Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

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Oct 28 2024

ENSEÑAR CON PODER Y AUTORIDAD

Se dijo de Jesús, Maestro de maestros, que enseñaba con poder y autoridad a diferencia de los escribas y fariseos.   Jesús en efecto se describió a sí mismo de muchas maneras, entre ellas:: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida».  Dijo también:: «He venido para que tengan vida y vida en abundancia». (Jn. 10:10)

Ahora más que nunca necesitamos imperiosamente maestros y maestros de verdad.  Pero en especial necesitamos urgentemente formadores de la doctrina cristiana-católica.   De hecho, nunca hemos vivido en una sociedad con tanta información, sobre todo debido a Internet y a todo lo que ofrecen las redes sociales. Pero al mismo tiempo, nunca hemos vivido en un mundo con tanta confusión.

En este breve ensayo señalaremos formas específicas en que podemos dedicarnos a formar maestros sólidos, auténticos y, más concretamente, maestros que transmitan la Verdad de Jesucristo, que es verdaderamente el Verbo encarnado y la Verdad misma.

MEDIDAS CONCRETAS EN LA SÓLIDA FORMACIÓN DEL PROFESORADO CATÓLICO.

1. LA VERDAD. El mundo no necesita dizque maestros que lo único que hacen es dar sus propias opiniones, sus propias ideas, sus propias teorías exóticas y esotéricas, pero alejadas de la esencia de la verdad. Tal vez sea una declaración obvia, pero hay que expresarla: un maestro debe impartir y enseñar la verdad, o mejor no asumir siquiera ser un maestro. Dicho esto, profundicemos en algunas de las fuentes donde podemos encontrar la verdad.

2. LA BIBLIA: LA PALABRA DE DIOS.   La máxima y óptima fuente donde podemos nutrirnos de las claras aguas de la verdad es la Biblia, la palabra inspirada de Dios que tiene a Dios mismo como autor.  Como católicos deberíamos contar, obviamente, con una Biblia católica de calidad: la Nueva Biblia de Jerusalén estaría entre las mejores traducciones de las lenguas originales de la Biblia.

3. BIBLIA DIDACHE.   El libro DIDACHE BIBLE es de reciente publicación.  Ésta puede ser inestimable en la búsqueda de la verdad porque no sólo tienes la Biblia sino también un excelente comentario al pie de la página que está tomado del Catecismo de la Iglesia Católica – no hay mejor medio de ayuda en nuestra búsqueda de la comprensión de la auténtica doctrina.

4. LOS DOCUMENTOS DEL VATICANO II.   Los Documentos del Concilio Vaticano II revisten una importancia de primera fila: hay 16 en total. Ahora bien, hay cuatro Constituciones Dogmáticas que son esenciales:  Dei Verbum sobre la Biblia y la Divina Revelación, Sacrosanctum Concilium sobre la Misa y la Liturgia, Gaudium Spes sobre los problemas que la Iglesia afronta en el mundo moderno, finalmente Lumen Gentium, la estructura jerárquica de la Iglesia y la llamada universal a la santidad.

5. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA.   El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado bajo la supervisión y los patrocinios del Papa San Juan Pablo II a principios de los años 90, es una guía segura para aprender la auténtica enseñanza de la Santa Madre Iglesia.  Los cuatro pilares del catecismo explican claramente la esencia de la doctrina católica: 1) Dogma-Credo-explicando las diversas partes del Credo o Profesión de fe que se dice en la Misa dominical; 2) Los siete Sacramentos-canales de gracia para nuestra santificación y salvación; 3) Moral-la explicación en detalle de los diez Mandamientos; 4) Oración-la comunicación y el diálogo con Dios la clave para nuestra salvación.

6. AMAR EL TEMA. San Agustín señala dos factores importantes que deben acentuarse en la enseñanza auténtica. El primero de ellos es que el profesor debe estar enteramente inmerso en el tema que enseña, así como sentir verdadero amor por la materia que transmite. En una ocasión, una mujer, después de la misa, comentó al sacerdote lo siguiente: «¡Creo en lo que ha dicho, ya que usted lo cree!». El vendedor no venderá su producto si no está convencido de que el producto vale lo que cuesta, lo mismo ocurre con la enseñanza. Para los profesores, catequistas, sacerdotes y misioneros católicos, el tema no es una cosa, ni un producto, ni una mercancía. Más bien, ¡nuestra predicación es la Persona de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo!

