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EL REINO DE DIOS
Padre Edward Broom, OMV (P.Escobita)
Espiritualidad Católica Ignaciana y Mariana
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LA VIDA DE CRISTO
PREPARACIÓN DISPOSITIVA A LA GRACIA.
En la teología Sacramental hay un principio central conocido como “preparación dispositiva a la gracia”. En lenguaje sencillo significa que recibimos las gracias según nuestra cooperación. Daremos un ejemplo: es más facil entrar en una habitación cuando la puerta está abierta de par en par, que cuando está entre abierta o cerrada. En vista de esto, es imprescindible la cooperación del hombre en la recepción de la gracia santificante fruto del sacramento; sin ella, falta la disposición necesaria para la transformación, especialmente en la recepción del más sublime Sacramento, la Santa Eucaristía.
«Hombre de Dios, celebra esta Misa como si fuese tu primera
Misa, tu última Misa y tu única Misa.»
¡Qué sabio consejo! Esta debería ser nuestra actitud al acercarnos a comulgar.
Recibamos la Sagrada Comunión como si fuera nuestra primera Comunión,
nuestra última Comunión y nuestra única Comunión. Si lo hacemos, ¡comulgaremos con mucho fervor!
EL OFERTORIO; EL SACERDOCIO COMÚN DE LOS FIELES.
El Concilio Vaticano II habló de una renovada atención a dos formas de sacerdocio: el “sacerdocio ministerial o jerárquico” (Los obispos y sacerdotes reciben el Sacramento del Orden) y el “sacerdocio común de los fieles” de todos los cristianos bautizados. Los fieles laicos de modo que han recibido el encargo y la facultad de contribuir al crecimiento y santificación de la Iglesia, son exhortados a vivir su sacerdocio común ofreciéndose a Jesús en la santa Misa con el sacerdote celebrante. Todos los fieles, deben ofrecer mínimo de una intención personal en cada Misa, pero igual podrían ofrecer a Dios más de una intención y petición. Jesús nos dice:“Pidan, y se les dará; busquen y hallarán; llamen, y se les abrirá…” (Mt 7, 7)
Recibimos poco porque confiamos y pedimos poco. ¡No hay límites al poder de Dios! Por lo tanto, forme el buen hábito de llegar con tiempo a Misa, ofrézcase enteramente a Dios, haga peticiones a Dios, y no se limite, preséntele a Dios todo lo que guarda en su corazón. Dios se complace cuando le pedimos mucho, porque el que mucho pide, ¡mucho recibe!
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MISA – CELO PARA DIOS