Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

  • LECTURAS DEL DIA
  • ARTICULOS
  • Audios
  • MINI CATECISMO
  • Videos
  • P. Escobita
    • P. Escobita
    • San Pedro Chanel
  • English

Sep 09 2013

FORMAR LA CONCIENCIA.

CONCIENCIA. Dios ha
dado a cada persona una conciencia, una conciencia que debemos formar, cultivar
y seguir, pero sólo cuando la hemos formado debidamente.

De no hacerlo, sería una conciencia mal
formada.  Pero tener una conciencia recta, requiere de mucho cuidado y esfuerzo.
 
¿QUÉ ES UNA
CONCIENCIA MAL FORMADA?

1.  CONCIENCIA LAXA.  Este tipo de conciencia solamente se
estremece con los pecados más atroces, como lo son matar, el adulterio o un ataque
terrorista.  Una conciencia laxa reconoce
y admite que estos actos son malévolos, per otros pecados los ve como la cosa más normal.

2.  CONCIENCIA SUPRIMIDA.  Esta es una conciencia que vive en la negación, el auto engano, es una onciencia que justifica el pecado.  El rey David
cometió adulterio con Betsabé, pero peor que el adulterio, mató a un hombre
inocente.  Leemos en las sagradas
Escrituras, que David se fue a descansar y estaba en paz.  David estaba en paz hasta que Dios en su
bondad, manda al profeta Natán, y por medio de una parábola, traspasa las
barreras de su razonamiento, y libera esa consciencia suprimida.  Sucede que después que pecamos, el diablo trata de adormecer nuestra conciencia, pero Dios como el lebrel
del cielo (Lebrel del cielo, de Francis Thompson), inquieta nuestra
conciencia para conducirnos hacia la luz de la Verdad.

3.  CONCIENCIA DEFORME.  Quien no ha escuchado la Palabra de Dios, o
leído la Biblia, o escuchado un sermón, o hablado con un sacerdote o religioso,
tiene sólo una formación moral secular, mundana o pagana, una conciencia que
se ha deformado.

4.  CONCIENCIA DUDOSA.  En el torbellino del los acontecimientos de
la vida, en ocasiones surgen situaciones en donde no sabemos que decisión
tomar.  No sabemos lo que es bueno y lo
que es malo, ¡no sabemos que hacer!  La
verdad existe, pero la desconocemos.  Qué
deberíamos hacer en ésta circunstancia. 
¿Acaso deberíamos simplemente tomar una
decisión?  ¡Claro que no!  Si actuamos, podríamos estar ofendiendo a
Dios con una decisión moralmente equivocada! 
Lo más prudente y recomendable es buscar alguien que nos ayude a
discernir cual es el camino recto, noble y verdadero.  Se podría consultar con un sacerdote o
director espiritual, o quizás consultar a un amigo que tenga buen juicio, o un
manual de teología moral.

5.  CONCIENCIA ESCRUPULOSA.  Esta es una conciencia enferma.  La persona que sufre de este tipo de
conciencia, lo ve todo como pecado, y sufre una crisis perpetua de  remordimiento.  La persona escrupulosa está ciega a lo que
objetivamente es pecado.  La teología
espiritual presenta un remedio seguro. 
La persona debe buscar un buen director espiritual, o un buen confesor, un confesor
paciente, y debe dejarse guiar por esta autoridad competente.  Tanto santa Teresita de Lisieux como san
Maximiliano Kolbe pasaron por una etapa de escrupulosidad.

6.  CONCIENCIA MUERTA O CAUTERIZADA.  Dios nos ha dado libre albedrío, somos libres
de sofocar los remordimientos de conciencia, pero si lo hacemos, acabaremos por
matar la conciencia.  Uno de los mejores
ejemplos bíblicos es el relato del FARAÓN, a quien en los tiempos de Moises,
Dios le manda una serie de plagas.  Dios
llamó al corazón del faraón con diversas formas de penas y tribulaciones.  Con obstinación, resistencia y soberbia, el
faraón tenazmente luchó y resistió a Dios, cuando resistió a Moisés y las
plagas.  Igual podemos poner resistencia
a las invitaciones de gracia de Dios, pero acabaremos matando nuestra conciencia,
y aunque físicamente vivos, nuestra conciencia estará muerta.


