Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)

Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana

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Sep 13 2014

FELIZ CUMPLEñOS MARIA

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FELIZ CUMPLEñOS MARIA

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: Podcast

Sep 12 2014

SANTIFICAR Y SALVAR NUESTRA ALMA CON NUESTRO TRABAJO

¡Qué bueno es trabajar! ¿Por qué? Porque Jesús así nos lo enseñó. Entre las muchas cosas que hizo Jesús, pasó la mayor parte de su vida con Maria,su madre, y trabajando con san José, su padre adoptivo. Jesús aprendió de san José el arduo oficio de carpintero. En ese taller de Nazaret no habían herramientas eléctricas. Todo requería la mano de obra, ya sea serrar, cortar, martillar o ajustar la madera para hacer mesas, sillas y puertas. En verdad era trabajo duro.

En mis meditaciones, he contemplado varias veces
escenas de Jesús y san José llagando a casa después de un fuerte día de
trabajo.  Me imagino que llegaban
exhaustos y llenos de sudor, con aserrín en el cabello, manos sucias y llenas de
callos.  Y creo que no llegaban así de
vez en cuando sino todos los días. 

Hoy, pocos consideran que es importante ser honesto
en el trabajo.  Muchos escojen el camino
fácil, hacen lo mínimo, no se esmeran o ponen empeño en lo que hacen, son
perezosos y dan poca importancia a su trabajo. 

Por consiguiente, presentaremos razones de por qué debemos
valorar el trabajo.  Debemos ver las diversas dimensiones del trabajo  y acogerlo por ser una parte importante de nuestra corta
vida.  Dice san Pablo, ‟trabajad
con temor y temblor por vuestra salvación.” 
San
Alberto Hurtado decía:  ‟Hay dos
lugares para descansar: el cementerio y el cielo.”  ¡La vida es corta, trabajemos duro para
descansar para siempre en con Jesús, María y san José!
Presentaré 5 puntos de motivación para animarnos a tener una ética de trabajo de honestidad y sólidez.  Elevemos nuestro trabajo al plano espiritual.

1.  IMITEMOS A JESÚS, MARÍA Y SAN JOSÉ.  Fue en el pequeño pueblo de Nazaret donde Jesús pasó su infancia junto a sus padres, María y José.  La relación de Jesús con sus padres terrenales fue de amor y obediencia y con su Padre Celestial fue de amor y oración.  Jesús también trabajó, y trabajó duro en el oficio de carpintero.  Jesús, María y José son nuestros modelos y debemos imitarlos en la forma que desempeñamos nuestro trabajo y en nuestra entrega.  La Sagrada Familia trabajó con orden, esmero y dedicación – hicieron todo para la mayor gloria de Dios.  Ésta debería ser nuestra ética laboral.

2.  CARIDAD CON EL PRÓJIMO.  El trabajo bien hecho puede ser una obra de amor hacia el prójimo.  Una ama de casa que pasa largas horas en la cocina preparando los alimentos para su familia o haciendo el quehacer de la casa trabaja duro.  Pero este mismo trabajo puede convertirse en una obra de caridad hacia el prójimo.  San Pablo nos exhorta a que obremos con pureza de intención: ‟En todo caso, lo mismo si comen, que si beben, que si hacen cualquier otra … beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”

3.  RECHASAR
LA TENTACIÓN Y EL PECADO.  Cuentan que
cuando llegaba cierta  temporada del año, san Juan Bosco, el patrón de la
juventud, se llenaba de un miedo mortal – durante la temporada de vacasiones
de los jóvenes.  ¿Por qué?  Porque en esa temporada, los jovenes que
vivían en el oratorio y estaban acostumbrados a trabjar duro, a estudiar, a
practicar deportes y otras actividades regresarían a casa en donde tendrían todo
el tiempo del mundo libre.  Y cuán cierto
es el refrán:  ‟El oscio es el taller del
Diablo.”  Cuando los jóvenes no tienen
nada que hacer, el diablo des daba mucho que hacer.  La clave para vencer al demonio y sus aliados
es trabajar duro y con diligencia.

