XXXI Domingo ordinario
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
Domingo, 31 de octubre Lc. 14, 1, 7-11 Jesús dijo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas». La segunda es ésta: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».
Los tres enemigos de nuestra alma atacan implacablemente para impedir que vivamos los estos dos Grandes Mandamientos dados por Jesús y citados anteriormente. ¿Cuáles son estos enemigos? El diablo, el mundo y nuestra propia carne débil. El principal impulsor e instigador es el diablo. Por lo tanto, el Padre Ed nos da el siguiente tutorial para resistir los ataques del diablo.
CINCO MANERAS DE RESISTIR LOS ATAQUES DEL DIABLO por el P. Ed Broom, OMV
El diablo es la antítesis de Dios. La Carta de San Juan describe a Dios como el Amor. El diablo, por el contrario, es la personificación del odio; el diablo odia a Dios, odia a toda la humanidad y a todos nosotros individualmente, y el diablo se odia incluso a sí mismo.
Lucifer y los demás demonios que lo acompañan son ángeles caídos. (Apocalipsis 12) Aunque los demonios son el mal encarnado, sus intelectos siguen siendo muy agudos, aunque inclinados a la perversidad, el mal y la destrucción. Tramando y conspirando día y noche, el diablo se esfuerza por utilizar todas sus astutas estrategias para arrastrarnos a las llamas eternas del infierno para siempre.
Siendo este el caso, ofrezcamos una presentación de cinco de las herramientas más comunes que el diablo tiene en su arsenal para tentarnos, y luego cinco de las armas más eficaces que podemos utilizar para ganar la batalla: la salvación de nuestra alma inmortal y de aquellos confiados a nuestro cuidado y providencia.
CINCO HERRAMIENTAS DESTRUCTIVAS EN EL ARSENAL DEL DIABLO…
1. Desolación
San Ignacio de Loyola reitera en las Reglas para el Discernimiento de Espíritus, así como en la meditación de las Dos Normas, la importancia de la vigilancia. Es decir, debemos estar constantemente atentos al estado interior de nuestra vida emocional para detectar cuándo estamos en un estado de desolación, pues es entonces cuando el enemigo de nuestra salvación eterna -el diablo y su ejército- levantan sus arcos y flechas, sus rifles, sus ametralladoras para disparar a matar. Por eso, con la conciencia atenta de estar en estado de desolación, podemos resistir los engaños del enemigo con mayor valor e inteligencia para no sucumbir a sus astutos ataques.
2. La kriptonita: Nuestro principal punto débil
Los deportistas estudian a sus adversarios para detectar su punto débil y derrotarlos. En un debate, descubrir un punto débil en el argumento del adversario puede suponer la victoria. Los soldados utilizan tácticas militares para descubrir el punto vulnerable del enemigo y así derrotarlo.
Lo mismo ocurre con nosotros: todos tenemos nuestra propia kriptonita. ¿Por qué la palabra kriptonita? Superman era una fortaleza impenetrable con una excepción: cuando se exponía a la kriptonita; entonces se volvía tan débil como cualquier ser humano.
Los Padres del desierto acuñaron este adagio, útil para el combate espiritual: conócete a ti mismo.
3. El entorno social
Vivimos en un entorno muy desafiante, más desafiante que en siglos anteriores. El mundo del trabajo, el entorno social, los medios de comunicación social, el entretenimiento y, a menudo, incluso el contexto familiar dan al diablo una puerta abierta para las tentaciones. Por ejemplo, con Internet existe la tentación constante de ver material nocivo y venenoso; el diablo se aprovecha de ello. Las fiestas pueden ser provocativas con la inmodestia, la bebida y la proliferación de drogas. Incluso en el lugar de trabajo, una tentación, detrás de la cual está acechando el diablo, es caer en la deshonestidad en muchas formas diferentes.
4. Proliferación demoníaca de la impureza
Hace más de 100 años, Nuestra Señora de Fátima afirmó tristemente que la mayoría de las almas se pierden para siempre debido a los pecados contra el 6º y el 9º Mandamiento, es decir: los pecados contra la virtud de la pureza o castidad. En el entorno social actual, nadie con razón podría dejar de admitir que esta situación se ha agravado y se ha deteriorado hasta llegar a lo más bajo con respecto a la virtud de la pureza. La impureza implica pecados de la carne, y aunque el demonio es puro espíritu, sin embargo, una vez más, entre bastidores, sabe atizar el fuego.
5. El diablo de la desesperación
Jesús reveló a la moderna mística-santa Faustina Kowalska en «Diario: La Divina Misericordia en mi alma» que el peor de todos los pecados y ofensas contra Dios es la falta de confianza en su infinita misericordia y sucumbir a la desesperación. Una vez más, detrás de la escena está la presencia nefasta, insidiosa y maliciosa del diablo y sus secuaces. El verdadero y peor pecado de Judas Iscariote, que se ahorcó después de traicionar a Jesús, fue su desesperación, su incapacidad para pedir perdón y confiar en la Misericordia Infinita del Corazón de Jesús. Con el demonio en segundo plano, pero realmente presente incitándonos, muchos en nuestra sociedad moderna han abandonado toda esperanza y confianza en el Amor y la Misericordia de Jesús nuestro Salvador y en el poder maternal de intercesión de María.
