Memoria de San Atanasio, obispo y doctor de la Iglesia
LECTURAS DEL DIA | 1 DE MAYO 2022
Tercer Domingo de Pascua
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
DOMINGO, 1 de mayo Jn. 21, 1-19 Verso del aleluya: «Ha resucitado Cristo, que hizo todas las cosas; se ha apiadado de todos los hombres».
«Cuando terminaron de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres más que éstos?» Simón Pedro le respondió: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: ‘Apacienta mis corderos'».
Jesús le hará esta pregunta a Pedro dos veces más, en reparación por las tres veces que Pedro negó conocer a Jesús en el patio del Sumo Sacerdote.
Jesús nos hace la misma pregunta: «¿Me amas?» El amor se demuestra con hechos, no con palabras. Por eso mismo, Jesús nos dejó el gran Sacramento de la Misericordia que llamamos Confesión. Es la invitación de Jesús a que mostremos cuánto le amamos confesando nuestros pecados y pidiendo perdón a través del Alter Christus – «otro Cristo»-, el Sacerdote debidamente ordenado.
Y cuando nos hemos confesado, Jesús nos dice, como le dijo a Simón Pedro: «Apacienta mis corderos»… «Apacienta mis ovejas»… pues todos estamos llamados a trabajar en la viña con Jesús para ayudar a salvar muchas almas llevándolas a su misericordia sanadora.
LA CONFESIÓN Y LA MISERICORDIA SANADORA DE DIOS por el P. Ed Broom, OMV
Uno de los mayores regalos que nuestro misericordioso Salvador dio al mundo fue el Sacramento de la Confesión. Jesús se acercó a los Apóstoles, luego sopló el Espíritu Santo sobre los Apóstoles y dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados; a quienes se los retengáis, les serán retenidos». (Jn. 20:21-23)
En ese momento, con estas palabras y el soplo del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, Jesús instituyó el Sacramento de su Infinita Misericordia, que llamamos Sacramento de la Confesión, Penitencia, Reconciliación y Perdón.
En este breve ensayo, queremos animar a todos a tener una gran confianza en la misericordia de Jesús y a acercarse con confianza, seguridad, humildad y fe al Sacramento de la Confesión. Ofreceremos diez breves palabras de aliento y sugerencias para ayudarnos a recibir este gran Sacramento.
Confianza en la infinita misericordia de Dios
Jesús se quejó a Santa Faustina diciendo que el mayor pecado que más hiere su Sagrado Corazón es la falta de confianza en su infinita misericordia. Jesús dijo que si un pecador tuviera tantos pecados como los granos de arena en la orilla del mar, si simplemente confiara en la misericordia de Jesús, sería suficiente para borrar y tragar todos sus pecados en el océano de la infinita misericordia de Jesús. San Pablo nos recuerda: «Donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia». (Rm 5,20). En efecto, los mayores pecadores pueden convertirse en los mayores santos si simplemente confían sin reservas en la misericordia de Jesús. Los ejemplos abundan: María Magdalena, el Buen Ladrón, San Agustín, Santa Margarita de Cortona, San Ignacio de Loyola, San Camilo de Lelis, Santa María de Egipto, y muchos más.
Preparación
Prepárate bien para la recepción del Sacramento. De hecho, la Teología Sacramental enuncia este importante principio: uno recibe las gracias en proporción a la disposición de su corazón y a su preparación previa antes de recibir el Sacramento. Por tanto, ten a mano un buen cuaderno de Examen de Conciencia. Date tiempo para prepararte para el encuentro con tu amoroso y misericordioso Salvador. Haz tu examen en silencio para que puedas encontrarte con tu Salvador misericordioso en tu examen de conciencia. Escribe tus pecados en una hoja de papel para que cuando vayas al sacerdote, que representa a Cristo, no te quedes en blanco debido al nerviosismo. Normalmente, cuanto mejor sea la preparación, mejores serán los resultados, como ocurre en cualquier práctica.
