Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

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Dic 15 2016

CONSUELEN, CONSUELEN A MI PUEBLO…

El profeta Isaias nos da un excelente consejo y exposición: ¡Consuelen, consuelen a mi Pueblo, dice su Dios! Hablen al corazón de Jerusalén… (Is 40, 1)

En otra parte, san Pablo reitera el mismo tema, diciendo en una de sus cartas a los Corintios: Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación,quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. Pues así como participamos abundantemente en los sufrimientos de Cristo, así también por medio de él tenemos abundante consuelo. (II Cor 1, 3-5)

San Pablo pone de relieve, una vez más, el origen y la fuente de la alegría cristiana, y, único gozo y consuelo: “Alegraos en el Señor siempre; lo repito: alegraos.” (Flp 4, 4)

En humilde acción de gracias por el constante consuelo de Dios, seamos nosotros fuente de alegría y consuelo para los demás. El elemento esencial de este mensaje es el llamamiento a que seamos fuente de consuelo y consolación, de forma especial, para aquellos con quienes vivimos y compartimos nuestra vida. Como dice el adagio: “La caridad comienza por casa.”

Con vistas a esta realidad, me gustaría presentar cinco maneras concretas en que podemos ser fuente de consuelo, imitando a nuestro Maestro y Señor Jesucristo; ¡seamos buenos samaritanos en el sendero de la vida!

  1. HACER UNA FERVOROSA ORACION POR EL DESCONSOLADO. Si en casa vemos a alguien triste, desolado, deprimido o anguistiado, el diablo nos podría incitar a cargarle más la mano con un comentario sarcástico, una mirada fría, o una actitud mezquina. ¡Nada podría ser peor! Primero, hagamos inmediatamente una fervorosa oración al Espíritu Santo – el Consolador. El Espíritu Santo le moverá de la desolación a la consolación. Esto es ser verdadermente compasivo, esto es amor. Aplique la Regla de Oro: “Haz a los demas lo que quieres que te hagan a ti.” En nuestros momentos tristes y oscuros, agradecemos y aceptamos con gusto que alguien pida a Dios por nosotros.
  1. UNA PALABRA AMABLE EDIFICA Y FORTALECE. Nuestra oración nos llevará a menudo a la acción. ¿Qué hacían los Apóstoles antes de Pentecostés? Rezaban y ayunaban en compañia de la Virgen Santísima y recibieron una effusion del Espíritu Santo; fue el Espíritu Santo quien los impulsó a predicar la Palabra de Dios a los confines del mundo. (Hechos 2) Aprendamos a dar palabras de aliento al abatido, palabras para animar y levantar el ánimo a una persona triste, deprimida o abatida. Palabras consoladoras como: Que Dios te bendiga… Que Dios te colme de paz… Jesús y Maria tea man… Rezaré por tí… Para Dios tu vales mucho… El Padre te tiene en la palma de su mano, y nadie puede arrebatarte. Estas palabras de aliento pueden resultar de valor incalculable para aquella persona que está pasando por una tremenda oscuridad. Piense en otras formas o palabras alentadoras que pueda aportar.
  1. UNA ACCION O GESTO AMABLE DE BONDAD. La persona es un ser compuesto de alma y cuerpo. La carta de san Pablo contiene una especie de desafio a los fieles de todos los tiempos: Glorifica a Dios con tu Cuerpo. Para el que está pasando por una oscuridad interior profunda, un gesto, por pequeño que sea, de bondad y amabilidad, un apretón de manos, una sonrisa puede ser de gran provecho y sacarlo del pozo profundo de la tristeza. Otros pequeños gestos entre esposos; un abrazo cariñoso o un beso. Todos estos gestos comunican consolación al corazón abatido. Consideremos la gran enseñanza de la parábola más conocida, la Parábola del Hijo Prodigo, o podríamos llamarle, la Parábola del Padre Misericordioso (Lc 15); en esta parábola, reflexionemos el regreso del hijo que acaba de despilfarró la fortuna de su padre, este hijo regresó a casa en un estado profundo de desolación, con temor y temblor. ¿Pero cuál fue la reacción del padre? El padre corre y abraza a su hijo, llora copiosas lágrimas de alegría. Seguramente, el abrazo y las lágrimas del Padre llenaron al hijo pródigo de inmenso consuelo. ¡Derivemos mucho fruto de esta enseñanza de Jesús!
  1. UNA SONRISA RADIANTE. ¡El ser humano se distingue de todas las demás criaturas por la facultad de reír! También es cierto que la forma de la boca en un ceño de enojo o la tristeza son contagiosos, como a veces suele suceder que con un aguafiestas con la cara triste, la fiesta se acaba. Sin embargo, lo contrario también es cierto; una actitud alegre, una sonrisa contagia, todos lo hemos experimentado la magia de la sonrisa: cuando alguién nos sonríe les devolvemos la sonrisa y vice versa. Una sonrisa, la risa o una sonora carcajada no cuestan nada, pero da mucho, enriquece a aquellos que la reciben, sin empobrecer a aquellos que la dan, pero si dan ánimo al que la recibe en este “valle de lágrimas” (Salve Regina) El consenso es unánime de los santos, la alegría y una sonrisa son los signos más evidentes de que somos discipulos de Cristo e íntimos amigos del Espíritu Santo.
  1. NUESTRA SEÑORA: NUESTRA VIDA, DULZURA Y ESPERANZA. Al notar que alguien está en un oscuro pozo de desesperación, ¿por qué no acudir a Nuestra Señora y rezar el Salve Regina por esa persona? Podría incluso hablarle a esa persona de los dolores de María. ¡Háblele de los dolores que sufrió nuestra Santísima Madre! Nuestra señora perdió a su amado esposo, el buen san José. Pero más doloroso fue el perder a su único Hijo, Jesucristo. Los dolores de María no fueron solo esos, ella presenció la muerte cruel y dolorosa, la crucifixion y muerte. Pero después de esté intensísimo dolor, experimento el intensísimo gozo en la Resurrección de su Hijo. Pensar en María, ver una hermosa imagen de ella, su presencia y hacer una ferviente oración es la clave para ayudar al triste y abatido… con María podrán experimentar gozo y paz. En su cántico, la Virgen María exclamó: Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador…” La presencia y intercession de la Virgen Santa transformará el desierto del alma en un jardín rebosante y floreciente. Que la dulce y delicada fragrancia y aroma celestial de la Rosa Mística, infunda calor en el alma sedienta.María
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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Nov 23 2016

