Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

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Nov 12 2013

PALABRAS SENCILLAS Y AMABLES QUE EDIFICAN Y FORTALECEN EL MATRIMONIO.

La familia y el matrimonio están siendo acosados, están bajo severo ataque y en crisis.  Incontables son el número de matrimonios que como el Titanic, se han hundido con toda su tripulación.

Por consiguiente, presentaremos algunas sugerencias prácticas para las parejas que están por contraer matrimonio, para las recién casadas y para matrimonios con años de casados.  Nuestro deseo es alentarlos para que luchen y salvaguarden la célula básica de la sociedad – el matrimonio y la familia.  

Cada palabra que pronunciamos es capaz de edificar o destrozar a nuestro prójimo.  Por lo tanto, endulcemos nuestras palabras con la dulzura de gracia que viene del Espíritu Santo para así edificar al cónyuge.  Porque el amor y la fidelidad que se prometieron el día de su boda se debe cultivar hasta que la muerte los separe.

Presento aquí algunas pequeñas e importantes frases que deben complementar su convivencia diaria y fortalecer su compromiso matrimonial.  Hágalos parte de su vida hoy en su trato con su esposo/esposa.

1.  »TE AMO.»  Aun entre las mejores parejas, existe la tentación de pensar: »¡Ella ya sabe que la amo,  no es necesario decírselo y ser redundante o aburrido!»  Es cierto, ella ya lo sabe, pero al expresarlo, aumenta el amor en su corazón.  Es como una planta que no se riega, marchita y muere, pero si se riega, sigue creciendo y florece.  

2.  »¡GRACIAS!»  San Ignacio dice que el pecado en su naturaleza es ingratitud.  En el Evangelio leemos que de los diez leprosos que fueron curados, sólo uno regresó para dar gracias a Jesús.  Dé »gracias» siempre y de forma genuina.  Dé gracias a su esposo/esposa:  »Gracias amor por tan deliciosa cena.» »¡Gracias amor por las largas horas que trabajas para proveer para la familia!»  Shakespeare dice esto sobre la ingratitud: »Más dolorosa que el diente  de una serpiente es la ingratitud de un hijo.»  Condimente su discurso diario diciendo »¡gracias!»  La palabra »Eucaristía» significa »acción de gracias».

3.  »¡DISCÚLPAME!»  Cuando fallamos, tengamos la humildad de decir »¡discúlpame!»  Pero hágalo con sinceridad y humildad.  Estas virtudes son esenciales en la vida espiritual.

4.  »¡PERDÓNAME!»  La secuela después de decir »discúlpame» es decir »perdóname».  Después de un malentendido, un disgusto o un falla, la reconciliación puede servir para reforzar el lazo matrimonial.  Los mejores matrimonios no son los que nunca tienen desacuerdos o dificultades, sino los que resisten las tempestades.  Después de un desacuerdo o pleito, reconcíliense rápidamente.  No seamos como goma que permanece inmóvil más bien como balón que rebota.  En forma de analogía, la goma representa la soberbia.  Cuando uno de los dos falla, el coraje, el resentimiento y la amargura pueden apoderarse de uno.  Del lo contrario, la balón representa la resistencia.  Cuando hay una caída, la pareja debe rebotar más alto.  La Palabra de Dios nos dice:  »No dejes que el sol caiga sobre tu enojo.»

5.  ¿QUÉ PUEDO HACER HOY PARA AGRADAR A MI ESPOSO/ESPOSA?  Todos los días, tanto el marido como su mujer deben hacer algo concreto para hacer feliz a su pareja.  La actitud no debe ser »que puede hacer él o ella por mi», sino »qué puedo hacer hoy por el (ella)».

6.  DAR CUMPLIDOS, UNA VEZ, DOS VECES, TRES VECES.  En el matrimonio, los esposos deben formar el buen hábito de darse cumplidos mutuamente.  Y no sólo una vez o dos veces, sino tres veces al día.   

