Lunes de la semana santa
LECTURAS DEL DIA | 10 DE ABRIL 2022
Domingo de Ramos
“De la pasión del Señor”
LECTURAS DEL DIA | 9 DE ABRIL 2022
Sábado de la V semana de Cuaresma
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
SÁBADO, 9 de abril Jn. 11, 45-56 Verso antes del Evangelio: «Echad de vosotros todos los delitos que habéis cometido, dice el Señor, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo».
Preparémonos para entrar en la Semana de la Pasión meditando y contemplando los siete dolores de María. ¡Pidamos la gracia de sufrir con y por nuestra Madre Dolorosa y Jesus Salvador Sufriente!
LOS SIETE DOLORES DE MARÍA por el P. Ed Broom, OMV
La Iglesia nos invita a contemplar la Pasión de Jesús a través de los ojos y el Corazón de María. Clásicamente, hay Siete Dolores de María. Especialmente los franciscanos tienen un carisma para promover esta poderosa devoción. Estos siete dolores comienzan cuando Jesús es un pequeño bebé en los brazos de María, hasta el Cuerpo destrozado, ensangrentado y atravesado por la espada de Jesús en los brazos de María al pie de la cruz, si se quiere, la Pieta de Miguel Ángel.
LA LISTA CRONOLÓGICA DE LOS DOLORES DE MARÍA. A continuación se presenta una lista ordenada y cronológica de los Siete Dolores de María, desde la Infancia de Jesús hasta su muerte y yacimiento en los brazos de María, concluyendo con su sepultura.
PROFECÍA DE SIMEÓN-¡Una espada atravesará tu corazón!
VUELO A EGIPTO-Herodes en persecución para matar al Niño Jesús.
JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO-¡El dolor de María al perder a Jesús durante tres días!
MARÍA SE ENCUENTRA CON JESÚS EN EL CAMINO DEL CALVARIO-Los ojos de María se encuentran con los de Jesús mientras éste lleva su cruz al Calvario.
CRUCIFICACIÓN DE JESÚS-María está al pie de la cruz presenciando la crucifixión de su amado Hijo.
BAJADA DE JESÚS A LOS BRAZOS DE MARÍA-El cuerpo sin vida de Jesús, ya muerto, es bajado a los brazos de su madre, María.
ENTIERRO DE JESÚS-Separación de Jesús y María con el entierro de Jesús.
En cada uno de estos Siete Dolores de María, se nos invita a entrar en la mente, el alma y el corazón de María para experimentar al menos parte del dolor de María, y luego consolarla. Si amamos de verdad a una persona, queremos compartir nuestra vida con ella, en los buenos y en los malos momentos, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte nos separe (promesas de matrimonio). Nuestro amor a Jesús y a María debe trascender con creces nuestro amor a nivel humano y natural. Como lo expresa el Cantar de los Cantares El amor es más fuerte que la muerte.
Por eso, vamos a ofrecer algunos medios concretos con los que podemos contemplar los dolores de María y, al mismo tiempo, ofrecerle nuestro consuelo. El amante se alegra con el amado, pero también está dispuesto a llorar y sufrir con los dolores y las penas del amado.
1. LA PROFECÍA DE SIMEÓN.
«Una espada de dolor atravesará tu corazón para que se revelen los pensamientos de muchos». Una forma concreta de consolar al Corazón de María en esta contemplación sería confesarse en honor a María. Las poderosas oraciones y la presencia de María te alcanzarán la gracia de examinar tu conciencia y revelar tus más íntimos secretos de conciencia al sacerdote, que representa a Jesús. El resultado final será la absolución, el perdón y el renacimiento a una vida de gracia. María, cuyo título está lleno de gracia, se alegra cada vez que abres tu mente, tu corazón y tu alma a la Misericordia de Jesús en la Confesión.
2. LA HUIDA A EGIPTO.
«San José se levantó y tomando a la Madre y al Niño huyó a Egipto». ¿Cómo puedes consolar al Corazón de María en esta dolorosa pena? Todos vivimos en un combate espiritual perpetuo, en una guerra espiritual. Puedes consolar al Corazón de María imitando al buen San José, en este caso huyendo del mal moral, llamado tentación de pecado. Cuando tengas la tentación de pecar, corre a María; échate en los brazos de María; busca refugio en el Corazón Inmaculado de María. ¡Ella es tu refugio seguro!