EL SIGNIFICADO DEL MISTERIO PASCUAL

 

Todos los hombres están destinados a morir en castigo del pecado original. San Pablo dice: “La paga del pecado es la muerte”. Pero cada hombre tiene un entendimiento distinto sobre esta realidad y reacciona de manera distinta.

EL ATEO. El ateo es aquel que categóricamente niega la exitencia de Dios, piensa que nuestra existencia termina con la muerte, que no hay nada después de la tumba. El filósofo ateo Sartre y otros existencialistas con semejantes propuestas filosóficas adoptaron la postura que la vida es absurda y no tiene sentido. San Pablo acentúa, que si no hay nada después de la tumba, “comamos, bebamos que mañana moriremos.”

EL AGNÓSTICO. El agnóstico no acepta la exitencia de Dios y tampoco la niega; vive en un perpetuo desasosiego ante la incertidumbre; llamémosle un limbo filosófico. El agnóstico mantiene: ¡talvez Dios existe, talvez NO! Esta persona construye su casa, como dice Jesús, no sobre roca firme sino sobre arena. Cuando el viento tempestuoso de las nuevas corrientes culturales sopla, él se va con las corrientes.

EL HEDONISTA. El que sigue esta corriente, busca el placer por encima de todas las cosas, es decir, el placer personal es su fin último; el hedonista confunde el placer con la felicidad y teme la muerte porque le priva del placer. San Pablo lo describe así: «Su estómago es su dios.»

EL RACIONALISTA Y LA CIENCIA. El que sigue esta corriente, identifica todo y lo basa solo en el conocimiento de la ciencia, considera la matemática como ciencia ideal. Su vida la basa sólo en lo que se ve, toca, oye, gusta o huele, y nada más. Solo existe lo que método matemático confirma y no hay razón para dar credibilidad a lo que no se puede medir. Por supuesto, esta filosofía, o punto de vista, es diametralmente opuesta a la visión de la fe; la fe es certeza, convicción de lo que no se ve. Jesús con dulzura reprende a Tomás diciéndole: “felices los que creen sin haber visto.”

