Jesús es la razón de la Navidad!
El verdadero significado y motivo de la Navidad se encuentra en el
nombre de »Jesús». Como afirma san
Pablo en la carta a los Filipenses: Al
nombre de Jesús toda rodilla se doblará en los cielos, en la tierra y en los
abismos… (Fil.2). Jesús significa
«Salvador». En la
Anunciación, el Arcángel Gabriel le anuncia a María que ella daría a luz a un
hijo y le pondría por nombre «Jesús», porque Él salvaría a su pueblo
de sus pecados…
¡de todo mal! Jesús vino a salvarnos del
pecado; Vino a salvarnos del poder del diablo; Vino a salvarnos de la tristeza,
la desesperanza y la desesperación; Vino a salvarnos del padecimiento moderno
de una vida sin sentido; Vino a salvarnos de la muerte; Vino a salvarnos de
padecer enteramente en el infierno.
Jesús vino a darnos vida y vida plena en la Resurrección por el poder de
su Encarnación, su vida, su muerte y su Resurrección. Jesús aplastó la muerte, y abrió de par en
par las puertas del cielo para todo aquel que acuda a Él, que lo ame, obedezca
y que desee estar con Él.
MATERIALISMO: ¡UN FALSO DIOS MODERNO!
peligro de poner toda esperanza en las cosas materiales con estas palabras
penetrantes: “Si yo soy lo que tengo, y si lo que tengo se pierde, entonces
¿quién soy?” El Beato Papa Juan Pablo
II, quien fue pieza clave en promulgar la Constitución Dogmática del Vaticano
II, Gaudium et Spes, lo expresó en estas palabras: «¡Ser es más importante
que tener, y el hacer fluye del ser!»
Aún el famoso grupo de Rock n’ Roll, Los Beatles, entendían este
concepto el la canción, «¡El dinero no puede comprar el amor!» Es cierto que el dinero puede comprar
comodidad, facilidad y placer, pero no la alegría. La verdadera alegría brota de adentro, y es
fruto del Espíritu Santo y una profunda conciencia de la inhabitación y
siempre presencia de Dios en nosotros y
de su amor infinito.
»El Cántico de Navidad» que se ha vuelo a producir repetidas veces, nos
enseña numerosas lecciones sobre el significado de la Navidad. Al frente está el mensaje que amontonar y
acaparar dinero al igual que cosas materiales puede causar dolor a otros y a
nosotros mismos. Por el contrario,
cuando se aprende a dar generosamente se produce una alegría rebosante. Sucede en la película que sólo después que
Ebenezer Scrooge se enfrenta cara a cara con la realidad de su mortalidad, su
propia muerte, la brevedad de su vida y lo fugaz que es la vida, es que se da
cuenta que su dinero no le hará feliz, sino el dinero es para dar
libremente. San Pablo nos recuerda:
«Hay más alegría en dar que en recibir.» Al final de la película se ve que Scrooge
compra un gran pavo, visita a su empleado de muchos años Bob Cratchet (quien
por años había tratado como objeto), le da el gran pavo a Bob, abraza a Tiny
Tim el niño pequeño paralítico y se
sienta a cenar con ellos — ¡y en su bondad se llena de regocijo!
aquellos que tienen posesiones, dinero, nombre y fama, el nacimiento de Jesús
en un establo de animales pobre, frío, húmedo, maloliente y sucio, nos envía un
mensaje contracultural y radical: «Dichosos los pobres de espíritu porque de
ellos es el Reino de Dios.» (MT. 5:3)
DE MARÍA
de la noche, el olor de paja mezclada con estiércol, el suelo duro de la cueva,
el rechazo frío de los mesoneros—¡todo describe el salón de recepción de
Jesús al mundo! El Venerable arzobispo
Fulton J. Sheen capta la escena con estas palabras conmovedoras: «El
Creador de todo el universo no tuvo donde nacer en su propia creación».
rechazo en la cual nació el Salvador del mundo, hubo un refugio seguro, un
oasis de paz y eso fue en los brazos de su madre María. Jesús encontró calor,
consuelo y paz en los brazos y el corazón Inmaculado de su Madre. En nuestra vida, en medio de las tormentas,
terremotos y desamores de la vida, siempre podemos encontrar un refugio seguro
en los brazos y corazón de María, Madre de Jesús y Madre nuestra. »¡Dulcísimo
corazón de María se mi salvación!»
por el recogimiento interior podemos contemplar a nuestro maravilloso y amoroso
Dios. En un mundo inundado con un ruido
constante y ensordecedor, qué podemos llamar la «contaminación de
ruido», esta primer Noche Buena en Belén de profundo silencio nos da una
gran enseñanza sobre el silencio. En
el fondo de corazón en silencio Dios habla.
Vemos que Dios no le hablo al profeta Elías en la tormenta, el
terremoto, o en los rayos o truenos.
Sino Dios le habló a Elías en la suave brisa. ¿Por qué no contemplar al Niño Jesús que duerme
en los brazos de María – Contémplalo con un profundo silencio. Después de contemplar a Jesús y María,
háblales desde el fondo de tu corazón.
«¡Venid adoremos!
»Christmas» y significa la «Misa de Cristo». En verdad hay tres venidas de Cristo al
mundo. Primero, hace 2000 años en Belén,
Jesús se encarnó y nació de María Virgen.
Segundo, al final de los tiempos Jesús vendrá como Juez justo. Juzgará a todos quien jamás hayan vivido,
seremos juzgados por lo que hemos hecho y por lo que hemos dejado de hacer, tal
como rezamos en el Credo: «Vendrá a juzgar a vivos y muertos». Tercero, en forma mística, real e invisible
Jesús viene por medio de la gracia y los sacramentos.
Santísima Eucaristía! En cada Misa, en
una forma real, se celebra la Navidad porque la Navidad es el nacimiento de
Jesús. Si eso es verdad, entonces en la
Misa en el momento de la Consagración, cuando el sacerdote toma el pan y repite
las palabras que Jesús pronunció en la Última Cena, «Tomad y comed, todos
de él, porque esto es mi Cuerpo…» en ese momento Jesús verdaderamente
nace en las manos del sacerdote celebrante.
¡Cada día y cada hora que se celebra el Santo Sacrificio de la Misa, se
renueva Navidad! Aún más, cada vez que
recibimos la Santa Comunión con fe, devoción y amor, nuestro corazón se
convierte en Belén porque recibe al Señor del universo. La palabra «Belén» en realidad
significa «casa de pan». Jesús
dijo, «Yo soy el Pan de vida, quien come mi Cuerpo y bebe mi Sangre tendrá
vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Jesús desea entrar en es «Belén» que es tu corazón y el mío,
tu alma y mi alma en la Sagrada Comunión.
¿Por qué no celebrar la Navidad de una manera completamente espiritual,
colocando a Jesús, la Misa, la Consagración y la Sagrada Comunión en el centro
de tu vida.
gozo, paz, armonía y amor. Que María,
quien nos dio el regalo más grande del mundo—Jesús, el Salvador — nos alcance
¡la Navidad más santa, feliz y llena de inspiraciones celestiales de nuestra
vida! En verdad «Jesús es el motivo de la Navidad!»