LECTURAS DEL DIA | 8 DE ENERO 2022
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
SÁBADO 8 DE ENERO Jn. 3, 22-30 «Es necesario que él crezca y yo disminuya».
Juan el Bautista era el heraldo del Mesías: «¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! Este es aquel de quien dije: «Después de mí viene un hombre que es antes de mi, porque era primero que yo». (Jn 1,29-30)
El sábado es el día reservado por la Iglesia para honrar a María, la primera en proclamar la grandeza de Jesús, Nuestro Señor y Salvador, y su humildad:
«Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador, porque se ha fijado en la bajeza de su sierva. Porque desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque el que es poderoso ha hecho grandes cosas por mí, y su nombre es santo.» (Lc 1,47-49)
Que honremos y amemos siempre a María, la Madre de Dios, la Madre de la Iglesia y nuestra querida Madre. Sin el SÍ de María no tendríamos un Mesías y las puertas del cielo permanecerían cerradas para nosotros para siempre.
Hoy el P. Ed señala la importancia y la presencia de María en el Año Litúrgico de la Iglesia. ¡Que no perdamos ninguna oportunidad de honrar y alegrarnos de la Presencia de María en nuestras vidas!
LA PRESENCIA DE MARÍA EN EL AÑO LITÚRGICO por el P. Ed Broom, OMV
(Papa San Pablo VI y Marialus Cultus)
Murillo, Inmaculada Concepción, 1678
Como seminarista que estudiaba en Roma, los postulantes formaron un grupo que atraía mucho mis intereses: un grupo para conocer y amar a María, la Madre de Dios. El líder del grupo decidió que, para amar mejor a María, teníamos que conocerla mejor.
Fue nuestra decisión leer un breve pero excelente escrito eclesial del Papa San Pablo VI sobre María con el título Marialus Cultus-que significa: el Culto de la Virgen María. Por lo tanto, todos planeamos leer el documento y luego reunirnos para compartir nuestras ideas sobre este corto pero excelente escrito sobre la Santísima Virgen María. Nos llevó varias sesiones terminar de compartir y discutir el documento. Sin embargo, todos obtuvimos muchos frutos positivos. (Marialis Cultus es una Exhortación Apostólica escrita y publicada por el Papa San Pablo VI el 2 de febrero de 1974).
Dado que me encontraba en las primeras etapas de mi formación para ser ordenado sacerdote, el documento resultó ser una sólida enseñanza eclesial. Sin embargo, de igual importancia, dado que me estaba preparando para ser sacerdote religioso de los Oblatos de la Virgen María, este documento resultó ser de enorme importancia para ayudarme a entender y vivir mi carisma, que es amar a María, vivir una consagración mariana y promover la devoción mariana como catequista, predicador y profesor.
El Concilio Vaticano II colocó a María en un lugar especial en el contexto eclesial general, proclamando a María como LA MADRE DE LA IGLESIA. El Venerable Arzobispo Fulton Sheen, presente en el Concilio, comentó que cuando los Padres Conciliares proclamaron a María como LA MADRE DE LA IGLESIA, ¡hubo una explosión! La mayoría de los Padres del Concilio, que eran obispos, se pusieron de pie y dieron un explosivo aplauso a María bajo el título de MADRE DE LA IGLESIA. Los aplausos no sólo fueron sonoros, sino que casi parecían no tener fin: tal era el amor a María como Madre de la Iglesia.
En esta breve reflexión queremos destacar uno de los temas clave del documento Marialus Cultus del Papa San Pablo VI. El tema a explicar sería descubrir el lugar de María en el Año Litúrgico de la Iglesia, las misas celebradas en su honor. Y, de gran importancia, es que cuando se celebra una misa en honor a María, el punto clave es que María está presente siempre para glorificar y engrandecer al Señor. María nunca busca su honor y su gloria, sino glorificar a Jesús presente en la Iglesia, que es su Cuerpo Místico. Nuestra Señora
proclamó tan elocuentemente en su Cántico de alabanza -el Magnificat- estas palabras «Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador….» (Lc 1,46-47)
Este documento mariano del Papa San Pablo VI afirma que una verdadera devoción mariana debe incluir al menos tres elementos indispensables: cristocéntrico, bíblico y eclesial. Con estas tres palabras se quiere decir que María debe llevarnos siempre a Cristo, que es el centro mismo de nuestra fe. Además, nuestro conocimiento de María debe tener raíces bíblicas, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Por último, una mariología integral debe ser eclesial; María tiene un papel clave en la Iglesia. En efecto, si Jesús es la Cabeza del Cuerpo Místico de la Iglesia y ella es la Madre de la Cabeza, se deduce necesariamente que María es también nuestra Madre porque todos somos parte del Cuerpo Místico de Cristo, la Iglesia Católica.
Por lo tanto, quisiéramos destacar la presencia de la Santísima Virgen María en el Cuerpo Místico de Cristo, muy especialmente en el contexto del Ciclo de la Iglesia, el Año de la Iglesia. Una vez más: María nos señala siempre a su Hijo Jesucristo. Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Las últimas palabras de María registradas en la Escritura, en el contexto de las Bodas de Caná, fueron: «Haced lo que Él os diga». (Jn 2:5) ¡De hecho, las mejores palabras de consejo del mundo!
LA PRESENCIA DE MARÍA EN EL AÑO LITÚRGICO DE LA IGLESIA…
ADVIENTO. María espera pacientemente el nacimiento de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Está embarazada del Niño y espera con alegría y paciencia mientras lleva al Niño Jesús en su purísimo vientre.