7. AMAR A LOS PRESENTES.    Según Agustín, el segundo punto de esta ecuación es que el profesor debe amar de verdad a sus alumnos.   Debe tener un gran deseo de que a través de su enseñanza los alumnos lleguen a conocer a Cristo, amen a Cristo, estén dispuestos a seguir a Cristo y un día estén con Cristo para siempre en el cielo.    Este es el verdadero amor, según Santo Tomás de Aquino, «Querer el bien del otro».   El bien máximo es estar unidos a Jesús para siempre en el cielo, pero empieza por conocerle y amarle primero aquí en la tierra.   Esto se consigue con una enseñanza auténtica.

8. REZAR ANTES Y DESPUÉS DE LA ENSEÑANZA  Nuestra labor docente debe estar imbuida y bañada de un auténtico espíritu de oración. En mi calidad de maestro desde hace muchos años, lo primero que hago siempre es invitar a la Santísima Virgen María a que nos ayude con sus oraciones y esté con nosotros. Pero también, de suma importancia, es invitar al Espíritu Santo a estar presente para inspirar todo el desarrollo y la transmisión del mensaje espiritual.   Así como el Espíritu Santo inspiró a los Apóstoles hace 2000 años a partir de Pentecostés (Hechos 2), también puede ayudar a los maestros modernos a estar plenamente vivos y encendidos con la Verdad. En conclusión, la oración debe ser recitada para que la Verdad transmitida y escuchada pueda ser asimilada, comprendida plenamente y vivida.

9. LA NARRACIÓN.   La mente y los oídos del ser humano se despiertan casi unánimemente ante un relato bien narrado. Tal vez la prueba más palpable de ello sea la presencia del más grande Maestro que jamás haya existido.  Este Maestro no sólo era un brillante, simple pero profundo transmisor de la Verdad, sino que también era un consumado narrador de historias.   El Nombre de este Maestro era y es JESUCRISTO.   Podemos leer Sus enseñanzas en los cuatro Evangelios: Mateo, Marcos, Lucas y Juan.   ¿Cuáles eran esas historias que el maestro-maestro Jesús empleaba en Su método pedagógico? ¡Las Parábolas! El Buen Samaritano (Lc. 10), el Hijo Pródigo (Lc. 15), el Sembrador (Mc. 4), el Rico Tonto (Lc. 12) y la Parábola de los Talentos (Mt. 25), ¡sólo por mencionar algunas!   Es tan cierto en la conversación y especialmente en la enseñanza: ¡el poder, el atractivo y la atracción de una buena historia bien contada!  Por supuesto, un buen profesor debe saber cuándo contar la historia, en qué contexto y con el significado y la intención adecuados.  Gran parte de la buena enseñanza depende también del arte de la oportunidad.

10. UNA VIDA Y UN ESPÍRITU LLENOS DE ORACIÓN  Uno de mis escritores, predicadores, profesores y evangelistas de radio y televisión favoritos es el Venerable Fulton J. Sheen. Durante años, millones de estadounidenses fueron cautivados, atraídos y clavados a la pantalla de la televisión mientras él enseñaba.    Un obispo verdaderamente talentoso y brillante, que era también un magnífico escritor y misionero, no se atribuía a sí mismo su éxito como comunicador.  Muy al contrario, atribuía su éxito oratorio a Dios, a Jesús y a una profunda vida de oración.  Lo atribuía a su Hora Santa diaria, que él llamaba LA HORA DEL PODER.  En sus más de 50 años como sacerdote, Sheen afirmó que nunca dejó de rezar su Hora Santa -la Hora del Poder- ni una sola vez. Esta era la fuente última de su luz, inspiración, fuerza y elocuencia como maestro.  Fue Jesús, el Maestro y Maestro Supremo, quien iluminó su mente y encendió su corazón de predicador.

