Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

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Nov 10 2021

LECTURAS DEL DIA | 10 DE NOVIEMBRE 2021

Memoria de San León Magno, Papa y doctor de la Iglesia

«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)    

MIÉRCOLES, 10 de noviembre Lc. 17, 11-19 «Diez quedaron limpios, ¿no? ¿Dónde están los otros nueve? ¿No ha vuelto ninguno más que este extranjero a dar gracias a Dios?»

Es importante entender por qué Jesús está decepcionado, incluso triste. ¿Crees que buscaba la gloria? ¿O al menos los buenos modales de un «gracias»? Para encontrar la respuesta debemos entender por qué fuimos creados.

Fuimos creados por Dios con un propósito: entrar en relación con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, una relación de amor, de amistad, de familia. ¡Esta es la verdad que define quiénes somos!  

¡Esto lo cambia todo! Esto cambia cómo vemos a Dios y cómo nos vemos a nosotros mismos. Cómo vemos la vida, cómo vemos la muerte y cómo vemos la eternidad. El P. Ed nos ayuda a entender cómo crecer en la amistad con Jesús.

CINCO FÁCILES PASOS PARA EMPEZAR A VER A JESÚS COMO TU SEÑOR Y AMIGO por el P. Ed Broom, OMV

Buen Pastor; Pan de Vida; Cordero de Dios; Camino, Verdad y Vida; Luz del mundo; Alfa y Omega; Principio y Fundamento; Cristo, Hijo de Dios vivo; Redentor y Salvador; Amigo fiel; Hijo del Padre; Hijo de la Virgen María: todos ellos son títulos cristológicos. Cada uno de estos títulos refleja un aspecto único y glorioso de Jesús. Él es Señor, Dios y Salvador y anhela ardientemente ser nuestro amigo en el tiempo y en la eternidad.

Por lo tanto, nos gustaría ofrecer algunos pasos concretos que podemos dar de inmediato para construir una Amistad fuerte, dinámica y permanente con Jesús, que sí es el Amigo que nunca nos falla, y que anhela ser nuestro Amigo en el Cielo por toda la eternidad.

El sentido común nos enseña que es totalmente imposible amar a una persona si esa persona es totalmente desconocida para nosotros. Por eso, en la composición de los Ejercicios Espirituales, el retiro de un mes completo, San Ignacio anima al ejercitante a pasar de 11 a 12, o incluso 13 días, con el único propósito de contemplar la vida de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Así, el ejercitante puede pasar de cuatro a cinco horas diarias contemplando la vida pública de Jesús durante cerca de dos semanas. La gracia que San Ignacio insiste en que los ejercitantes pidan es la siguiente: «Conocimiento íntimo de Jesús, para que le amemos más ardientemente, y le sigamos más de cerca».

Imagínate pasar de 50 a 60 horas durante dos semanas contemplando la Vida Pública del Señor Jesús en silencio y con el corazón abierto. ¿Cuáles serían los frutos de tal ejercicio espiritual? Sin duda, sería una amistad personal y dinámica con Jesús.

Dicho esto dejemos caer las redes en el abismo infinito de la Persona de Jesús el Señor, Jesús nuestro Dios, Jesús nuestro Salvador, Jesús nuestro Redentor, Jesús el Hijo de María, y Jesús que desea ser y de hecho será nuestro Mejor Amigo en el tiempo y por toda la eternidad.

1. Conocer los Evangelios

El punto de partida para conocer al Señor Jesús debe ser con los Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y San Juan. No deben ser leídos como literatura, poesía o como una mera búsqueda pagana o secular de conocimiento. Todo lo contrario, los Evangelios deben ser leídos, o mejor aún, meditados y rezados para llegar a conocer, amar y seguir a Jesús.

2. ¿Un método de oración?

Sí, hay muchos métodos de oración, pero nos gustaría sugerir un método breve, sencillo y práctico para abrir la puerta al conocimiento y a la amistad con Jesús a través de la meditación de la Palabra de Dios en nuestro corazón, como la Virgen María.

a) REZAR PRIMERO. Antes incluso de abrir el Evangelio, pide al Espíritu Santo luz y amor en tu meditación bíblica.

b) LEER. Lee despacio con la docilidad de Samuel en el Templo: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha».

c) PIENSA. Como la Santísima Virgen María piensa, reflexiona, rumia la Palabra de Dios. En otras palabras, acepta la lucha que supone comprender la Palabra de Dios.

d) ABRE TU CORAZÓN: HABLA. Abre tu corazón y habla con el Señor Jesús. Deja que los sentimientos de tu corazón fluyan libremente mientras hablas con el Señor.

e) AMIGOS. Santa Teresa de Ávila compara la oración con la amistad. Habla con Jesús sobre lo que tienes en tu mente y en tu corazón relacionado con la Palabra de Dios que estás leyendo.

f) NOTAS: Cuando hayas terminado tu tiempo de oración, anota durante unos minutos en tu diario de oración las luces, pensamientos, intuiciones, inspiraciones, consuelos que Dios te ha dado.

g) ACCIÓN. A continuación, trata de poner en práctica lo que Dios te ha dado. En otras palabras, pasa del corazón y la mente a los pies: ¡pon en práctica la Palabra!

3. Comentarios bíblicos

Otra herramienta muy útil para conocer mejor a Jesús y amarlo con gran pasión es hacerse con un buen comentario bíblico. Hay muchos, pero me gustaría ofrecer simplemente una fuente ¡¡¡PATRÍSTICA!!! Con esto se quiere decir, profundizar en lo que algunos de los Padres de la Iglesia han predicado y escrito sobre la Vida de Cristo. ¿Quiénes son los Padres de la Iglesia? Existen tanto los Padres occidentales (latinos), como los Padres orientales de la Iglesia. Algunos nombres importantes entre los Padres occidentales: San Agustín, San Ambrosio, San Jerónimo, San Gregorio Magno. Algunos nombres importantes entre los Padres orientales: San Juan Crisóstomo, San Basilio, San Gregorio de Nicea, San Atanasio. Estás en un terreno sólido y seguro con los Padres de la Iglesia -tanto de Occidente como de Oriente-.

4. Un clásico moderno

En Sinu Jesu-Cuando el corazón habla al corazón: El Diario de un Sacerdote en Oración, un Monje Benedictino. Este clásico moderno puede encender un fuego en tu corazón por el amor a Jesús el Señor como tu 

mejor amigo. Escucha y medita un breve pasaje de este texto tan inspirador: 

«Escúchame. Ábreme el oído de tu corazón y te hablaré como te he prometido. Mi Corazón tiene mucho que decirte. Te instruiré. Te enseñaré. Te mostraré el camino que debes seguir. Mi corazón te anhela. Deseo tanto tu compañía». (En Sinu Jesu: página 21) 

Sin duda, una meditación lenta y orante de este texto te ayudará a conocer a Jesús como un Amigo íntimo, y empezarás a enamorarte de verdad del Señor Jesús. En el prólogo, el autor deja claro que este libro no es sólo para los sacerdotes, ¡sino para toda persona que desee sinceramente una creciente amistad con Jesús!