8 DE DICIEMBRE – LA INMACULADA CONCEPCIÓN. En pleno tiempo de Adviento, al acercarse la Navidad, la Iglesia celebra una de las principales fiestas marianas, que es en realidad una solemnidad: la Inmaculada Concepción. Con inmensa alegría, con la Solemnidad de la Inmaculada Concepción la Iglesia profesa que María fue concebida sin la menor mancha de pecado, concebida sin Pecado Original. Además, ¡la Inmaculada Concepción es la patrona de los Estados Unidos!
12 DE DICIEMBRE-NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE. No sólo es la Patrona de México, sino que según el Papa San Juan Pablo II es la Patrona de las Américas.
25 DE DICIEMBRE-CHRISTMAS. Jesús nace para nuestra salvación. Por supuesto que nació de la Santísima Virgen María. En efecto, fue María quien dio a Jesús su verdadera naturaleza humana.
1 DE ENERO: En el umbral y el comienzo del nuevo año, la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo, celebra el 1 de enero a María, la Madre de Dios. Y de todos los títulos otorgados a María, el de «Madre de Dios» es, con mucho, el más grande.
LA SAGRADA FAMILIA. El domingo después de Navidad. Se presenta a María en su papel esencial y modélico de Madre y Esposa perfecta, y como fuerza de cohesión que une a la Sagrada Familia: Jesús, María y San José.
EPIFANÍA. Los Magos, los Reyes Magos, recorren un largo y difícil camino en busca del Rey recién nacido. Finalmente, siguiendo fielmente la estrella, encuentran a Jesús, el Rey recién nacido en los brazos de María. Una pegatina pegadiza lo expresaba con estas efervescentes palabras ¡LOS REYES MAGOS SIGUEN ENCONTRANDO A JESÚS EN LOS BRAZOS DE MARÍA!
2 DE FEBRERO-PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO. Cuarenta días después del nacimiento de Jesús, la Iglesia celebra lo que a veces se llama la Candelaria, formalmente titulada LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO. El profeta Simeón proclamó a Jesús como LUMEN GENTIUM, la luz de todos los pueblos. Por eso esta fiesta se llama a veces Candelaria porque Jesús es la Luz para todos los pueblos.
11 DE FEBRERO – NUESTRA SEÑORA DE LOURDES. La Virgen se apareció 18 veces a
Santa Bernadette y declaró que ella es «La Inmaculada Concepción». El Papa San Juan Pablo II declaró este día como la Jornada Mundial del Enfermo donde se reza por todos los enfermos del mundo.
19 DE MARZO-SAN JOSÉ: El Esposo de María. Técnicamente no es una solemnidad mariana pero implícitamente lo es porque el buen San José, el Esposo de María, y María tienen un íntimo vínculo de amor como esposos y como padres del Niño Jesús.
25 DE MARZO ANUNCIACIÓN/ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS. Una de las principales solemnidades marianas es la de la Anunciación o Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María. Cronológicamente, contando nueve meses desde esta fecha, ¿qué tenemos? La Navidad, el nacimiento de Jesús. La Anunciación recuerda la Concepción Virginal de Jesús en el seno de María.
PASCUA-APRIL. No siempre, pero normalmente la Pascua cae en el mes de abril. En él celebramos el acontecimiento clave del cristianismo: la resurrección de Jesús de entre los muertos después de tres días en el sepulcro. Según San Ignacio de Loyola y la tradición católica explican que Jesús se apareció por primera vez a su madre María.
MAYO: EL MES DE MARÍA. La piedad y la tradición católica han reservado durante muchos años el mes de mayo para dedicarlo a María. De hecho, ¡Mayo es para María!
13 DE MAYO – NUESTRA SEÑORA DE FATIMA. Este día la Iglesia recuerda la primera de las seis apariciones que Nuestra Señora de Fátima hizo a los tres niños pastores Lucía, Francisco y Jacinta. Su título: Nuestra Señora del Rosario.
31 DE MAYO – LA VISITA DE MARÍA A ELIZABETH. El último día de mayo, la Iglesia nos recuerda que debemos honrar a María recordando su visita a su prima Isabel, ambas mujeres embarazadas. Este es, por supuesto, el segundo Misterio Gozoso.
SÁBADO DESPUÉS DEL SANTÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS: EL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA. Es imposible separar estos dos Corazones. El sábado después de la solemnidad del Sacratísimo Corazón de Jesús sigue al Corazón Inmaculado de María. El Sacratísimo Corazón de Jesús se formó dentro del Inmaculado Corazón de María: ¡nuestros dos refugios más seguros de reposo!
16 DE JULIO – NUESTRA SEÑORA DEL MONTE CARMELO. En este día recordamos la petición de la Virgen a San Simón Stock, Superior General de los Carmelitas en el siglo XIII, de llevar el Escapulario Marrón como signo de nuestra consagración a Ella. Que todos llevemos con gran orgullo el Escapulario de Nuestra Señora del Carmen como signo de que pertenecemos a María: estamos en la Escuela de María, estamos en la Familia de María y estamos en el Corazón de María.
15 DE AGOSTO – ASUNCIÓN DE MARÍA AL CIELO. En pleno verano y en pleno mes de agosto, la Iglesia nos recuerda que debemos elevar nuestra mirada a María, que es llevada al cielo en cuerpo y alma. Es la Asunción de María, el último dogma mariano proclamado por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950.
