Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

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Jul 28 2020

LECTURAS DEL DIA | 28 DE JULIO 2020

28 de julio 2020

Martes de la XVII semana del Tiempo ordinario

Primera lectura

Jer 14, 17-22

Que mis ojos lloren sin cesar de día y de noche,
porque la capital de mi pueblo está afligida por un gran desastre,
por una herida gravísima.
Si salgo al campo, encuentro gente muerta por la espada;
si entro en la ciudad, hallo gente que se muere de hambre.
Hasta los profetas y los sacerdotes
andan errantes por el país y no saben qué hacer.

¿Acaso has rechazado, Señor, a Judá?
¿O te has cansado ya de Sión?
¿Por qué nos has herido tan gravemente,
que ya no tenemos remedio?
Esperábamos tranquilidad y sólo hay perturbación;
esperábamos la curación y sólo encontramos miedo.

Reconocemos, Señor, nuestras maldades
y las culpas de nuestros padres;
hemos pecado contra ti.
Por ser tú quien eres, no nos rechaces;
no deshonres el trono de tu gloria.
Acuérdate, Señor, de tu alianza con nosotros
y no la quebrantes.
¿Acaso los ídolos de los paganos pueden hacer llover?
¿Acaso los cielos, por sí solos, pueden darnos la lluvia?
Tú solo, Señor y Dios nuestro, haces todas estas cosas,
por eso en ti tenemos puesta nuestra esperanza.

Salmo Responsorial

Salmo 78, 8. 9. 11 y 13

R. (9bc) Socórrenos, Señor, y te alabaremos.
No recuerdes, Señor, contra nosotros,
las culpas de nuestros padres.
Que tu amor venga pronto a socorrernos,
porque estamos totalmente abatidos. R.
R. Socórrenos, Señor, y te alabaremos.
Para que sepan quién eres,
socórrenos, Dios y salvador nuestro.
Por el honor de tu nombre,
sálvanos y perdona nuestros pecados. R.
R. Socórrenos, Señor, y te alabaremos.
Que lleguen hasta ti los gemidos del cautivo;
con tu brazo poderoso salva a los condenados a muerte.
Y nosotros, pueblo tuyo y ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre
y de generación en generación te alabaremos. R.
R. Socórrenos, Señor, y te alabaremos.

Aclamación antes del Evangelio

R. Aleluya, aleluya.
La semilla es la palabra de Dios y el sembrador es Cristo;
todo aquel que lo encuentra vivirá para siempre.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 13, 36-43

En aquel tiempo, Jesús despidió a la multitud y se fue a su casa. Entonces se le acercaron sus discípulos y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña sembrada en el campo”.

Jesús les contestó: “El sembrador de la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del demonio; el enemigo que la siembra es el demonio; el tiempo de la cosecha es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

Y así como recogen la cizaña y la queman en el fuego, así sucederá al fin del mundo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles para que arranquen de su Reino a todos los que inducen a otros al pecado y a todos los malvados, y los arrojen en el horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga’’.

Catecismo de la Iglesia Católica

La alianza con Noé

56 Una vez rota la unidad del género humano por el pecado, Dios decide desde el comienzo salvar a la humanidad a través de una serie de etapas. La alianza con Noé después del diluvio (cf. Gn 9,9) expresa el principio de la Economía divina con las «naciones», es decir con los hombres agrupados «según sus países, cada uno según su lengua, y según sus clanes» (Gn 10,5; cf. Gn 10,20-31).

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Jul 27 2020

LECTURAS DEL DIA | 27 DE JULIO 2020

27 de julio 2020

Lunes de la XVII semana del Tiempo ordinario

Primera lectura

Jer 13, 1-11

El Señor me dijo: “Ve a comprar un cinturón de lino y póntelo en la cintura, pero no lo metas en el agua”. Compré el cinturón y me lo puse en la cintura, según la orden del Señor.

Entonces el Señor me habló por segunda vez y me dijo: “Toma el cinturón que compraste y que llevas puesto en la cintura, levántate y vete al río Eufrates y escóndelo ahí, en el agujero de una roca”. Fui y lo escondí en el Eufrates, como me había ordenado el Señor.