7.  CONCIENCIA MAL INFORMADA.  En la vida, siempre habrá alguien quien nos
de mal consejo respecto alguna cuestión moral. 
Y por ignorancia, seguimos el consejo. 
Pero una vez conscientes de nuestro error, nos incumbe rechazar esa
postura errónea, corregir el error y caminar a la luz de la verdad.  Tanto jóvenes como adultos, deben escoger sus
amigos y conocidos con cuidado.

8.  REMORDIMIENTO DE CONCIENCIA.  Simple y sencillamente, esta es una
conciencia que no está en paz.  La razón
es obvia:  la persona ha cometido un
pecado y el remordimiento le invade.

9.  CONCIENCIA SANA.  Se ha dado una descripción de distintas
conciencias malsanas.  ¿Cómo es que
podemos formar una sana conciencia?  Para
empezar,  moralmente estamos obligados de
esforzarnos por formar nuestra conciencia sanamente.  Porque de lo contrario, caemos en pecado de
omisión al dejar de hacer lo que deberíamos hacer.  Una conciencia sana es una conciencia bien
formada, que responde debidamente a buenas acciones como a las malas, el
pecado.  Una persona con una conciencia
sana, tiene remordimiento de conciencia después de haber cometido un
pecado.  Después de haber pecado, pasa
por un periodo de tristeza, coraje, confusión y desorientación.  Todas son síntomas de una conciencia
sana.  Igualmente, cuando la persona obra
bien, cuando hace algo que agrada a Dios, ¡el Espíritu Santo le colma de una
paz y consuelo que sobrepasa toda aspiración natural!

10.  CONCIENCIA DELICADA.  Sería negligencia de nuestra parte, si no mencionamos
brevemente otro tipo de conciencia, la más fina de las conciencias, que
llamamos, una conciencia delicada.  ¡Esta
es la conciencia de los santos!  Todos
deberíamos aspirar por alcanzar esta nobleza de conciencia.  ¿Como se manifiesta una conciencia
delicada?  Una conciencia delicada
detecta todo:  el pecado grave, le pecado
venial, inspiraciones del Espíritu Santo y sabe cuando no a respondido a ellas.  En verdad, todos deberíamos esforzarnos, con
la ayuda de Dios, por alcanzar esta conciencia de los santos!
Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 07 2013

OBSTACULOS EN EL CAMINO AL CIELO

El propósito de
nuestra vida es simple y sencillamente, llegar al cielo. 
Jesús nos advierte, que el camino al cielo es estrecho y angosto y pocos lo toman.  ¡Muchos eligen el camino amplio, cómodo y fácil que
conduce a la destrucción.

Es bueno conocer cuáles son estos obstáculos.  Tal como es bueno que el pastor sepa en dónde se esconde el lobo, o el soldado sepa
por donde piensa atacar el enemigo, o el atleta conozca el punto débil de su contrincante.  El
soldado de Cristo también debe conocer sus más grandes obstáculo

1. LA PEREZA.   El libro de Apocalipsis nos advierte que tanto la
pereza como la apatía le desagradan a Dios. «No eres ni frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 
Ahora bien, puesto que eres tibio, y no frío ni caliente, voy a
vomitarte de mi boca.
(Ap 3)   ¡Con
qué facilidad podemos perder nuestro primer amor, rendirnos a la apatía,
entregarnos al desaliento y perder el fuego de la pasión por Cristo!  ¿Por qué sucede esto?  La apatía social, el diablo y el efecto del
pecado original contribuyen a este desgano que llamamos pereza.   Los santos estaban perfectamente
conscientes de la brevedad de la vida y el precio de nuestra salvación, la
Sangre Preciosa de Jesús.  Por esto, con
espíritu generoso, se dedicaban completamente al servicio de Dios.