22 DE AGOSTO – LA REINA DE MARÍA. Una semana después de celebrar la entrada triunfal de María en el Cielo en cuerpo y alma, la Iglesia celebra que María es coronada en el Cielo como Reina del Cielo y de la tierra, Reina de los ángeles y de los santos, y ojalá sea la Reina de nuestros corazones.
8 DE SEPTIEMBRE ¡Feliz cumpleaños María! Así es. Hay un día en el que
celebramos el cumpleaños de Jesús, pero también celebramos el cumpleaños de María. Este día cae nueve meses después de su Inmaculada Concepción: Del 8 de diciembre al 8 de septiembre. ¡Feliz cumpleaños, María!
12 DE SEPTIEMBRE – EL SANTO NOMBRE DE MARÍA. Menos conocido, pero de gran importancia para los Oblatos de la Virgen María, por ser su Fiesta Titular, es EL SANTO NOMBRE DE MARÍA. Los dos Santos Nombres son JESÚS Y MARÍA.
15 DE SEPTIEMBRE – NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES El 14 de septiembre es la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, una mini meditación del Viernes Santo. Necesariamente lo que sigue el 15 es Nuestra Señora de los Dolores-Stabat Mater-María de pie al pie de la cruz.
OCTUBRE-EL MES DEL SANTÍSIMO ROSARIO En 1917, Nuestra Señora de Fátima se apareció a tres niños pastores seis veces, de mayo a octubre. Dijo que era «Nuestra Señora del Rosario». En la primera aparición les dijo a los niños que rezaran el Rosario todos los días. Les enseñó a rezar esta oración después de cada decena, que seguimos rezando hoy: «Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, sálvanos del fuego del infierno y conduce a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia». En cada una de las apariciones posteriores, la Virgen les recordaba que debían seguir rezando el Santo Rosario diariamente. La Virgen nos lo pide también a nosotros.
7 DE OCTUBRE. Técnicamente, la Iglesia celebra a la Virgen del Rosario el 7 de octubre. Conmemora la victoria de los cristianos sobre los turcos musulmanes en la famosa batalla de Lepanto. Esta victoria se atribuye a la intercesión de María debido al rezo del Santísimo Rosario que el Papa San Pío V animó a todos a rezar para conseguir dicha victoria.
22 DE NOVIEMBRE – PRESENTACIÓN DEL NIÑO MARÍA EN EL TEMPLO. La Iglesia celebra la tradición de que María, cuando era pequeña, fue presentada en el Templo por sus padres, los santos Ana y Joaquín. En el Templo, ya de niña, María estaba siendo preparada para su misión más excelsa y sublime, la de convertirse en la verdadera Madre de Dios.
Este ensayo, relativamente breve, puede ser de gran utilidad para todos los que amamos tanto a la Iglesia como a María, que es la Madre de la Iglesia; ambas cosas son a menudo intercambiables. Es de esperar que podamos ser más conscientes de estas celebraciones litúrgicas marianas. En verdad, María se regocija cuando nosotros, sus hijos espirituales, no sólo entramos en la Iglesia para visitarla, sino sobre todo, cuando asistimos a la Misa y participamos en el Santo Sacrificio de la Misa plena, activa y conscientemente. De hecho, en México (Guadalupe); Lourdes, Francia; y Fátima, Portugal, Nuestra Señora pidió que se construyera una Iglesia. ¿Por qué? Para que nosotros, que formamos parte del Cuerpo Místico de Cristo, sus miembros, podamos recibir dignamente a Jesús en la Santa Comunión. Cada vez que asistimos a la Misa y recibimos a Jesús con fe, fervor y devoción, esto llena de inmensa alegría el Corazón de María, que es la Madre del Cuerpo Místico de Cristo. Sigamos de cerca a Jesús en el Año Litúrgico, pero también tengamos los ojos atentos y abiertos a la Presencia de María, la Madre de Dios, la Madre de la Iglesia y nuestra Madre Celestial.
LECTURAS DEL DIA | 7 DE ENERO 2022
LECTURAS DEL DIA | 6 DE ENERO 2022
Jueves después de Epifanía
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
JUEVES 6 DE ENERO Lc. 4,14-22 «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para dar la buena noticia a los pobres».
Qué interesante, «la Buena nueva para los pobres». Cuántas veces pensamos en nosotros mismos como los pobres. Si somos sinceros, probablemente no muy a menudo. Sin embargo, en realidad todos somos pobres. No tenemos nada que nuestro buen Dios no nos haya dado, empezando por nuestro propio ser: nuestra vida y el aire que respiramos.
Una buena manera de empezar el año nuevo es comprender lo que es importante para Jesús e intentar, con su gracia, que eso defina quiénes somos. Con Jesús es una cuestión de corazón. El Papa Francisco escribió una maravillosa carta a los sacerdotes y seminaristas con una petición. Que cada noche, antes de retirarse, se presenten ante el Señor y en su presencia se hagan una pregunta: ¿Dónde estaba mi corazón hoy? Porque amar a Jesús y seguir a Jesús es una cuestión de corazón: ¡conformar nuestro corazón a su Corazón! Cuando muramos y estemos ante el Señor, nada más importará. «En el ocaso de la vida, seremos juzgados por el amor». (San Juan de la Cruz) ¡Y el patrón de ese amor es el Sagrado Corazón de Jesús!
