CONFESIÓN: VOLVER A LA MISERICORDIA DE DIOS! El primer Sínodo convocado por el Beato Juan Pablo II fue, sobre el tema de la Reconciliación, la confesión y el tema del pecado. Su predecesor, el Papa Pío XII acuñó esta frase inmortal, «El pecado del siglo es, la pérdida del sentido del pecado». De este Sínodo, la Exhortación Apostólica del Papa Juan Pablo II, fue promulgada con el título: «Reconciliación y Penitencia». En esta obra maestra espiritual, Juan Pablo el Grande, habló sobre la realidad del pecado, los muchos efectos del pecado, así como, la necesidad de confiar en la Misericordia de Dios y volver a Dios a través del Sacramento de la Misericordia, o el Sacramento de la Confesión. La segunda Encíclica del mismo Papa, Juan Pablo II, fue precisamente sobre este mismo tema, «Dives Misericordia» — es decir, «Dios rico en misericordia». En este documento monumental, en la cual el Santo Padre ofrece, una exposición magistral de la misericordia de Dios, explica el significado de la Parábola del Hijo Pródigo, que también puede ser llamada, «La Parábola del Padre Misericordioso».
La encíclica y la Exhortación Apostólica, ambas tienen el mismo tema: existe el pecado y todos nosotros somos pecadores, pero al mismo tiempo, hay un remedio para el pecado y es Jesús, quien viene para sanarnos, fortalecernos y salvarnos y, de manera especial, a través de los Sacramentos, pero la curación del pecado específicamente, es mediante el Sacramento de la Reconciliación. Cardenal Timothy Dolan escribió una carta pastoral maravillosa, dar la bienvenida a los Católicos devuelta a la iglesia, a través de regresar a la Santa Misa. Más tarde la carta pastoral escrita por Cardenal Timothy Dolan fue, «Desde el altar al confesionario». Lo suficientemente Interesante, como el título fue tomado del asesinato de dos sacerdotes en Irak en la iglesia, donde dos sacerdotes estaban sirviendo a Dios. Uno, estaba celebrando la Santa Misa y el otro, estaba ministrando a la gente en el Confesionario.
Ambos fueron asesinados—martirizados — en el cumplimiento de su deber, alimentando su rebaño con el Cuerpo y la Sangre del Señor Jesús, y el otro, reconciliando el rebaño al Padre, mediante el Sacramento de Su Misericordia! En esta carta pastoral, el Cardenal comenta con ingenio y humor pero, con realismo; a través del país, el siguiente incidente, es la realidad en muchas iglesias. Un sacerdote es transferido a una nueva parroquia y diligentemente se esfuerza por ofrecer el Sacramento de la confesión, a los fieles. Después de meses de espera pacientemente esperando por penitentes, nadie entró en su confesionario. El sacerdote solicitó al Obispo la transferencia; la razón de ser: él quería estar en una parroquia, donde tendría algún contacto con los «pecadores».
Lamentablemente, esto no es un caso aislado! En muchas parroquias, las líneas para recibir a Jesús en la sagrada comunión son interminables. Sin embargo, las líneas de confesión son casi inexistentes! El sábado por la tarde, el sacerdote en el confesionario, podría oír sólo tres confesiones: el Sacristán escrupuloso, tres veces! Dicho esto, le corresponde a los pastores, sacerdotes y catequistas, así también como a los padres de familia, -los cuales son los primeros maestros de sus hijos,- hacer un esfuerzo concertado para trabajar en la adecuada formación de la conciencia de los feligreses, así también, con los niños, todos ellos están confiados, de su cuidado y su salvación eterna! Esta breve exposición será sobre los muchos frutos, que pueden derivarse de prepararse uno mismo bien, para recibir el Sacramento de la Confesión. Recuerde la importancia de la verdad básica Sacramental: la gracia dispositiva/gracia de disposición. En resumen, las gracias que recibimos en los Sacramentos están, en proporción directa con nuestra preparación. En otras palabras, mientras más sea, la preparación antes de recibir el Sacramento, más abundante, el torrente de gracias! La culpa no esta, en el Sacramento, sino en el beneficiario del Sacramento!
Antes de enumerar las múltiples bendiciones que fluyen desde el Sacramento de la Confesión, todos deben cultivar una actitud de gratitud por nuestra fe católica, buenos sacerdotes que están disponibles para dispensar estos maravillosos canales de gracia, y por la vida que Dios nos ha dado, a todos y a cada uno de nosotros y nuestro llamado a vivir, en la máxima medida posible! Jesús dijo que El vino a darnos vida, y darla en abundancia!
Escrito: Fr. Broom/ Traducción: Gloria Munoz