7.  ANTES DE HABLAR, PRIMERO PONGA ATENCIÓN, RECE, PIÉNSELO Y SÓLO ENTONCES HABLE.  Claro, ¡es más fácil decirlo que hacerlo!  Muchas veces la comunicación se rompe por no procurar el debido orden.  Santiago dice que debemos ser lentos para hablar y prontos para escuchar.  Mejore la comunicación con su esposo(a), a partir de ahora, siga esta orden al hablar:  primero escuche atentamente, rece al Espíritu Santo, piense y medite como lo hizo María Santísima y entonces hable pero sólo con el propósito de edificar y santificar a su esposo(a).  ¡Inténtelo!  Claro, no es algo que se logra de la noche a la mañana, ¡pero es necesario tener altos ideales!

8.  »DIOS PROVEERÁ»   En medio de tensión, incertidumbre, pruebas, luchas y tribulaciones, la oración que siempre debe brotar de su corazón y sus labios es »Dios proveerá».  Estas palabras expresan gran confianza el la Divina Providencia.  Jesús repite una y otra vez y nos manda en el Sermón en la montaña: »No os preocupéis».  Jesús nos dice que veamos los lirios del campo y las aves del cielo.  No nos preocupemos de lo que vamos a comer o vestir,  ¡confiemos en Dios!  Estas palabras de Nuestro Salvador lo resumen todo: »Busca primero el reino de Dios y su justicia divina y todo lo demás se te dará por añadidura.»  Muchas parejas sufren por falta de CONFIANZA en Dios.  En la imagen de la Divina Misericordia están las palabras:  »¡Jesus en Ti confío!»

9.  »REZARÉ POR TI.»  Quizás parezca un cliché piadoso pero no lo es.  Lo más grande que podemos hacer por alguien es rezar por él.  Una oración corta hecha con gran fervor supera todo el dinero del mundo.  Quizás muchos matrimonios fracasan y familias se deshacen por que el marido y su mujer ignoran la oración, ¡se les olvida rezar el uno por el otro!

10.  MARÍA – »¡RECEMOS EL ROSARIO!»  Cuando la pareja, el marido y su mujer, están unidos al Inmaculado Corazón de María en la recitación diaria del santo Rosario, la paz reina en la familia.  El sacerdote del Rosario, el P. Patrick Peyton, decía incansablemente »La familia que reza unida permanece unidad.»  Nuestra Madre Santísima nunca nos distancia de Dios, más bien nos acerca a su Divino Hijo.  Las últimas palabras de la Virgen María escritas en la Biblia son:  »Haced lo que Él os diga.»  (Jn 2, 5)  San Luis de Montfort, gran amante quien promovió consagración a María, dijo que María es el camino más rápido y más suave a Jesús.  

CONCLUSIÓN.  Si los matrimonios acogen esta actitud, construirán sobre cimientos sólidos y en su hogar habrá seguridad.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Nov 06 2013

MARAVILLOSAS LECCIONES

Zaqueo era bajo de estatura y de abundantes recursos económicos. A pesar de sus numerosos bienes no era feliz, algo le hacía falta. Mientras Zaqueo colgaba de la rama de un árbol sus ojos encontraron los ojos de alguien que caminaba por ahí.  Escuchó que le llamaba por su nombre »Zaqueo, baja de ahí, porque esta noche quiero cenar en tu casa.»  Este encuentro cambió su vida en el tiempo y en la eternidad de forma radical.  Comencemos por leer detenidamente el pasaje bíblico dos o tres veces.  Medítelo y pida al Espíritu Santo que transforme su vida al meditar el encuentro entre Jesús y Zaqueo.  Porque en verdad, este encuentro es encuentro entre tú y Jesús.  El pasaje se encuentra en el evangelio de san Lucas 19, 1-10.

Jesús entró a Jericó y atravesaba la ciudad.  Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos y rico.  Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura.  Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí.  Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.»  Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.  Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.»  Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.»  Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.»

