Imitemos a María Santísima, quien meditó y guardó la Palabra de Dios en su corazón. Meditemos entonces estas diez verdades espirituales.
1. ¡LA ETERNIDAD! ¡Tengo sólo una vida por vivir! Al final de esta vida hay dos posibilidades, ¡el cielo o el infierno! Me salvaré o me condenaré. Mi último destino será eterno, ¡será por los siglos de los siglos sin fin! Por lo tanto ¡debo tener siempre presente mi salvación eterna en todo lo que hago!
2. ¡EL AMOR DE DIOS! Dios me ama infinitamente, totalmente, plenamente y sin reservas. Aún cuando sufro la desgracia de caer en pecado – o en pecado mortal – el amor de Dios nunca cambia. ¡Su amor es eterno!
3. EL AMOR DE DIOS Y LA CRUZ. Si yo fuese la única persona en todo el universo, Jesús se hubiese hecho hombre sólo por mí y hubiese sufrido su dolorosa pasión por mí. Jesús derramó hasta la última gota de su Preciosa Sangre el Viernes Santo por la salvación de mi alma inmortal.
4. EL VALOR DE MI ALMA INMORTAL. Mi alma inmortal no tiene precio. Mi alma ha sido redimida no por oro ni plata, ni la sangre de toros, sino redimida por la Sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
5. LA VIDA ES CORTA. Mi vida es muy corta en comparación con la eternidad. San Agustín dice que en comparación con la eternidad, nuestra vida es un abrir y cerrar de ojos. El salmista lo expresa con elocuente poesía: »Nuestra vida es como la flor del campo que florece de día, la azota el viento y muere de noche.»
6. MI VIDA ES INCIERTA. Jesús repetidas veces nos dice que estemos preparados, porque no sabemos ni el día ni la hora de nuestra muerte. Llegará como ladrón en la noche. Jesús dijo a sus apóstoles y también nos dice a nosotros: »Velad y orad para que no caigáis en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil».
7. CAMINEMOS CON HUMILDAD TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA. Santa Teresita del Niño Jesús con gran humildad dijo que ella era capaz de cometer los pecados más atroces, sino hubiese sido porque Dios le había librado. San Felipe Neri, cuando vio un pedigüeño en la calle exclamó: »Si no fuese por la gracia de Dios, allí iría yo.» Caminemos siempre con humildad en la presencia de Dios, confiando no en nosotros mismos sino en Dios.
8. ¿ALGUIEN LE HA HECHO DAÑO? ¡Perdone inmediatamente! Consentir resentimientos, aferrarse a los desaires del pasado, procurar una actitud vengativa puede causar estragos en la vida espiritual e incluso es la causa de dolores físicos y mentales. Shakespeare, el dramaturgo y poeta ingles dice: »Errar es humano, perdonar divino.» Jesús nos dice: »Sean misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre celestial…» »Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden…»
9. UNA ACTITUD DE GRATITUD. ¡Empecemos hoy! ¡Cultivemos una actitud de gratitud! Meister Eckhart dijo: «Si la única oración que brota del corazón es una oración de gratitud, en verdad esto bastaría.» En momentos de desolación y tristeza, pensemos en las bendiciones que hemos recibido de Dios y demos gracias. ¡La desolación desaparecerá como el rocío que desaparece al salir del sol! Hagamos nuestra la oración del salmista: «Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia.»
10. LA MIRADA AMOROSA Y MATERNAL DE MARÍA. San Juan Diego en su corazón guardaba un gran pesar, su tío Juan Bernardino estaba en su lecho de muerte. Nuestra Señora de Guadalupe se le apareció y le alento asegurandole su cuidado y protección. Le dijo: »No estoy yo aquí que soy tu Madre, te tengo en el cursar de mis brazos.» Elevemos nuestra mente y corazón a nuestra Madre Santisima como lo hizo san Juan Diego cuando estemos pasando por tempestades. ¡Santa María de Guadalupe nuestra amabilísima y tierna madre vendrá a nuestro auxilio!