EL REENCARNACIONISTA. Hay quienes abrazan la idea de la reencarnación, la “rueda de exitencia”; uno nace, vive, muere y regresa a la vida terrena transformado en otra forma diversa de existencia.

Las cinco filosofías antedichas son el antítesis en sentido estricto, del cristianismo sobre el tema de la muerte y el sentido de la vida. El Cristiano cree con firmeza en el MISTERIO PASCUAL. ¿Qué es? La Persona de Jesucristo, su Encarnación, vida, muerte y Resurección; Jesús da el verdadero sentido a nuestra existencia, en terminos más específicos, la verdad de su muerte; todos pasaremos por ella cuando llegue la puesta del sol a nuestra vida mortal.

EL MISTERIO PASCUAL. EXPLICACION. La muerte entró al mundo por el pecado de nuestros primeros padres – Adán y Eva. ¡Cristo Jesús, nuestro Salvador, venció el pecado y la muerte! Esta es la escencia del Misterio Pacual. Misterio Pascual designa la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión a los cielos de Jesús. Jesús fue crucificado y sepultado el Viernes Santo; es colocado en el sepulcro y su Cuerpo está en la tumba todo el día sábado. Era el amanecer del primer día de la semana, retiran la piedra, ¡El Señor resucita de entre los muertos. Todo encierra y es parte esencial del Misterio Pascual, es un conjunto de acontecimientos que consumen la salvación de todos los hombres e inaugural el tiempo nuevo de la Redención. La Iglesia aclama en la santa Misa después de la doble consagración: “Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ¡Ven, Señor, Jesús!

La Resurrección

JESUS NOS ABRE LAS PUERTAS DEL CIELO. El fruto de la Resurrección de Jesús de entre los muertos tiene un significado monumental! Todo el universo y la lamentable condición del hombre en la tierra cambia debido al Miserio Pascual – la passion, muerte y Resurreción de Jesucristo nuestro Señor; su triunfo sobre la muerte y nos abre las puertas del cielo. En efecto, el Misterio Pascua les el que da sentido a todo, nuestra vida y nuestra muerte.

FULTON SHEEN, LA MUJER CON LEPRA Y EL MISTERIO PASCUAL. El arzobispo Fulton J. Sheen relata una experiencia que tuvo al visitar una colonia de leprosos en donde conoció una mujer padeciendo de lepra, sus manos y pies deformados, e incluso, sin dedos y pies, pero en su rostro lleno de esperanza, decía: “¡Espero la resurrección, espero la resurrección, espero la resurrección.”   Esta mujer leprosa entendía que por el pecado de Adán y Eva, su cuerpo un día moriría, pero la muerte no tendría la última palabra! A la luz del Misterio Pascual de Cristo, la muerte es, en realidad, el ingreso en la plenitud de la vida y nunca más moriremos. Esta mujer comprendía que aunque en poco tiempo su vida terrenal acabaría, Jesús ha prometido la vida eternal a quienes creen en Él y cumplen sus Mandamientos.

EL MISTERIO PASCUAL Y NUESTRA VIDA. Al igual que esta mujer, un día también moriremos. Pero la muerte no tiene la última palabra, porque Jesús resucito de entre los muertos! Jesús en la Última Cena dijo: “Me voy a preparar un lugar para vosotros. En la casa de mi Padre muchas mansions hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho.”  ¡Jesús tiene un lugar preparado para tí y para mí! Este es nuestro último destino.

Cerraremos con tres cortos consejos para ayudarnos en nuestro caminar hacia la patria celestial.

 

  • IMITEMOS A LOS SANTOS. Vivamos cada día como si fuese el último; porque en verdad podría serlo! Nadie tiene la certeza absoluta que tendrá vida mañana. San Alberto Hurtado, S.J decía: “Hay dos lugares para descansar: el cementreio y el cielo.” San Pablo nos dice: “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.” (Fil 2, 12)
  • NO DEJES TU CONVERSION PARA LUEGO, NO LA DILATES PARA MAÑANA. El mismo Señor Jesús comenzó así su predicación: “Arrepentíos porque está llegando el reino de los cielos.” Esta fue la misma enseñanza de Juan el Bautista y San Pedro: ¡Conviértanse hoy, no mañana!
  • INVOQUEMOS A MARIA. La siempre Virgen María presenció la muerte de quienes más amaba: su esposo, san José y su hijo, Jesús. Al cumplir su tiempo en la tierra, María fue asunta al cielo en cuerpo y alma. Procuremos rezar el santo Rosario ya que es la oración que más agrada a nuestra Madre Santísima, y a la vez estamos pidiendo 50 veces su ayuda: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.”
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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS · Tagged: Misterio Pascual