5. María: El atajo hacia el Sagrado Corazón de Jesús

Jesús es feliz cuando llegamos a conocer y amar a los que Él conoce y ama mejor. El primero de los amigos y amantes de Jesús es su propia Madre, la Santísima Virgen María. Conociendo a María, reflexionando sobre sus palabras y su vida ejemplar, nos sentiremos motivados a acudir a Jesús. La Virgen nunca impide la unión con Jesús, sino que fomenta una profunda unión con él. De hecho, las últimas palabras registradas de María en la Biblia están en el contexto de las Bodas de Caná. Las últimas palabras de María fueron: «Haced lo que Él os diga». (Jn. 2:5) El mejor consejo del mundo. 

En resumen, creced en el conocimiento y el amor a María, y ella os colocará en el Sagrado Corazón de nuestro Señor y Salvador Jesucristo en el tiempo y para toda la eternidad.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: LECTURAS DEL DIA

Nov 09 2021

LECTURAS DEL DIA | 9 DE NOVIEMBRE 2021

Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán

«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)    

MARTES, 9 de noviembre Jn. 2,13-22 «¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? …el templo de Dios, que sois vosotros, es santo».

¿Creemos en las palabras de Jesús? «Vosotros sois el templo de Dios». «El Espíritu de Dios habita en ustedes». El templo de Dios, que tú eres, es santo».

Creamos en las palabras de Jesús y sigamos el modelo que nos dejó en su Vida registrada en la Sagrada Escritura: Oración, Servicio/Caridad, Sacrificio y Sufrimiento. 

Oración: 1) Nuestra Hora Santa diaria, la Confesión frecuente (cada dos o tres semanas), la Misa diaria y la Sagrada Comunión tan a menudo como sea posible, un Rosario diario.

Servicio/Caridad: 2) Vivir nuestro día en servicio a todos los que encontramos en nuestra jornada según su necesidad y nuestro estado de vida, es decir, ¡capacidad de ayudar! 

Sacrificio o sufrimiento: 3) El ayuno voluntario, así como los sufrimientos que Dios permite que nos lleguen en el transcurso de nuestra jornada, y de nuestra vida.

Hoy nos centraremos en la Caridad, especialmente en el ámbito de la salvación. ¡¡¡Meditación oportuna en este mes de las Almas!!!

CONVIÉRTETE EN UN PUENTE SÓLIDO HACIA EL CIELO por el P. Ed Broom, OMV

¡Ayuda a las almas a alcanzar una muerte santa y feliz! En el proceso, salvaremos nuestra propia alma.

Santo Tomás de Aquino nos ofrece esta sucinta definición de la caridad (que por cierto significa amor sobrenatural); la caridad es querer el bien del otro. ¿Cuál sería entonces el mayor bien absoluto para el otro? 

A los ojos de Dios, con respecto a la persona humana, el mayor bien que ésta puede alcanzar es la salvación de su alma inmortal. Jesús expresó esta verdad con brillante claridad en estas inequívocas palabras «¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma? (Mt 16,26) 

Sólo hay dos caminos, dos senderos, dos destinos eternos, ¡y nada más! Jesús dice que el camino que lleva a la perdición es ancho y hay muchos que lo eligen. Jesús continúa diciendo que el camino que lleva a la vida eterna es estrecho y son pocos los que lo eligen, pues es el Camino de la Cruz. Es el Viernes Santo que conduce a la gloria de la Resurrección. En una palabra, o elegimos el camino estrecho de la cruz y seguimos a Jesús sin reservas y así alcanzamos el cielo; o elegimos el camino ancho de la facilidad, la comodidad, el lujo, el placer y el pecado, y perdemos nuestra alma en las llamas eternas del infierno, y esto es para siempre.

La gran masa de la humanidad vive para el mundo, para su glamour, su placer, su poder y su fama. Sus ojos se fijan sólo en lo que este mundo ofrece. Muy pocos, en efecto, tienen los ojos elevados a la realidad del Cielo, o se preocupan mucho por su destino eterno. La mayor tragedia del mundo es desperdiciar la salvación eterna. Qué ciertas son las palabras de Jesús: «¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero y perder su alma?» (Mc 8,36)

Siendo este el estado actual de las cosas, meditemos en oración sobre las Verdades Eternas, 

sobre la realidad de la muerte, el juicio, el cielo, el infierno y también, de importancia capital, la eternidad, es decir, por los siglos de los siglos. Pero esforcémonos por hacer todo lo posible para convertirnos en un sólido puente por el que muchos puedan cruzar de esta vida al Cielo para estar con el Señor Jesús y su Madre, y los ángeles y los santos por toda la eternidad. De hecho, ¿cuáles son los pasos prácticos que podemos dar para ayudar a los que están en la carretera del infierno y llegar al cielo?

1. ORACIÓN.  

San Alfonso María Ligorio afirmó a bocajarro la necesidad indispensable de la oración para nuestra salvación eterna con estas palabras que se citan en el Catecismo de la Iglesia Católica «El que reza mucho se salvará; el que no reza se condenará». Un poderoso ejemplo bíblico que ilustra esta verdad son los dos hombres que estaban colgados en las cruces entre Jesús en la cruz del Calvario aquel primer Viernes Santo: los dos ladrones. Uno se perdió; el otro se salvó. El buen ladrón se salvó precisamente porque rezó al final de su vida. Rezar es hablar con Jesús. El buen ladrón habló con Jesús y le pidió misericordia. Jesús respondió inmediatamente con estas palabras consoladoras y reconfortantes: «Amén, amén te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso». (Lc 23: 43) Sus pocas pero fervientes oraciones salvaron al buen ladrón, y como bromeó el Ven. Arzobispo Fulton Sheen «Y murió como un ladrón, porque robó el cielo».