2.  DISTRACCIONES.  Nunca como hoy, han habido tantas
distracciones.  ¿A qué nos referimos
cuando decimos distracciones?  La
televisión, el internet, deportes, fiestas, actividades sociales, largas
conversaciones telefónicas, vacaciones, mascotas, cosméticos — ¡todas eson
distracciones!  Y no que estas
distracciones sean necesariamente pecaminosas, pero fácilmente usurpan
el lugar que le pertenece solo a Dios! 
Estas distracciones se convierten fácilmente el centro de nuestra vida y nos apartan a
Dios cada día más y más, ¡alejándonos como el barco que se aparta
del puerto y desaparece en el medio del mar!

3. SENSUALIDAD.    La sensualidad en todas sus formas, igual puede distanciarnos de Dios.  El
comer, beber, fumar, el uso drogas, el apetito sexual desordenado, una vida
cómoda — todas son manifestaciones de sensualidad.  Un ejemplo patente de los efectos
perniciosos de la sensualidad es la parábola de Lázaro y el hombre rico.  El hombre rico no parecía ser hombre
malo.  Sin embargo, terminó en
el infierno.  ¿Por qué?   No tanto por lo que hizo, sino por lo que
dejó de hacer.  Por su pecado de omisión, este miserable hombre fue a dar
al fuego que nunca acaba.  Los manjares
suculentos, sus ropas caras y su estilo de vida le cegaron de ver a Jesús bajo el disfraz
sufriente de la persona de Lázaro, el hombre pobre, sucio y cubierto de llagas.
                 
4.  RESENTIMIENTO Y FALTA DE PERDONAR.   Hoy en día los resentimientos y la falta de
perdón hace de muchos esclavos
modernos.  Las cadenas que los atan no
son tanto físicas sino grilletes morales. 
En el Padrenuestro rezamos, «Perdona nuestras ofensas como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden…»
  
En otras palabras, para que yo sea perdonado y reciba la misericordia de
Dios, debo yo primero perdonar y ser misericordioso.  Es una vía de doble sentido.  Jesús vino para liberar a los cautivos.   Cuando perdonamos a quien nos ha hecho daño,
libramos al cautivo.  ¡Y ese cautivo soy yo!  
Me libro de jaula de rencor y experimento la libertad de los hijos de
Dios.

 5.  IGNORANCIA.  
¿Cómo podemos amar a alguien que no conocemos?  ¡Es imposible!  ¿Cómo podemos amar a un «Dios
desconocido»?  ¡Es imposible!  Tanto
el agnosticismo como el ateísmo son ideologías teológicas que se están
extendiendo como un incendio forestal, especialmente en los Estados
Unidos.  Un ateo es aquel que niega la
existencia de Dios.  Un agnóstico es
aquel que vive en un estado de perpetua incertidumbre.  Cuando se desconoce algo, cualquier que sea
el tema, la ignorancia se cura aplicándose al estudio.  Como en cualquier ámbito, un profesional debe
capacitarse y mantenerse al día, a la vanguardia y en continua formación.  Cristianos-católicos igual deben ser
»profesionales» con respecto a su religión y Dios.  Su más ardiente anhelo debería ser conocer
mejor a Dios, para amarlo más ardientemente, seguirle más de cerca y acercar a
otros hacia Él.

Estemos entonces,
conscientes de estos cinco obstáculos en nuestro camino al cielo:  pereza, distracciones, sensualidad,
resentimientos y la ignorancia.
Que María Santísima,
quien se dio sin reservas a Dios, nos ayude a superar los obstáculos en nuestro
camino, para así alcanzar la dicha eterna. 
María, Puerta del cielo, ¡ruega por nosotros!
Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 03 2013

ATRAVESANDO UN CAMPO MINADO DE ÍDOLOS

»Si no adoramos al verdadero Dios, acabaremos
por adorar a un dios falso.» afirma santo Tomás de Aquino.  ¡Cierto!  Un ÍDOLO es un dios falso.

UN ÍDOLO es toda persona, objeto o lugar que colocamos por encima de Dios.  Dios es un Dios celoso, no quiere segundo lugar sino el primer lugar, por encima de toda persona, objeto, idea o lugar.