Nov 18 2016

AYUDEMOS A LAS ÁNIMAS DEL PURGATORIO

Almas del Purgatorio

Una creencia errónea muy común entre católicos, aún entre buenos católicos, es respecto a lo sucede después de que el hombre muere. Muchos están convencidos que sus seres queridos al pasar de esta vida a la otra, inmediatamente entran a la gloria del cielo, aun cuando no vivieron una vida ejemplar ni santa. El Libro del Apocalípsis, el último libro de la Biblia, dice: “No entrará en ella nada impuro.” Jesús también dice: “Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios.” (Mt 5, 8)

Cuántas veces no hemos escuchado decir cuando alguien muere: ¡“Ya está descansando», «está en un lugar mucho mejor”, “ya no sufre más, ya pasó a mejor vida”! Claro, quienes lo dicen no lo dice con mala intención, pero estas afirmaciones pueden causar mucho daño por razones obvias. Si en verdad el difunto está en un “mejor lugar”, es decir, en el cielo, entonces es cierto que no sufre porque ya goza de la dicha eterna en el cielo, por lo tanto, no es necesario rezar, ofrecer oraciones o sacrificios por su purificación y el descanso de su alma. Ya no hay necesidad de rezar por su alma, y ¿por qué perder el tiempo ofreciendo sacrificios por alguien que ya está en el cielo?

¡Pero hablemos claro con el resplandor de la verdad!  Sólo las almas de pureza absoluta, limpias de toda mancha de pecado o apego podrán entrar al reino de los cielos. Si somos honestos, tenemos que admitir que  no hemos llegado a ese grado tan alto.  Solo aquellos que se han perfeccionado en la caridad – en amor sobrenatural por Dios y por su prójimo – pueden entrar en la plena santidad y entrar en la casa de ¡Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, María, los ángeles y los santos!

Por lo tanto, no importa quién es o quién fue la persona, al pasar de esta vida a la otra, es una practica muy saludable y agradable a Dios ofrecer oraciones, sacrificios expiatorios, Misas y limosnas por el difunto. ¡No los canonicen antes de tiempo! No afirmemos que ya están en el cielo; sólo el Santo Padre, el Papa Francisco, tiene la autoridad de declarar en forma oficial que el difunto es santo, que está en el cielo. Hace poco el Papa Francisco declaró santos a San José Luis Sánchez del Rio (Mexicano), San Elizabeth de la Trinidad (Francés) y Cura Brochero (Argentino).

Quién muere en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificado, necesita mayor purificación para llegar a la santidad necesaria para entrar en el cielo, por eso que pasan por el estado transitorio de purificación, al cual le llamamos el purgatorio. ¿Qué podemos hacer para ayudar a las benditas animas del purgatorio que sufren por ser privadas de la visión beatífica? El Catecismo de la Iglesia Católica dice:

Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. [No. 1030]

La Iglesia ha instituido el mes de noviembre para conmemorar a los Fieles Difuntos y hacer sacrificio expiatorio en favor de ellos para que queden liberados del pecado. Empezando con el 1 de noviembre, la Iglesia celebra la Fiesta de todos los Santos y el 2 de noviembre rezamos por los Fieles Difuntos. Este mismo día la Iglesia permite al sacerdote celebrar tres Misas por los difuntos para lleguen a su fin último – ¡el cielo!

 

Con vistas a esta realidad, me gustaría presentar diez ideas prácticas que podemos poner en práctica por caridad para ayudar a nuestros hermanos en Cristo que están en el purgatorio para que alcancen plenamente su purificación y puedan contemplar la visión beatifica.