Por lo tanto, roguemos al Señor de la Mies que suscite más Maestros inspirados que, siguiendo las huellas de Jesús, el Más Grande de todos los Maestros, enseñen la plenitud de la Verdad en todo tiempo y lugar, a fin de recoger una cosecha eterna para el Reino de Dios.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 26 2024

LA ACCION DE GRACIAS DESPUES DE LA COMUNION

Fr. Ed Broom, OMV

El gesto más grande que podemos hacer en esta vida es recibir a Jesús el Hijo de Dios y el Pan de Vida en el Sacramento de la Santa Eucaristía (Jn 6). No existe otro acto que se asemeje a la comunión eucarística de nuestro Salvador.  Por tanto, ignorar este importantísimo gesto podría resultar catastrófico, e incluso fatal, para nuestra salvación eterna. Y es que, en su discurso del Pan de Vida (Jn 6), Jesús afirma con palabras claras, concisas e inequívocas que nuestra salvación depende de que nos alimentemos de Él, el Pan de Vida que da vida al mundo.

BETANIA: CALUROSA ACOGIDA A JESÚS. (Lc 10, 38-42) En Betania, había una familia de buenos amigos que siempre le recibían con los brazos abiertos. A poca distancia de Jerusalén estaba Betania, donde residían los buenos amigos de Jesús: María, Marta y su hermano Lázaro. Ellos amaban profundamente a Jesús y lo apreciaban como a un amigo íntimo.  Marta se afanaba en los detalles de la hospitalidad y en servir a Jesús; María, de carácter más contemplativo, agasajaba a Jesús escuchándole, hablándole y, simplemente, dándole una cálida bienvenida con su sola presencia.

LA SANTA COMUNIÓN Y LA BETANÍA  En cierto sentido, todos estamos llamados a ser una BETHANÍA para Jesús. Recibir a Jesús en nuestras casas, a imitación de María y Marta, podría ser parte integrante de nuestro propio camino espiritual hacia la Patria celestial.   María y Marta solían invitar a Jesús a su casa, pero esta visita no se realizaba a diario dado el trabajo apostólico de Jesús.   Nosotros, en este sentido, tenemos una gran ventaja sobre la familia de Betania.  Nosotros podemos invitar y recibir a Jesús en nuestras casas todos los días. ¿Cómo?   Asistiendo a Misa y recibiendo a Jesús como nuestro Divino Huésped en la Sagrada Comunión.

DISTINTAS FORMAS DE RECIBIR A JESUS.   Tanto nos ama Jesús que nos ha dado libre albedrío. Jesús respeta nuestra respuesta libre a su amor, y no nos la impone por la fuerza.  Podemos recibirlo de manera olvidadiza, con apatía e indiferencia, con frialdad o incluso con hostilidad; así sucede cuando recibimos la Sagrada Comunión en el Santo Sacrificio de la Misa.  Pero deseamos vivamente que todos hagamos, a imitación de María, de Marta y de Lázaro, un esfuerzo sincero y decidido por recibir a Jesús con amor, con atención, con amabilidad y, sobre todo, con intenso amor.

DAR GRACIAS POR EL DON.   Profundizando en nuestro tema sobre Jesús – el Divino Huésped de nuestra alma – queremos hacer hincapié, y este punto es de suma importancia, en el modo en que debemos comportarnos, qué debemos hacer, es más, qué debemos expresar después de haber recibido a Jesús en nuestros hogares espirituales – lo más profundo de nuestras almas – en la Sagrada Comunión.  Que la experiencia de María, Marta y Lázaro en Betania nos sirva de modelo y de estímulo para mejorar nuestra acogida de Nuestro Amigo y Señor Eucarístico.

Estos puntos enfatizan algunas maneras concretas de cómo podemos hablar o qué podemos decirle a Jesús cuando Él viene a morar en nuestro hogar, en nuestra propia «Betania interior».