Encuentro personal con Cristo
Esfuérzate por comprender que nuestra religión es fundamentalmente una relación personal y de amistad con Jesús. En efecto, Jesús es el amigo que nunca nos fallará. Si podemos entender que la esencia del pecado es herir a Aquel que nos ama, a Aquel que desea una profunda amistad con nosotros, a Aquel que murió en la cruz por nosotros, será mucho más fácil evitar el pecado en el futuro. En la Última Cena, Jesús llamó a los Apóstoles sus amigos; ahora nosotros somos los amigos de Jesús. El pecado no es tanto romper una regla, sino romper el Corazón amoroso de Jesús, nuestro mejor y más verdadero amigo.
Apreciar el sacramento, las gracias y las oportunidades
Un peligro constante para los católicos practicantes es dar por sentado los Sacramentos. Al igual que en un matrimonio, en el que siempre es posible dar por sentado al cónyuge, podemos dar por sentado a Jesús y sus Sacramentos. Nuestra actitud debe ser tal que cada vez que recibimos la Eucaristía, así como la Confesión, la recibimos como si fuera nuestra última vez y fuéramos a ser juzgados por la forma en que la recibimos. Confirma esto el letrero en algunas sacristías que recuerda al sacerdote: «¡Diga la misa como si fuera su primera misa, su última misa y su única misa! ¡Que nos esforcemos por recibir la Confesión como si fuera nuestra primera, nuestra última y nuestra única Confesión, cada vez que nos acerquemos a este gran Sacramento de la Misericordia de Dios!
El firme propósito de la enmienda
Hay cinco pasos para hacer una buena confesión:
Examen de conciencia.
Dolor por el pecado.
Firme propósito de enmienda.
Confesión de los pecados al sacerdote.
Cumplir la penitencia dada por el sacerdote.
Respecto al tercer paso, en muchos penitentes este paso debe ser mejorado. Con esto queremos decir que para confesarse bien debe haber un compromiso firme por nuestra parte de evitar cualquier persona, lugar, cosa o circunstancia que pueda llevarnos a las trampas del pecado. Esto exige autoexamen, autoconocimiento, humildad y fortaleza. También exige rebobinar la película de nuestra vida para ver dónde, por qué, cuándo, cómo y, a veces, con quién hemos caído en el pecado. Hay muchos refranes que lo confirman: «Quien no conoce la historia está condenado a repetir los mismos errores». Sócrates afirmaba: «Una vida no examinada es una vida que no vale la pena vivir».
Un proverbio clave de los Padres del Desierto lo dice en dos sucintas palabras: ¡Conócete a ti mismo! Si quieres, utiliza esta imagen de Superman: tenemos que conocer nuestra propia kriptonita, es decir, nuestro punto débil. O nuestro propio talón de Aquiles.
Reza por el Sacerdote Confesor
En una ocasión, Santa Faustina salió del confesionario y se sintió intranquila, sin la paz que habitualmente experimentaba después de hacer la Confesión Sacramental. Jesús se le apareció y le dijo que la razón de esta falta de paz era porque no había rezado por el sacerdote confesor antes de entrar en el confesionario. Una breve oración por el sacerdote confesor -un Ave María, o una oración al Espíritu Santo, o una oración al ángel de la guarda del sacerdote- puede mejorar drásticamente la confesión. ¡Pruébalo!
Cualidades de una buena confesión
En el Diario de Santa Faustina: La misericordia divina en mi alma, Jesús destaca tres condiciones indispensables para una buena confesión. Son: transparencia, humildad y obediencia. Cuando nos confesamos con el sacerdote, que realmente representa a Jesús, el Médico Divino, debemos ser lo más claros y transparentes posible. Luego, nunca debemos tratar de justificar, racionalizar o culpar a otros por nuestros pecados, es decir, debemos ser humildes. Por último, debemos obedecer cualquier consejo que nos dé el sacerdote, reconociendo que éste actúa en la persona de Cristo.