  1. ORACION. Podemos ofrecer oraciones en cualquier momento por las animas del purgatorio. La oración es un baño refrescante que purifica a las almas sufrientes.
  2. SACRIFICIOS. Ofrezcamos algún sacrificio para ayudarlas. Lo que agrada a Dios no es tanto la grandeza de la acción sino el amor con que la hacemos.
  3. LIMOSNA. Ofrezca limosna a los pobres y hágalo por las benditas almas del purgatorio. Esta gesto puede liberarlas (Lea el Libro de Tobías)
  4. SANTA COMUNION. Podemos socorrer a los difuntos del purgatorio ofreciendo nuestra comunión por ellos. Esto es de mucho agrado a Dios.
  5. MISA. Mejor aún, mande ofrecer una Misa por las benditas ánimas del purgatorio. Cuando se celebra una misa por un difunto, el sacerdote ofrece la misa por esa alma y los fieles también rezan por él.
  6. MISA GREGORIANS. Tome un paso más, ofrezca una Misa gregoriana por el difunto. ¿Qué es una Misa Gregoriana? Es una serie de 30 misas seguidas. Esta misa tiene su origen en un acontecimiento que el Papa San Gregorio Magno.
  7. NOVENARIO. Rezar en forma de novena es otra saludable práctica espiritual. Esta plegaria se realiza durante nueve días después del fallecimiento de su ser querido.
  8. CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA. La práctica de rezar la coronilla es muy agradable a Dios, ya que por su rezo, se derrama sobre las almas y el mundo entero, la abundancia de los méritos de la Sangre Preciosa de Jesús.
  9. NUESTROS PROPIOS PADECIMIENTOS. Todos llevamos nuestras propias cruces y padecimientos, no los desperdiciemos, unámoslo a Cristo y ofrezcámoslo por las animas del purgatorio, especialmente por las más necesitadas.
  10. NUESTRA SEÑORA. Invoquemos a Nuestra Señora, Madre de misericordia, e imploremos su intercesión por las ánimas del purgatorio. La santa tradición católica que el mayor número de almas son liberadas de sus penas durante la Misa, en Fiestas Marianas y en Solemnidades y llegan a gozar de la visión beatifica. ¿Por qué? ¡Gracias a María Madre de misericordia!

Hagamos todo lo que esté en nuestro alcance por las benditas ánimas del purgatorio para que lleguen pronto a gozar de la dicha eterna.

El padre Ed Broom, OMV (Oblato de la Virgen María), conocido también como Padre Escobita, fue ordenado sacerdote por san Juan Pablo II en 1986. Es asistente del párroco en la Iglesia de San Pedro Chanel en Hawaiian Gardens (California). Allí imparte retiros, da los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, organiza y dirige su propio programa de radio y televisión en Guadalupe Radio –Barriendo Conciencias.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS · Tagged: purgatorio

Nov 15 2016

PREPARACION PARA ALCANZAR LA GRACIA DE UNA BUENA MUERTE

 

La gran Doctora de la Iglesia, quien a la edad de 33 años murió (misma edad que Nuestro Señor) y que recibió los estigmas invisibles de la Pasión, consejera y directora espiritual de sacerdotes, obispos e incluso el Papa – Santa Catalina de Siena – dijo: “Los dos momentos más importantes en la vida son: ahora y la hora de la muerte.” ¿Palabras conocidas? ¡Claro, es la segunda parte del Avemaría!

Con vistas a esta realidad, aferrémonos al amor de Jesús con ímputu incontenible para alcanzar la gracia de una buena muerte, morir en la gracia de Dios, ya que esto determinará por toda la eternidad nuestro destino – el cielo o el infierno – ¡no hay otra posibilidad! Solicitemos el auxilio de nuestra Madre del cielo, elevando nuestro corazón, nuestra mente y nuestra mirada; María es la clave para alcanzar la eternal unión con su Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

En el presente ensayo abordaremos algunas sugerencias para alcanzar la gracia de gracias – la gracia de una buena muerte. Morir en la gracia de Dios es la cumbre de todas las gracias, es alcanzar la meta, es el abrazo eterno del Padre. !Que nuestra Señora interceda por nosotros para que alcancemos este sublime objetivo!