1. ACCIÓN DE GRACIAS.  Dios ama un corazón agradecido. Jesús valora la gratitud y siente tristeza por su ausencia, como sucedió en el caso de los nueve leprosos que no volvieron para agradecer al Señor su curación (Lc 17, 11-19).  Después de comulgar, abundemos en gratitud al Señor.  Cultivemos una «actitud de gratitud». Ciertamente, cuanto más rebosemos de gratitud hacia el Señor, sobre todo al recibirle en la Sagrada Comunión, tanto más abundante y copiosa será la efusión de gracias que Él nos conceda. ¿Y por qué cosas podemos dar gracias?  ¡Por todo! De hecho, todo lo que tenemos es un don inmerecido y gratuito recibido del Padre de todos los dones, a excepción del pecado.    ¡Que las palabras del salmista resuenen en nuestros corazones! «Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia». Los puntos siguientes ponen de relieve algunas formas sencillas de hablar o cosas que podemos decir al Señor después de que Él haya venido a residir en nuestras casas, en nuestra propia “Betania interior”.

2. AMOR.  Al recibir a Jesús Eucaristía en la Sagrada Comunión, el Sacramento de Su amor, hay que abundar en actos de amor. Cada vez que le dices al Señor que lo amas, en realidad creces más en la intensidad del amor que arde en tu corazón.  Jesús dijo: «El fuego del amor del Sagrado Corazón de Jesús estalla más intensamente en el momento de la Sagrada Comunión, especialmente cuando hay corazones que ansían el fuego de Su amor.

3. PROBLEMAS, TEMORES, ANSIEDADES, LUCHAS.   Muy importante después de recibir a Jesús en la Sagrada Comunión es sincerarse con el Señor Jesús y contarle lo que te pasa en la vida.  Todos sufrimos de una forma u otra en distintos tiempos, lugares y circunstancias. Todos llevamos alguna cruz: un problema de salud, un problema familiar, una preocupación económica, una debilidad moral, una incertidumbre o inseguridad emocional, por no hablar de las luchas espirituales.  Al recibir a Jesús en tu Betania interior en la Sagrada Comunión éste es el momento propicio para que te abras al Señor y le expreses con la mayor sinceridad tus sufrimientos. Jesús nos invita con estas palabras «Venid a mí todos los que estáis cansados y encontráis la vida pesada y yo os daré descanso. Llevad mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, porque mi yugo es fácil y mi carga ligera». (Mt 11, 28-30). Ojalá aprendiéramos y pusiéramos en práctica el verdadero significado de este pasaje. No estamos solos en nuestras luchas, nuestras cruces y nuestras penas. Jesús, sobre todo después de recibirlo en la Sagrada Comunión, está ahí dispuesto a escucharnos, a consolarnos, a consolarnos e incluso a llevarnos sobre su hombro, a ofrecernos refugio en su Sagrado Corazón.  Dejemos que nuestras fervientes Comuniones transformen nuestras vidas.  

4. ALMAS EN PENA QUE ESPERAN NUESTRA AYUDA.  Gracias a la misericordia de Dios, las almas del Purgatorio están salvadas por la gracia de Dios y por haber muerto en estado de gracia santificante. Pero sus sufrimientos son más intensos en el Purgatorio.  Por eso una Santa Comunión ferviente puede servir no sólo para aliviar o atenuar esos dolores insoportables, sino como medio supremo para sacar a esas almas del fuego del Purgatorio y llevarlas al banquete celestial.  De todas las oraciones, sacrificios y prácticas espirituales, el ofrecimiento de la Misa y de las Santas Comuniones es, con mucho, el más eficaz.

5. MIEMBROS DE LA FAMILIA: CONVERSIÓN DE LOS PECADORES.  Otra intención de primera importancia que puede formar parte nuestra conversación con el Jesús después de recibirle en la Sagrada Comunión es rezar por los miembros de nuestra familia, nuestros seres queridos, parientes y amigos. Y hay otra clase importante de personas que deben formar parte de nuestra oración y dialogo entrañable después de comulgar: los pecadores, los que han dado la espalda al Señor Jesús, a su Dios, a la Iglesia y a la Luz de la Verdad.   Los padres que tienen hijos o hijas pródigos, ovejas descarriadas y errantes, hijos y hermanos disgustados, amargados, confundidos y descontentos – tu mamá y papá, cuando recibas a Jesús en la Sagrada Comunión pídele al Senor con todo el fervor de tu corazón la conversión de tus seres queridos, que regresen a la Iglesia y implora la salvación eterna de sus almas.