MOISÉS.   Después de recibir los diez Mandamientos de Dios, Moisés desciende de la montaña y encuentra al pueblo adorando a un ídolo, un
dios falso, un becerro de oro.  Lleno de ira, Moisés rompe las tablas de la ley, derrumba el becerro de
oro, lo pulveriza y arroja el polvo al agua.

Como en los días de Moisés, hoy también se forman y levantan becerros de oro que son
públicamente el objeto de culto. 
Imposible contar todos los ídolos, ¡pero señalaremos tres!

Claro, hoy nadie fundiría oro para levantar un ídolo como
aquel becerro adorado por los israelitas, pero sí existen otros becerros, otros idolos que usurpan el lugar que solo le
pertenece al Señor.  En nuestro tiempo, ya no son ídolos de fundición, sino a veces
de carne y hueso.
1.  MATERIALISMO. ¿Cuántos no han puesto lo
material por encima Dios? 
El beato Papa Juan Pablo II nos dice cuál es el debido orden de las cosas:
«Es más importante ser que tener, y del ser es que se logra hacer.  El psicólogo-escritor moderno
Erich Fromm lo describe así: «Si eres lo que tienes y pierdes lo que
tienes, ¿entonces quién eres?» 
Leemos en el Evangelio, que el hombre rico de la parábola perdió su
alma, no tanto por lo que hizo, sino por lo que dejó de hacer.  ¿Por qué? 
Sus posesiones le cegaron, de forma que no pudo ver a Jesús presente en la persona de
Lázaro, en la persona del pobre y el olvidado. (LC 16: 19-31)  Nuestro nuevo Papa Francisco, quien tomó el
nombre de san Francisco de Asís, demuestra un estilo de vida de sincera
humildad, desprendimiento y pobreza evangélica.   ¡Gracias a Dios!  Esa fue la enseñanza de Jesús, en una de las
bienaventuranzas, »Bienaventurados los pobres de espiritu, porque de ellos es el Reino de
los Cielos.»
(Mt 5:3)  Para
contrarrestar el ídolo del materialismo, analicemos honestamente nuestra vida,
¿tenemos «demasiado»? ¿Vivimos con sobreabundancia?  ¿Nuestro guardarropas está que estalla?  ¿Nuestra nevera está siempre llena, acabamos
por tirar comida?  ¡Que desperdicio!  Retemonos, ¿cómo puedo dar a los pobres y
necesitados?  ¿De qué forma concreta
puedo manifestar mi solidaridad con ellos? 
No olvidemos lo que dice Jesús: «En verdad os digo que cuanto
hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo
hicisteis.»
(Mt 25,40)           

2.  CONSUMISMO.  
Estrechamente ligado con el ídolo del materialismo está el
«consumismo».  Este dicho
moderno resume lo que es el consumismo: «Salir de compras hasta que el
cuerpo aguante».  En Estados Unidos,
el conocido Viernes Negro (en inglés Black Friday) es el día que inaugura la
temporada de compras navideñas con significativas rebajas en muchas
tiendas.  En las afueras de las tiendas,
esperan cientos de personas, que incluso guardan lugar toda la noche, ¡esperan
para estar entre los primeros en comprar!  
Hace unos años sucedió una tragedia en Nueva York.  Era el día del famoso Viernes Negro, las
puertas de Wal-Mart abrían para empezar las compras, la gente como una
estampida de búfalos, desenfrenados, furiosos, desesperados y frenéticos y
entran al Wal-Mart para comprar. 
Arrollaron y mataron a uno de los empleados de Wal-Mart.  Sucedió entonces, que el encargado cerró la
tienda por el duelo de haber perdido a uno de sus empleados.  Pero las cosas no se quedaron así.  Afuera los consumidores estallaban de rabia
por no poder entrar a comprar.  Dicen que
una imagen vale más que mil palabras, ¡qué podríamos decir de esta escena!  Vemos claramente en dónde esta el corazón de
muchos.  Parece ser más importante el
objeto que la persona.  El CONSUMISMO
ocupa el primer lugar para muchos.  Como
discípulos de Jesús, Nuestro Señor y Salvador, creemos firmemente que el valor
innato del ser humano supera el valor de todo el universo creado.  En verdad, toda la creación es un regalo de
Dios al hombre, para que el hombre alcance la vida eterna.