2. MEDITAR SOBRE LA BREVEDAD DE LA VIDA 

A los muchos que se han desviado hacia la tierra de nadie -The Waste land de T.S. Eliot-, es decir, hacia la incredulidad, la duda y el escepticismo, recuérdales lo corta e incierta que es la vida. El salmista nos recuerda esta verdad: «Nuestra vida es como la flor del campo que levanta la cabeza por la mañana, pero se seca y muere al ponerse el sol». (Sal 103,15-16) San Agustín comenta el carácter efímero y transitorio de la vida humana con estas penetrantes palabras «Nuestra vida en comparación con la eternidad es un mero parpadeo». Santiago añade: «Nuestra vida es como una bocanada de humo que aparece y luego desaparece». (Sant 4,14)

3. INCERTIDUMBRE DE LA VIDA. 

No sólo la vida humana es un parpadeo, una bocanada de humo en comparación con la eternidad, sino que además, toda la vida humana es precaria, incierta y sujeta a cambios, y eso significa la muerte. Casi a diario estamos expuestos a muertes intempestivas: a nivel internacional, nacional, local, e incluso a nivel personal o familiar. Ninguno de nosotros puede excusarse de sentirse sorprendido o incluso conmocionado por alguna persona que haya caído en la flor de la vida en algún trágico accidente. En estos tiempos, COVID también nos ha hecho muy conscientes de la fragilidad de la vida. No es por ser apocalípticos, pero podríamos ser tú o yo en cualquier semana, día, hora o minuto. Jesús nos advierte de la naturaleza incierta y precaria de la situación humana en la contundente, concisa y catastrófica parábola del rico insensato. Este hombre creía que lo tenía todo hecho a la sombra para una larga vida de facilidad, comodidad y placer. Jesús puso fin a sus sueños utópicos proclamando que moriría esa misma noche. ¿Y a dónde irán a parar entonces todas sus posesiones?

4. TRAER A LAS OVEJAS DESCARRIADAS, A LOS HIJOS PRÓDIGOS A LA CONFESIÓN.  

Dada la brevedad e incertidumbre de la vida, más allá de toda duda, uno de los mayores actos de caridad que puedes realizar es convencer a una oveja descarriada, o a un Hijo o Hija Pródigo (Lc 15, 11-32), de que vuelva a Dios mediante una buena Confesión Sacramental. Dale a esa persona descarriada, cuya alma tiene un valor infinito, un folleto de examen de conciencia. Díle dónde y cuándo son las confesiones. Acompáñele a la Iglesia y al confesionario. Díles qué deben hacer cuando se confiesen. Entonces, ve tú primero a confesarte y sal con una sonrisa radiante, para animarles. Santiago promete que si hacemos volver a un alma errante, salvamos nuestra alma y expiamos una multitud de pecados. (Santiago 5:20)

5. RECEPCIÓN DE LOS ÚLTIMOS SACRAMENTOS ANTES DE QUE EL SEÑOR NOS LLAME     

Una de las mayores gracias que podemos recibir sería recibir los Últimos Sacramentos antes de pasar de esta vida a la otra. Existe un Rito continuo que el sacerdote administra a los moribundos. El orden adecuado es el siguiente: Confesión, Unción de Enfermos, luego la Eucaristía, y si fuera su última Comunión, se llama Viático -que significa alimento para los caminantes en su camino hacia el Señor-. Este sería el orden ideal si el enfermo tiene la fuerza física, así como la lucidez mental. La confesión perdona los pecados; la Unción de los Enfermos une a la persona que sufre a la Pasión del Señor en la cruz y da esperanza; la Eucaristía, el Pan de Vida, alimenta y da fuerza para la última batalla contra los enemigos del alma.

6. EL PERDÓN APOSTÓLICO. 

Muy pocos son conscientes de los muchos tesoros que la Iglesia ofrece a quienes están dispuestos a recibirlos. El Perdón Apostólico se extrae de los tesoros de la Iglesia que brotan de la Pasión, muerte y Resurrección de Jesús (El Misterio Pascual) y es administrado por el sacerdote, normalmente después de los tres últimos Sacramentos de los que hemos hablado anteriormente. Las palabras que dice el sacerdote son las siguientes: «Por los santos misterios de nuestra redención, que Dios todopoderoso te libere de todos los castigos en esta vida y en la vida futura. Que os abra las puertas del paraíso y os acoja en la alegría eterna». O «Por la autoridad que me ha dado la Sede Apostólica, te concedo el pleno perdón y la remisión de todos tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Con estas palabras, pronunciadas por el sacerdote sobre el moribundo, se le concede la plena remisión de toda la pena debida por sus pecados. En concreto, al recibir el Perdón Apostólico, el moribundo puede tener acceso pleno y total al Cielo tras su muerte. ¡Qué regalo tan increíble y qué pocos católicos son conscientes de este don!

7. INDULGENCIAS PLENARIAS. 

Algo relacionado con el Perdón Apostólico es el de la recepción de lo que se llama la Indulgencia Plenaria. Si se cumplen las condiciones, la persona que recibe la Indulgencia Plenaria tiene todos sus pecados perdonados, así como la pena temporal debida por esos pecados. Si muriera después de haber recibido correctamente la Indulgencia Plenaria, también podría ir al cielo inmediatamente después de su muerte. Dicho esto, las siguientes son las condiciones requeridas para recibir la Indulgencia Plenaria:

LA CONFESIÓN SACRAMENTAL. En primer lugar, la Confesión Sacramental hecha con el sacerdote debe ser cumplida. Bien preparada, expresada y con verdadero y firme propósito de enmienda, dentro de las 2 semanas anteriores o posteriores a un acto indulgente (ver nº 3 más abajo).

COMUNIÓN SACRAMENTAL. A continuación, participación en la Santa Misa con una ferviente recepción de la Sagrada Comunión -el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo-.

ACCIÓN REQUERIDA PARA LA INDULGENCIA PLENARIA.  Hay varias acciones posibles, pero ofreceremos tres para elegir: 1) El Rosario en Familia o rezar el Rosario delante del Santísimo Sacramento; o 2) Hacer el Vía Crucis; o 3) Meditar la Biblia, la Palabra de Dios, durante al menos 30 minutos.

REZAR POR LAS INTENCIONES DEL PONTÍFICE A continuación, rezar por las intenciones del Santo Padre, el Papa, un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria.

FIRME PROPÓSITO DE DEJAR EL PECADO. Por último, pero no menos importante, para recibir la Indulgencia Plenaria, la persona debe estar en estado de gracia y hacer el propósito más firme de renunciar a todo pecado -tanto mortal como venial- así como a las ocasiones cercanas de pecado. Dicho esto, si a pesar de nuestros esfuerzos, caemos en pecado venial debido a la debilidad humana, esto no niega la Indulgencia Plenaria.

Si se cumplen estas cinco condiciones, podemos obtener la Indulgencia Plenaria, lo que significa que nuestra alma queda limpia de todos los pecados, así como de toda la pena por ellos. Si el Señor nos llamara de esta vida a la vida eterna en este mismo momento, ¡podríamos tener acceso inmediato al Cielo! Cuántos regalos gratuitos ofrece Jesús a través de su Iglesia, pero ¡¡¡qué poca gente los aprovecha!!! 