REFLEXIONES SOBRE ESTE PASAJE.
1.  ZAQUEO.  En cuestiones materiales, era un hombre exitoso, era un publicano, era recaudador de impuestos en una ciudad muy rica – la ciudad de Jericó.  Pero feliz no lo era.  Todo lo contrario, era muy infeliz.  En los 60´s los Beatles cantaban una canción muy conocida »El dinero no puede comprar amor.»  Claro, esta frase no es una frase bíblica, ¡pero cuán ciertas es!  A cualquier persona que se le pregunte si desea ser feliz, la respuesta sería afirmativa.  ¿Por qué es entonces que hay tantas personas deprimidas, personas que acuden a psicólogos, que toman pastillas anti depresivas?  La razón es muy obvia: ¡buscan la felicidad en donde no se encuentra!  La conocida novela de Charles Dickens, el Cántico de Navidad lo presenta en forma contundente.  El personaje Scrooge a pesar de todo su dinero, nunca estaba contento.  No fue hasta que dio a los pobres y minusválidos que encontró la verdadera felicidad.  San Pablo nos lo dice así:  »Hay más alegría en dar que en recibir».  La beata Madre Teresa de Calcuta igual lo expresaba diciendo: »Hay que dar hasta que duela.»

 2.  DETERMINADA DETERMINACIÓN DE VER A JESÚS! Zaqueo era recaudador de impuestos, era publicano y poco apreciado.  Quería ver a Jesús quién sabía pasaría por allí, pero no podía porque era bajo de estatura.  Quizás recibió empujones, codazos y moreteado.  Pero no se desalentó.  Con agilidad y creatividad, subió a un árbol para por lo menos verlo mientras pasaba por allí.  Otro ejemplo de determinación y perseverancia es el relato de los cuatro hombres que cargaban a su amigo el paralítico en una camilla para ver a Jesús.  Al ver que no podían acercarse a Jesús, se subieron al techo, abrieron un agujero y bajaron al paralítico.  ¡Qué creatividad!  Y todos conocemos el fin de esta historia, Jesús sanó al paralítico por los esfuerzos de los cuatro hombres.  Ahora ¿qué estamos nosotros dispuestos a hacer para encontrarnos con Jesús?  Hay quienes recorren largas distancias para participar un evento deportivo, otros que lo hacen para ver alguna maravilla de la naturaleza e incluso para encontrarse con aquella persona que aman.  ¿Qué estamos nosotros dispuestos a hacer para encontrarnos con Jesús?  Es interesante y a la misma vez triste, que a pesar que Jesús está muy cerca de nosotros, pocos son los que se acercan a Él. En verdad, Jesús está presente en toda Iglesia católica por todo el mundo.  Es más, Jesús se hace presente en cada Misa celebrada.  Vivamos y pongamos en práctica las palabras del Padre Nuestro »danos hoy nuestro pan de cada día» y recibamos el Pan de vida si es posible, todos los días.  ¡No nos arrepentiremos!

3.  ZAQUEO Y EL VERDADERO ARREPENTIMIENTO.  La verdadera conversión es más que simple palabras.  Hay un dicho, »del dicho al hecho hay mucho trecho.»  O, »hablar no cuesta nada».  Porque obras son amores y no buenas razones.  Y esto lo vemos claramente en Zaqueo.  Mientras le criticaban los que lo rodeaban, Zaqueo firme en su propósito de enmienda, prometió dar dinero a los pobres.  Es más, dijo que si había defraudado a alguien, le devolvería cuatro veces más.  REPARACIÓN Y RESTITUCIÓN.  A este gesto concreto se le llama reparación.  Cuando causamos daño a otro, ya sea daño físico, emocional o espiritual, por justicia debemos reparar o restaurar el daño que hemos hecho.  Zaqueo en verdad hizo más de lo que era necesario.  

  
4.  ¡JESÚS SE ALEGRA!  Jesús vino para salvar al los pecadores. El más grande atributo del Sagrado Corazón de Jesús es su misericordia.  Jesús vino por las ovejas perdidas.  En verdad Jesús es el Padre amoroso que vemos en la parábola del hijo prodigo.  En esto momento Jesús tiene los brazos abiertos para recibirte!