3.  MEDIOS DE COMUNICACION ELECTRONICOS.  Por supuesto, todo lo que Dios creo es
»bueno».  En los últimos veinticinco
años, ha habido una explosión de aparatos electrónicos que han cambiando el
mundo de forma radical.  La televisión,
la computadora, el internet, teléfonos Black-berries, I-PAD, I-PHONE, Kindle,
teléfono móvil/smart phone, programas de transmisión simultánea, SKYPE –  estos medios de comunicación son de gran
utilidad para dar a conocer el Evangelio y los valores cristianos.  Pero no ignoremos los peligros que también
abarcan.  La pornografía se ha convertido
en la más fuerte adicción en el país.  Un
sinnúmero de personas esclavos de fuertes adiciones, y la situación va de mal
en peor.  La comunicación entre esposos,
entre padres e hijos, ha sido grandemente afectada.  En gran parte debido al uso desordenado y
excesivo del juegos y aparatos electrónicos. 
Una escena que tristemente se ve muy a menudo es la familia sentada
viendo televisión, todos juntos aparentemente. 
¿Pero en realidad existe esa cercanía entre ellos?  Papá viendo televisión, mamá ocupada mandando
un correo electrónico, Margarita (la hija mayor) con los auriculares puestos,
Guillermo texteando a mil por hora, y la mascota »Campeón» con la patita
pegándole a un aparato electrónico.  Esta
escena causa gracia, pero también nos lamentamos porque sabemos que en cierto
sentido, esto es lo que se vive en casa. 

CONCLUSIÓN:  ¡EL RETO ES NUESTRO!   Hemos enumerado tres ídolos modernos, dioses
modernos, que miles de personas han entronizado como dioses,  ¡IDOLATRIA! 
Pero hay otro camino que podemos emprender.  De forma consciente y deliberada, pongamos a
Dios, a Jesucristo, Nuestro Salvador y Señor, como el centro de nuestra
vida.  Esto se debe hacer de forma
concreta y deliberada.  Porque tentaciones
son muchas, y vienen en todo momento y a cada rato, por lo tanto, el propósito
de seguir a Cristo lo debemos hacer todos los días. 
Para preparar el
camino e iluminar nuestras mentes, concluimos con unos versículos del
Evangelio.  Solo así podremos ser Cristo
céntricos y contra culturales.  Jesús nos
enseña el más grande Mandamiento: «Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es
el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.  El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.» (Mc 12:29-31)  Tengamos presente estas palabras de Jesús al
comienzo de cada día, y al final del dáa, hagamos un examen de conciencia de
nuestra fidelidad.  Que Nuestra Señora,
Madre del buen consejo, nos alcance la gracia de evitar estos ídolos modernos y
arraigarnos en Jesús, el Hijo de Dios, el Camino, la Verdad y la Vida.
Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 01 2013

¿CUÁL ES EL SENTIDO DE LA VIDA?

Todos de alguna
forma, acogen una filosofía de vida, ya sea explícita o
implícitamente.  Este concepto se puede
expresar a través de una variedad de preguntas, ¿por
qué fui creado? ¿qué es la vida?  ¿cuál es el significado de todo esto?
etcétera.

Bien, ¿POR QUÉ FUIMOS CREADOS? – Dios nos creó sólo por amor.  ¿HACIA DONDE VAMOS? – ¡Nuestro destino es el cielo!  ¿CON QUIÉN ESTAREMOS? – ¡Con Dios por toda la
entendida!  ¿CUÁNDO? – Desde este mismo instante, porque Jesús dijo, el
reino de Dios está dentro.  ¿CÓMO LO LOGRO? – ¡Siga este corto catequesis para formar una auténtica filosofía de vida!

Toda persona demuestra su filosofía de vida a través de las decisiones que toma y las cosas que
hace.  Porque los hechos reflejan lo que el corazón guarda, aunque primero se engendra en la mente.