 

  1. EL TIEMPO APREMIA. Imitemos a los santos; ellos vivieron cada día como si fuese el último día de su vida. En verdad, nadie puede decir, con una certeza total, absoluta o moral, que tendrá vida el día de mañana, o incluso, una hora o un minuto más. La vida es incierta y precaria; cada día escuchamos del prematuro fallecimiento de una u otra persona, o incluso, de un gran número de personas; como en el 2004 cuando terremoto generó el gran tsunami del Océano. Los santos fueron personas que se esforzaron por vivir cada día como si fuese el último; ¡imitémoslos!
  1. NUESTROS DOS ENEMIGOS. De buenas a primeras, debemos identificar los obstáculos que impiden que alcancemos nuestro fin – morir una buena muerte. El primer y gran enemigo que amenaza nuestra salvación es el PECADO MORTAL; el pecado mortal priva al alma de la gracia santificante y de la amistad con Dios. Pero hay algo que es mil veces peor, y es, morir en pecado mortal si estar arrepentido. Si tenemos la desgracia de cometer un pecado mortal, démonos prisa, vayamos a un cura que en el confesionario nos encontrarse con Dios misericordioso quien nos purificará con su amor infinito; Nunca deje que el sol se ponga cuando el alma está muerta espiritualmente por el pecado. Consideremos por un momento cuál fuese nuestra reacción si tomamos veneno para ratas; el veneno para ratas puede provocar la muerte si es ingerido; por lo tanto, no vacilaríamos en llamar a la ambulancia. Deberíamos con mayor presteza ocuparnos de la vida inmortal de nuestra alma. En efecto, ¡la vida del alma es superior al cuerpo!
  1. LA ORACION. El Catecismo de la Iglesia Católica cita a San Alfonso María Ligorio, Doctor de la Iglesia, sobre la importancia de la oración en la salvación de nuestra alma. San Alfonso dice: “El que reza se salva, el que no reza se condena, el que reza poco, pone en peligro su salvación”. Dicho de otra forma, nuestra eterna salvación está directamente relacionada con nuestra vida de oración. ¡La oración es el oxígeno del alma!

 

  1. VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS. Los santos tienen otra cosa en común; viven unidos a Dios, viven en la presencia de Dios y viven por Dios! Santa Teresa de Ávila, otra Doctora de la Iglesia, afirmó que pecamos porque nos olvidamos de la presencia de Dios. Un niño es menos travieso cuando sabe que lo está cuidando su madre. Nuestra vida espiritual es igual, cuando estamos profundamente concientes de la mirada amorosa de nuestro Padre celestial.
  1. PENSEMOS EN EL CIELO SIEMPRE. La oración más conocida en el mundo, el Padre Nuestro, nació del Sagrado Corazón de Jesús, y en ella rezamos “Padre Nuestro, que estás en el cielo..”   No deberíamos dejar pasar un solo día sin que pensemos en el cielo, en la gloria y en el gozo eterno! “Como el ciervo anhela las corrientes de agua, así suspira por ti, oh Dios, el alma mía.” ¡Anhelemos la alegría del cielo, donde está Dios!
  2. LA ETERNIDAD. Otra cosa que tienen en común los santos es que tienen muy presente el concepto de la eternidad y la inmortalidad. Hermano, ¡la vida es corta! San Pedro nos lo dice así: “Para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.” (2 Pedro 3, 8) El Salmista reitera lo mismo: “El hombre es como la hierba, sus días florecen como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no lo conocerá más”. San Agustín, Doctor y Padre de la Iglesia, acertadamente expresa esta verdad, “La vida es un abrir y cerrar de ojos comparada con la eternidad”. En efecto, la eternidad no tiene descanso, es para siempre y por los siglos de los siglos. Que esta verdad nos ayude a prepararnos para el bien morir.
  1. EL PAN DE VIDA. Para el católico, Jesús Sacramentado es la llave que abre las puertas del cielo a la unidad con Jesús. Jesús está en el cielo en su Cuerpo glorioso, pero también está verdaderamente presente en su Cuerpo Místico, y en el centro y corazón de su Cuerpo Místico se encuentran los Sacramentos, el mayor de ellos siendo, la Santa Eucaristía, verdaderamente Jesús – su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Si recibimos dignamente a Jesús Sacramentado, y lo recibimos con amor ardiente y viva fe podremos alcanzar la gracia del bien morir. Nuestro mayor anhelo debería ser que la última comida en la tierra sea el alimento de nuestra alma – el Cuerpo y Sangre de Cristo en la Santa Comunión. Recuerde las palabras de Jesús: “Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo le resucitaré en el último día.” (El Discurso del Pan de Vida, Juan 6, 54)
  1. VIVIR UNA VIDA DE AMOR Y ENTREGA. Dios nos llama a salir de nosotros mismos, a fijar nuestra mirada en Dios y en nuestro prójimo; nuestros hermanos y hermanos son el reflejo de Dios. Jesús dijo: “En verdad os digo que cuanto hiciesteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” (Mt 25,40) Los santos, todos han tenido un amor ardiente por Dios, pero igual han tenido un amor ardiente por su prójimo. Procure practicar las obras de misericordia corporales y espirituales; lea en espíritu de oración Mateo 25, 31-46. Santa Teresa de Calcuta, quizás uno de los personajes más celebres del siglo nos presenta este desafío: “Hay que dar al hermano hasta que nos duela.”
  1. CUIDADO CON LOS ÍDOLOS MODERNOS Y LAS DISTRACCIONES. En los tiempos de Moisés, la forma más patente de idolatría se manifestaba en la adoración del becerro de oro. Hoy sin embargo, hay innumerables becerros de oro que en si son ídolos: las drogas, el sexo, la pornografía, el dinero, el poder, la vanidad, el placer, el dios del YO, y muchos más. Debemos subrayar este punto porque de lo contrario, fácilmente caemos presa de una de las mentiras, nos desviamos, somos engañados y esclavizados por el mundo y todas sus promesas. Por eso, san Luis de Monfort e su obra clásica, Verdadera Devoción a María, insiste en que debemos vaciar nuestros corazones de l mundo antes de entregarnos plenamente a Jesús y a María.