3. PERDER Y ENCONTRAR A JESÚS EN EL TEMPLO.
«Después de tres días de dolorosa búsqueda, María y San José encuentran a Jesús en el templo escuchando y enseñando a los maestros judíos». ¿Cuál puede ser una aplicación concreta de este tercer dolor de María? Muchas madres y padres en los últimos cincuenta años han perdido a sus hijos espiritualmente. Es decir, a pesar de los duros esfuerzos de sus padres, los hijos siguen alejándose de la fe, dejan de asistir al Santo Sacrificio de la Misa y, lo que es peor, eligen voluntariamente un estilo de vida pecaminoso. Al igual que Jesús se perdió y María sufrió dolores atroces, ¡los padres sufren intensamente la pérdida moral y espiritual de sus hijos a los que tanto quieren! Al igual que Santa Mónica y la eventual conversión de San Agustín, por qué no rezar, rezar y rezar -especialmente muchos Rosarios- para que sus hijos e hijas pródigos, perdidos y errantes, esas ovejas perdidas del redil, regresen. En otras palabras, por medio del Santo Rosario, poned a estos hijos en el Corazón de María.
4. JESÚS ENCUENTRA A MARÍA EN EL CAMINO DE LA CRUZ
Cuando Jesús sube al Calvario camino de su crucifixión, se encuentra con su Madre María. Una manera concreta de consolar a María es imitando a Jesús al llevar sus cruces. Sin embargo, con esta importante estipulación: comparte tus cruces con María primero. La sola presencia de María al contemplar a Jesús con la cruz a cuestas, consoló a Jesús. Profundiza en tu corazón para identificar tu cruz más grande, así como las más pequeñas. Luego, lleva estas cruces al Corazón Doloroso e Inmaculado de María. Imitando a un niño pequeño en brazos de su madre, habla con María sobre estas cruces. Ella está muy interesada en ayudarte a llevar tus cruces con fe, confianza y amor. A menudo nuestras cruces parecen abrumadoras. Son demasiado pesadas, espinosas y astilladas para llevarlas porque intentamos llevarlas solos, sin invitar a María a que nos ayude. ¡Invoca a María! Te adoramos, oh Cristo, y te alabamos, porque por tu santa cruz has redimido al mundo.
5. JESÚS SUFRE Y MUERE EN LA CRUZ, CON MARÍA AL PIE DE LA CRUZ.
En este dolorosísimo misterio de la crucifixión, pasión, sufrimiento y muerte de Jesús, María, Nuestra Señora de los Dolores, estuvo presente todo el tiempo. Jesús habló desde la cruz a San Juan y a María: «‘Mujer, he aquí a tu hijo; hijo, he aquí a tu madre’. Desde entonces, el discípulo la acogió en su casa». (Jn. 19, 26-27) En ese momento -en la persona de San Juan- Jesús entregó a María al mundo como nuestra Madre espiritual universal, como tu Madre. ¿Tu manera de consolar a María en este doloroso misterio? Imitar a San Juan Diego y al niño de la película Marcelino, Pan Y Vino, alias El Milagro de Marcelino (versión de 1955). ¿De qué manera? Muy sencillo: vuélvete como un niño pequeño y cuéntale a María todo lo que pasa en tu vida. Luego confía totalmente y sin reservas en la Presencia Maternal y en el Corazón de tu amorosa Madre María.
6. JESÚS EN BRAZOS DE MARÍA.
El artista Miguel Ángel lo representó magistralmente en la famosa Piedad. El productor de cine Mel Gibson lo presentó en la película La Pasión de Cristo de forma impactante y conmovedora. ¿Cómo podemos consolar al Corazón de María? Amar a Jesús es amar a María; ¡son inseparables! El Cuerpo sufriente de Jesús está presente en su Cuerpo Místico, la Iglesia. El Cuerpo de Cristo viene a nosotros, de manera muy poderosa y especial, en el mayor de los Sacramentos, la Santísima Eucaristía, en el contexto del Santo Sacrificio de la Misa. El mayor gesto que podemos hacer sobre la faz de la tierra es recibir a Jesús, el
Hijo de María, en la Sagrada Comunión. Por lo tanto, una forma magnífica de consolar al
Corazón de María es rezar para recibir a Jesús en la Sagrada Comunión a través del purísimo e Inmaculado Corazón de María. Ningún corazón ha recibido a Jesús con mayor amor que el
Corazón Inmaculado de María.
7. JESÚS ARREBATADO A MARÍA Y ENTERRADO EN EL SEPULCRO
En este último de los Siete Dolores de María, asistimos a la separación de Jesús y María cuando los restos de Jesús son depositados en el sepulcro. Sin duda, una de las mejores maneras de consolar y alegrar al Corazón Doloroso e Inmaculado de María es rogarle a María la gracia de morir diariamente al pecado, el mayor mal que existe. Luego, lo más importante, pedirle a María la gracia de una muerte santa y feliz. Rezando constantemente a María el Ave María y el Santo Rosario, con la ayuda de María nos preparamos para el momento más importante de nuestra vida: ¡el momento mismo de nuestra muerte! Esto determinará nuestro destino eterno: la salvación eterna o la pérdida eterna. Confiamos en que a través de las oraciones de María alcanzaremos nuestra salvación eterna.
