Hay una forma correcta de hacer las cosas, así como una mala! Reglamentos de manejo, reglas deportivas, reglas de gramática, ingredientes y recetas para cocinar—todo lo anterior debe seguir ciertos códigos o reglas de seguimiento! Si no el resultado es, de confusión y caos!
Lo mismo puede decirse con respecto a las relaciones conyugales entre marido y mujer. Las relaciones y la intimidad matrimonial son bendecidas únicamente, cuando cumplen con ciertos requisitos; y son los siguientes!
En primer lugar, el hombre y la mujer deben ser sacramentalmente casados en la Iglesia. La sexualidad debe ser bendecida y santificada por un Sacramento, y ese es el Sacramento del Santo Matrimonio!
Segundo, La sexualidad humana está modelada en la persona de Cristo, quien se entregó totalmente como Regalo al Padre, de igual manera a la humanidad y asimismo individualmente por cada uno de nosotros, muriendo en la cruz. El Papa Juan Pablo II lo llama, la mutual entrega de cada uno, uno para el otro, como un “Regalo”! La persona nunca debe verse como un objeto para ser explotado y utilizado, pero más bien, como una persona creada a imagen y semejanza de Dios para ser amado, anhelado y respetado en todo momento!
En tercer lugar, esta mutua entrega no puede ser frustrada por cualquier uso artificial de control de la natalidad o lo que llamamos «anticoncepción». En otras palabras, el acto conyugal entre marido y mujer debe abrirse a la posibilidad de la concepción, nueva vida, colaborando con el creador en traer nueva vida a la existencia. También llamado «Procreación». Este término significa, el marido y la esposa colaborarán con Dios, en traer nueva vida a la existencia. El marido y la esposa proporcionan los medios materiales, pero Dios mismo, infunde el alma en el momento de la concepción. Un hecho que es maravilloso!
Esto significa, en concreto, que la Iglesia no cree en «control de la natalidad», pero más bien cree en «Autocontrol». Las parejas deben a veces practicar, abstinencia periódica de relaciones sexuales, si ellos creen que es causa justa (Papa Pablo VI, Humane Vitae) mejor posponer o retrasar el nacimiento de otro niño.
Además, la Iglesia no cree en «sexo seguro» o «protección». Estos son eufemismos (mentiras) para la anticoncepción/control de natalidad. Por el contrario, la Iglesia ha enseñado, enseña y siempre enseñará que la sexualidad es «sagrado». ¿Por qué es sagrado? Por la sencilla razón que Dios mismo puede intervenir y bendecir a la pareja con un niño como resultado de ese acto conyugal!
Por lo tanto, el uso de métodos anticonceptivos, de acuerdo con las enseñanzas de Humane Vitae, la Teología del Cuerpo del Papa Juan Pablo II, es un acto intrínsecamente desordenado, acto moralmente errado y objetivamente un pecado mortal! En concreto la píldora, IUD, inyecciones químicas, Norplant y el condón, así como un acto conyugal incompleto—todos estos frustran uno de los propósitos principales de la sexualidad humana: procreación, la apertura a la vida; diciendo «Sí» a la intervención de Dios en la creación de una nueva persona, que tendrá un cuerpo y un alma inmortal, que vivirá por toda la eternidad.
Desafortunadamente, 50-60% de los matrimonios hoy en día terminan en divorcio. Pero escuchen esto! Parejas que asisten los domingos a la Misa y reciben la Santa Comunión, van a la confesión frecuentemente, oran juntos como familia (especialmente el Santo Rosario) así como practican Planificación Familiar Natural—abstinencia periódica para la intimidad sexual, tienen menos que 1% tasa de divorcio. La pareja se ama más, hay más respeto mutuo, diálogo más frecuente y profundo, y felicidad en la vida! ¿Por qué no probarlo! Es un verdadero ganador!
Que la Sagrada familia Jesús, María y José, nos ayuden a esforzarnos por formar Santas, felices, saludables familias en esta vida, para que algún día el cielo, sea nuestro hogar eterno!