5.  GOZO.  La película »El Gran Milagro» nos presenta lo que es la verdadera felicidad:  cuando se recibe el perdón por medio del Sacramento de la confesión y en el encuentro con Jesús en la santa Misa.  Tres personajes en esta película sufrían de tristeza porque buscaban felicidad en donde no se encontraba.  No fue hasta que entraron a la iglesia, y sus ángeles les enseñan el camino, que encuentran verdadera felicidad.  Se celebraban dos sacramentos en el templo, el Sacramento de la confesión (vemos que los demonios hacían todo para que los penitentes no hicieran una buena confesión) y la Misa con su punto culminante, la Santa Eucaristía. Cuando estos tres personajes salen del templo, salen llenos de gozo por haberse encontrado con Jesús y su amor y misericordia.  ¿Por qué no nos encontrarnos hoy con Jesús, con su infinita misericordia y abramos nuestros corazones y su hogar con gran amor y alegría y recibámoslo en la Santa Comunión.  Vivamos lo que san Pablo nos dice: »Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.» ( Flp 4:4)  Después de este encuentro con Jesús, salgamos a compartirlo con el mundo entero.

Los discípulos en la calzada a Emaús igual que Zaqueo comenzaron en un estado de tristeza.  Pero esta tristeza se transformó en gozo con el encuentro providencial con Jesús.  Jesús caminó con ellos, les escuchó y habló con ellos.  Entonces se sentó a la meza y partió el pan con ellos.  Fue entonces que se les abrieron los ojos y le reconocieron en el partir del pan y llenos de gozo regresaron a dónde estaban los apóstoles.  «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras y al partir el pan?»

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Oct 31 2013

IMITEMOS A NUESTROS AMIGOS LOS SANTOS

Su Santidad, el Papa Benedicto XVI inició el Año de la fe el 11 de octubre de 2013 y concluirá el 24 de noviembre de 2013 el día que se celebra al Solemnidad de Cristo Rey, Rey del Universo.

El Papa Benedicto XVI nos exhortó a que conociésemos más a Jesús como nuestro Amigo íntimo y que lo diésemos a conocer por todo el mundo.

El día de nuestro bautismo, somos ungidos profetas para proclamar la Palabra de Dios de obra y palabra.  El nuestra Confirmación, el obispo nos confirmó con estas palabras: »Estas llamado a defender la fe y difundir la fe.»

Las últimas palabras de Jesús en el Evangelio de san Mateo (Mt 28, 16-20) son de ir a todo el mundo y enseñar lo que os he enseñado…  ¡Todo bautizado está llamado a ser profeta, misionero y evangelizador!

Sin embargo, el Papa Benedicto XVI nos insiste que el requisito para poder difundir la fe es conocer primero la fe.  Por esta razón, el Papa Emérito nos exhorta al estudio de los documentos claves de la Iglesia que apoyan nuestra fe.

Concretamente, el Papa Emérito presenta dos fuentes claves que son la autoridad para todo católico.  Estas dos fuentes son el Catecismo de la Iglesia Católica y los documentos del Concilio Vaticano II.

En los documentos del Concilio Vaticano II tenemos cuatro documentos clave llamados Constituciones Dogmáticas.  Son Dei Verbum (D.V.), Sacrosanctum Concilium (S.C.), y los otros dos documentos tratan sobre la Iglesia, y son, Gaudium et spes. (G.S.) y Lumen Gentium (L.G.).

Para lograr verdaderamente penetrar el pensamiento de la Iglesia en el mundo moderno, es necesario conocer estas dos obras maestras espirituales.  En verdad son una mina de oro.

El quinto capítulo de Lumen Gentium es una verdadera joya religiosa y un reto para todos — El llamado universal a la santidad.

¿Qué es éste llamado?  ¡Todos somos llamados a ser santos!  No solo algunos o unos cuantos pocos sino ¡TODOS!  La llamada es universal, no parcial.  Fuimos creados por un Dios santo y amoroso con un solo fin — ¡para ser santos en esta vida, morir en estado de gracia santificante y para contemplar la visión beatífica de un Dios tres veces santo!

Los pasajes bíblicos que nos retan a la santidad de vida son incontables.  ¡Dios nos llama a ser santos como Él es santo!  Jesús nos dio este mandato: »Sean santos como es santo vuestro Padre Celestial.» (Mt 5, 48)  El modo gramatical empleado es el imperativo, Jesús expresa un mandato divino, una orden divina, una solicitud divina!  ¡Dios lo manda!

Jesús nos dice en una de las bienaventuranzas: »Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia (santidad) porque serán saciados.» (Mt 5,6)  Deberíamos tener más hambre y sed de santidad de vida que hambre y sed del alimentos físicos.  ¿Por qué?  Porque el bienestar y la santificación de nuestra alma es superior al bienestar del cuerpo.