CINCO MANERAS DE RESISTIR AL DIABLO…
Hemos hablado de cinco de las principales tentaciones del demonio, que, en palabras de San Pedro, merodea como un león rugiente buscando a quién devorar. (1 Pe. 5:8) En realidad, el demonio nunca se toma un descanso, ni tiene un año sabático, ni se va de vacaciones. Trabaja día y noche, en nuestros hogares, en las calles, en los lugares de trabajo, en las iglesias y monasterios, en todos los lugares para ganar su premio: la condenación eterna de las almas.
Por lo tanto, ofrezcamos un contraataque, nuestra estrategia de defensa. Vamos a dar cinco herramientas para ganar el combate contra el demonio, al que Ignacio llama el enemigo de nuestra salvación.
1. La oración ferviente
Por muy poderosas, insistentes, insidiosas y astutas que sean las tentaciones del diablo, si recurrimos a la oración frecuente, ferviente, humilde y perseverante, la victoria será definitivamente nuestra sobre el diablo y su ejército. El mejor ejemplo es el de Jesús en el Huerto de Getsemaní, tal como se presenta en la película La Pasión de Cristo. Jesús reza con tanto fervor que suda enormes gotas de sangre. Luego se levanta para aplastar al diablo con el talón de su pie. ¡La oración puede conquistarlo todo!
2. La práctica de la penitencia
Jesús fue tentado por el diablo en el desierto durante cuarenta días y cuarenta noches. En su prueba y estancia en el desierto, Jesús dedicó básicamente sus esfuerzos a dos actividades: la oración ferviente y la penitencia intensa: Jesús ayunó durante cuarenta días y cuarenta noches. Como resultado, cuando el diablo intentó tentar a Jesús «para que convirtiera las piedras en pan», Jesús respondió: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». (Mt. 4:3-4)
Los intentos del demonio se vieron frustrados, fracasaron estrepitosamente. En otro pasaje bíblico, cuando los Apóstoles preguntaron al Señor por qué no podían expulsar a los demonios, Jesús respondió «Ésos sólo se pueden expulsar con la oración y el ayuno». (Mt. 17:21) Por lo tanto, si logramos impregnar nuestra vida con al menos pequeños actos de penitencia y mortificación, ¡podremos mantener a raya al demonio y a las tentaciones!
3. Dirección espiritual periódica y transparencia
Tanto San Ignacio de Loyola como Santa Teresa de Ávila insisten en la extrema necesidad de la dirección espiritual en la búsqueda de la santidad. Todos tenemos puntos ciegos que sólo pueden ser detectados con la ayuda de un director espiritual capacitado. Pero, sobre todo, es indispensable abrir nuestra alma y nuestra conciencia atribulada a un director espiritual preparado cuando nos encontramos en la confusión o en medio de una tormenta espiritual.
Esta es la Regla clásica en el esquema de las Reglas para el Discernimiento de Espíritus de San Ignacio de Loyola. El demonio quiere que mantengamos ocultas nuestras tentaciones; si lo hacemos, el enemigo puede transformar fácilmente un grano de arena en una montaña, un pequeño corte en una infección gangrenosa.
4. Nunc Coepi -¡Vuelve a empezar!
Al ser débiles y estar expuestos a muchas tentaciones, puede ocurrir que nos derrumbemos y capitulemos ante las insidiosas e insistentes murmuraciones del diablo. Sólo Dios es perfecto y todos somos pecadores, ojalá en el camino hacia la santidad.
Un ataque muy feo pero omnipresente del demonio es precisamente éste: después de caer en el pecado, nos entregamos a la desesperación y perdemos la esperanza de la salvación. O puede ser el complejo de la borrachera. Con esto nos referimos a la tentación diabólica que podría expresarse así «Ya caíste, por qué no volver a caer -beber, porno, drogas, gula, promiscuidad, etc.».
El verdadero soldado de Jesús, después de una caída, no caerá en la desesperación, ni tirará la toalla, ni sucumbirá a hundirse más en el fango del pecado. Todo lo contrario. Reconocerá humildemente su caída, recurrirá a la Confesión Sacramental y volverá a empezar.
En palabras del Fundador de la Congregación de los Oblatos de la Virgen María, el Venerable Bruno Lanteri: Nunc Coepi -¡Comenzar de nuevo! Los brazos del Padre Amoroso del Hijo Pródigo están siempre abiertos de par en par para recibirnos.
5. María
Jesús es el Rey y María es la Reina. En Guadalajara, México, hay un título digno de mención que se le da a María: «La Generala del Ejército». En nuestra lucha constante contra el demonio y su ejército debemos recurrir a María.
Debemos consagrarnos a María, llevar el Escapulario de María, rezar el Santísimo Rosario a María y, sobre todo, en los momentos de tentación, invocar el Santo Nombre de María. Si se hace, la victoria será nuestra por la poderosa intercesión de María.
«¡María invoca; María cogita!» Invoca el Santo Nombre de María, piensa a menudo en María, ¡y la victoria será seguramente nuestra!
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