Una consideración más, podemos aplicar la Indulgencia Plenaria a nosotros mismos, pero no a ninguna otra persona viva. ¡Sin embargo, podemos aplicar nuestra Indulgencia Plenaria a un alma que sufre en el purgatorio para su liberación inmediata! Ganando una Indulgencia Plenaria diariamente, cuántas almas podríamos liberar del purgatorio al cielo en nuestro tiempo de vida -almas que intercederían con gratitud por nosotros aquí en la tierra. A esto lo llamamos la Comunión de los Santos. La Iglesia Triunfante, los santos del cielo; la Iglesia Doliente, las almas del purgatorio; y la Iglesia Militante, los que luchamos por el buen combate aquí en la tierra. 

8. ACTO PERFECTO DE CONTRICIÓN.  

Otra práctica muy importante que debe ser predicada y enseñada a lo largo y ancho del mundo es la de esforzarse por hacer un Acto Perfecto de Contrición tan pronto como seamos conscientes de haber caído en pecado mortal. Esta práctica debe practicarse especialmente antes de retirarse cada noche. Porque si morimos en estado de pecado mortal, vamos al infierno. 

La confesión sacramental no siempre es posible debido a la escasez y falta de sacerdotes. Sin embargo, podemos hacer un Acto Perfecto de Contrición en cualquier momento y lugar, si nos mueve la gracia de Dios. Por «Acto de Contrición Perfecto» se entiende que nuestro dolor por el pecado mortal no es simplemente Miedo al Señor y miedo al castigo eterno -esto es Desgaste o Contrición Imperfecta-. Para que sea Contrición Perfecta, el dolor debe surgir de lo más profundo de nuestro corazón con el firme propósito de evitar pecar en el futuro debido al verdadero amor a Dios. En otras palabras, no queremos pecar ni siquiera en lo más mínimo porque Dios nos ama mucho y queremos devolverle su amor con todo el amor de nuestro propio corazón. Si se dice un Acto de Contrición Perfecto, podemos ser restaurados al estado de gracia incluso antes de la Confesión Sacramental. Sin embargo, en la ocasión más rápida y temprana aún debemos recurrir a la Confesión Sacramental.

9. LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA PARA LOS MORIBUNDOS 

Cuando una persona se está muriendo, las tentaciones, especialmente la de ceder a la desesperación, pueden ser muy intensas. Un medio poderosísimo y eficaz para salvar a un alma así es rezar la Coronilla de la Divina Misericordia que Jesús enseñó a Santa Faustina y le recomendó vivamente. Jesús dijo estas palabras a Santa Faustina: «Hija mía, anima a las almas a rezar la Coronilla que te he dado. Me complace concederles todo lo que me piden al rezar la coronilla. Escribe que cuando recen esta coronilla en presencia de los moribundos, me presentaré ante mi Padre y ante el moribundo, no como el Juez justo, sino como el Salvador misericordioso. (Diario # 1541) Antes, el Señor le dijo a Santa Faustina, según consta en el Diario: «En la hora de su muerte, defiendo como mi propia gloria a toda alma que lo diga por un moribundo, la indulgencia es la misma». (Diario nº 811). Aunque no estemos físicamente presentes ante el moribundo, mientras se rece la Coronilla, el moribundo seguirá recibiendo la gracia extraordinaria de la salvación, a través de las Llagas de nuestro Salvador misericordioso. Por lo tanto, hagamos todo lo posible para rezar la Coronilla de la Divina Misericordia por los moribundos y para promover este mensaje poco conocido y esta maravillosa Promesa.

10. NUESTRA SEÑORA: EL ROSARIO Y LA SALVACIÓN ETERNA  

Otra poderosa arma que tenemos a nuestra disposición para ayudarnos a alcanzar la gracia de todas las gracias, y morir en estado de gracia, es rezar diariamente el Santísimo Rosario. San Padre Pío hablaba así del Rosario: «¡Dame mi arma!». En efecto, si usted y su familia han adquirido el hábito de rezar diariamente el Santísimo Rosario, entonces se están preparando para la muerte al menos cincuenta veces cada día. ¿Cómo? Cada vez que dices las palabras al final del Ave María, rezas: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén». Con estas palabras, estamos invitando a María a estar con nosotros en el mismo momento de nuestra muerte, ayudándonos a implorar el perdón y la infinita misericordia de Dios a través de su poderosísima intercesión.

En conclusión, San Alfonso de Ligorio nos enseña que «la gracia de todas las gracias es morir en estado de gracia».  Si se hace, nuestra alma se salva para toda la eternidad. Por ello, te animamos encarecidamente a que leas este artículo, intentes comprenderlo e incluso memorizar su contenido. Luego compártalo con sus seres queridos, así como con muchos que se han alejado de la fe. Pero lo más importante: esfuércese por vivir este mensaje. Si lo hacéis, el cielo será vuestro para toda la eternidad. Que la Virgen rece por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte. Amen!

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: LECTURAS DEL DIA

Nov 08 2021

LECTURAS DEL DIA | 8 DE NOVIEMBRE 2021

Lunes de la XXXII Semana del Tiempo Ordinario

«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)    

LUNES, 8 de noviembre Lc. 17,1-6 «Las cosas que causan el pecado se producirán inevitablemente, pero ¡ay de aquel por quien se producen! Más le valdría que le pusieran al cuello una piedra de molino y lo arrojaran al mar, que hacer pecar a uno de estos pequeños».

¡No se dejen engañar! El excelente artículo del P. Ed que aborda cómo los padres pueden involucrar a los niños en la Fe, es una exhortación para que cada persona adulta que tiene contacto con los niños en su familia , ¡actúe!

¡Todos seremos responsables de la salvación de estos niños por nuestra actuación o falta de actuación para llevarlos a la verdad de Cristo y su inmenso amor por ellos! 

Casi todos tenemos la oportunidad de hablar con los niños -de los nuestros, de los familiares o de los amigos. A los niños les encanta hablar y ser escuchados. Ay de los que no escuchan primero a los niños y luego no comparten con ellos la Buena Nueva de Cristo a su nivel.  

CINCO MANERAS EN LAS QUE LOS PADRES PUEDEN INVOLUCRAR A LOS HIJOS EN LA FE  por el P. Ed Broom, OMV

La principal obligación de los padres hacia sus hijos es preparar el camino para la salvación de sus almas inmortales. Jesús lo señaló muy claramente: «¿De qué le serviría al hombre ganar el mundo entero y perder su alma en el proceso? ¿Qué puede cambiar un hombre por su propia alma?». (Mt 16,26) Este pasaje bíblico fue decisivo para la conversión del gran misionero San Francisco Javier.