Jesús también nos reta a la santidad de vida con estas palabras fuertes: »Pues ¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida?, ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?» (Mc 8,31 y Mt 16, 1)

San Pablo en su carta a los Tesalonicenses reitera este llamado a la santidad: »Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.» (1 Ts 4,3)

La beata Madre Teresa de Calcuta siempre nos imploró a que buscáramos la santidad de vida.  Por esto, una de las primeras condiciones para toda mujer que quería ingresar a las Misioneras de la caridad era que tuviera el firme deseo de ser santa.  Madre Teresa dijo: »La santidad no es el privilegio de unos cuantos sino el deber de todos.»

Las pruebas son claras.  No hay alternativa, debemos emprender el camino que conduce a la santidad.  Debemos anhelar ser santos porque Dios desde toda la eternidad así lo ha deseado.  PREGUNTA.  ¿Qué pasos debo tomar para llegar a ser santo?

Hay muchas maneras de llegar a la santidad.  Pero me gustaría dar sólo la forma más segura y directa a la santidad, ¡llamémosle el camino directo!

¡LA SANTA MISA, LA SANTA EUCARISTÍA Y LA SANTA COMUNIÓN!

Jesús es el modelo para nosotros seguir.  Jesús dijo: »Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.»  El es Rey de reyes, el Señor de señores, el Santo de santos.  ¡Jesús es Dios, la segunda Persona de la Santísima Trinidad!

Jesus es la fuente de toda santidad, es el camino mediante el cual nos hacemos santos.  Antes de ascender a los cielos, Jesus prometio que estaría siempre con nosotros, hasta el fin de los tiempos.  Jesús está presente en su Iglesia y está presente en los Sacramentos.  El más grande de ellos siendo el Santísimo Sacramento, la Eucaristía, que es el Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad de Jesús.

¡MISA DIARIA!  Si usted no está asistiendo a Misa diaria y recibiendo la Santa Comunión, decídase ahorita, ¡decídase asistir a Misa diaria si sus ocupaciones lo permiten!

PREPÁRESE MEJOR.  En cada Misa celebrada, el sacerdote tiene una intención específica a petición de un feligrés, ya sea por un difunto o un feligrés.  Pero esto no significa que usted no puede agregar sus propias intenciones privadas cada vez que asista y participe en la santa Misa.  

OFREZCA TRES INTENCIONES.  Ofrezca su Misa y santa Comunión por alguien que ha fallecido, que si está en el purgatorio, que por medio de su Comunión alance el cielo.  Segunda intención, pida por alguien que usted conoce que ha dejado la Iglesia, que está enojado con Dios o que ha perdido la fe.  Ofrezca su Comunión por la conversión de esa persona.  Tercero, pida que por medio de esta Comunión, usted reciba un »transplante de corazón espiritual».  

Al comulgar, recibimos el Cuerpo de Cristo.  Recibimos su Sacratísimo Corazón de Jesús.  Por eso es que podemos decir por deducción lógica, que recibimos un »transplante de corazón espiritual.»

Si en verdad recibimos a Jesús con mayor frecuencia, con mayor fe, con mayor fervor (con el fuego del amor), indudablemente creceremos en santidad y en el camino al cielo.

El mundo necesita santos hoy más que nunca.  ¡Y esto es a lo que somos llamados tú y yo en este momento!

Que Nuestra Señora, Reina de los ángeles y los santos, nos inspire y nos motive por sus oraciones y su ejemplo, a que seamos lo que Dios ha querido desde toda la eternidad – ¡NUESTRA SANTIDAD!

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Oct 30 2013

CINCO FORMAS DE MEJORAR NUESTRA VIDA DE ORACIÓN

¿Cuánto tiempo y esfuerzo no toma para obtener un título universitario y recibirse de una universidad de renombre?  ¿Cuánto sudor, esfuerzo y lágrimas no toma para ganar un trofeo por un logro deportivo?  ¿Cuánto tiempo y esfuerzo no toma para preparar un fiesta sorpresa?  Si nos desgastamos e invertimos cantidades exageradas de dinero, recursos, tiempo y energía en cosas meramente mundanas ¿acaso no deberíamos ocuparnos más en el arte de artes, en la práctica de la oración?  San Alfonso Ligorio, Doctor de la Iglesia, dice que la oración es la llave a la salvación.  