El viejo adagio, »El
hombre es lo que come» tiene algo de cierto.  Pero tiene más resonancia, »El hombre es lo que piensa».  Paralelamente, hay otro refrán que dice:  »El pensamiento engendra la obra.»  Primero se produce una idea, y la idea se
concretiza en obras.

SAN AGUSTÍN.  San Agustín fue uno de los más grandes
pensadores en la historia.  En los primeros años de su vida, tuvo una filosofía motivada y arraigada en el placer.  Así lo confiesa en su obra clásica Confesiones, donde relata que por treinta años fue esclavo de su propia concupiscencia.

Con su conversión,
deja atrás los deseos de la carne y Jesús se convierte en el centro, el propósito, la motivación y el gran anhelo de su vida. 
En Confesiones, vemos su corazón sediento de Dios, cuando dice: «Nos has hecho, Señor para ti y
nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti».

En otro
pasaje de gran profundidad, san Agustín nos exhorta e invita a que elijamos cuidadosamente nuestra filosofía de
vida: «Todos estamos hechos para amar, pero elijamos sabiamente el objeto
de nuestro amor, y amémoslo entonces con todo el corazón.»

Filosofías hay muchas, pero no todas son ciertas.  El
hedonismo, el materialismo, el consumismo, el agnosticismo, el ateísmo, el reincarnacionismo,
el nihilismo, la nueva era, el racionalismo, el estoicismo – todas son filosofías de vida, pero son filosofias que llevan a un callejón sin salida.

CATEQUESIS SOBRE PRINCIPIO Y FUNDAMENTO.

Una verdad catequética fundamental que todos deberían conocer y acoger como filosofía de vida es: «Estamos aquí para conocer a Dios, amar
a Dios, servir a Dios e ir al cielo por toda la eternidad».
Que esta verdad
catequética, sencilla pero de gran profundidad, rija y motive nuestra
vida y nuestras obras.

Si sabemos a dónde
vamos, podemos dedicar toda nuestra fuerza de voluntad para llegar ahí.

De lo contrario,
seremos como nave sin puerto, flecha sin blanco, pollo sin cabeza, cachorros
siguiendo cualquier cosa o el niño que corre tras su propia sombra para nunca
alcanzarla.

¿Qué podemos hacer
para vivir una filosofía cristiana?  
He aquí cuatro sugerencias prácticas para iniciar el ascenso que conduce a la
felicidad eterna.

1.  ¡CONOCER A
DIOS!  Es imposible amar lo que no se
conoce.  Forme el hábito de meditar algún pasaje de
los Evangelios.  Incluso podría meditar
el Evangelio del día señalado por el ciclo litúrgico.  Podría usar la publicación Magnificat que da la lectura
diaria.  Antes de comenzar su meditación,
pida al Espíritu Santo que le disponga para su encuentro con la Persona de
Jesús y para conocer los sentimientos del Sagrado Corazon Jesús.

2.  ¡AMAR A
DIOS!  El más grande de los mandamientos
se puede resumir en una palabra: 
¡AMOR!  En los Evangelios, leemos que en una ocasión, un
escriba responde a Jesús con gran certaza diciendo: 
»Amar al Señor tu Dios con todo el corazón, con todo el alma, con toda
la mente, con todas las fuerzas, y al prójimo como a nosotros mismos»
(Lc
10:27)    Jesús aprueba de sus palabras.

Cuando Jesús le preguntó a
santo Tomás de Aquino, qué deseaba, el
Doctor Angelical respondió: »Señor, te pido me concedas la gracia de amarte
más y más cada día.»
 

En los Ejercicios
Espirituales de san Ignacio de Loyola, la gracia más añorada es – »La gracia de conocer íntimamente a Jesús
para más amarlo y mejor seguirlo.»

Una sugerencia
práctica para alcanzar el amor de Cristo es la Santísima Eucaristía.  Después de comulgar, hable con el Señor,
dígale a Jesús que lo ama, y cuanto desea amarlo más y más cada día, y que
como María Santísima desea morir de amor.

