GRACIAS A PEDIR: Conocer íntimamente a Jesús, para amarlo más ardientemente y seguirlo.
QUINTO DÍA: LA PRESENTACIÓN… Lc. 2, 25-32
1. PIDA LA MISMA GRACIA QUE EN LA CONTEMPLACIÓN PRECEDENTE: Conocimiento íntimo de Jesús el Hijo de Dios hecho Hombre para amarlo más ardientemente y seguirle.
2. CAMINO AL TEMPLO. José y María le invitan a que los acompañe hoy al templo. ¿Por qué al templo? Porque se han cumplido los días de purificación, y conforme a la ley de Moisés, ahora llevan a Jesús a Jerusalén para presentarlo al Señor. ¡Qué motivo de alegría! En el camino, hable con la Sagrada Familia, hable con cada uno de ellos, ellos anhelan entablar un profundo diálogo con usted, pero esperan que usted tome la iniciativa. Estos ejercicios deben movernos a una íntima conversación con Jesús, María y señor san José.
3. EL TEMPLO. Con los ojos de la imaginación, vea la majestuosidad e inmensidad del templo; este templo fue construido por el Rey Salomón, el Hijo de David. Pero aquí hay un Templo más grande y majestuoso – Cristo es el verdadero Templo de Dios. Por la gracia de Dios recibida en el Bautismo, los cristianos somos también templos de Dios y al recibir la santa Comunión somos verdaderos sagrarios de la Santísima Trinidad.
4. SIMEÓN: LA VIRTUD DE LA PACIENCIA. Simeón, el santo anciano, había vivido toda su vida con vistas al momento en que el Mesías esperado visitaría el templo de Jerusalén. Simeón quien ya estaba al final de su vida, supo esperar con paciencia las promesas de Dios. Ahora, pregúntese usted – ¿Tengo paciencia con Dios? ¿Tengo paciencia con mi prójimo? ¿Tengo paciencia conmigo mismo? Cuando rece, hágase estas preguntas y pida a Jesús la gracia de a conocer el motivo de su impaciencia para corregirla. ¡Ruegue al Señor que le conceda esta gracia
5. SIMEÓN ALABA A DIOS Y TOMA AL NIÑO EN SUS BRAZOS. Simeón tomando al Niño Jesús en sus brazos y alaba a Dios por su misericordia, y predice el futuro sufrimiento para el Mesías: En efecto, sera él “signo de contradicción”, destinado a encontrar una dura oposición. Simeón también une al sufrimiento de Cristo la visión del alma de María atravesada por la espada, asociando de este modo a la Madre el destino doloroso de su Hijo. Simeón dice: ‟Una espada de dolor atravesará tu corazón para que los pensamientos de muchos sean descubiertos.”
6. DESCUBRIR EL VALOR DEL SUFRIMIENTO. El sufrimiento humano tiene valor sólo cuando lo unimos a los padecimientos de Cristo, nos asemeja a Él que libremente abrazo la cruz por amor. Una de dos, el sufrimiento nos hará una persona mejor o nos deja sólo un amargo rencor, todo depende en si lo abrazamos libremente por amor. Veamos el ejemplo de María la Madre de Jesús quien se unió a Jesús tanto en las alegrías como en el dolor.
7. “AHORA SEÑOR DESPIDE A TU SIERVO EN PAZ… porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelación a los gentiles”. (Lc 2, 29-32) Relacionemos esto a nuestra propia vida: ¡Qué privilegio tenemos tu y yo de poder contemplar los ojos de Cristo en la Santa Misa en la consagración cuando el sacerdote eleva la Hostia consagrada y qué privilegió poder recibir la Santa Comunión de manos del sacedote y que privilegio poder contemplar a Jesús en la Custodia!
8. TENEMOS MAYOR PRIVILEGIO QUE SIMEÓN. Simeón tomó al Niño en sus brazos y contempló su santa faz – ¡en efecto un gran privilegio! Pero Dios nos ha concedido a nosotros mayor don. Tú y yo podemos recibir a Jesús, si estamos en estado de gracia, todos los días en la Santa Comunión. ¡Nuestro corazón debería rebosar de alegría, gratitud y alabanza por la bondad de Dios! ¡Dios es infinitamente bueno!
9. ANA. La profetisa Ana, quien vivía en el templo, al presenciar aquellos acontecimientos comienza a hablar del Niño; ella anuncia a todos que sus ojos han visto al Salvador. Esta santa mujer quién había enviudado joven ahora se dedicaba a la oración y penitencia en espera del Señor. ¡Qué gran ejemplo y modelo para la gente mayor!
10. MARÍA. Preste atención y contemple toda la escena. Hay mucho material para meditar, esta meditación nos pide que consideremos en espíritu de oración los siguientes puntos.
- UNION: La importancia de la unión familiar.
- PEREGRINOS: Somos un pueblo peregrino en camino a la patria celestial – el cielo.
- PACIENCIA: Esperemos la volutad de Dios con paciencia; no desfallescamos nunca en la oración.
- CONTEMPLEMOS: Contemplemos a Jesús al meditar la Palabra de Dios y en el Sacramento de la Eucaristía.
- DOLOR: El valor del sufrimiento si lo unimos al sufrimiento de Jesús.
- EVANGELIZAR: Como Ana, anunciemos la Buena Nueva de Dios.
- ANHELAR EL CIELO: Morir santamente como Simeón. Su anhelo fue ver a Jesús en esta vida para contemplarlo y estar con Él en el cielo por toda la eternidad!
11. COLOQUIO. Concluya esta meditación con un triple coloquio. También hable con los santos que ellos ¡se deleitan en interceder por nosotros ante el trono de Dios! ¡Pídales su poderoza intercesión! Hable también con san Simeón y pida que le alcanze la gracia de perseverar en la oración, de esperar con paciencia . Hable con santa Ana, ¡pida su intercesión para que usted con gozo proclame la Buena Nueva de Jesucristo su Señor y Salvador! Por último, hable con la santísima Virgen, pida que le ayude a aceptar las cruces en su vida y que le enseñe a unirlas al sufrimiento de su Hijo en la cruz. Hágalo con fe y confianza en la voluntad y bondad de Dios.