Sigamos estos cinco pasos concretos para mejorar nuestra vida de oración.  Si lo hacemos, creceremos en santidad y seremos fuente de santidad para otros y reinará la paz y el gozo en nuestro corazón.

1.  ¡CONVICCIÓN!  Debemos estar convencidos de lo importante que es la oración en nuestra vida y para la salvación de nuestra alma.  San Alfonso lo expresó así:  »Quién reza se salvará, quién no reza se condenará.»  San Juan Damasceno dice que la oración es: »Elevar el alma y el corazón a Dios.»  San Agustín con su forma tan propia también afirma lo indispensable que es la oración: »Quién reza bien vive bien, quién vive bien muere bien, quién muere bien todo está bien.»  ¡Muy bien dicho!  Una última analogía: lo que el aire es para los pulmones, la oración es para el alma.  Quien no respira muere, quién no reza cae presa de la tentación, ¡comete pecado mortal y pierde amistad con Dios!

2.  CONFESIÓN.  Si no estamos en paz con Dios, si nuestra conciencia está intranquila, si nuestra alma alberga pecados no confesados, no es suficiente simplemente hablar directamente con Dios.  Es como cuando le causamos algún daño a un amigo, para reconciliarnos primero tenemos que pedirle perdón.  Para reconciliarnos con Dios, lo hacemos mediante el sacramento de la confesión.  

3.  FIJE LA HORA Y EL LUGAR PARA HACER SU ORACIÓN.  El hombre es una criatura de hábitos y costumbres.  Todos los días, a la misma hora, en el mismo lugar, repetimos la misma acción.  Debemos dar más importancia a la oración y formar el buen hábito rezar diariamente.  El hábito de la oración procurará nuestro fin, nuestra salvación y la salvación de muchos otros más.  Podemos hacer nuestra oración en cualquier momento, en cualquier lugar y en cualquier circunstancia.  Pero hay tiempos óptimos para rezar: en la mañana al despertar, antes de consumir los alimentos, antes de salir fuera, el Rosario antes de la cena y la oración de la noche — estos son los momentos tradicionales para hacer oración.  

4.  SANTA MISA Y SANTA COMUNIÓN.  La oración más grande y más sublime es la Santa Misa.  La Misa dominical es de precepto, es obligatoria, bajo pena de pecado mortal.  Pero si amamos a Dios como lo profesamos, no deberíamos conformarnos con lo mínimo sino con lo máximo.  La acción más grande que podemos hacer que nos llevará al cielo es asistir a la Santa Misa y recibir la Santa Comunión con gran fervor, humildad y fe.  Si los ángeles pudiesen sentir envidia, nos envidiarían porque podemos recibir la Santa Comunión.  ¡Qué privilegiados somos!

5.  NUESTRA SEÑORA Y EL SANTO ROSARIO.  En 1917 en el mes de mayo y por cinco meses consecutivos hasta octubre, Nuestra Señora se apareció en Fátima.  En cada aparición Nuestra Señora insistió en que se rezara el Rosario.  El beato Papa Juan Pablo II en su obra maestra literaria La Bienaventurada Virgen María y el Rosario también nos exhorta a que recemos el Santo Rosario por dos intenciones.  Primero, por la paz del mundo.  Segundo, por la familia.  El sacerdote del Rosario el P. Patrick Peyton, acuñó esta frase inmortal:  »La familia que reza unida permanece unida.» También dijo: »Un mundo en oración es un mundo en paz.»  La familia debe fijar una hora y un lugar para rezar el Santo Rosario todos los días.  El padre que es el jefe de familia, debe reunir, dirigir y perseverar en esta oración por la salvación de toda su familia.

Si vivimos estas cinco prácticas, daremos fruto y fruto en abundancia.  ¡Que Nuestra Señora nos alcance la gracia y decisión para emprender este camino de crecimiento en la oración!