Al cabo de mucho tiempo, me dijo el Señor: “Levántate, vete al Eufrates y recoge el cinturón que te mandé que escondieras ahí”. Fui al Eufrates, escarbé y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido; pero el cinturón se había podrido: no servía para nada.

Entonces el Señor me habló y me dijo: “Esto dice el Señor: ‘Del mismo modo haré yo que se pudra la gran soberbia de Judá y de Jerusalén. Ese pueblo malvado se ha negado a obedecerme, se porta obstinadamente, ha seguido a otros dioses para servirlos y adorarlos, y será como este cinturón, que ya no sirve para nada. Porque así como el cinturón va adherido al cuerpo, así quise llevar unidas a mí a la casa de Israel y a la casa de Judá, para que fueran mi pueblo, mi fama, mi gloria y mi honor; pero ellos no me escucharon’”.

Salmo Responsorial

Deuteronomio 32, 18.-19. 20. 21

R. (cf. 18a) Abandonaron a Dios, que les dio la vida.
Abandonaron a Dios, que los creó,  
y olvidaron al Señor, que les dio la vida.
Lo vio el Señor, y encolerizado,
rechazó a sus hijos y a sus hijas. R.
R. Abandonaron a Dios, que les dio la vida.
El Señor pensó: “Me les voy a esconder
y voy a ver en qué acaban,
porque son una generación depravada,
unos hijos infieles. R.
R. Abandonaron a Dios, que les dio la vida.
Ellos me han dado celos con un dios que no es Dios
y me han encolerizado con sus ídolos;
yo también les voy a dar celos con un pueblo que no es pueblo
y los voy a encolerizar con una nación insensata”. R.
R. Abandonaron a Dios, que les dio la vida.

Aclamación antes del Evangelio

Sant 1, 18

R. Aleluya, aleluya.
Por su propia voluntad el Padre nos engendró
por medio del Evangelio,
para que fuéramos, en cierto modo,
primicias de sus creaturas.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 13, 31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la muchedumbre: “El Reino de los cielos es semejante a la semilla de mostaza que un hombre siembra en su huerto. Ciertamente es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando crece, llega a ser más grande que las hortalizas y se convierte en un arbusto, de manera que los pájaros vienen y hacen su nido en las ramas”.

Les dijo también otra parábola: “El Reino de los cielos se parece a un poco de levadura que tomó una mujer y la mezcló con tres medidas de harina, y toda la masa acabó por fermentar”.

Jesús decía a la muchedumbre todas estas cosas con parábolas, y sin parábolas nada les decía, para que se cumpliera lo que dijo el profeta: Abriré mi boca y les hablaré con parábolas; anunciaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.

Catecismo de la Iglesia Católica

55 Esta revelación no fue interrumpida por el pecado de nuestros primeros padres. Dios, en efecto, «después de su caída […] alentó en ellos la esperanza de la salvación con la promesa de la redención, y tuvo incesante cuidado del género humano, para dar la vida eterna a todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras» (DV 3).

«Cuando por desobediencia perdió tu amistad, no lo abandonaste al poder de la muerte […] Reiteraste, además, tu alianza a los hombres  (Plegaria eucarística IV: Misal Romano).

 

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Jul 26 2020

LECTURAS DEL DIA | 26 DE JULIO 2020

26 de julio 2020

XVII Domingo Ordinario

Primera lectura

1 Reyes 3, 5. 7-12

En aquellos días, el Señor se le apareció al rey Salomón en sueños y le dijo: “Salomón, pídeme lo que quieras, que yo te lo daré”.

Salomón le respondió: “Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí; tú quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y distinguir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?”

Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: “Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Te voy a conceder, además, lo que no me has pedido: tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo”.

Salmo Responsorial

Salmo 118, 57 y 72. 76-77. 127-128. 129-130

R. (97a) Yo amo, Señor, tus mandamientos.
A mí, Señor, lo que me toca
es cumplir tus preceptos.
Para mí valen más tus enseñanzas
que miles de monedas de oro y plata.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Señor, que tu amor me consuele,
conforme a las promesas que me has hecho.
Muéstrame tu ternura y viviré,
porque en tu ley he puesto mi contento.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Amo, Señor, tus mandamientos
más que el oro purísimo;
por eso tus preceptos son mi guía
y odio toda mentira. R.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.
Tus preceptos, Señor, son admirables,
por eso yo los sigo.
La explicación de tu palabra
da luz y entendimiento a los sencillos.
R. Yo amo, Señor, tus mandamientos.