3.  ¡SERVIR A DIOS!  Para que el amor sea auténtico, debe
concretizarse en hechos.  Lea Mateo 25: 31-46, la Parábola del juicio
final.  Hemos delineado un propósito de
vida, que si se lleva acabo, nos conducirá a la patria celestial.  Jesús nos da con gran detalle
las obras de misericordia corporales: 
Dar de comer al hambriento, de beber al sediento, vestir al desnudo,
posada al peregrino y visitar al enfermo y los encarcelados.  Para entender estas obras, es necesario entender que
cuando hacemos por el más pequeño, lo hicimos a Jesús.  La beata Madre Teresa de Calcuta decía:  »Reconozcamos a Jesús en el sufrido disfraz de
los pobres.»
   Jesús no está muy lejos
de nosotros, igual de cerca que el necesitado.  Que Nuestra Señora, quien sirvió a santa
Isabel, nos alcance la gracia de ver a Jesús en nuestro prójimo.  (Lea Lucas 1:39-45 — La Visitación de María
Santísima s su prima santa Isabel, el segundo misterio Gozoso)

4.  DICHA CELESTIAL.  Como punto de motivación, tengamos siempre
presente el cielo, para así crecer cada vez más en conocimiento, amor y
servicio a Dios.  Cada día, debemos
reflexionar y guardar en en corazón la realidad del cielo. 
»Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por la mente humana han pasado, las cosas que
Dios ha preparado para los que lo aman.» –
dice san Pablo. 
Soportar las pruebas, penas y cruces en el caminar de la vida, en verdad
no es nada en comparación al gozo, la paz, la felicidad y el amor que viviremos
en el cielo.  Es más, el cielo perdura
por los siglos de los siglos.  Que
Nuestra Señora, Puerta del cielo, ¡nos alcance un anhelo ardiente de nuestra
patria celestial!

Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Ago 28 2013

¿Qué sentido tiene el sufrimiento?

La muerte de cuna de
un recién nacido, una familia muere trágicamente en una autopista a causa de un
conductor tomado, una pareja de recién casados fallece en un accidente de
avión — ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

¿Por qué sufren
personas inocentes?  ¿Tiene sentido?  En estas tragedias, ¿en dónde está Dios?  ¿Dónde está?

Tarde o temprano la
desgracia visita a todos.  ¡Ésta es
la condición humana!

No hay respuesta
fácil o capaz de descifrar el misterio del sufrimiento humano.  Un «misterio», es precisamente eso, es algo oculto e incompresible.  Y así es, el
misterio de nuestro Dios.

El Cristianismo no
elimina el sufrimiento humano, pero ofrece la mejor explicación  del sufrimiento.  Todo sufrimiento, ya sea moral, espiritual,
psicológico, físico, emocional, social o económico, provienen de la realidad
del Pecado Original.  El sufrimiento
entró al mundo por el pecado de nuestros primeros padres, Adán y Eva.  Sin embargo, Dios siempre puede sacar de él
un bien mayor.  De hecho, Dios así lo
hizo, enviando a su Hijo Jesucristo para salvarnos.  ¡Jesús nos enseña el verdadero significado
del sufrimiento!

La Palabra de Dios
dice, »Jesús pasó haciendo el bien.» 
Lea los Evangelios.  Jesús sanó a
los enfermos, curó a los leprosos, dio la vista a los ciegos, oído a los
sordos, habla a los mudos y sanó a los paralíticos.  Y no sólo eso, en tres ocasiones, resucitó a
tres muertos.

El tierno Corazón de
Jesús se compadeció de todo sufrimiento. 
Tomó a los niños entre sus brazos y los bendijo.  ¡Jesús es Bondad!  Toda su vida fue dar de sí mismo — incluso
hasta derramar toda su Sangre Preciosa.


¿Cómo terminó la
vida de Jesús?  Cuando la vida no parece
tener sentido, cuando el sufrimiento llega a su puerta, cuando la desgracia le
encuentre desprevenido, la única respuesta, la única Verdad es Jesús, el Hijo
de Dios vivo.

LA CRUZ.  Todos tenemos nuestra cruz que cargar, la cruz
que Dios desde toda la eternidad nos ha preparado.  Nadie puede escapar de ésta realidad. 