Por último, no es posible profundizar en las Ocho Bienaventuranzas y en el Corazón de Jesús con el profundo comentario del P. Ed en una hora santa. Por lo tanto, la meditación de mañana será una repetición ignaciana. Tómate tu tiempo para rezar y meditar y permite que Nuestro Señor conforme tu corazón para que se parezca más al suyo en estas hermosas Bienaventuranzas.
LAS BIENAVENTURANZAS: ACTITUDES DEL CORAZÓN DE JESÚS por el P. Ed Broom, OMV
(Nota: Después de cada Bienaventuranza, se añade una petición. Escribe tu propia petición u oración).
LA PREDICACIÓN DE JESÚS EN SU MEJOR MOMENTO. Nuestra meditación/contemplación será sobre la predicación de Jesús. De hecho, se podría presentar como el corazón de su predicación, el Sermón de la Montaña, que se encuentra en el Evangelio de San Mateo, capítulos 5, 6 y 7. Sin embargo, el enfoque de esta meditación es la predicación de Jesús de las OCHO BEATITUDES y sus promesas. (Mt 5,1-12) El Papa San Juan Pablo II afirmó: «Las Bienaventuranzas son un espejo del Corazón de Jesús». Si quieres sinceramente tener una visión del Sagrado Corazón de Jesús y de sus virtudes más sublimes, entra en las Bienaventuranzas. Esa será nuestra meditación, nuestra contemplación y nuestro desafío: conocer realmente a Jesús más íntimamente, amarlo más ardientemente y motivarse a seguirlo más de cerca para llevar a otros a Él y, por último, pero no menos importante, llegar a ser como Él. Hasta que como San Pablo: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí». (Gal 2,20)
PRIMERA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos».
Jesús vivió lo que predicaba empezando por esta primera Bienaventuranza. Jesús fue rechazado antes de nacer: «no había sitio para ellos en la posada». (Lc 2,7) Nació en un pobre establo de Belén. Tuvo un trabajo duro y exigente como carpintero. Una vez que salió de su casa, no tenía domicilio fijo, como Él mismo dijo: «Las zorras tienen sus madrigueras y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza». (Lc 9,58) Durante tres años, Jesús vivió dependiendo totalmente de los cuidados divinos y providenciales del Padre. Murió rechazado en la cruz, despojado de sus vestiduras y de su dignidad. Finalmente, fue enterrado en una tumba prestada. Jesús vivió verdaderamente la pobreza, el desprendimiento y la confianza total en Dios.
¿Y nosotros? ¿Nos hemos convertido en esclavos de las cosas? ¿Hemos permitido que nuestras posesiones nos posean? ¿Estamos apegados a las personas, a los lugares, a las cosas, a las opiniones, a las circunstancias, incluso a nuestra propia forma de pensar y de vivir? Aquí hay mucho. ¿A qué estamos apegados? Mejor dicho, ¡a qué no estamos apegados! Examinemos nuestra vida y recemos sobre esta bienaventuranza.
Petición: «Señor Jesús, dame la gracia de aferrarme sólo a ti». Ahora escribe tu petición.
SEGUNDA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados».
Tres veces vemos a Jesús llorar en su vida pública. Primero, por la ciudad de Jerusalén: «Cuántas veces quise reunir a tus hijos como la gallina reúne a sus crías bajo sus alas, pero no quisiste». (Mt 23:37) Segundo, ante la muerte de su amigo Lázaro, con María y Marta presentes: «Jesús lloró. Entonces los judíos dijeron: «¡Mirad cómo le amaba!». (Jn 11,35-36) Tercero, en el Huerto de Getsemaní, entrando en su Pasión. Esto se relata en la Carta a los Hebreos: «Durante los días de la vida de Jesús en la tierra, ofreció oraciones y súplicas con fervientes gritos y lágrimas al que podía salvarle de la muerte». (Heb 5,7)
¿Qué provecho se puede sacar del llanto? Nuestra Señora de La Salette (Francia) lloró por los pecados del pueblo. Nuestra Señora de Siracusa (Sicilia) lloró. Nuestra Señora de Akita (Japón) lloró lágrimas de sangre por los pecados del pueblo. Santa Mónica lloró profusamente por la conversión de su hijo descarriado, que se convirtió en un gran santo y doctor de la Iglesia, San Agustín.
Por lo tanto, en reparación, reza sobre esta Bienaventuranza y llora, sobre todo por tus pecados personales, luego por los pecados de los miembros de la familia descarriados y, finalmente, por los pecados del mundo en general. «Convertíos, porque el Reino de Dios está cerca». (Mc 1,15)
Petición: «Señor Jesús, concédeme la gracia de la verdadera contrición por mis pecados y los de los demás, con el deseo de que ninguno se pierda». Ahora escribe tu petición.
TERCERA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra».
