GRACIA A PEDIR:
- Conocer más íntimamente a Jesús, para amarle más ardientemente, y seguirle.
- Tener una honda y permanente amistad con Jesús.
QUINTO DÍA: LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA… Mt. 26, 26-32
1.GRACIA A PEDIR. Conocer más íntimamente a Jesús, el Pan de Vida, para amarlo más ardientemente y seguirlo sin reservas en imitación de María su amadísima Madre quien lo siguio con perfecta fidelidad. Después del Discurso de Pan de Vida, muchos dejaron de seguir a Jesús. Imploremos a Dios que nos conceda la gracia de siempre ser fieles a Él. Que Dios nos conceda la gracia de la perseverancia final (san Alfonso María Ligorio)
2. CONTEMPLACIÓN (ESCENA) – Composición viendo el lugar: Con la vista de la imaginación vea la escena para derivar abundantes frutos. Es la noche del JUEVES SANTO, la noche más solemne en la historia de la humanidad, porque lo que pasará cambiaría la historia por toda la eternidad. Jesús se encuentra en el cenáculo, están en la ÚLTIMA CENA, es la primera MISA. Jesús está presente con sus doce Apóstoles, los primeros sacerdotes y Obispos de la Iglesia que Jesús fundará. Jesús le invita a usted que los acompañe a la mesa esa noche más sublime. Cada gesto que hace Jesús tiene un valor incalculable. Sondemos en este océano infinito del amor del Sacratísmo Corazón de Jesús.
3. EL LAVATORIO DE PIES. Este gesto se reviste de gran importancia. En los tiempos de Jesús, le correspondía a la clase social más humilde – a los esclavos – hacer este trabajo. Mediante esta acción de los pies de sus discípulos, Jesús nos muestra la naturaleza del verdadero amor y de las siguientes realidades: 1) Su extraordinaria humildad al asumir el papel de esclavo; 2) El servicio. Jesús dijo: ‟El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos”; 3) Purificación y confesión – Jesús lavó los pies de los Apóstoles, ¡Jesús lava nuestras almas de nuestros pecados con su Preciosa Sangre cada vez que hacemos una buena confesión!
4. EL ÚLTIMO MANDAMIENTO. ‟Ámense los unos a los otros como Yo los he amado.” En la Última Cena, Jesús nos dio su último y más grande mandamiento, el Mandamiento de Amor. El amor no es sólo un sentimiento sino es obediencia a la voluntad de Dios. En otro pasaje Jesús dice: ‟Si me aman, guarden mis mandamientos.” Uno de los signos más elocuentes del verdadero amor es la capacidad de sufrir y la disponibilidad de espíritu de sacrificio por el ser querido. Si contemplamos a Jesús en la Cruz, contemplamos el amor. San Francisco de Sales hablo sobre el character principal del amor con estas palabras: ‟La medida del amor a Dios es amarlo sin medida.” Lea y reflexione el más grande himno de amor escrito por san Pablo – 1 Corintios 13.
5. JUDAS. La figura nefaria y angustiante de Judas está presente en esta escena. Jesús hace la profecía que uno de los doce lo traicionará, el que mojará el pan en el mismo plato. Judas come el bocado; el diablo entra en él. Se levanta y sale deprisa a la oscuridad de la noche. La palabra ‟noche” tiene dos sentidos: primero la oscuridad por ser de noche, pero segundo se refiere a la oscuridad en que entra el alma cuando se aleja Jesús. Jesús es la ‟Luz del mundo”. El que deja a Jesús, deja la luz y camina en las tinieblas. Judas traicionó a Jesús por treinta monedas de plata; cae en desesperación y acaba con su vida colgándose de un arbol. El arzobispo Fulton J. Sheen dice que la verdadera razón detrás la traición de Judas es porque ‟se desenamoró de Jesús”. Roguemos a Dios que cada día que pasa nos enamoremos más de Cristo y seamos fieles a nuestra Hora Santa para nunca sufrir del ‟mal de Judas.”
6. LA TRIPLE NEGACIÓN DE PEDRO. En la contemplación anterior, meditamos la traición de Judas. Jesús también profetizó la deserción de todos los Apóstoles – dijo que esa misma noche todos lo abandonarían. Pero Pedro, con la espontaneidad que le caracteriza, orgullosamente dice que aunque los otros le abandonen, él no, que el lo seguiría aún hasta la muerte. Jesús le replica: «Antes que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces». Uno de los mensajes centrales de este pasaje es el peligro de la presunción. No debemos confiar en nuestras propias fuerzas. Porque como Pedro, somos propensos a caer. San Felipe Neri decía: ‟Ese sería yo si no fuera por la gracia de Dios.” Recordemos también las palabras de san Pablo: ‟Así, pues, el que crea estar en pie tenga cuidado de no caer.”
7. LA ÚLTIMA CENA Y LA EUCARISTÍA. En la Última Cena (la primera Misa) Jesús nos otorga el don más grande – la Santa Eucaristía. Jesús tomó pan, lo bendijo y lo dio a sus discípulos diciendo: ‟Tomad y comed este es mi Cuerpo… Tomad y bebed, esta es mi Sangre… Hagan esto en conmemoración mía.” Jesús en es momento instituyó el Sacramento de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad… Jesús instituyó el más grande Sacramento por amor a la humanidad, por amor a ti y amor a mi.” La palabra Eucaristía significa ‟acción de gracias”; en esta meditación dejemos que nuestro corazón rebose de agradecimiento a Jesús por tan sublime don. Hagamos una visita a Jesús Sacramentado y recibámoslo en la Santa Comunión con gran amor.
8. EL SACERDOCIO. ¡En la Última Cena Jesús instituye el Sacramento de la Orden Sacerdotal para perpetuar la Santa Eucaristía! Este sacramento instituido por Cristo, confiere a un hombre el poder de consagrar y ofrecer el Cuerpo y la Sangre de Cristo en la Santa Misa. Pidamos por nuestros sacerdotes y por nuestros obispos. Oremos también por futuras vocaciones al sacerdocio. La cosecha es abundante pero los obreros pocos. Pidamos al Dueño de la mies que mande a obreros para cosechar almas para Dios.
9. LA VID Y LOS SARMIENTOS. Dentro del contexto de la Última Cena, Jesús da un hermoso y sublime discurso – Juan 13, 17. En el Evangelio de san Juan, cápitulo 15, Jesús dice que nosotros somos los sarmientos y Él la vid. ¡Pero podríamos tambien ser sarmientos secos! Pero la oración nos debe transformar. Nos debe hacer partícipes de la vida de Cristo para así poder compartirla a los demás. Jesús nos llama a que demos fruto, y fruto en abundancia. San Agustín lo expresó con esta firmeza: ‟Señor, córtame en esta vida, quémame ahora, pero sálvame para la eternidad.” Uno de los medios más eficaces para producir abundantes frutos es recibiendo la Santa Eucaristía con ¡fervor, frecuencia y fe!
10. UNA ACTITUD DE GRATITUD. Antes de concluir estas meditaciones, piense en todas las bendiciones dadas por Jesús el Jueves Santo y concluya dando gracias a Dios. Por la Última Cena – Señor te doy gracias. Por el gran Mandamiento de Amor – Señor te doy gracias. Por el don más sublime de la Santa Eucaristía, tu Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad – Infinitamente te doy gracias Señor mio y Dios mio. Por el don del sacerdocio que perpetua el Don de la Eucaristía – Te doy gracias Señor. Por perseverar en la gracia y por el don de Tu misericordia – ¡Gracias Señor!
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