
»Sed santos como es santo vuestro Padre Celestial.» Estas palabras de Jesús, tomadas del Sermón de la Montaña, ¡son un mandato universal! Esto debe llevarse a cabo segun la vocación especifica de cada uno.
1. Rezar por su esposa — Un esposo santo y noble, debe ser un hombre de oración. Debe rezar con fervor y con frecuencia por toda su familia; pero, primero en la lista de oración debe estar su esposa. Debe diariamente rezar por su conversión, su santificación y su salvación eterna.
2. Rezar con su esposa —
No sólo debe rezar por su esposa, sino debe tener el hábito de rezar con su esposa. Con frecuencia, el »típico hombre macho» le pede a su esposa que rece por él y quizás le dice que el rezará a solas o en privado, y pone excusas para no rezar con ella. ¡Esto está mal! ¡San José se destaca como ejemplo brillante a seguir! Sin duda, este gran Santo elevaba oraciones fervientes y frecuentes cuando estaba a solas, pero también rezaba con su esposa—la Santísima Virgen María.
4. Ofrezca Misas por su esposa — Toda esposa que toma en serio su vida espiritual se alegraría inmensamente, si el día de su cumpleaños, al igual que el día de su aniversario de boda, su marido ofrece la Misa por las intenciones de ambos. De hecho toda oración es buena y agradable a Dios si se ofrece con pureza de intención y con un noble propósito. Pero la oración más grande por amplio margen es el Santo Sacrificio de la Misa. Una Misa vale más que todas las oraciones privadas. ¿Por qué? La Misa es OPUS DEI — la obra de Dios. Maridos, la próxima vez que cumpla años su mujer, o en su aniversario de bodas, por qué no con tiempo pedir una Misa por el tesoro de su vida, ¡su querida esposa!