En este breve ensayo, nos gustaría señalar cinco decisiones y prácticas concretas que los padres pueden llevar a cabo para allanar el camino del cielo a sus hijos. No olvidéis nunca, padres, que vuestra principal obligación es llevar a cada miembro de la familia al cielo, para que esté con Dios, la Santísima Virgen María, los ángeles y los santos por toda la eternidad. 

1. BAUTISMO 

Disponed el bautismo de vuestro hijo lo antes posible. Durante el transcurso del embarazo, los buenos padres pueden hacer todos los preparativos previos para que el niño sea bautizado rápidamente. Las charlas bautismales, los papeles, los padrinos, etc. pueden estar preparados y listos incluso antes de que nazca el niño. Recordad las palabras de Jesús, refiriéndose al niño pequeño; «Dejad que los niños vengan a mí porque como tales es el reino de los cielos». (Mc 19,14)

2. ¡REZA INMEDIATAMENTE!

Un niño puede ser comparado con una esponja. La naturaleza de una esponja es la de absorber, especialmente líquidos y normalmente agua. Sin embargo, si la esponja absorbe agua sucia, entonces el agua sucia será escurrida; si el agua limpia, entonces el agua limpia será escurrida. Un niño de tres años puede ver la televisión y repetir palabras o canciones tontas, ofensivas y vulgares. Si este es el caso, ¿por qué los padres no deberían llenar la mente, el corazón y los labios de su hijo con oraciones a su Ángel de la Guarda, a María, a la Trinidad, al Padre Celestial? Por qué permitir que el niño se llene de basura; mejor, ¡llenarlo de hermosas oraciones!

3. OFRECERLO

Padres, os invitamos a enseñar a vuestros hijos la corta pero importantísima frase: «¡Ofrecedlo!». Lo que realmente significa es aprovechar los sufrimientos y las cruces diarias que Dios envía a los adultos, ¡y también a los niños! ¡Cuánto sufrimiento se desperdicia porque no se ofrece a Dios! ¿Por qué no enseñar a los niños, aunque sean pequeños, a ofrecer el dolor de cabeza, el dolor de muelas, el calor o el frío, la caída y golpea de una rodilla magullada y cortada, para que estos sufrimientos tengan un valor infinito para la conversión de los pecadores y la salvación de las almas? Nuestra Señora de Fátima dijo que muchas almas van al infierno porque no hay nadie que rece y ofrezca sus sufrimientos por ellas. Los corazones de los niños son tiernos y compasivos. Considerad los muchos sacrificios y sufrimientos ofrecidos por la salvación de las almas por los tres niños de Fátima: Lucía, Francisco y, sobre todo, Jacinta, que era la más pequeña. Mamá y papá, sois los primeros maestros, especialmente en el ámbito de la fe. ¡Sed fieles a vuestra vocación matrimonial!

4. «AMAOS LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO OS HE AMADO». (Jn. 15:12)

El último y más grande mandamiento de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo fue el del amor: amar a todos como Él nos amó. Los padres que son bendecidos por Dios para tener más de un hijo deben hacer un esfuerzo concertado de su parte para amar a todos sus hijos y sus almas inmortales. Sin embargo, el diablo siempre busca sembrar la semilla de la discordia, la confusión, los celos, la rivalidad, las comparaciones y las sospechas. Los padres deben esforzarse con toda la energía de su voluntad para fomentar el respeto mutuo, la humildad, el amor y la armonía entre sus hijos.

Los padres deben evitar a toda costa el «complejo de Caín». ¿En qué consiste? El complejo de Caín consiste en enfrentar a un hermano con el otro. Da lugar a los feos frutos de las comparaciones, las rivalidades, los celos que a menudo conducen a la envidia, las peleas, el odio y el asesinato, si no físicamente, al menos en el corazón. ¿Cómo se puede evitar el «complejo de Caín»? ¡Un remedio sencillo! Todo está relacionado con la unión con Dios en la oración, las tres dimensiones de la oración familiar diaria. Los padres deben rezar por sus hijos; los padres deben enseñar a sus hijos a rezar; finalmente, ¡los padres deben rezar con sus hijos diariamente! Si se hace, esto resultará ser uno de los remedios más eficaces para evitar el feo, pero demasiado frecuente, «complejo de Caín.»

5. LA PRESENCIA REAL. 

Buenos padres católicos, os exhortamos encarecidamente a que enseñéis a vuestros hijos, lo antes posible, el significado de la «Presencia Real» de Jesús en la Misa, en la Consagración y en la Sagrada Comunión. Además, los padres deben enseñar a sus hijos, incluso a los más pequeños, que Jesús está realmente presente en la Iglesia en el sagrario. ¿Cómo se puede hacer esto con éxito por parte de los padres? A continuación, varias sugerencias.

1) Misa dominical.  Explique a sus hijos que el acontecimiento más importante de cada semana es la asistencia al Santo Sacrificio de la Misa del domingo, pero también la participación plena, consciente y activa.

2) Reverencia.  El mundo moderno ha perdido el sentido de lo sagrado en las iglesias de hoy. Los padres deben enseñar a sus hijos que la iglesia es la Casa de Dios y un entorno sagrado y santo. En la presencia de Jesús en el Santísimo Sacramento en el tabernáculo, debe haber un silencio cultivado que fomente tanto la oración como la reverencia. Además, la vestimenta modesta en la iglesia también hablan de reverencia.

3) Genuflexión.  Modelando la reverencia frente al tabernáculo, los padres deben ejecutar una genuflexión correctamente, rodilla derecha en el suelo con las manos cruzadas sobre el corazón, y luego explicar a sus hijos por qué se hace esto y ayudarles a hacer lo mismo. Sencillamente, se hace para adorar a Jesús verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento, el Señor de los Señores y Rey de los Reyes que reside en su pequeño Palacio o Castillo. Los Reyes Magos se postraron ante el Niño Jesús en Belén; nosotros nos postramos mediante una genuflexión reverencial ante Jesús, digno de toda adoración y alabanza en su Presencia Sacramental depositada en el Sagrario. 

4) La Sagrada Comunión.  Padres, trabajad en el crecimiento de vuestra fe en Jesús realmente presente en la Eucaristía; no podemos dar lo que no tenemos. Los niños al ver a sus padres después de recibir la Sagrada Comunión arrodillados con la cabeza inclinada, hablando con Jesús dentro de ellos, es un poderoso testimonio de Su Presencia Real. Ellos creen, porque nosotros creemos.

