Viernes de la VII semana del Tiempo ordinario
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
VIERNES 25 DE FEBRERO Mc 10,1-12 «Jesús les dijo: «Desde el principio de la creación, Dios los hizo hombre y mujer. Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún ser humano debe separarlo».
A menudo hemos oído decir al P. Ed: «¡Nunca hemos vivido en un mundo con tanta información y, al mismo tiempo, con tanta confusión!». El P. Ed aclara la confusión con un razonamiento claro y convincente, basado en las verdades bíblicas, sobre la mayor mentira de todas.
¡¡EVITEMOS LA CRISIS DE IDENTIDAD SEXUAL!! Por el P. Ed Broom, OMV
Todo lo que Dios creó en el mundo es bueno. Después de crear, en el Libro del Génesis, Dios dice que era bueno. Las estrellas, la luna, la tierra, los mares, los animales, la noche y la luz: todo lo que Dios creó era y es bueno.
Ahora bien, la cumbre o ápice de la creación fue cuando Dios decidió crear al hombre y a la mujer, y los creó a su imagen y semejanza. De todo lo que Dios creó, las personas humanas, el hombre y la mujer, son lo más grande del mundo natural. Tanto es así que Dios creó a todos los demás seres subordinados a las personas humanas, el hombre y la mujer. Además, Dios creó a todos los demás seres inferiores como medio para ayudar al hombre y a la mujer a llegar a su destino final, que es la dicha eterna del Cielo.
En otras palabras, toda la realidad creada fue creada por Dios para que las personas humanas -hombre y mujer- pudieran utilizar la creación como una escalera para ascender al Cielo. En pocas palabras, el hombre y la mujer deben utilizar la creación para su propio fin y propósito a fin de llegar al Cielo, y no abusar de la realidad creada.
Nunca hemos vivido en un mundo con tanta información. Con el uso adecuado de Internet, podemos aprender sobre casi cualquier cosa en cuestión de pocos segundos. Sin embargo, también hay que decir que nunca hemos vivido en un mundo con tanta confusión.
Por ello, este breve artículo presentará una explicación clara y concisa de la identidad, el propósito y el destino de las personas humanas. Debemos saber de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde nos dirigimos en nuestra corta estancia terrenal. La claridad del propósito, la identidad y el destino es indispensable para las personas humanas.
LA CREACIÓN ES BUENA. Como ya hemos dicho, todo lo que sale de la mano creadora de Dios es bueno, desde lo más sencillo de la creación hasta lo más elevado: las personas:
el hombre y la mujer. El mal proviene del abuso de los dones buenos de Dios; ¡a esto lo llamamos pecado!
DIOS CREÓ AL HOMBRE Y A LA MUJER A SU SEMEJANZA. La Biblia afirma inequívocamente que Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. Simplemente piensa en lo siguiente: hay vestigios en las personas humanas -hombre y mujer- que reflejan atributos que son cualidades de Dios. Tres serían los siguientes: intelecto, voluntad y alma. Las personas humanas tienen intelecto para conocer la verdad; tienen voluntad para amar a Dios; tienen un alma inmortal para vivir más allá de la tumba y estar unidos a un Dios Inmortal por toda la eternidad.
DOS IDENTIDADES SEXUALES DISTINTAS Y DIFERENCIADAS. Ahora, en medio del caos y la confusión de la crisis de la identidad sexual, hay que afirmar con la mayor claridad que desde el principio Dios creó dos personas humanas diferentes con identidades sexuales distintas. No hay mezcla ni confusión.
HOMBRE Y MUJER. La distinción es muy clara: hombre y mujer. Dios creó al varón y a la mujer, al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza. (Leer Gn. 3:18-25). «Entonces, el Señor Dios echó un sueño profundo sobre el hombre, y mientras dormía, le sacó una de sus costillas y cerró su lugar con carne. El Señor Dios construyó una mujer con la costilla que había tomado del hombre. Cuando la trajo al hombre, éste dijo: ‘Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta se llamará mujer, porque fue sacada del hombre'». (Génesis 2:21-23)
NOMBRES DEL PRIMER HOMBRE Y DE LA PRIMERA MUJER: La Biblia da los nombres del primer hombre y de la primera mujer: el nombre del primer hombre, Adán, que significa sacado de la tierra; el de la primera mujer, Eva, que significa madre de todos los vivientes.