Confesar con frecuencia
Es de capital importancia en la vida espiritual recibir bien los sacramentos, pero también con gran frecuencia. La Iglesia permite, y anima, a confesarse con frecuencia como un medio muy eficaz para crecer en santidad. Una vez al mes está bien; cada dos semanas es mejor. Algunos incluso encuentran beneficioso confesarse una vez a la semana. Uno está obligado a confesar los pecados mortales dando su número y especie (tipo). Sin embargo, los santos y los papas nos animan a confesar incluso los pecados veniales, lo que se llama «Confesión de devoción» o «Confesión devocional», como medio para crecer en gracia y santidad. Llendo un paso más allá, también se pueden confesar los pecados mortales pasados previamente confesados y perdonados, con renovado dolor, como una Confesión de devoción. ¿Por qué hacer esto? Con demasiada frecuencia los pecados, especialmente los graves, dejan una costumbre o una mancha muy arraigada en nuestra alma que nos atrae a cometer esos pecados de nuevo. La confesión de los pecados pasados ya perdonados, especialmente de los que más nos atraen, sirve para expurgar y eliminar gradualmente la atracción y la mancha de esos pecados. Una severa advertencia: debemos evitar a toda costa hacer confesiones mecánicas, rutinarias o superficiales, es decir, confesar los pecados sin ningún propósito firme de enmienda, ya que, como se ha señalado anteriormente, el propósito firme de enmienda es uno de los requisitos de una buena confesión. Dicho esto, si nos confesamos bien y con frecuencia, con el tiempo pecaremos menos gravemente y con menos frecuencia por la gracia de Dios y nuestra buena voluntad.
Aclarar las dudas
Si es tal la confusión, la duda o la incertidumbre sobre un asunto moral o un comportamiento personal que te molesta, entonces debes ser humilde y directo al pedir a un buen confesor que aclare la duda lo antes posible. En otras palabras, la teología moral nos enseña que nunca debemos actuar en base a una conciencia dudosa. Por el contrario, debemos aclarar la cuestión moral con nuestro confesor antes de realizar cualquier acción. Tener una conciencia bien formada, tener una conciencia pura y clara, y tener paz interior en el alma son los mayores regalos que uno puede experimentar a este lado del cielo.
Acción de gracias
Una vez que hayas terminado tu confesión, asegúrate de agradecer abundantemente al Señor por su infinita misericordia, por su bondad, por su compasión, por el gran regalo del Sacramento de la Confesión. El Señor se alegra de los corazones de las almas generosas que le dan gracias constantemente. Que la oración del salmista sea nuestra oración: «Dad gracias al Señor porque es bueno; su misericordia es eterna». (Sal 136,1)
LECTURAS DEL DIA | 29 DE ABRIL 2022
Memoria de Santa Catalina de Siena, Virgen y Doctora de la Iglesia
LECTURAS DEL DIA | 28 DE ABRIL 2022
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
JUEVES, 28 de abril Jn 3, 31-36 «Crees en mí, Tomás, porque me has visto, dice el Señor; dichosos los que no han visto, pero creen».
Que pidamos con insistencia la creencia y la confianza de un niño inocente en nuestro caminar con Cristo por esta vida.