La mansedumbre no es debilidad, sino una emoción poderosa bajo control. Muchas veces la mansedumbre se traduce o se entiende como la virtud, tan necesaria, de ¡¡¡PACIENCIA!!! Una vez más contemplamos la infinita paciencia de Jesús en todo momento y lugar. Su paciencia con sus Apóstoles defectuosos y con fallas. Su paciencia con los fariseos que le atacaban constantemente. Su paciencia con los muchos pecadores que vinieron a Él. Sobre todo, su paciencia en su Pasión. Su paciencia al llevar la cruz: ahora tropezando y cayendo, ahora levantándose de nuevo. Su paciencia y misericordia hacia sus enemigos: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». (Lc 23,34)
Contemplemos a Jesús y pidamos la verdadera mansedumbre de corazón con esta oración «Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo». Pidamos paciencia con Dios y su trato con nosotros; paciencia con los demás, especialmente con los miembros de la familia; y paciencia con nosotros mismos. Lo más importante es que nunca nos dejemos llevar por el desánimo. Cuando nos caigamos, ¡levantémonos! Nunc Coepi-Ahora comienzo. «Aunque me caiga mil veces al día, mil veces me levantaré de nuevo y diré Nunc Cœpi-Ahora empiezo». (Ven. Bruno Lanteri, Fundador de los Oblatos de la Virgen María)
Petición: «Señor Jesús, ayúdame a ser rápido para escuchar, lento para hablar y nunca para juzgar». Ahora escribe tu petición.
CUARTA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia o santidad, porque serán saciados».
Jesús es santo, es decir, toda la vida de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo es un modelo de santidad resplandeciente y perfecta, un modelo a seguir, a imitar. Jesús quiere que seamos santos, que nos convirtamos en un gran santo. Más adelante, Jesús nos dará un mandato imperativo: «Sed santos como vuestro Padre celestial es santo». (Mt 5,48) Lo que Jesús nos manda hacer, Él nos dará la gracia y el poder para llevarlo a cabo.
En primer lugar, debemos suplicar con fervor, con frecuencia y llenos de fe la gracia de ser santos. Luego, que en todas nuestras palabras, acciones e intenciones tengamos a Jesús siempre ante nuestros ojos. Uno de los libros más famosos que se han escrito es precisamente eso: ¡¡¡La imitación de Cristo!!! Pide la gracia de vivir esta maravillosa pero desafiante Bienaventuranza. Que la oración del salmista sea tuya y mía: «Como el ciervo anhela los arroyos que corren, así te anhela mi alma, Señor, Dios mío». (Sal 42,1) ¡¡¡Que tengamos hambre y sed de Dios y de la santidad, por encima de cualquier otra persona, lugar o cosa en nuestra vida!!!
Petición: «Señor Jesús, tú eres el Sastre, yo soy la tela, hazme santo, aunque me duela». Ahora escribe tu petición.
QUINTA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los misericordiosos, porque se les mostrará la misericordia».
Una vez más, Jesús es nuestro modelo sublime y supremo en su predicación y en su estilo de vida. Algunas de sus enseñanzas sobre la importancia de la misericordia:
+ «Sed misericordiosos como vuestro Padre Celestial es misericordioso». (Lc 6,36)
+ «Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden». (El Padre Nuestro)
+ «Os digo que el que se enoja con un hermano será sometido a juicio. Deja tu regalo y reconcíliate primero con tu hermano y luego ofrece tu regalo». (Mt 5,22-23)
+ «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen». (Lc 23,34 – primeras palabras de Jesús mientras colgaba de la cruz).
Por supuesto, el ejemplo más sublime de la misericordia mostrada por Jesús, como se mencionó anteriormente, fue cuando colgó de la cruz, básicamente una herida abierta: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen». (Lc 23:34) Azotado, coronado de espinas, escupido, insultado, abandonado por sus amigos, y aparentemente por su Padre Celestial, ¿qué hace Jesús? Los perdona desde lo más profundo de su corazón traspasado. Qué ejemplo tan sublime de amor, compasión, perdón y, sobre todo, ¡¡¡la BEATITUD de la MISERICORDIA!!!
Tu propia vida y la Misericordia. Excava en lo más profundo de tu corazón y sé sincero, honesto y transparente. ¿Cuántas veces en tu vida has estado dispuesto a perdonar? Pide ahora la gracia de perdonar a todos los que te han hecho daño, y sobre todo pide la gracia de rechazar el resentimiento y los sentimientos duros que militan contra la vivencia de esta Bienaventuranza: «Bienaventurados los misericordiosos porque recibirán misericordia». San Ignacio nos da el secreto para lograrlo: Agere Contra, que significa actuar contra. Actúa contra tu resentimiento y tus rencores rezando diariamente por las personas que te han hecho daño en tu vida, aunque no te apetezca, ¡sobre todo si no te apetece! Esto no es hipocresía, es una virtud heroica. La gracia de Dios hará el resto. ¡Y la persona que Dios liberará, serás tú!
Petición: «Señor Jesús, ¡dame tu Corazón para amar cuando mi corazón es demasiado pequeño!» Ahora escribe tu petición.
SEXTA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los limpios de corazón (puros de corazón) porque ellos verán a Dios».
Una virtud y una disposición del corazón y del alma muy difícil de vivir. Jesús es nuestro modelo siempre y en todo momento. Los ojos, la mente, el corazón, el alma, el cuerpo e incluso las intenciones de Jesús fueron siempre purísimas y se centraron en el Rostro del Padre Eterno. La voluntad de Jesús era cumplir la voluntad de Su Padre Celestial. Nuestra Señora de Fátima dijo con tristeza que la mayoría de las almas se pierden como resultado de la impureza, rompiendo el 6º y 9º Mandamiento. Mira en tu interior, en tu vida pasada y presente, y ruega humildemente por la pureza. Suplica por la pureza de los ojos, los oídos, el cuerpo, la mente, el corazón, el alma, e incluso la pureza de intención. En palabras de San Pablo: «Tanto si coméis como si bebéis, hacedlo todo para el honor y la gloria de Dios». (1Cor. 10:31) Recuerda el lema de San Ignacio en los Ejercicios Espirituales: A.M.D.G. -Todo para la honra y gloria de Dios. Finalmente, en las palabras de San Pablo de nuevo: «Habéis sido redimidos por la Sangre de Jesús; por tanto, ¡glorificad a Dios en vuestros cuerpos!». (1 Cor. 6:20)
Nuestros cuerpos son templos del Dios vivo. Que los utilicemos en todo momento y lugar para glorificar a Dios. Para terminar, dirígete a la Santísima Virgen María y conságrate a su purísimo e Inmaculado Corazón: «¡Dulce Corazón de María, sé mi salvación!». Quita las espinas de su Corazón, y en su lugar corona su Corazón con hermosas rosas: ¡¡¡los pétalos de rosa de la pureza de corazón, mente, cuerpo y alma!!!