5) Visitas al Santísimo Sacramento.  Uno de los primeros poemas que recuerdo haber aprendido de niño es el siguiente relacionado con las visitas eucarísticas: «Siempre que veo una Iglesia, me detengo a hacer una visita, para que cuando muera, el Señor no diga, ¿quién es?». Los padres deberían adquirir el hábito de detenerse de vez en cuando con sus hijos para visitar a Jesús realmente presente en el Santísimo Sacramento en el Sagrario. Aunque la visita sólo dure cinco minutos. Recuerden a sus hijos que esto es muy agradable para Jesús, cuyo Sagrado Corazón se alegra cada vez que nos acordamos de Él y le visitamos.

En conclusión, los padres deben tomarse en serio su obligación de ser un San Juan Bautista e indicar a sus hijos el camino a Jesús y la Vía del Cielo, esforzándose por poner en práctica estos cinco consejos prácticos: 

1) El bautismo: las gracias del bautismo temprano; 

2) La oración-la llave del Cielo; 

3) Ofrecer el Sufrimiento-para un propósito, la Conversión de los Pecadores y la Salvación de las Almas; 

4) El amor: vivir el amor en la familia; 

5) El Señor Eucarístico: crecer en la fe, el conocimiento y el amor a Jesús, Pan de Vida, Rey de Reyes y Señor de Señores.  

Que María, la Madre de Dios, la Madre de la Iglesia y nuestra propia Madre Celestial, nos alcance gracias extraordinarias con sus oraciones omnipotentes.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: LECTURAS DEL DIA

Nov 07 2021

LECTURAS DEL DIA | 7 DE NOVIEMBRE 2021

XXXII Domingo ordinario

«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)    

DOMINGO 7 DE NOVIEMBRE Mc. 12,38-44 «Vino también una viuda pobre y echó dos moneditas que valían unos céntimos».

En la época de Cristo no había moneda de papel: las monedas sirias, romanas y judías eran la moneda común. Según los estudiosos de la Biblia, la pared exterior del tesoro del templo estaba provista de receptáculos en forma de trompeta donde la gente colocaba sus ofrendas. Las ofrendas grandes creaban un eco clamoroso en la trompeta mientras las monedas caían en cascada hasta una abertura en el fondo y luego en una caja fuerte segura.  

Los que hacían grandes ofrendas llamaban la atención de los que estaban cerca. Mientras que la ofrenda de las dos pequeñas monedas de la viuda no sería notada por nadie, excepto por Jesús, que lo ve todo, incluso las intenciones de nuestro corazón. Este es el contraste sobre el que el Señor llama nuestra atención. En relación con el Evangelio, podemos examinarnos en tres puntos.

PRIMERO, ¿tenemos una intención correcta en la práctica de nuestra fe -en nuestras oraciones, nuestros sacrificios y nuestras buenas obras-? Jesús dice: «Guardaos de practicar vuestra piedad ante los hombres para ser vistos por ellos, porque entonces no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.» (Mt 6,1)

Crecemos en la recta intención rezando por la gracia y rechazando el desánimo. Sí, nuestras intenciones no son tan puras como quisiéramos. Sí, nuestros motivos pueden estar mezclados. Pero San Juan Vianney nos recuerda: «¡Dios te manda rezar, pero te prohíbe preocuparte!». ¡Lo que perdemos en pureza de corazón, lo podemos ganar en humildad! Consagremos cada día nuestras oraciones, nuestros sacrificios y nuestras buenas obras a la Virgen, sabiendo que nuestros dones manchados serán bien recibidos por su Hijo cuando salgan de sus manos. 

SEGUNDO: ¿Somos generosos al dar de nuestros medios y de nosotros mismos? ¿Damos de lo que nos sobra o de nuestra pobreza, como esta viuda? En otras palabras, ¿damos hasta que nos duela? Y no sólo dinero, aunque es importante apoyar a nuestra parroquia y a las organizaciones benéficas que lo merecen. ¿Damos de nosotros mismos -de nuestro tiempo y capacidades- empezando por nuestro hogar y familia, y luego llegando a los demás según nuestras posibilidades? ¿Vivimos para servir o para ser servidos? ¿Dónde está nuestro corazón? ¿Somos compasivos? ¿Está nuestro corazón afinado para los sufrimientos de los demás, como los Corazones de Jesús y María? ¿Somos rápidos para dar una palabra de aliento? ¿Extendemos fácilmente una mano de ayuda? ¿Llevamos las preocupaciones y necesidades de los demás en nuestro corazón, llevándolas ante el Señor en nuestras oraciones? 

Jesús prometió: «Dad, y se os dará. Una buena medida, apretada, sacudida y rebosante, se derramará en tu regazo. Porque con la medida que midas, se os medirá». (Lc 6,38)

TERCERO, ¿nos esforzamos sinceramente por dar a Dios lo que le corresponde, nada menos que amarlo con todo nuestro corazón, toda nuestra mente, toda nuestra alma y todas nuestras fuerzas? ¿Lo amamos como Él pidió ser amado? «Si me amáis, guardad mis mandamientos». (Jn 14:15) En primer lugar, están los Diez Mandamientos. Forman parte de nuestro Examen de Conciencia antes de cada confesión. ¿Nos confesamos con frecuencia, cada dos o tres semanas? La confesión limpia la ventana de nuestra alma para que podamos vernos a nosotros mismos y a Jesús más claramente. Nosotros somos el pecador que siempre será perdonado, y Jesús es nuestro Salvador misericordioso que siempre nos perdonará, ¡no importa cuanto nos hayamos alejado de Él! 

Más allá de cumplir los Diez Mandamientos, Jesús nos pide una obediencia amorosa a la santa voluntad de Dios. San Ignacio llama a esto espíritu de desprendimiento o Santa Indiferencia – ¡la perfección de conformarnos a Cristo que siempre hizo la voluntad de su Padre!

En la Última Cena, después de lavar los pies a los discípulos y mientras estaban reclinados a la mesa, Jesús dijo: «Un nuevo mandamiento os doy: amaos los unos a los otros. Como yo os he amado, así debéis amaros los unos a los otros». (Jn 13,34) ¿Recibimos con un corazón misericordioso y amoroso a toda persona que Jesús pone en nuestro camino, incluso a la más difícil y desafiante? ¿Aceptamos con un espíritu dispuesto todo lo que Él permite que ocurra cada día en nuestra vida? ¿Hacemos lo que Dios quiere y no lo que nosotros preferimos? ¿Aceptamos la visión de Dios para nuestra vida o creamos la nuestra? 

La santa indiferencia ignaciana:

El hombre ha sido creado para alabar, reverenciar y servir a Dios nuestro Señor, y por este medio salvar su alma.

Las demás cosas que hay sobre la faz de la tierra han sido creadas para el hombre, a fin de que le ayuden a conseguir el fin para el que ha sido creado.