Que esta sea nuestra oración cada noche, y en el momento de nuestra muerte:
Jesús, María y José, os doy mi corazón y mi alma.
Jesús, María y José, haz que mi corazón sea como el tuyo.
Jesús, María y José, ayúdame en mi última agonía.
Jesús, María y José, exhala mi alma hacia ti.
Oh Sacramento santísimo, oh Sacramento divino, toda la alabanza y toda la acción de gracias sean en todo momento tuyas.
LECTURAS DEL DIA | 8 DE ABRIL 2022
Viernes de la V semana de Cuaresma
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
VIERNES, 8 de abril Jn. 10, 31-42 Verso antes del Evangelio: «Tus palabras, Señor, son Espíritu y vida; tienes palabras de vida eterna».
Tres prácticas tradicionales en nuestro camino diario con Cristo son la Oración, el Ayuno y la Limosna. Éstas se intensifican en Adviento, pero aún más en Cuaresma, cuando meditamos sobre el sufrimiento, la Pasión y la muerte de Nuestro Señor y Salvador. Ayer meditamos sobre el valor del sufrimiento por el P. Ed. El sufrimiento es una forma de ayuno: estamos llamados a rendir nuestra voluntad a la de Dios.
Isaías 53: 4-6
Ciertamente, él tomó nuestro dolor
y soportó nuestro sufrimiento,
pero lo consideramos castigado por Dios,
golpeado por él y afligido.
Pero fue traspasado por nuestras transgresiones
fue aplastado por nuestras iniquidades;
el castigo que nos trajo la paz recayó sobre él
y por sus heridas hemos sido curados.
Todos nosotros, como ovejas, nos hemos extraviado,
cada uno de nosotros se ha desviado hacia su propio camino;
y el Señor ha hecho recaer sobre él
la iniquidad de todos nosotros.
Hoy nos ocuparemos de la Oración…
LA ORACIÓN ENCIENDE NUESTROS CORAZONES CON EL AMOR A DIOS por el Padre Ed Broom.
Hay una técnica tridimensional para vivir la Cuaresma de forma fructífera y eficaz: ¡¡¡subir, entrar y salir!!! Subir a Dios, a través de una profunda vida de oración. Entrar en nosotros mismos a través de la penitencia y la conversión del pecado. Por último, salir hacia los demás mediante la limosna o la caridad activa. «Todo lo que hagáis por los demás, lo hacéis por mí». (Mt 25,40)
Es absolutamente imposible encontrar algún santo que no haya comprendido el valor y la importancia de la oración, pero también, la extrema urgencia de ponerla en práctica.
En resumen, independientemente de la época, el lugar, la cultura, el bagaje intelectual o el medio social, todos los santos sabían que sin una vida de oración profunda, dinámica y ferviente, serían perdedores espirituales, desastres morales. Si se quiere, lo que el oxígeno es para los pulmones, así es la oración para el alma: ¡nuestros pulmones espirituales! Si no hay aire, ¡se asfixia! Del mismo modo, sin oración hay asfixia espiritual.
La oración es esencial para todas las personas, en todo momento y lugar, y en cualquier estación del año. Sin embargo, hay que afirmar que la Cuaresma es un tiempo muy propicio para profundizar en nuestra vida de oración, dando un tiempo de calidad para implementar o renovar nuestra práctica de la oración diaria.
Para animarnos y motivarnos a vivir una Cuaresma muy fructífera mediante el crecimiento en la oración, vamos a ofrecer una amplia variedad de santos y su propia experiencia de oración en unos pocos trazos concisos pero penetrantes.
LOS SANTOS SOBRE LA PODEROSA PRESENCIA DE LA ORACIÓN…
1. «Vas a rezar para convertirte en una hoguera, en una llama viva, que da luz y calor». (San Josemaría Escrivá)
Jesús dijo que había venido a echar fuego en la tierra y que no estará tranquilo hasta que ese fuego se encienda. (Lc 12, 49) La oración nos transforma, en efecto, en hornos espirituales ardientes y explosivos. ¡Que nuestras vidas de oración profunda enciendan los corazones de los fríos e indiferentes!
2. «La oración mental no es otra cosa que estar en términos de amistad con Dios, conversando frecuentemente en secreto con Él». (Santa Teresa de Ávila).
Jesús llamó a sus Apóstoles «amigos». Él desea ardientemente tu amistad y la mía. En efecto, ¡Él es el Amigo que nunca nos fallará!