Petición: «María, mi Reina y mi Madre, me consagro hoy enteramente a ti, mis ojos, mis oídos, mi boca, mi corazón, todo mi ser sin reservas. Como soy tu querida Madre, guárdame y guárdame como tu propiedad y posesión». Ahora escribe tu petición.
SÉPTIMA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los pacificadores porque serán llamados hijos de Dios».
¡Levanta tus ojos a Jesús y pide la gracia de vivir esta Bienaventuranza que se refiere a la paz! El profeta Isaías llamó a Jesús el Príncipe de la Paz. Jesús saludaba a los Apóstoles con la palabra: SHALOM que significa: ¡La paz sea con vosotros! Al nacer Jesús, el coro de ángeles cantó: «Gloria a Dios en las alturas y paz a los hombres de buena voluntad». (Lc 2,13-14) Al aparecerse a los Apóstoles en el Cenáculo aquella noche del primer domingo de Pascua, Jesús se dirigió a los Apóstoles con estas palabras «‘¡Shalom! Como el Padre me envía, así os envío yo’. Sopló sobre ellos y dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo; a quienes perdonéis los pecados, les serán perdonados, y a quienes tengáis atados los pecados, les serán atados'». (Jn. 20:21-23)
Una interpretación sacramental clave de esta bienaventuranza es la siguiente: para ser un verdadero pacificador, primero debemos estar en paz con Dios renunciando al pecado y a nuestros patrones pecaminosos. Porque nunca estaremos en paz con los demás mientras estemos en guerra con Dios y con nosotros mismos. ¿Cómo se puede hacer esto? Muy claramente, formando el hábito de las confesiones sacramentales frecuentes, bien preparadas y hechas. Qué palabras tan bellas y consoladoras las del sacerdote: «Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Tus pecados están perdonados, vete en PAZ». Medita sobre esta Bienaventuranza y examina tu hábito de confesión y la calidad de tus confesiones. Es probable que se pueda mejorar. ¡Que la Virgen, Reina de la Paz, venga en nuestra ayuda!
Petición: «Señor Jesús, ayúdame a ser fiel a mi Examen Diario, a ser consciente incluso de los pecados veniales, de las faltas y de los fallos y a traerlos a la Confesión, para que la semilla no eche raíces y se convierta en el árbol del pecado grave». Ahora escribe tu petición.
OCTAVA BIENAVENTURANZA: «Bienaventurados los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos».
Una vez más, está claro que no sólo Jesús enseñó esto, sino que lo vivió en el más alto grado de perfección. No sólo Jesús fue perseguido, sino que pasó por su más amarga Pasión, sufrimiento y muerte en la cruz. Todo esto es una enseñanza muy sublime de la Bienaventuranza sobre la Persecución. Como dicen los Hechos de los Apóstoles: «Jesús anduvo haciendo el bien». (Hechos 10:38) A pesar de su bondad y de todo el bien que hizo -su amor por los pobres, los enfermos, los que sufren, los marginados, los olvidados y abandonados, incluso los niños pequeños, los huérfanos y las viudas, el perdón a los penitentes-, Jesús fue clavado en la cruz.
Por eso, si realmente vivimos las siete primeras Bienaventuranzas, nuestra recompensa es la octava: «Dichosos los que son perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos». En efecto, si usted vive real y verdaderamente el Evangelio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, entonces experimentará alguna forma de persecución. Podría ser en el trabajo, o en su familia extendida, o incluso en su familia inmediata, tal vez incluso de su cónyuge e hijos. Jesús dijo que no vino a traer la paz sino la guerra, especialmente en la familia. Los miembros de la familia estarán divididos debido a su lealtad y amor por Jesús el Señor. No podemos servir al dinero y a Dios, ni al mundo y a Dios. Son diametralmente opuestos. Jesús debe ser nuestro alfa y omega, nuestro principio y fin, nuestro principio y fundamento, nuestro propósito y significado en la vida. Jesús tiene que ser el deseo ardiente y constante de nuestro corazón. ¿Quiénes fueron los que realmente vivieron esta última Bienaventuranza en el grado más alto? Evidentemente, se trata de la clase que llamamos de los MÁRTIRES, palabra que significa testigo. Ellos dieron el testimonio más elocuente de su amor por el Señor Jesús, imitando a Jesús al derramar su sangre por Él. «No existe mayor amor que dar la vida por sus amigos». (Jn 15,30)
Petición: «Señor Jesús, yo rehúyo la cruz. ¡Pero el Padre Ed dice que no nos darás una cruz sin la correspondiente gracia para llevarla! ¡Jesús, te amo! Jesús, ¡confío en ti! Jesús, ¡no permitas que me separe de ti!» Ahora escribe tu petición.