Dios, la Madre de la Iglesia, el refugio de los pecadores, así como la Madre del Señor Eucarístico. Debemos pedir también a María la gracia de recibir a Jesús con gran humildad, devoción y amor en la Sagrada Comunión y de alabarle, adorarle, agradecerle e implorarle al recibirle en la Betania de nuestros corazones. María recibió a Jesús con el mayor de los amores en la Encarnación. María rezará por nosotros para que también nosotros recibamos al Señor Eucarístico con una explosión de amor.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 12 2024

EL CELIBATO: UN CARISMA Y UN DON QUE SE HA DE VALORAR

P. Ed Broom, OMV

La mayor parte de la gente está llamada a la vida matrimonial, ésta consiste en formar una familia al recibir de Dios el don del hijo y, a menudo, el regalo de los hijos. Dios creó a Adán y dijo que no era bueno que el hombre estuviera solo; así que después de crear las plantas y los animales, los mares y las criaturas marinas, así como el inmenso océano, Dios creó a la mujer: Eva. Con ella, Adán recibió el complimento de su ser. Juntos traerían al mundo a los niños Caín y Abel, y más tarde a Set.

UN CARISMA Y UN DON ESPECIALES. Jesús ensalzaba la vida matrimonial y familiar, pero también abría otra posibilidad. Diría que algunos nacieron eunucos y otros se hicieron eunucos por el Reino de Dios. En estas palabras de Jesús se escondía un don especial, un carisma especial que Dios daría a ciertas personas. Este carisma o don sería el del celibato o, dicho de otro modo, el de la virginidad por el Reino de Dios. No todos reciben este don y muchos ni siquiera pueden comprenderlo.

QUÉ ES ESTE DON DEL CELIBATO. Este don de Dios no desprecia en absoluto el matrimonio y la familia. Al contrario, es un don específico de Dios para la edificación del Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia. Dios ha dado a ciertos hombres y mujeres este carisma y este don en el que el matrimonio y la familia son sacrificados por un don sublime de convertirse en padres o madres espirituales por el Reino de Dios. De hecho, en el día del Juicio lo más probable es que una de las preguntas que hará Jesús, el Juez Justo, será: «¿Dónde están vuestros hijos?». De hecho, ¿dónde están los hijos que engendraste no sólo en el ámbito físico o biológico, sino los que contribuiste a engendrar en el ámbito espiritual. No es casualidad que a un sacerdote se le llame «Padre»; y a una religiosa, «Madre» o «Hermana».

ORIGEN Y DESARROLLO DEL DON-CARISMA DEL CELIBATO. Vivimos en un mundo con tanta información siempre a nuestro alcance. De hecho, una explosión de información como una bomba atómica. Al mismo tiempo, vivimos en un mundo inmerso en un océano de confusión. Así que es nuestro propósito en este breve ensayo ofrecer algunas ideas para aclarar la realidad del. El don o carisma del celibato y cómo debe vivirse. Muchos no comprenden el don; otros no creen que pueda vivirse.

1. DON-CARISMA. Como punto de partida el celibato debe entenderse como un don o carisma que es dado por Dios mismo. Por don de Dios se entiende que Dios, que es la esencia del amor, de la bondad, de la munificencia y de la generosidad desbordante, elige a algunas personas a las que quiere dotar de este don. Hay que subrayar: sólo algunos están dotados de este don o carisma. Es gratuito, dado libremente por Dios mismo, que es la esencia de la bondad, de la generosidad y del don.

2. RECONOCIMIENTO. El siguiente paso en la dinámica del don o carisma del celibato es el sincero y humilde reconocimiento del don. De hecho, la persona puede tener el don pero simplemente nunca lo ha reconocido. Sin una vida de oración, sin catequesis, sin educación religiosa, sin que nadie haya mencionado nunca esta posibilidad, lo más probable es que la persona nunca reconozca que tiene ese don.

3. CULTURA PAGANISTA-SENSUAL-HEDONISTA. La cruda realidad es que en una cultura paganista-sensual-hedonista -este es el mundo moderno- hay tanto que perseguir y ceder a las apetencias de los apetitos más bajos. En medio de un ambiente polvoriento, sucio y lleno de smog es difícil mirar hacia arriba y contemplar las estrellas.