Segunda lectura

Rom 8, 28-30

Hermanos: Ya sabemos que todo contribuye para bien de los que aman a Dios, de aquellos que han sido llamados por él según su designio salvador.

En efecto, a quienes conoce de antemano, los predestina para que reproduzcan en sí mismos la imagen de su propio Hijo, a fin de que él sea el primogénito entre muchos hermanos. A quienes predestina, los llama; a quienes llama, los justifica; y a quienes justifica, los glorifica.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del Reino
a la gente sencilla.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 13, 44-52

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.

El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra.

También se parece el Reino de los cielos a la red que los pescadores echan en el mar y recoge toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.

¿Han entendido todo esto?’’ Ellos le contestaron: “Sí”. Entonces él les dijo: “Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas”.

Catecismo de la Iglesia Católica

II Las etapas de la revelación

Desde el origen, Dios se da a conocer

54 «Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio» (DV 3). Los invitó a una comunión íntima con Ël revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandecientes.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: LECTURAS DEL DIA

Jul 25 2020

LECTURAS DEL DIA | 25 DE JULIO 2020

25 de julio 2020

Fiesta de Santiago, Apóstol

Primera lectura 2 Cor 4, 7-15

Hermanos: Llevamos un tesoro en vasijas de barro, para que se vea que esta fuerza tan extraordinaria proviene de Dios y no de nosotros mismos. Por eso sufrimos toda clase de pruebas, pero no nos angustiamos. Nos abruman las preocupaciones, pero no nos desesperamos. Nos vemos perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no vencidos.

Llevamos siempre y por todas partes la muerte de Jesús en nuestro cuerpo, para que en este mismo cuerpo se manifieste también la vida de Jesús. Nuestra vida es un continuo estar expuestos a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De modo que la muerte actúa en nosotros, y en ustedes, la vida.

Y como poseemos el mismo espíritu de fe que se expresa en aquel texto de la Escritura: Creo, por eso hablo, también nosotros creemos y por eso hablamos, sabiendo que aquel que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros con Jesús y nos colocará a su lado con ustedes. Y todo esto es para bien de ustedes, de manera que, al extenderse la gracia a más y más personas, se multiplique la acción de gracias para gloria de Dios.

Salmo Responsorial

Salmo 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6

R. (5) Entre gritos de júbilo cosecharán
aquellos que siembran con dolor.

Cuando el Señor nos hizo volver del cautiverio,
creíamos soñar;
entonces no cesaba de reír nuestra boca,
ni se cansaba entonces la lengua de cantar.
R. Entre gritos de júbilo cosecharán
aquellos que siembran con dolor.

Au los mismos paganos con asombro decían:
“¡Grandes cosas ha hecho por ellos el Señor!”
Y estábamos alegres,
pues ha hecho grandes cosas por su pueblo el Señor.
R. Entre gritos de júbilo cosecharán
aquellos que siembran con dolor.

Como cambian los ríos la suerte del desierto,
cambia también ahora nuestra suerte, Señor,
y entre gritos de júbilo
cosecharán aquellos que siembran con dolor.
R. Entre gritos de júbilo cosecharán
aquellos que siembran con dolor.

Al ir, iban llorando, cargando la semilla;
al regresar, cantando vendrán con sus gavillas..
R. Entre gritos de júbilo cosecharán
aquellos que siembran con dolor.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Jn 15, 16

R. Aleluya, aleluya.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor,
para que vayan y den fruto y su fruto permanezca.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 20, 20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeo, junto con ellos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: “¿Qué deseas?” Ella respondió: “Concédeme que estos dos hijos míos se sienten, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, en tu Reino”. Pero Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?” Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”.

Al oír aquello, los otros diez discípulos se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ya saben que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. Que no sea así entre ustedes. El que quiera ser grande entre ustedes, que sea el que los sirva, y el que quiera ser primero, que sea su esclavo; así como el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”.


