estará envuelto, ¡absorto
en su propio mundo! Y esto es una forma
pésima de forjar vínculos familiares. El
diálogo es más fructífero cuando hay silencio, atención, amor y un deseo de
entrega mutua. ¡Pero será imposible si
el mundo electrónico lleva la delantera!
3. ¡Tiempo de jugar juntos!
actividades para el »domingo, día de la familia» es jugar juntos y
disfrutar mutuamente de la compañía de su familia. Es tan común hoy en día que los padres traten
de ganarse el afecto de sus hijos de manera fácil y artificial, comprándoles
«cosas». No tiene nada de malo
comprar y regalar cosas. Sin embargo,
esto nunca debe reemplazar el cariño, cálido contacto que todo niño y
adolescente necesita! Recordando mi
niñez, algunos de los momentos más preciosos y entrañables en mi vida fueron,
¡los menos costosos! El contacto humano
entre padre/madre e hijo nunca se puede sustituir comprando algún aparato
electrónico para el niño! ¡Gratos
recuerdos de la infancia! Montado a
caballito, el avión humano (papá con ambos brazos dándome vueltas), jugando
lucha libre en la tierra, jugando a la carretilla por el pasto recién cortado,
o jugando vencidas para ver quién es más fuerte — ¡estos fueron algunos de los
momentos más alegres y memorables de mi infancia y lo que ayudó a formar en mi
una formación humana íntegra! Por qué
no ir a un día de campo y tener un pic-nic.
No se le olvide traer el equipo deportivo! ¿Cómo, equipo deportivo? Sí, el equipo de deportes! Un par de discos voladores, un balón de
voleibol, un bate y una bola, una bola de fútbol y cualquier otro equipo
deportivo para jugar, para la unión y alegría familiar! ¡El domingo es un día de alegría! Cualquier escritor espiritual le advertirá—especialmente
san Francisco de Sales, que después de pecado, nuestro peor enemigo es la
tristeza! Frecuentemente, nuestros
pecados son presididos por un estado de desolación, ¡y la tristeza es parte de
la desolación! (Reglas de
discernimiento, san Ignacio). Juegos familiares, deportes familiares,
actividades familiares, reuniones familiares – todo se resume en diversión
familiar. Padres decídanse ahora mismo,
porque de lo contrario, ¡será demasiado tarde!
4. María; ¡Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre
nuestra!
último ingrediente para establecer fuertes lazos familias en la alegría del
Señor: Rezar el Rosario en familia.
Recuerde las palabras del P. Patrick Peyton: «La familia que reza
unida permanece unida». Haga
tiempo, busque un lugar y tenga buena voluntad y ¡empiece! Deje que papá empiece el Rosario y luego deje
que cada miembro de la la familia dirija una década — si tienen edad
suficiente. Tenga un santuario familiar
con la imagen de Jesús y María, una canasta con rosarios, una veladora
encendida y empiece a rezar. En quince
minutos se reza el Rosario y la Santísima Virgen bendice a la familia desde el
cielo! Amigos, «¡Alegrémosnos en el
Señor con nuestras familias!»
Primero con el Señor en la Santa Misa y la Comunión, y luego con la
familia, tiempo de diversión y alegría en el Señor!