4. ACEPTACIÓN. El siguiente paso en la dinámica de vivir el estilo de vida célibe es el reconocimiento seguido de la aceptación. Un ejemplo clásico de esto podría ser la llamada gratuita del Joven rico. (Mc 10, 17-31). Jesús llamó libremente al joven rico para que le siguiera. La respuesta fue negativa. ¿La razón? Este joven rico estaba demasiado apegado a sus riquezas, a sus pertenencias, a sus posesiones. Si se quiere, sus posesiones habían tomado posesión de él. Lo mismo puede aplicarse al don del celibato. Dios lo da gratuitamente, pero este don puede aceptarse o rechazarse. Dios es tan bueno que respeta nuestra libertad y no coaccionará ni violará nuestra libertad.

5. ALEGRÍA. Con la aceptación del don-carisma del celibato debe haber una respuesta alegre y generosa. Si el don no se recibe de buena gana, con humildad y alegría, sino sólo a regañadientes y de mala gana, lo más probable es que el don no se viva con eficacia. Dios ama a los que dan con alegría; también ama a los que reciben con alegría sus dones.

6. CULTIVADO. Qué cierto es el adagio moderno: « Quien no lo usa, lo pierde». Las herramientas que no se usan se oxidan. Los músculos que no se ejercitan se vuelven flácidos o se atrofian. La lingüística no utilizada transforma el lenguaje en un murmullo incoherente de sonidos. Los cocineros pobres y sin entrenamiento ofrecen penitencia a los comensales. Lo mismo puede aplicarse al celibato. Hay que cultivarlo y entrenarlo utilizando las herramientas o medios ascéticos clásicos.

6. LAS HERRAMIENTAS ASCÉTICAS PARA ENTRENAR Y VIVIR EL CELIBATO. Hay muchas, pero mencionaremos algunas; ¡incluso podríamos llamarlas las «Cinco Grandes»!

a. ORACIÓN. Jesús nos dijo que nos convirtiéramos en mendigos con estas palabras: «Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá la puerta». (Mt. 7:7). El don se da gratuitamente. Sin embargo, a nosotros nos corresponde pedir la gracia de ser fieles y vivirla.

b. PENITENCIA. La carne tiene que ser dominada por la oración y la penitencia. Jesu dijo que algunos demonios sólo pueden ser expulsados por la oración y por la penitencia». Este es el secreto de muchos santos para vivir su don del celibato.

c. CUSTODIA DE LOS SENTIDOS. Nos incumbe ahora más que nunca tener una estricta custodia de los sentidos, y muy especialmente de los ojos. Es muy cierto el dicho: «Los ojos son el espejo del alma». Es la puerta por la que la realidad de los sentidos entra en la mente y en el interior de la persona.

d. CONFESIÓN. Cuando fracasamos, la clave está en levantarnos, rebotar y ser resilientes. La confesión, el poder del perdón de Dios nunca debe subestimarse.

e. EUCARISTÍA Y SANTA COMUNIÓN. La recepción del Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesús en la Sagrada Comunión es de valor infinito para vivir la llamada al celibato.

DEFENDER EL DON. Con la expresión defender el don se entiende lo siguiente: no hay que jugar con fuego. Hay que evitar la ocasión próxima de peligro. Es preciso evitar cualquier persona, lugar, cosa o circunstancia que pueda poner en peligro la virtud y, en nuestro caso, el celibato. Qué cierto: no juegues con fuego. Podría ser el uso disciplinado de internet. También podría estar relacionado con las relaciones sociales. También podría significar el control de los hábitos de comer y beber. En efecto, el celibato es la perla de valor infinito, pero hay que defenderla y protegerla.

AMISTADES SANAS Y LA ALEGRÍA. Vale mucho vivir la vida en plenitud. Pero para vivir el carisma del celibato es clave cultivar amistades sanas y que nos edifican. Jesús llamó a sus discípulos «amigos». Los verdaderos amigos pueden ser de enorme valor para vivir todas las vocaciones, pero especialmente la del celibato.

LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA. La Virgen María Perpetua entregó su persona total a Dios cuando dijo: «He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra». En efecto, María es el modelo como Madre, Esposa, pero también en la vida célibe de virginidad. Conociendo, amando y confiando en María, se puede vivir libre, gozosa y plenamente una auténtica vida de celibato por el Reino de Dios. Que la Virgen ayude a quienes han elegido libremente seguir la vida del celibato por el Reino de Dios.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 02 2024

TENER LA META ANTE LOS OJOS: ¡¡¡EL CIELO!!!

Si tenemos la meta final ante nuestros ojos, es mucho más fácil emplear nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros esfuerzos para alcanzar esa meta final. Los atletas olímpicos se esfuerzan por conseguir la medalla, de bronce, de plata o, mejor aún, la medalla de oro. ¡Cuánto se han entrenado para llegar a este momento supremo, a esta última carrera olímpica, tal vez años acompañados de sangre, sudor y lágrimas, por no hablar de agotadores dolores corporales! Los esfuerzos que la persona humana puede hacer a nivel natural para ganar el premio son casi increíbles; asombran a la imaginación. Cuando tenemos un fuerte sentido e impulso motivacional, ¡los logros son literalmente impactantes!

UN EJEMPLO DE LA VIDA FAMILIAR Y LA TRANSFORMACIÓN DEL NIÑO.

El pequeño Juanito ha sido la causa de las continuas preocupaciones, dolores de cabeza y noches en vela de sus padres. La vida de este niño de 11 años es un completo desorden. Sus calificaciones han alcanzado mínimos históricos. No hay día en que no se pelee con sus dos hermanos. La obediencia es una palabra que no existe en su vocabulario ni en su léxico. Su habitación suele parecer la explosión de una bomba. Después de que haya usado el baño, hasta las mejores criadas se quedan con la mandíbula entreabierta. Llegar a tiempo al colegio es como escalar el Everest con una mochila de cien kilos a la espalda. Su futuro parece un túnel oscuro y lúgubre donde la oscuridad se cierne sobre él en nubes cada vez más densas. Sus profesores, consejeros y amigos (si es que se les puede llamar «amigos») parecen tener la clara premonición de que en pocos años vivirá en la calle, con el puente como techo y vagabundos errantes como compañeros de por vida.

UNA EXPERIENCIA BRILLANTEMENTE TRANSFORMADORA. ¡Incluso en medio de esta aparente calamidad y futuro desastre para el pequeño Juanito a uno de sus compañeros de colegio por fin se le enciende una bombilla! ¡DISNEYLANDIA! ¡SÍ DISNEYLANDIA! ¡OTRA VEZ DISNEYLANDIA! Unos años antes llevaron al pequeño Juanito a Disneylandia durante todo un día. El ambiente festivo, las luces parpadeantes, los payasos bien pintados, la plétora de atracciones, el algodón de azúcar, los hot-dogs y el rico batido de chocolate y mucho más dejaron una impresión inolvidable en el pequeño Juanito.

Por ello, el amigo de Juanito, consciente de la situación actual, sugiere a los padres de su amigo la idea de llevarlo a Disneylandia. Sin embargo, Disneylandia sólo se hará realidad cuando Juanito tome la firme decisión de cambiar sus malos hábitos y lograr una transformación de vida.

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Jul 01 2024

CINCO CONSEJOS PARA PREPARARTE MEJOR PARA COMULGAR

Si te hiciesen esta pregunta, ¿qué responderías?  ¿Cuál es la acción más grande que puedes hacer en la tierra, a este lado del tiempo y de la eternidad?  Espero que respondas sin titubear: ¡recibir a Jesús, el Pan de Vida, ¡en la Santa Comunión!  Ofreceré cinco maneras sencillas y concretas que podemos emprender para mejorar nuestra recepción de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo en la Santa Comunión. Seamos sinceros al respecto: ¡nuestra recepción de Jesús, Pan de Vida, ¡en la Sagrada Comunión siempre puede mejorar!  De hecho, nuestra santificación y salvación dependen en gran parte del modo en que recibimos la Eucaristía.  