Catecismo de la Iglesia Católica

53 El designio divino de la revelación se realiza a la vez «mediante acciones y palabras», íntimamente ligadas entre sí y que se esclarecen mutuamente (DV 2). Este designio comporta una «pedagogía divina» particular: Dios se comunica gradualmente al hombre, lo prepara por etapas para acoger la Revelación sobrenatural que hace de sí mismo y que culminará en la Persona y la misión del Verbo encarnado, Jesucristo.

San Ireneo de Lyon habla en varias ocasiones de esta pedagogía divina bajo la imagen de un mutuo acostumbrarse entre Dios y el hombre: «El Verbo de Dios […] ha habitado en el hombre y se ha hecho Hijo del hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre» (Adversus haereses, 3,20,2; cf. por ejemplo, Ibid., 3, 17,1; Ibíd., 4,12,4; Ibíd.,4, 21,3).



Saint James the Great by Guido Reni

Santo Santiago, Apóstol
Ruega por nosotros.

 

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: LECTURAS DEL DIA

Jul 24 2020

LECTURAS DEL DIA | 24 DE JULIO 2020

24 de julio 2020

Viernes de la XVI semana del Tiempo ordinario

Primera lectura

Jer 3, 14-17

“Vuélvanse a mí, hijos rebeldes, porque yo soy su dueño, dice el Señor: Iré tomando conmigo a uno de cada ciudad, a dos de cada familia y los traeré a Sión; les daré pastores según mi corazón, que los apacienten con sabiduría y prudencia.

Después, cuando ustedes se hayan multiplicado y hayan prosperado en el país, palabra del Señor, ya no habrá necesidad de invocar el arca de la alianza del Señor, pues ya no pensarán en ella, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se les ocurrirá hacer otra.

En aquel tiempo, llamarán a Jerusalén ‘el trono del Señor’, acudirán a ella todos los pueblos en el nombre del Señor y ya no seguirán la maldad de su corazón obstinado”.

Salmo Responsorial

Jeremías 31, 10. 11-12ab. 13

R. (cf. 10d) El Señor es nuestro pastor.
Escuchen, pueblos, la palabra del Señor,
y anúncienla aun es las islas más remotas:
“El que dispersó a Israel lo reunirá
y lo cuidará como el pastor a su rebaño”. R.
R. El Señor es nuestro pastor.
Porque el Señor redimió a Jacob
y lo rescató de las manos del poderoso.
Ellos vendrán para aclamarlo al monte Sión
Y correrán hacia los bienes del Señor. R.
R. El Señor es nuestro pastor.
Entonces se alegrarán las jóvenes, danzando;
se sentirán felices jóvenes y viejos,   
porque yo convertiré su tristeza en alegría,   
y los llenaré de gozo y aliviaré sus penas. R.
R. El Señor es nuestro pastor.

Aclamación antes del Evangelio

Cfr Lc 8, 15

R. Aleluya, aleluya.
Dichosos los que cumplen la palabra del Señor
con un corazón bueno y sincero,
y perseveran hasta dar fruto.
R. Aleluya.

Evangelio

Mt 13, 18-23

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Escuchen ustedes lo que significa la parábola del sembrador. A todo hombre que oye la palabra del Reino y no la entiende, le llega el diablo y le arrebata lo sembrado en su corazón. Esto es lo que significan los granos que cayeron a lo largo del camino.

Lo sembrado sobre terreno pedregoso significa al que oye la palabra y la acepta inmediatamente con alegría; pero, como es inconstante, no la deja echar raíces, y apenas le viene una tribulación o una persecución por causa de la palabra, sucumbe.

Lo sembrado entre los espinos representa a aquel que oye la palabra, pero las preocupaciones de la vida y la seducción de las riquezas, la sofocan y queda sin fruto.

En cambio, lo sembrado en tierra buena, representa a quienes oyen la palabra, la entienden y dan fruto; unos, el ciento por uno; otros, el sesenta; y otros, el treinta’’.

Catecismo de la Iglesia Católica

52 Dios, que «habita una luz inaccesible» (1 Tm 6,16) quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos (cf. Ef 1,4-5). Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas.

San Chárbel Makhlūf
Ruega por nosotros.

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Written by elvira325 · Categorized: LECTURAS DEL DIA

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