Maria

  1. MORIR EN LOS BRAZOS DE MARIA. Como ya hemos dicho, amar a María es esencial para alcanzar esta gracia del bien morir. Uno de sus más grandes anhelos es que todos lleguemos al cielo para con ella glorificar a la Santísima Trinidad.   En efecto, si rezamos el santo Rosario cada día, veces cada día nos estamos preparando para una muerte santa, cincuenta veces cada día. ¿Cómo es eso? La respuesta es sencilla. Porque el santo Rosario esta compuesto de 50 Avemarías, y rezamos: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén!”El padre Ed Broom, OMV (Oblato de la Virgen María), conocido también como Padre Escobita, fue ordenado sacerdote por san Juan Pablo II en 1986. Es asistente del párroco en la Iglesia de San Pedro Chanel en Hawaiian Gardens (California). Allí imparte retiros, da los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, organiza y dirige su propio programa de radio y televisión en Guadalupe Radio –Barriendo Conciencias.
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Nov 01 2016

VIVIR LA MISERICORDIA

¡La misericordia es el atributo más grande del Sagrado Corazón de Jesús! Santa Faustina Kowalska y san Juan Pablo II fueron celosos promotores de la Divina Misericordia. Dado que todavía estamos en el Año de la Misericordia, aprendamos a ser misericordiosos para obtener la misericordia de Dios. Jesús dijo: “Sean misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre Celestial” ¡Vivamos este Mandamiento!

LA ORACIÓN. Imploremos a nuestro Señor Jesucristo la gracia de ser misericordiosos cuando se nos presente la oportunidad. En este mundo caído, es demasiado común sentirse herido o lastimado, es difícil perdonar, pero cuan necesario hacerlo y perdonar inmediatamente. Para perdonar necesitamos la gracia de Dios. Recibimos su gracia por medio de la oración; la oración alcanza todas la gracias.  La oración es el medio por el que nos “conectarnos” al poder de Dios; Dios de la infinita misericordia.

CRISTO ESTÁ PRESENTE EN LOS POBRES: LAS OBRAS DE MISERICORDIA CORPORALES. Jesús dijo con claridad: «Cualquier cosa que hagas al más pequeño de mis hermanos, lo haces a mí.” Mire su vida y las circunstancias y las oportunidades que Dios le presenta para practicar estas obras de misericordia. Puede dar de comer al hambriento? De beber al sediento? ¿Vestir al desnudo? Visitar al enfermo o al encarcelado? O quizás acoger al extranjero? Todo aquello que hacemos por nuestro hermano, la hacemos por Jesús. En todo pobre está Jesús agonizante; en todo enfermo está Jesús sufriente. Pidamos a Dios que nos abra nuestros ojos para reconocerlo.