1. CONFESIÓN.  Cuanto más transparente, pura y limpia sea el cristal de nuestra alma, más abundarán las gracias que fluyan hacia ella, en la Misa y especialmente en el momento de recibir a Jesús en el Sacramento de la Santísima Eucaristía.   El Sacramento de la Confesión es uno de los Sacramentos de Sanación. La Confesión bien recibida nos purifica, nos limpia y santifica nuestro interior para poder recibir a Jesús con la máxima disposición.  Una sola Comunión bien recibida puede transformarnos en santos.   La culpa nunca está en el Sacramento, ¡sino en quien lo recibe!

2. LLEGAR TEMPRANO   Tristemente, muchos católicos llegan tarde a Misa y así se privan de innumerables gracias.  ¿Acaso acostumbramos a llegar tarde a otros importantes eventos como: una graduación, una boda, la ópera, a un partido de la Serie Mundial, ¿o al trabajo? Creo que no.   La Santa Misa tiene un valor infinito, y las gracias que recibimos de la Misa dependen de nuestra disposición.   Por eso, mientras mejor sea nuestra disposición, más abundantes serán las gracias que fluyen del Sagrado Corazón de Jesús y de la Sagrada Hostia.

3. PARTICIPAR DEVOTAMENTE EN LA MISA Y EL “OFERTORIO” Y LO QUE OFRECEMOS A DIOS.  Los Documentos del Concilio Vaticano II nos invitan a participar en la Misa con gran devoción (¡no a ser meros espectadores!).  La Constitución Dogmática sobre la Liturgia, Sacrosanctum Concilium en relación a la participación en la Misa utiliza tres palabras: participar plena, activa y conscientemente en el Santo Sacrificio de la Misa.  Con respecto a la ofrenda, en el contexto y entorno de la Parroquia el sacerdote suele tener una intención para una determinada persona. Sin embargo, esto no te excluye de ofrecer tus propias intenciones.   Entre ellas, tres podrían ser de gran importancia para que vivas más plenamente el Santo Sacrificio de la Misa: 1) Ofrecer por las almas del Purgatorio; 2). Luego, por la conversión de un miembro de tu familia; 3) Finalmente, por tu propia conversión de corazón (¡si quieres tu propio «Trasplante de Corazón espiritual!»).

4. ANTES DE COMULGAR, SUPLIQUEMOS A MARÍA QUE NOS PRESTE SU INMACULADO CORAZÓN PARA RECIBIR A SU HIJO, ¡JESÚS!  Al acercarte a comulgar y recibir el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesús pide a María que te preste su purísimo e Inmaculado Corazón para que recibas a Jesús con profunda fe, ilimitada confianza y ardiente amor. Ciertamente, al recibir la Sagrada Comunión a través del Corazón Inmaculado de María, vuestra recepción de Jesús en la Sagrada Comunión será mucho más fructífera y eficaz. (¡Éste fue uno de los secretos de Santa Madre Teresa de Calcuta para llegar a ser santa!).

5. ACCIÓN DE GRACIAS.  La palabra «Eucaristía» de hecho significa «Acción de Gracias».  Pasa unos momentos en acción de gracias después de recibir a Jesús en la Sagrada Comunión. Qué descortés sería si fuésemos invitados a cenar a casa de un amigo y «comiéramos y corriéramos» sin siquiera agradecer al anfitrión por la invitación a cenar.   ¡Sería realmente impensable!  Por esa razón, yo, como sacerdote, después de la Sagrada Comunión, me siento cinco minutos o más en silencio para dar gracias al Señor Jesús, Rey Eucarístico, por tan sublime don de Su Presencia Real -Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad- en la Sagrada Comunión.

Conclusión, cuán privilegiados y bendecidos somos realmente al ser católicos y tener acceso al mayor Regalo que Jesús nos dejó-Su Presencia Real en el Sagrario, pero también presente en el Santo Sacrificio de la Misa. Nunca seamos negligentes o descuidados en nuestra actitud de gratitud, especialmente en relación con la Misa y la Sagrada Comunión.   Que resuenen en nuestras mentes, corazones y almas las inspiradas palabras del Salmista: «Dad gracias al Señor porque es bueno; es eterna su misericordia.»

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