EL MATRIMONIO: ¡NATURALEZA Y FINALIDAD! Desde el principio, Dios, que es el autor, el origen y el amante de la vida, deseó la vida y la multiplicación de la vida, especialmente la vida humana. El medio por el que Dios, desde el principio, deseó que la nueva vida tuviera su origen es a través de la unión amorosa del hombre y la mujer, del varón y la mujer (dos sexos separados y distintos). Esto realiza su propósito y perfección en la más antigua de las instituciones de la Biblia: el Santo Matrimonio. El vínculo del Santo Matrimonio tiene lugar entre el hombre y la mujer, y la primera unión fue la de Adán y su unión con Eva. Adán, el esposo, y Eva, la esposa.
PASAJE BÍBLICO CLAVE: DISTINCIÓN DE SEXOS Y UNIÓN MATRIMONIAL. Un pasaje clave para la distinción de los sexos y el propósito de la unión marital es el siguiente: «Por eso el hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer y los dos se convierten en una sola carne». (Gen. 2:24) Jesús lo confirma y añade «Y lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre». (Mt. 19:6) Estas pocas palabras fundamentan tanto el Santo Matrimonio como su carácter indisoluble y su permanencia.
LOS DOS SEXOS DIFERENTES Y DISTINTOS Y LA COMPLEMENTARIEDAD Dios creó al varón y a la mujer, a Adán y a Eva como personas humanas distintas. Sin embargo, hay que afirmar con toda claridad que no hay superioridad entre el hombre y la mujer. Más bien, hay igualdad pero complementariedad. Es decir, tanto el hombre como la mujer son diferentes física, biológica, emocional, afectivamente y en sus diferencias se complementan y completan por su unión amorosa.
HAY QUE NOMBRARLO, REIVINDICARLO, DOMESTICARLO Y CORREGIRLO. Hay que afirmar con toda claridad que hoy en día existe una crisis de identidad sexual que, lamentablemente, se está extendiendo como un reguero de pólvora. Esta se manifiesta promoviendo la práctica de la homosexualidad, el lesbianismo, la bisexualidad, la transexualidad. No sólo eso, sino también la aprobación legal y la promoción de los cambios de sexo quirúrgicos. Todo esto va totalmente en contra de la explicación bíblica anterior, así como de la Ley Natural escrita en el corazón de toda persona humana, y del mero sentido común. Más aún, si esta aberrante y errónea agenda sexual crece, militará fuertemente contra la familia que es la célula básica de la sociedad, la institución primaria y fundacional de la sociedad. La historia lo ha demostrado: cuando la familia se deshace en una sociedad, entonces esa sociedad y la civilización se ponen en peligro, y declinarán y terminarán en la debacle y la ruina. Así que debemos nombrarla, reclamarla, domesticarla y corregirla.
ACEPTA EL DISEÑO Y LA VOLUNTAD DE DIOS PARA TI. Dios te ama con un amor eterno e infinito y Su amor nunca cambia. Debemos aceptar humildemente y con gran gratitud la forma en que Dios nos creó. Él nos creó hombre o mujer, niño o niña. No hay otra opción. Agradezcamos a Dios su amor y su bondad y sintámonos orgullosos de nuestra identidad sexual diferenciada. En palabras de San Pablo, esforcémonos por glorificar a Dios con todo nuestro ser, con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma en esta vida para glorificarlo para siempre en el cielo.
En conclusión, amigos míos, hermanos y hermanas en Cristo, pidamos la gracia de tener la máxima claridad en cuanto a nuestra propia identidad sexual distintiva -nuestra identidad masculina o nuestra identidad femenina- y vivamos de acuerdo con esta identidad. Como adultos y padres, hagamos también todo lo que esté en nuestras manos para ayudar a nuestros hijos, a nuestros adolescentes, a no caer en esta perniciosa, venenosa y tóxica crisis de identidad sexual. Aprendamos la Verdad sobre Dios y sobre nosotros mismos: nuestra identidad sexual diferenciada. Vivamos la verdad, amemos la verdad y enseñemos la verdad. De hecho, Jesús es «EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA Y LA VERDAD NOS LIBERA».