LAS OBRAS DE MISERICORDIA ESPIRITUALES. O quizás Dios nos llama a acciones caritativas ayudándo a las necesidades espirituales de nuestro prójimo: Instruir, aconsejar, consolar, confortar o perdonar y sufrir con paciencia. Podemos corregir al pecador, instruir al ignorante, aconsejar al que duda, aliviar al afligido, soportar las injurias con paciencia, perdonar todas las ofensas, y orar por los vivos y los muertos. Reflexione sobre cuál de estás obras Dios le pide que desempeñe.

EL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN. No desaproveches el gran sacramento de la confesión, responde a la llamada del Señor, especialmente en este Año de la Misericordia. Jesús anhela ardientemente inundarnos con la gracia de su misericordia por medio del sacramento de la reconciliación. Si confesamos con humildad y honestidad nuestras faltas al sacerdote – representante de Cristo – Dios perdona misericordiosamente todos nuestros pecados y podemos empezar una vida nueva en Cristo, es nacer de nuevo, somos una nueva creación. Dice el Señor en el Libro de Isaías: “Aunque sus pecados sean como la escarlata, yo los haré tan blancos como la nieve.” El enemigo de nuestras almas intentará llenarnos de temor, pero Jesús quiere que confiemos sin límites en su infinita misericordia. ¡JESÚS EN TÍ CONFÍO!

APÓSTOL DEL SACRAMENTO DE LA CONFESIÓN. No nos quedemos ahí, tomemos un paso más… invite a alguna oveja perdida, a un hijo o hija pródiga, a un alma extraviada a que regrese al sacramento de la Confesión. Prepare el camino, lléveles una copia del boletín de la iglesia con el horario de confesiones; o incluso, ofrezca llevarlos a la Iglesia, enséñeles en dónde se encuentra el confesionario y dónde está el sacerdote. Dé el buen ejempo y confiésese usted primero. También es importante darles un buen examen de conciencia para que se preparen antes de entrar al confesionario. Estos pasos concretos pueden ser medidas para traer a una alma perdida de nuevo a la fe y a la salvación de su alma. Todo el cielo se regocijará cuando la oveja perdida vuelve a los brazos amorosos del Buen Pastor! Este Año de la Misericordia, apreciemos, acerquémonos y promovamos el sacramento de la misericordia de Dios – el Sacramento de la Confesión.

PALABRAS MISERICORDIOSAS Y AFABLES. Consideramos que la ababilidad y la amabilidad son fundamentales para condimentar el tejido social; de modo especial, en nuestra forma hablar. Una palabra amable o una palabra de afirmacion dicha en el momento oportuno, pueden alentar un corazón quebrantado. Jesús nos enseñó la regla de oro: “Haz a los demás todo lo que quieras que te hagan a tí.” Siga la regla de oro en su forma de hablar: “Diga de otros lo que le gustaría que digan de usted.” El trato bondadoso de palabra y obra es otra forma de vivir la misericordia. San Francisco de Sales lo expresó así: “Se cazan más moscas con una gota de miel que con un hiel.” Palabras cortantes no convierten pero palabras dulces venden y convencen.

NUESTRA SEÑORA DE MISERICORDIA. La oración final en el rezo del santo Rosario, oración compuesta por el beato Hermann el Paralítico, monje de Reichenau, es la Salve Regina. En esta hermosa oración dedicada a Nuestra Madre rezamos: “Dios te Salve, Reina y Madre, Madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra…” Una de las mas grandes obras dedicadas jamás escrita es “Las Glorias de María” escrita por san Alfonso María Ligorio. En esta obra maestra es una explicación y comentario de la oración “Salve Regina”. En conclusión, esforcémonos por conocer la misericordia de Dios y pidamos que seamos misericordiosos para que al morir podamos experimentar la infinita misericordia del Sagrado Corazón de Jesús. Que Nuestra Señora, Reina de misericordia, nos alcance esta gracia singular. “Dios te salve, Reina y Madre, madre de misericordia, vida y dulzura y esperanza nuestra…”El padre Ed Broom, OMV (Oblato de la Virgen María), conocido también como Padre Escobita, fue ordenado sacerdote por san Juan Pablo II en 1986. Es asistente del párroco en la Iglesia de San Pedro Chanel en Hawaiian Gardens (California). Allí imparte retiros, da los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, organiza y dirige su propio programa de radio y televisión en Guadalupe Radio –Barriendo Conciencias.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

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