CRUZ ANTE NUESTROS
OJOS.   Todos deben tener un crucifijo o
una cruz para contemplar.  Se encuentran
en el arte clásico, una gran variedad de crucifijos.  Adquiera uno que le hable al corazón y
colóquelo en la pared de su habitación. Preferible conseguir un crucifijo con
el «corpus», el cuerpo, la efigie de Cristo crucificado

ARTE.  Quizás prefiera una representación artística
de Jesús en la cruz.  Las
representaciones varían.  Podría ser
Jesús mirando tiernamente a su Madre o a san Juan, su discípulo amado.  O, Jesús alzando la mirada, viendo con
misericordia al ladrón arrepentido, abriéndole las puertas del cielo en esos
últimos momentos.

O quizás podría ser Jesús,
dando su último suspiro antes de entregar su Espíritu al Padre celestial.  Otra representación podría ser, Jesús quien
ya expiró, su cuerpo descansando en el sueño de la muerte, después de haber
dado todo — el que es inocente sufriendo por los culpables.

CONTEMPLE A JESÚS EN
LA CRUZ.  Cuando usted esté pasando por momentos de oscuridad y
de dolor, contemple a Jesús en la cruz. 
El valor de esta contemplación es incalculable.  Antes de retirarse cada noche, pase unos
momentos contemplando a Jesús en la cruz. 
Bese sus llagas.  Dígale que lo ama,
agradézcale por haber sufrido por usted.  ¡Haga esto fielmente todos los días!

Sucedió una vez, que
la madre de san Juan Bosco tuvo un día sumamente pesado en el oratorio.  Los jóvenes del oratorio estaban volviéndola
loca.  Ya no podía más.  Empacó su maleta para regresar a casa, hogar
dulce hogar.  Pero antes de irse, quiso
despedirse de su hijo, el P. Juan Bosco. 
Él a su vez, movido por el Espíritu Santo, la tomo del brazo, y sin
decir una palabra, con el dedo le dirigió la mirada al crucifijo.  Mamá Margarita, contemplo fijamente a Jesús
en agonía, colgando de la cruz.  Mamá
Margarita regresó a su habitación, sacó sus pertenencias de la maleta, y
permaneció con su hijo, ayudándole a hacer la voluntad de Dios entre muchachos
juguetones y muchas veces rebeles.  Así
pasó sus días hasta que Dios la llamó. 
¿Qué fue lo que le hizo cambiar de parecer a Margarita Bosco?  Fue contemplar la mirada de Cristo en la
cruz.


En conclusión, el
sufrimiento en si no tiene valor positivo. 
Pero a la vez, tiene un valor salvífico incalculable si lo vemos a la
luz de la cruz, lo unimos a la cruz, con Él quien cuelga de la
cruz.

En verdad, son
muchos los misterios que la vida nos presenta, entre ellos, el sufrimiento
humano.  Cuán grande es el desperdicio de
sufrimiento, tanto de parte de jóvenes y de los no tan jóvenes, dejando en su
camino sólo seres tristemente amagados. 
Pero esto sucede, por la sencilla razón de que no se entiende la cruz, porque no
unimos nuestra cruz a la cruz de Nuestro Señor crucificado.  San Francisco de Asís, llevó en su cuerpo las
estigmas de la crucifixión de Cristo. 
Concluyamos con una oración a san Francisco de Asís, quien supo, más que
nadie, lo que significa la cruz.  »Te
adoramos Cristo y te glorificamos, porque por tu santa cruz redimiste al
mundo.»
Facebooktwitterredditpinterestlinkedinmail

Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

  • « Previous Page
  • 1
  • …
  • 61
  • 62
  • 63
  • 64
  • 65
  • …
  • 104
  • Next Page »

Entradas recientes

  • EL CONCLAVE
  • EL VICARIO DE CRISTO
  • EL ARTE DEL DEBATE
  • DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA
  • LA MUERTE DE UN PAPA
  • PESCADOR DE HOMBRES
  • DIRECCION ESPIRITUAL
  • 5 FINES DE LA MISA
  • 5 M´s
  • MODALES EN MISA

© Copyright 2016 Oblates of the Virgin Mary · All Rights Reserved