CONCLUSIÓN
Que esta seria y profunda meditación sobre las Bienaventuranzas te impulse con todas las fibras de tu ser a conocer más a Jesús, a amarlo más ardientemente y a seguirlo más de cerca, para llevar a otros a Él con más frecuencia, y vivir las palabras de San Pablo relacionadas con nuestra transformación en Cristo: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí». (Gal 2,20)
Notas biográficas: El Papa Francisco en Gaudete et Exultate ha dejado un excelente comentario sobre las Bienaventuranzas, capítulo tercero, números 63-109. También, el autor moderno, predicador y director de retiros, Jacques Phillipe, ha escrito un libro sobre las Bienaventuranzas. ¡Grandes recursos para nuestra vida y crecimiento espiritual!
LECTURAS DEL DIA | 5 DE ENERO 2022
Memoria de San Juan Nepomuceno Neumann, obispo
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
MIÉRCOLES, 5 DE ENERO Mc. 6, 45-53 «No habían entendido el incidente de los panes. Al contrario, tenían el corazón endurecido».
¿Se han embotado nuestras mentes y nuestros corazones, se han vuelto obtusos hacia la Presencia Real de Jesús en la Misa y en la Sagrada Comunión? ¿Se ha convertido en algo tan común que lo damos por sentado? ¡¡¡Ya no apreciamos el misterio y el milagro -el Mayor Milagro de la Presencia Real de Jesús llamado desde el Cielo por las palabras del sacerdote y la acción del Espíritu Santo en la Consagración del pan y el vino al Cuerpo y la Sangre de Jesucristo!!!
Ayer meditamos sobre siete pasajes bíblicos del Antiguo Testamento que apuntan a la Eucaristía. Hoy meditaremos sobre ocho referencias del Nuevo Testamento a la Eucaristía. ¡Que el Espíritu Santo encienda de nuevo nuestros corazones por Jesús, nuestro amado Señor y Salvador, verdaderamente presente en la Santísima Eucaristía y anhelando ser recibido por cada uno de nosotros en la Santa Comunión!
SEGUNDA PARTE DE UNA MEDITACIÓN EN DOS PARTES
SEGUNDA PARTE: JESÚS ES VERDADERAMENTE EL PAN DE VIDA OCHO DE LOS 15 PASAJES BÍBLICOS QUE APUNTAN A LA EUCARISTÍA… Por el P. Ed Broom, OMV
REFERENCIAS DEL NUEVO TESTAMENTO A LA EUCARISTÍA
Ahora pasaremos del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento y nos adentraremos en las muchas fuentes inspiradoras que todos estamos llamados a leer y meditar para que crezcamos en la fe, el amor y la devoción por Jesús que está verdaderamente presente en el Pan de Vida.
JUAN Capítulo 6. Una vez más volvemos al importantísimo capítulo de Juan 6. Este largo capítulo de 71 versículos ofrece tres temas esenciales para nuestra meditación.
Jesús multiplica los panes. Aquí Jesús obra un milagro sobre la naturaleza multiplicando los panes y los peces para la multitud, y también para nosotros, a fin de disponer y preparar nuestras mentes, corazones y almas para el milagro de la Eucaristía.
Jesús camina sobre el agua, mostrando su poder sobre su propio cuerpo, preparándonos de nuevo para el milagro de la Eucaristía. En Mt 14:22-32, Jesús camina sobre el agua y le da a Pedro el poder de caminar sobre el agua mientras mantenga sus ojos en el Señor. Si creemos de verdad en el Señor, podemos realizar milagros. «Señor, yo creo, pero ayuda a mi incredulidad». (Mc 9,24)
Finalmente, cerca de dos tercios del capítulo 6 de Juan es el DISCURSO DEL PAN DE VIDA. Esta magnífica predicación de Jesús enseña sin tartamudear, con la mayor claridad, que si queremos vivir para siempre debemos alimentarnos del Pan de Vida: «En verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.» (Jn 6,53)
MATEO 26:26-28 / LUCAS 22:19-20. LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA. En el contexto de la Última Cena, Jesús celebra la Primera Misa en esa noche de Jueves Santo. En el mismo contexto, Jesús instituye y ordena a los primeros sacerdotes; éstos son los Apóstoles. «Mientras comían, Jesús tomó pan y, después de dar gracias, se lo dio diciendo: «Tomad y comed, esto es mi cuerpo». Luego tomó un cáliz y, después de dar gracias, se lo dio diciendo: «Bebed todos de él. Esto es mi sangre de la alianza, que se derrama por muchos para el perdón de los pecados». En el relato de la Última Cena de Lucas 22:19, Jesús dice a los apóstoles: «Haced esto en memoria mía». Esta es la institución del sacerdocio. Con asombro y agradecimiento, elevemos nuestros corazones en alabanza al Señor por este sublime don de la Eucaristía. Supliquemos una mayor fe y amor por la Eucaristía, así como imploremos al Señor por sacerdotes buenos y santos.
REVELACIÓN 3:20. JESÚS SE LEVANTA Y LLAMA. «¡Aquí estoy! Estoy a la puerta y llamo. Si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré y comeré con él, y él conmigo». Este breve pero desafiante pasaje presenta a Jesús como un peregrino-viajero que llama a la puerta. El dueño puede optar por dejar la puerta cerrada e ignorar la llamada del viajero o puede abrir la puerta al cansado viajero e invitarle a cenar. El Señor Eucarístico llama ahora a la puerta de tu corazón. ¿Cuál es tu respuesta?