Por lo tanto, el hombre debe hacer uso de ellas en la medida en que le ayuden a alcanzar su fin, y debe deshacerse de ellas en la medida en que le resulten un obstáculo.

Por lo tanto, debemos hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en la medida en que se nos permite la libre elección y no estamos bajo ninguna prohibición. En consecuencia, en lo que a nosotros respecta, no debemos preferir la salud a la enfermedad, la riqueza a la pobreza, el honor a la deshonra, una vida larga a una vida corta. Lo mismo ocurre con todas las demás cosas.

Nuestro único deseo y elección debe ser lo que más conduzca al fin para el que hemos sido creados.

Pidamos ahora la gracia de crecer en la recta intención, en la generosidad al dar de nuestros medios y de nosotros mismos, y en la obediencia amorosa a la santa voluntad de Dios, practicando la Santa Indiferencia, prefiriendo todo lo que Dios prefiere y ha elegido para nosotros, para nuestra salvación eterna y la salvación del mundo entero. 

Dios ve lo que otros no pueden ver: lo que hay en nuestro corazón y lo que nos cuesta dar nuestra «limosna de viuda». Santa Faustina nos da estas palabras de sabiduría: 

«Mientras el alma sigue sumergiéndose más profundamente en el abismo de su nada y necesidad, Dios se sirve de su omnipotencia para exaltarla. Si hay un alma verdaderamente feliz en la tierra, sólo puede ser un alma verdaderamente humilde. Al principio, el amor propio sufre mucho por este motivo, pero después de que el alma ha luchado valientemente, Dios le concede mucha luz por la que ve lo miserable y lleno de engaño que es todo. Sólo Dios está en su corazón. Un alma humilde no confía en sí misma, sino que pone toda su confianza en Dios. Dios defiende al alma humilde y se introduce en sus secretos, y el alma permanece en una felicidad insuperable que nadie puede comprender». (Diario de Santa Faustina 593)

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: LECTURAS DEL DIA

Nov 06 2021

LECTURAS DEL DIA | 6 DE NOVIEMBRE 2021

Sábado de la XXXI Semana del Tiempo Ordinario

«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)    

Sábado, 6 de noviembre Lc 16, 9-15 Jesús dijo: «Ningún siervo puede servir a dos señores. O bien odiará a uno y amará al otro, o bien se dedicará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas».

El sábado es el día de María. María dio su Sí incondicional para ser la madre de Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Ella sirvió a un solo Maestro, nuestro Dios Trino -¡Padre, Hijo y Espíritu Santo!

Menos conocidos son Joaquín y Ana, los padres de María. Podemos imaginar que Dios Padre eligió a personas muy santas para ser los padres de María, «el alarde solitario de nuestra naturaleza manchada» (Poeta Wordsworth). El P. Ed desvela el misterio que les rodea para nuestra edificación y deleite.

¡SANTOS SUBESTIMADOS! LOS PADRES DE MARÍA por el P. Ed Broom, OMV

Jesús dijo: «Por sus frutos los conoceréis. Un buen árbol da buenos frutos, pero un mal árbol da malos frutos». (Mt 7,16-17) Estas palabras del Mayor Maestro y Profesor del mundo pueden aplicarse muy apropiadamente a los dos abuelos de Jesús, la madre y el padre de la Santísima Virgen María. Sus nombres han sido tradicionalmente conocidos como SAN JUAQUIN (padre de María) y SANTA ANA (madre de María).

Nuestra humilde labor de promover el conocimiento, el amor y la devoción a la Santísima Virgen María, estaría incompleta si no se mencionara a los padres de María, de los Abuelos de Nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. Tanto San Joaquín como Santa Ana merecen el más alto honor y respeto.

¿POR QUÉ LA GRANDEZA DE SAN JUAN Y SANTA ANA?  Creo sinceramente que, dado el alto rango de su hija, la Santísima Virgen María, la razón y la lógica apuntan a que San Joaquín y Santa Ana merecen nuestro estudio, nuestro conocimiento de ellos, nuestro respeto, nuestras oraciones a ellos, así como nuestra confianza en el poder de su intercesión en nuestra vida diaria. En efecto, ¡son subestimados y demasiado a menudo desconocidos por muchos católicos! 

PUNTOS DESTACADOS E IMPORTANTES PARA NUESTRA REFLEXIÓN SOBRE SAN JUAN Y SANTA ANA  No existen datos bíblicos sobre San Joaquín y Santa Ana. Sin embargo, la tradición señala que estos esposos fueron los vasos de los que Dios envió al mundo a la mujer más grande que jamás haya nacido y vivido, que se convertiría en la Madre de Dios y en la Reina del Cielo y de la Tierra. De esta mujer, fruto del amor entre San Joaquín y Santa Ana, nacería Jesús, nuestro Señor Dios y Salvador. Por estas razones, destacamos la gran importancia de esta pareja.

EL SUFRIMIENTO DE SAN JUAN Y SANTA ANA.  Este fue su mayor sufrimiento. Como Abram y Sarai, como Ana, como Santa Isabel y Zacarías, San Joaquín y Santa Ana, a pesar de su gran deseo y anhelo, nunca pudieron tener hijos. Además, según la tradición, Ana, al igual que Isabel, ya había superado la edad normal de tener hijos. Esto fue una fuente de sufrimiento insoportable para Joaquín y Ana, 

dado que ambos habían deseado realmente tener hijos.

SU GENEROSIDAD.  A pesar de su anhelo y sufrimiento por no tener un hijo, San Joaquín y Santa Ana tenían un corazón muy generoso. Eran un matrimonio judío devoto, un matrimonio muy piadoso y humilde. ¿Cómo se desarrolló esto? De los medios económicos que tenían para ellos, preferían regalar la mayor parte. En otras palabras, estaban realmente desprendidos de las cosas materiales -especialmente del dinero y sus peligros-, ya que tenían el corazón puesto en Dios. Como diría Jesús más adelante en sus enseñanzas que leemos en el Sermón de la Montaña «Buscad primero el Reino de Dios y su justicia y todo lo demás se os dará por añadidura». (Mt 6,33) Por eso, San Joaquín y Santa Ana daban un tercio de sus medios a los pobres; otro tercio, lo daban al Templo y a su mantenimiento; y sólo se quedaban con un tercio para ellos. ¡Qué generosidad la del diezmo! La mayoría de las personas que diezman, se consideran generosas cuando dan el diez por ciento de sus ingresos a los pobres o a la Iglesia. ¡¡¡En el caso de San Joaquín y Santa Ana, dieron dos tercios, o si se quiere el 66% de sus medios!!!