4.  CON CLAVE
DE ETERNIDAD Y LA RECOMPENSA ETERNA.  La
Palabra de Dios dice que recibiremos nuestra recompensa o nuestro
castigo según vivimos y utilizamos el tiempo, los tesoros y talentos
que Dios nos dio.  Veamos el ejemplo que
nos han dado los santos.  Ellos oraron
mucho pero también trabajaron fuertemente. 
El lema de san Benito era ‟Ora et Labora” que es latín por ‟Ora y
Labora”.  San Alfonso María Ligorio, el
gran Doctor de la Iglesia, patrón de los teólogos y gran amante de María, hizo votos de no
perder ni un minuto de su tiempo.  Y en verdad, todos los santos se
esfuerzan por vivir el espiritu de este voto de san Alfonso.  La vida es corta y el tiempo en verdad
apremia.  Como dijo san Alberto Hurtado,
un sacerdote y santo chileno, ‟Hay dos lugares para descansar: el cementerio y
el cielo.”

5.  EL BUEN EJEMPLO.  Solemos seguir el ejemplo de otros, ya sea el buen ejemplo o el malo.  Hay un dicho que dice: ‟El ejemplo arrastra.”  Me acuerdo que cuando era niño, odiaba el día sábado.  ¿Por qué?  Porque mi padre nos hacia trabajar muy duro a mi y a mis hermanos.  Nosotros sus hijos trabajábamos duro pero también veíamos el ejemplo de nuestro padre.  Y viéndolo bien y con toda sinceridad, él trabajaba más duro que todos nosotros.  Es decir, ¡su ética sobre el trabajo la predicaba no con palabras sino con su poderoso ejemplo!

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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 09 2014

¿SUS PLANES SE VIENEN ABAJO?

Alguna vez ha hecho planes y
de repente algo sucede y todo queda boca abajo?  Quizás alguien llegó de
improviso.  ¿Cuál fue su reaccion?  ¿Se molestó, se irritó y no lo
discimuló?  Quizás pensó: ‟Tengo cosas que hacer y no consentiré que nadie se interponga.”

Claro, no tiene nada de malo que haya orden, un
método, planes a largo plazo o incluso metas o propósitos.  Porque de lo contario habría solo desorden,
duda y caos.  El mismo san Ignacio dice
que uno de los objetivos de los Ejercicios Espirituales es poner en orden el
desorden. 

Pero para avanzar en la vida espiritual, debemos
acostumbrarnos a lo inesperado, a contradicciones, a retrasos y planes contrariados,
en si tenemos que acostumbrarnos a la realidad de la cruz – no se haga nuestra
voluntad sino la voluntad de Dios.

¿Qué objetivo tiene esta pequeña reflección?  Sencillamente esto:  nuestro Dios es un Dios de misterio, un Dios
de sorpresas.  Dios nos mandará muchas
sorpresas, cosas que no esperamos.  Y
a veces la sorpresa es que Dios interviene a desacomoda nuestros planes.

¿Cuál debería ser
nuestra reacción frente estos imprevistos?  Tengamos una estrategia.
1.  ¡ESTEMOS
LISTOS!  A partir de este momento, espere
lo inesperado.  Sepa que esos
planes que tan minuciosamente ha preparado quizás tomaran otro curso.   Si de antemano sabe que pasarán imprevistos, no perderá la paz interior.

2.  LA
PROVIDENCIA DE DIOS.  Aún cuando nuestros
planes sean brillantes, y meticulosamente planificados, la voluntad de
Dios transcienden nuestra proyección.

3.  QUÉ HACER
CUANDO SUCEDAN LAS CONTRARIEDES.  En vez
de actuar con la acostumbrada impulsividad, deténgase por un momento, rece ¡y
piense que Dios ha intervenido con un plan que supera el suyo!

4.   CONTEMPLE LA CRUZ.  Si las contrariedades le pesan mucho, dirija sus ojos a Jesús en la
cruz.  Traiga a su memoria las palabras de
Jesús antes de entregar su espiritu: ‟Padre,
en tus manos encomiendo mi espiritu.”
 
En verdad, ver a Jesús sobre el madero de la cruz, con sus manos
taladras y derramando cada gota de su Preciosa Sangre es contra-cultural.  Pero este fue el designio de Dios para salvar el mundo.  Jesús la aceptó la voluntad de Dios  y expiró y entregó su
Espiritu al Padre Eterno.