I CORINTIOS 11:17-34. EL ABUSO EUCARÍSTICO. ¡Este pasaje de la Carta de San Pablo a los Corintios El estalla! Desgraciadamente, en esta primera comunidad cristiana había miembros que abusaban de la Eucaristía. Los más pudientes comían y bebían, incluso se emborrachaban, y descuidaban a los pobres. Después de este escándalo, comían y bebían el Cuerpo y la Sangre del Señor, y San Pablo dice que para su propia condenación. Este pasaje bíblico nos da el fundamento de la importancia de recibir la Eucaristía, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, en estado de gracia. De lo contrario, podríamos estar comiendo y bebiendo, no para nuestra salvación, ¡sino para nuestra propia condenación!
LUCAS 24:13-35. LOS DISCÍPULOS EN EL CAMINO DE EMMAUS. Un hermoso y conmovedor pasaje pascual nos ofrece un resumen de la Santa Misa en miniatura. Dos discípulos, que se alejan de Jerusalén después de la crucifixión y muerte de Cristo, se encuentran en el fondo de la desolación hasta que un extraño se une a ellos. Ese «extraño» es Jesús resucitado, no reconocido por ellos. El recorrido de camino a su casita hablando con Jesús y escuchándole es la Liturgia de la Palabra. «Jesús les dijo: «¿No tenía el Mesías que sufrir estas cosas y luego entrar en su gloria?». Empezando por Moisés y por todos los Profetas, les explicó lo que decían todas las Escrituras sobre él.»
La Fracción del Pan en la casita de Emaús es la Liturgia de la Eucaristía. Al acercarse a su destino, instan a Jesús a quedarse con ellos. Sentado a la mesa, toma el pan, da gracias, parte el pan y da el pan, sólo que ya no es pan, es Su Cuerpo y Sangre en la Sagrada Eucaristía. «Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, y desapareció de su vista. Se preguntaban unos a otros: «¿No ardía nuestro corazón dentro de nosotros mientras nos hablaba por el camino y nos abría las Escrituras?» Una interpretación clave: cuando vivimos y caminamos sin Jesús, vivimos y caminamos en la más absoluta oscuridad, desolación y tristeza. Sin embargo, una vez que permitimos que Jesús camine con nosotros en Su Palabra en la Sagrada Escritura, y que habite dentro de nosotros en Su Cuerpo y Sangre en la Eucaristía, Jesús, el Hijo de Dios y la Luz del Mundo, atraviesa las nubes y brilla en nuestro camino, las nubes de la tristeza se disipan y experimentamos una alegría desbordante y abundante.
MATEO 6:9-13. En la oración que comúnmente llamamos PADRE NUESTRO, hay siete peticiones. Una de ellas se refiere a la Eucaristía y a la Santa Cena. «Danos hoy nuestro pan de cada día…» Una de las formas en que esto puede interpretarse es el reto, en la medida en que sea posible según sus obligaciones diarias, de asistir a la Misa y recibir la Sagrada Comunión incluso a diario. En otras palabras, este pan de cada día podría interpretarse como la misa y la comunión diarias. Los que han adquirido el hábito de la Misa y la Comunión diarias descubren que no pueden vivir sin este alimento de nuestro Señor Eucarístico. Pruébalo: misa y comunión diarias, y verás cómo mejora tu vida.
LUCAS 1:38. MARÍA Y LA RECEPCIÓN DE JESÚS. Tan pronto como la Virgen dio su consentimiento a Dios por medio del Arcángel Gabriel con las palabras de su Fiat, su Sí: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc. 1,38), entonces «La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros». (Jn. 1:14) El Papa San Juan Pablo II hace un paralelismo entre el SÍ de María a Dios y nuestro AMÉN cuando recibimos a Jesús en la Santa Comunión. En este sentido, el Sí de María resultó en recibir a Jesús en su corazón, mente, cuerpo y alma; así también nuestro AMEN cuando recibimos a Jesús en la Santa Comunión resulta en que Jesús entra en nuestro corazón y en el centro mismo de nuestro ser. Por eso, es importante pedirle a María la gracia de recibir a Jesús con gran fe, devoción y amor en la Santa Comunión.
LUCAS 1,46-55. EL MAGNIFICAT DE MARÍA. Concluimos con una nota mariana tomada del gran amante de María, San Luis de Montfort, que nos dio la Verdadera Devoción a María. En relación con la Misa, la Sagrada Comunión y la Eucaristía, de Montfort dice que una de las mejores maneras en que podemos rendir una adecuada acción de gracias a Jesús después de recibirlo en la Sagrada Comunión es rezando el MAGNIFICAT de María. «Mi alma proclama la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador…» (Lc 1,46-55)
Que por intercesión del purísimo e Inmaculado Corazón de María crezcáis todos en la fe, en la creencia, en la devoción y en el amor a Jesús en las frecuentes y fervorosas misas y comuniones. En efecto, Jesús es el Pan de Vida, y quien come su Cuerpo y bebe su Sangre tendrá vida eterna en la alegría, la paz y la felicidad para siempre en el Cielo. «Oh Sacramento santísimo, oh Sacramento divino, toda alabanza y toda acción de gracias sean en todo momento para voz». Amen.
- « Previous Page
- 1
- …
- 29
- 30
- 31
- 32
- 33
- …
- 147
- Next Page »