LECCIONES DEL NIÑO JESÚS: LA SABIDURÍA DE DIOS Por el P. Ed Broom, OMV
Jesús lo dijo muy claramente: «Si no os hacéis como niños, no podréis entrar en el Reino de los Cielos». (Mt 18,3) Además, en una ocasión en la que los Apóstoles trataban de impedir que los niños se acercaran a Jesús, el Señor dijo enérgicamente: «Dejad que los niños se acerquen a mí y no se lo impidáis, porque el reino de los cielos es de los que se acercan a ellos». (Mt 19,14)
NUESTRA SEÑORA DE FATIMA Y LOS NIÑOS Una de las más famosas apariciones modernas aprobadas es la de Nuestra Señora de Fátima. Dios envió a Su Madre desde el cielo a un pequeño pueblo de Portugal, Fátima, en el año 1917, seis veces desde el 13 de mayo hasta el 13 de octubre. ¿A quién se le apareció la Virgen? ¿A los brillantes? ¿A los estudiosos? ¿A los ricos e importantes? ¿A los llamativos y ostentosos? A ninguno de ellos se le apareció la Virgen. Al contrario, se apareció a tres niños pequeños, cuidadores de ovejas y sin educación formal. Los caminos de Dios no son los nuestros, ¡es cierto!
EL DESIGNIO PROVIDENCIAL DE DIOS Dios podría haber elegido posibilidades ilimitadas para rescatar o salvar a la humanidad después del pecado de nuestros primeros padres, Adán y Eva, el pecado que llamamos Pecado Original. Dios podría haber venido como un rey poderoso, o como un rico millonario, o como un genio brillante, o de una plétora de otras formas llamativas y fantásticas. Pero no. Los caminos de Dios son tan diferentes de los nuestros como los cielos están por encima de la tierra. En su designio providencial, Dios quiso salvar al mundo por medio de lo que los teólogos llaman La Encarnación -¿qué significa? Que Dios quiso convertirse en uno de nosotros, en un hombre como todos nosotros, con una excepción: nació sin pecado, vivió una vida sin pecado y murió en la cruz para salvarnos de nuestros pecados.
COMO UN NIÑO. Además, Dios quiso entrar en el mundo por el mismo medio por el que nosotros entramos en el mundo: a través de una mujer. Dios eligió a María para que fuera el canal por el que entraría en la humanidad. La Siempre Virgen María concibió a Jesús por el poder del Espíritu Santo y mantuvo su virginidad incluso en el momento de dar a luz a Jesús.
JESÚS EL NIÑO – EL HIJO DE DIOS Jesús fue el niño nacido de María. Esta Virgen Madre lo tomó en sus tiernos brazos, lo envolvió en pañales y lo acurrucó junto a su purísimo e Inmaculado Corazón. Luego, María colocó a Jesús sobre el heno en el pesebre. La palabra pesebre viene del francés y significa comer. Era el
comedero de los animales. Más tarde, como hombre, Jesús desafiaría a la gente a alimentarse de su Cuerpo y de su Sangre, si querían vivir, y vivir para siempre. «Yo soy el Pan de la vida. El que coma mi Cuerpo y beba mi Sangre tendrá vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.» (Jn 6,22-71-Discurso del pan de vida)
BELÉN: CASA DEL PAN. No hay casualidades ni circunstancias imprevistas en el designio providencial de Dios. La palabra Belén significa en realidad Casa del Pan. No es de extrañar que Jesús, que nació en la ciudad de La Casa del Pan, se declare a sí mismo El Pan de la vida y nos desafíe a que nuestra salvación eterna dependa de que lo consumamos en la Misa y en la Sagrada Comunión como El Pan de la vida.
LAS IMPORTANTES LECCIONES DEL NIÑO JESÚS
Hay muchas lecciones que aprender de Dios haciéndose hombre, estando en el vientre de María durante nueve meses, y finalmente naciendo como un pequeño Bebé. Excavemos en esta mina de oro y saquemos abundantes tesoros para nuestra meditación e imitación, transformación, santificación, y perseverancia. ¿Cuáles son, pues, las lecciones del Niño Jesús?