5. 
HUMILDAD.  ¡Con qué facilidad nos gana nuestro
orgullo!  Una clara manifestación de esto
es cuando estamos convencidos que nuestros proyectos y forma de hacer las cosas
es mejor que la de los demás.  Pero Dios
puede intervenir y desacomodar nuestros planes para combatir nuestro orgullo y
hacernos crecer en esa virtud que tanto agrada a Jesús – la humildad y
mansedumbre.  Jesús describe su Corazón
con estas palabras:  ‟Soy manso y humilde de corazón.”
Conclusion:  Nadie se alegra cuando los planes u objetivos se vienen abajo.  Pero la próxima vez que suceda, pensemos por
un momento y reflexionemos:  quizás viene
de Dios.  Y si es así, entonces lo
designios de Dios superan los mios. 
Hagamos nuestra esta oración:  ‟Venga Tu Reino, hágase Tu voluntad aquí en
la tierra como en el cielo…”
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Written by Fr. Ed Broom, OMV · Categorized: ARTICULOS

Sep 08 2014

LA SANTIDAD ES LA CONSTANCIA EN EL AMOR Y EN LAS COSAS PEQUEÑAS

Desde la entrada del templo Jesús veía cómo depositaban monedas en la caja. Pero lo que le cautivó no fueron los ricos con sus grandes sumas de dinero. Ellos sólo deseaban ser vistos y alabados por su ostentosidad. Jesús mas bien vio con gran amor y aprobación a una viuda que depositó sólo unas cuantas monedas. ¿Por qué? No por el valor de la ofrenda, sino porque Jesús veía el corazón de esta viuda. Ella estaba dando todo lo que tenía para vivir. El mensaje es el siguiente: El hombre ve y juzga según las apariencias, pero Jesús ve los movimientos del corazón. Muchas veces lo que el mundo considera digno de alabanza, Jesús desprecia. Y lo que el mundo considera insignificante, Jesús aprueba y alaba.

Podemos tomar el ‟caminito” de santa Teresita para llegar a la santidad. Porque la santidad no depende en fenómenos extraordinarios sino en la intensidad del amor que acompaña la obra.

O sea, el secreto de la santidad se basa en «hacer de manera extraordinaria las cosas
más ordinarias.»  ¡Este es el secreto! Santa Teresita solía decir:‟Recoger una paja o un alfiler por amor a Dios y salvar un alma.”  Meramente, el acto de recoger un alfiler no es gran cosa. Pero si se hace con la intención de agradar a Dios y pureza de intención entonces ante los ojos de Dios tiene un valor infinito.

La mayoría de nosotros no estamos involucrados en empresas monumentales o iniciativas gigantescas que saldrán en la portada de los diarios. Mas bien, hacemos cosas ordinarias todos los días. Pero estas mismas cosas pueden tener un valor infinito si tan solo las ofrecemos a Dios.

UNA AMA DE CASA.  Generalmente no llegamos a saber de los quehaceres de una ama de casa en el noticiero de las 6:00.  Su rutina gloriosa y quehaceres cotidianos son: barrer, trapear, sacar la basura, ir por el mandado, preparar o servir los alimentos y limpiar la loza después la cena.  Pero para quién lo hace quejándose y con el ceño fruncido, su trabajo no tiene mérito ante Dios, más bien se reduce a nada.


Ahora, si al despertar ella hace su ofrecimiento del día y ofrece todo a Jesús por medio del Inmaculado Corazón de María entonces todo lo que hace será agradable a Dios. Su trabajo la santificará, santificará a su familia, se salvarán almas y su trabajo tendrá gran valor.

Dos cosas son necesarias para que el trabajo cotidiano tenga este valor infinito. Primero, hagamos todo por medio de la poderosa intercesión de María quien es la ‟Obra Maestra de la creación” y segundo, unamos nuestras obras al Santo Sacrificio de la Misa.