DIOS NO PUEDE SER SUPERADO EN GENEROSIDAD.  Qué cierto es el dicho: «Dios no puede ser superado en generosidad». Dios intervino de forma poderosa en respuesta a los corazones orantes, humildes y generosos de San Joaquín y Santa Ana.  En circunstancias aparentemente imposibles, Dios les bendijo con un hijo. Sería una niña. La niña se llamaría MARÍA. Sin embargo, no sería una niña común y corriente. Sería la niña más grande de la historia del mundo. Por lo que ella era y por lo que traería al mundo, toda la humanidad se transformaría radicalmente.

SANTA ANA Y LA INMACULADA CONCEPCIÓN  Una de las razones por las que sostenemos que Santa Ana y San Joaquín están muy infravalorados se debe a lo que vamos a decir ahora. En el vientre de Santa Ana y a través de la semilla de San Joaquín, Dios realizó uno de los mayores milagros de la historia del mundo. Este milagro se llama la CONCEPCIÓN INMACULADA. Sí, ¡esto ocurrió en el vientre de Santa Ana! Es decir, en el momento en que Santa Ana concibió una niña en su vientre -a la que Santa Ana y San Joaquín llamarían MARÍA- Dios intervino con lo que se llama la INMACULADA CONCEPCIÓN.

¿QUE SIGNIFICA LA INMACULADA CONCEPCIÓN?  En el mismo momento de la concepción de María en el vientre de Santa Ana, Dios intervino con su presencia omnipotente y preservó a María de la mancha del pecado original. Sí. Desde el mismo momento de la concepción de María, ésta fue preservada del pecado original. Para ser perfectamente claros, la mancha del pecado original que mancha a todo el resto de la humanidad, nunca tocó a María Santísima. Por eso, el poeta inglés Wordsworth alabó a María con estas palabras «¡El alarde solitario de nuestra naturaleza manchada!» Todos fuimos concebidos en pecado, el pecado de Adán y Eva, el Pecado Original. María fue preservada de este Pecado Original, de esta mancha original, de esta enfermedad moral original, de este desastre original. Sin embargo, hay que subrayar esto: fue a través de Santa Ana y San Joaquín concibiendo un niño que este extraordinario privilegio de la Inmaculada Concepción pudo ser dado por Dios al niño que concibieron. Por lo tanto, debemos tener la mayor reverencia, admiración, honor y respeto por Santa Ana y San Joaquín, y por el vientre de Santa Ana que llevó a María, la Inmaculada Concepción, que se convertiría en la Madre de Dios.

Es mucho lo que todavía se puede cosechar de este abundante y rico misterio de las personas de San Joaquín y Santa Ana. He aquí algunas.

1. La Iglesia católica celebra la fiesta de San Joaquín y Santa Ana juntos todos los años el 26 de julio. Intenta recordar esta fecha, asistir a la misa y recibir la comunión para honrar a estos santos elegidos que fueron los padres de María, la Inmaculada Concepción.

2. PACIENCIA.  Esta santa pareja nos enseña la virtud de la paciencia. Esperaron muchos años y finalmente Dios los bendijo con el mayor de los regalos: un niño. Además, ¡este niño sería la Madre de Dios!

3. GENEROSIDAD.  ¿De dónde viene su generosidad? Estaban totalmente desprendidos de todo, excepto de Dios. Por eso podían dar libremente dos tercios de lo que tenían a los pobres y al Templo.

4. ORACIÓN.  Rezaban y Dios se complacía en sus oraciones por su humildad, paciencia, generosidad, pureza y gran amor a Dios y a sus misteriosos pero sabios y providenciales planes. Que aprendamos a rezar como San Joaquín y Santa Ana. ¡Que pidamos su intercesion para ayudarnos a rezar mejor!

5. LA INMACULADA CONCEPCIÓN.  Esta es una de las principales solemnidades que la Iglesia celebra cada año el 8 de diciembre y que surgió a través de las personas de San Joaquín y Santa Ana.

6. PATRONA DE LOS PADRES.  Por supuesto, como se ha dicho antes, «un buen árbol da buenos frutos». San Joaquín y Santa Ana criaron a la niña más grande y santa del mundo. Por lo tanto, hay que decir que pueden ser los patrones de los padres que tienen que luchar tanto para educar a sus hijos en el amor de Dios y el temor del Señor, debido a las muchas distracciones y tentaciones mundanas que alejan a sus hijos de Dios. Rezad con insistencia y fervor a San Joaquín y Santa Ana para que os guíen y os ayuden a guardar y proteger a vuestros hijos de los males que les rodean.

7. PATRONA DE LOS ABUELOS.  No debemos olvidar que Jesús tuvo dos abuelos, que fueron San Joaquín y Santa Ana. Imagínate a San Joaquín y a Santa Ana sosteniendo a su nieto, el pequeño Niño Jesús, con ternura en sus brazos. Cuánto amaban San Joaquín y Santa Ana a su hija María, y a su nieto, el Señor Jesús. Ciertamente pueden ayudar a los abuelos que imploran su intercesión a cumplir su noble misión en la santificación de la familia.

8. PATRONA DE LOS ESPOSOS.  Aunque pueda resultar obvio, es necesario mencionarlo: San Joaquín y Santa Ana formaron un matrimonio ejemplar; fueron un excelente matrimonio. Fueron fieles. Vivieron plenamente las promesas y el compromiso matrimonial: «Fidelidad en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe». Esperemos que sirvan de modelo para los matrimonios en el ámbito de prometer ser fieles y luego vivirlo.

9. INSTRUMENTOS EN LA ECONOMÍA DE LA SALVACIÓN.  En efecto, hay que afirmar que fue a través de San Joaquín y Santa Ana que la historia de la salvación del mundo entero tuvo su comienzo. Ellos dieron a luz a María, la Madre de Dios; y su hija María nos dio a Jesús, el Salvador de toda la humanidad. Por eso, tenemos que agradecer a San Joaquín y a Santa Ana el haber traído al mundo a María, la Inmaculada Concepción.

10. EL OFRECIMIENTO Y LA PRESENTACIÓN DE MARÍA COMO DON A DIOS  Después de que Santa Ana concibiera y diera a luz a su pequeña hija María, según la Tradición, San Joaquín y Santa Ana presentaron a su hija a una edad temprana para que fuera educada en el Templo en acción de gracias a Dios. La Iglesia celebra cada año, el 21 de noviembre, la Presentación de la Santísima Virgen María. Así se preparó María para su sublime misión de convertirse en la Madre de Dios, la Madre de la Iglesia y la Madre de todos y cada uno de nosotros.

En conclusión, San Joaquín y Santa Ana son grandes santos. Desgraciadamente, son desconocidos por demasiados. Su grandeza en la economía de la salvación apenas puede medirse.

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