DEPENDENCIA. Aunque el Niño Jesús era Dios, el Hijo de Dios hecho hombre, se hizo totalmente dependiente de los demás, muy especialmente de María y de San José. Jesús viviría esta actitud de dependencia de su Padre Celestial durante todo el transcurso de su vida. En nuestra vida espiritual debemos desarrollar y cultivar una dependencia infantil de Dios en todo momento, lugar y circunstancia. En el Sermón de la Montaña, Jesús nos desafía a confiar en nuestro Padre Celestial contemplando la naturaleza: los lirios del campo y las aves del cielo, que no siembran ni cosechan y, sin embargo, son abastecidos. (Mt 6:25-34). En su vida pública, Jesús no tuvo un hogar permanente diciendo: «Las zorras tienen sus madrigueras y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». (Lc 9,58) Aun así, las necesidades de Jesús estaban cubiertas.
HUMILDAD. La pequeñez del Niño Jesús es un extraordinario ejemplo de humildad. Dios ama a los humildes, pero derriba a los poderosos de sus tronos. (Magnificat de María, Lc 1,52) Eligió al publicano antes que al fariseo, la humildad antes que el orgullo desmedido. (Lc 18,9-14) Siendo ya un hombre adulto, en una ocasión Jesús describió su Sagrado Corazón con dos descripciones: «Soy manso y humilde de corazón». (Mt 11,29) La arrogancia, el engreimiento, la altanería y la prepotencia, son ajenos a la persona del niño, y muy especialmente del Niño-Jesús. ¡Que Él nos inspire a llevar una vida de gran humildad!
LA POBREZA. Una vez más, aunque Jesús fue, es y será siempre Dios, la segunda Persona de la Santísima Trinidad, eligió entrar en los portales de este mundo no en un palacio, castillo o mansión opulenta. Por el contrario, entró en este mundo naciendo en un establo que servía de refugio para animales. ¡Buena parte del calor de aquella pequeña cueva procedía del calor generado por la presencia y el aliento de los animales que allí se encontraban! ¡Qué sencillo y humilde! Debemos aprender que perseguir el dinero, las posesiones, el poder y la estima no nos llenará de auténtica alegría. El placer, sí, pero la verdadera alegría, no. El Niño Jesús, nacido en un establo de Belén, nos enseña a encontrar la verdadera felicidad no en el mundo creado, sino en el Creador del mundo: Jesús, el Señor. El venerable arzobispo Fulton Sheen lo escribió con gran elocuencia: El Creador del universo no tenía lugar para nacer en su propia creación.
INOCENCIA. En un mundo en el que la inocencia se está perdiendo incluso entre los niños debido al uso incontrolado de la tecnología moderna y las falsas ideologías, el Niño Jesús nos enseña de forma clara e inequívoca la importancia de esforzarnos por vivir una vida de inocencia, libre de pecado. Más aún, el Niño Jesús inocente en los brazos de la Madre María, nos desafía a esforzarnos por proteger la inocencia de nuestros hijos amenazada por tantos lobos modernos.
SENCILLEZ INFANTIL: INSPIRAR CONFIANZA. En el mundo excesivamente complicado que hemos creado, todos deberíamos anhelar un estilo de vida más sencillo, humilde, frugal y transparente, además de desprendido. Modelos para nosotros serían San Francisco de Asís, Santa Madre Teresa de Calcuta y los niños de Fátima -Santa Jacinta Marto, San Francisco Marto y su prima Lucía De los Santos-. Contemplando al Niño Jesús que descansa apaciblemente en los brazos de María, su amorosa Madre, aprendamos a esforzarnos por la pobreza evangélica y la sencillez de vida. San Ignacio de Loyola señala que nadie tiene miedo de acercarse a un pequeño e inocente Bebé -un guerrero fuerte y agresivo, sí- pero no un inocente Bebé.
Que el Niño Jesús, que descansa en los brazos amorosos y tiernos de su Madre María, nos inspire una mayor confianza y una mayor dependencia de Dios, con mayor humildad, mayor sencillez y una vida de desprendimiento de las cosas, para que podamos estar totalmente anclados y enraizados en Dios.
LECTURAS DEL DIA | 27 DE ABRIL 2022
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