3. «La oración es poderosa más allá de los límites cuando nos dirigimos a la Inmaculada, que es Reina incluso del corazón de Dios». (San Maximiliano Kolbe)
Si rezamos a Dios a través del Corazón de María, esa oración es realmente poderosa. El primer milagro de Jesús se produjo por la poderosa intercesión de María, que dijo: «Haced lo que Él os diga». (Jn 2,5)
4. «No te preocupes por cosas que generan preocupación y ansiedad. Una sola cosa es necesaria: levantar el espíritu y amar a Dios». (San Padre Pío)
Si queremos vencer la tentación de la preocupación, el verdadero espíritu de oración puede vencer todas las preocupaciones y temores. «Jesús, confío en ti».
5. «El sufrimiento soportado en la voluntad tranquila y pacientemente es una oración continua y muy poderosa ante Dios». (Santa Juana Francisca Chantal)
Si podemos unir suave pero firmemente nuestros sufrimientos a los sufrimientos de Jesús en la cruz en nuestra oración personal, entonces las montañas pueden ser movidas. La oración, la paciencia y el sufrimiento son poderosos ante el trono de Dios.
6. «La oración del enfermo es su paciencia y su aceptación de la enfermedad por amor a Jesucristo. Haz de la enfermedad misma una oración; porque no hay ninguna más poderosa, salvo el martirio». (Santa Francisca de Sales)
El sufrimiento puede hacernos mejores o amargarnos. Si va unido a la oración, sin duda el sufrimiento nos hace mejores, más santos y más parecidos a Jesús en su Pasión.
7. «La oración es el lugar de refugio para toda preocupación, un fundamento para la alegría, una fuente de felicidad constante, una protección contra la tristeza». (San Juan Crisóstomo).
En la caridad, debemos a los demás evitar una apariencia sombría e irradiar alegría. ¿Cómo? ¡Cultivando una profunda vida de oración!
8. «Dadme una persona de oración, y esa persona será capaz de realizar cualquier cosa». (San Vicente de Paúl)
Las grandes y nobles empresas sólo se pueden realizar ofreciendo en la oración todos los esfuerzos y las obras a Dios, que es ciertamente omnipotente. ¡Nada está fuera del alcance del poder de Dios!
9. «Cuando pases por delante de una capilla y no tengas tiempo de detenerte un rato, dile a tu Ángel de la Guarda que realice tu encargo a Nuestro Señor en el Sagrario. Él lo cumplirá y aún tendrá tiempo de alcanzarte». (Santa Bernadette Soubirous)
No debemos olvidar nunca caminar, hablar y conversar a menudo con nuestro Ángel de la Guarda. Él reforzará nuestras oraciones -¡enviadas como están en las alas del mensajero de Dios!
10. «Quien más reza, más recibe». (San Alfonso de Ligorio)
Hay muchísimas bendiciones que nunca recibimos -en el plano humano y sobrenatural- por una razón: no pedimos/reclamamos a Dios por esos dones y bendiciones. San Agustín lo resume: «Todos somos mendigos ante Dios».
11. «Reza y trabaja». (San Benito)
No te confundas: ¡la oración no es nuestro trabajo! Debemos orar y trabajar a la vez. Si nuestra oración es nuestro trabajo, esto se traduce en la herejía del Activismo.
12. El camino sencillo… «El fruto del silencio es la oración; el fruto de la oración es la fe; el fruto de la fe es el AMOR; el fruto del amor es el SERVICIO; el fruto del servicio es la PAZ». (Santa Madre Teresa de Calcuta)
La bondad y la virtud están unidas, ¡pero todo a través del superglue de la oración!
13. «No hagas nada en absoluto si no empiezas con la oración». (San Efraín el Sirio)
Si comenzamos nuestro día con la Ofrenda Matutina, dándole todo a Jesús a través de María, ¡entonces nuestro día estará impregnado de la presencia y la bendición de Dios!
14. «Un alma se arma con la oración para todo tipo de combate». (Santa Faustina Kowalska)
Seguir a Cristo es entrar en un combate espiritual. Nuestra arma más poderosa es la oración. Con poca o ninguna oración, entramos en combate sin arma y la batalla estará perdida.
15. «Así como una madre sostiene el rostro de su hijo entre sus manos para cubrirlo de besos, así nos sostiene Dios». (San Juan Vianney)
¡Qué puede animarnos más que esta imagen del amor íntimo y tierno de Dios por cada uno de nosotros!
Ojalá todos nos tomemos en serio la llamada universal a la santidad. Todos estamos llamados a ser santos. El camino más corto, más rápido y más eficaz para llegar a la santidad es esforzarse diariamente por crecer en nuestra vida de oración.
Que la Virgen, con todos los ángeles y los santos, nos anime con sus oraciones a emprender la nobilísima empresa de buscar una vida de oración profunda. Si lo hacemos, nuestra cosecha será rica tanto en esta vida como en la venidera.
LECTURAS DEL DIA | 7 DE ABRIL 2022
Jueves de la V semana de Cuaresma
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