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Oct 29 2013

TESOROS ESPIRITUALES QUE MEDITAR Y ASIMILAR

Imitemos a María Santísima, quien meditó y guardó la Palabra de Dios en su corazón.  Meditemos entonces estas diez verdades espirituales.

1.  ¡LA ETERNIDAD!   ¡Tengo sólo una vida por vivir!  Al final de esta vida hay dos posibilidades, ¡el cielo o el infierno!  Me salvaré o me condenaré.  Mi último destino será eterno, ¡será por los siglos de los siglos sin fin!  Por lo tanto ¡debo tener siempre presente mi salvación eterna en todo lo que hago!

2.  ¡EL AMOR DE DIOS!  Dios me ama infinitamente, totalmente, plenamente y sin reservas.  Aún cuando sufro la desgracia de caer en pecado – o en pecado mortal – el amor de Dios nunca cambia.  ¡Su amor es eterno!

3.  EL AMOR DE DIOS Y LA CRUZ.  Si yo fuese la única persona en todo el universo, Jesús se hubiese hecho hombre sólo por mí y hubiese sufrido su dolorosa pasión por mí.  Jesús derramó hasta la última gota de su Preciosa Sangre el Viernes Santo por la salvación de mi alma inmortal.  

4.  EL VALOR DE MI ALMA INMORTAL.  Mi alma inmortal no tiene precio.  Mi alma ha sido redimida no por oro ni plata, ni la sangre de toros, sino redimida por la Sangre del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.

5.  LA VIDA ES CORTA.  Mi vida es muy corta en comparación con la eternidad.  San Agustín dice que en comparación con la eternidad, nuestra vida es un abrir y cerrar de ojos.  El salmista  lo expresa con elocuente poesía: »Nuestra vida es como la flor del campo que florece de día, la azota el viento y muere de noche.» 

6.  MI VIDA ES INCIERTA.  Jesús repetidas veces nos dice que estemos preparados, porque no sabemos ni el día ni la hora de nuestra muerte.  Llegará como ladrón en la noche.  Jesús dijo a sus apóstoles y también nos dice a nosotros:  »Velad y orad para que no caigáis en tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil». 

7.  CAMINEMOS CON HUMILDAD TODOS LOS DÍAS DE NUESTRA VIDA.  Santa Teresita del Niño Jesús con gran humildad dijo que ella era capaz de cometer los pecados más atroces, sino hubiese sido porque Dios le había librado.  San Felipe Neri, cuando vio un pedigüeño en la calle exclamó:  »Si no fuese por la gracia de Dios, allí iría yo.»  Caminemos siempre con humildad en la presencia de Dios, confiando no en nosotros mismos sino en Dios.

8.  ¿ALGUIEN LE HA HECHO DAÑO?  ¡Perdone inmediatamente!  Consentir resentimientos, aferrarse a los desaires del pasado, procurar una actitud vengativa puede causar estragos en la vida espiritual e incluso es la causa de dolores físicos y mentales.  Shakespeare, el dramaturgo y poeta ingles dice:  »Errar es humano, perdonar divino.» Jesús nos dice: »Sean misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre celestial…» »Perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden…»


9.  UNA ACTITUD DE GRATITUD.  ¡Empecemos hoy!  ¡Cultivemos una actitud de gratitud!  Meister Eckhart dijo: «Si la única oración que brota del corazón es una oración de gratitud, en verdad esto bastaría.»  En momentos de desolación y tristeza, pensemos en las bendiciones que hemos recibido de Dios y demos gracias.  ¡La desolación desaparecerá como el rocío que desaparece al salir del sol!  Hagamos nuestra la oración del salmista: «Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia.»

10.  LA MIRADA AMOROSA Y MATERNAL DE MARÍA.  San Juan Diego en su corazón guardaba un gran pesar, su tío Juan Bernardino estaba en su lecho de muerte.  Nuestra Señora de Guadalupe se le apareció y le alento asegurandole su cuidado y protección.  Le dijo: »No estoy yo aquí que soy tu Madre, te tengo en el cursar de mis brazos.»  Elevemos nuestra mente y corazón a nuestra Madre Santisima como lo hizo san Juan Diego cuando estemos pasando por tempestades.  ¡Santa María de Guadalupe nuestra amabilísima y tierna madre vendrá a nuestro auxilio!

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