Primero, es importante llegar a Jesús por la intercesión de la Santísima Virgen María.  María es el camino más rápido, más fácil y más seguro para llegar al Sagrado Corazón de Jesús.  San Luis de Montfort nos pinta esta imagen.  Hay un hombre pobre que quiere darle al Rey una manzana magullada.  Pero no hay forma de acercarse al Rey; y el Rey nunca aceptará esa manzana, sabiendo en qué condiciones está.  Pero este hombre, conoce a la Reina y la Reina tiene un tierno afecto por él.  La Reina toma la manzana, la corre bajo el agua, la limpia, le saca brillo y la coloca sobre una bandeja de oro con una hermosa rosa roja.  El Rey, quien ama a la Reina, gustosamente recibe la manzana, no tanto por la manzana sino por quién se la da, su hermosa esposa, ¡la Reina!

Lo mismo sucede con nosotros. La manzana magullada son nuestros obras. Todo lo que hacemos por bueno que sea, lo contaminamos con nuestro orgullo, nuestro amor propio y nuestro egoísmo. Pero, si entregamos todo nuestro ser y nuestras obras a Jesús por manos de la Reina, entonces el Jesús el Rey de reyes y Señor de señores no lo rechazará.  María enoblece y santifica hasta las cosas más pequeñas.

Dos, debemos unir todo lo que hacemos y todas nuestras intenciones a Jesús en el Santo Sacrificio de la Misa.  Cada Santa Misa celebrada tiene un valor infinito.  ¿Por qué?  Porque Jesús se ofrece a Si mismo como Víctima como propiciación por nuestros pecados al Padre Eterno.  El Padre ve a su Hijo y dice: ‟Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”  ¡El Padre no podrá negar nada a su Hijo!

Ahora, ¿cómo podemos aplicar este principio de lo místico a lo práctico?  ¡No es difícil !  Cuando vayamos a Misa, lleguemos por lo menos 15 minutos antes de que comienzo.

Abramos nuestro corazón y confiemos en el amor de Jesus por el Padre, el amor de Jesús por mi y por ti y por el mundo entero.  Antes de que comience  la Misa, pongamos como ofrenda sobre el altar, todo lo que somos, absolutamente todo, sin quedarnos con nada: lo que hicimos este día, nuestro trabajo de casa, nuestro trabajo en la cocina, las discusiones con los hijos, las luchas con el marido o la esposa, los temores, las incertidumbres del presente, el dolor de cabeza y las lagunas mentales.  ¡Absolutamente TODO!

La clave es colocar todo sobre el altar antes de que comience la Santa Misa.  Ofrezcamos todo nuestro ser, todo lo que somos, todo lo que hacemos al Padre Eterno.  No desperdiciemos ni un solo instante, entreguemos a nuestra familia y a nuestros seres queridos porque Jesús así lo desea. Para Jesús todo es importante, nada pasa desapercibido. Él conoce cuantos cabellos tenemos en la cabeza. Es verdad, Jesús cuida de todo el mundo, ¡pero Jesús cuida especialmente de TI!

Así, en el Santo Sacrificio de la Misa, especialmente en la Consagración del Cuerpo y Sangre de Cristo, hemos colocado todo sobre el altar, y cuando el sacerdote eleva la Hostia al trono de Dios, nos eleva también a nosotros. El Padre Eterno nos ve por medio de su Hijo amado en quien tiene todas sus complacencias. ¡Y el Padre Eterno no negará nada a su HIJO!

Pero el momento en que recibimos la Santa Comunión es el momento más importante.  Es en ese momento que recibimos a Jesús en el fondo de nuestra alma.  Si comulgamos con la debida disposición interior y un corazón lleno de amor por Jesús recibiremos una abundancia de gracias.  Las cosas pequeñas que hacemos tendrán un valor infinito porque se las hemos ofrecido al Padre Eterno mediante el Corazón amoroso de Jesús.

Aprendamos el arte de la santidad. No se trata de grandes obras sino de la pureza de la intención que las acompaña.  Ofrezcamos a Dios todo nuestro ser mediante el puro e Inmaculado corazón de María y Jesús la Víctima sin mancha que se ofrece a Dios en el Santo Sacrificio de la Misa.



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Sep 05 2014

MISA – EL SIGNIFICADO REAL DEL SUFRIMIENTO – 2

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