El más grande y último mandamiento que Jesús nos dio el Jueves Santo cuando celebraba la Última Cena e instituyó la primera Misa fue: ‘‘Ámense los unos a los otros como yo los he amado.»
San Juan de la cruz dijo: »En el ocaso de nuestra existencia seremos juzgados sobre el amor.» San Francisco de Sales, Doctor de la Iglesia y conocido por su humildad y caridad nos da estas sabias palabras sobre la virtud de amor: »La medida del amor a Dios es amarlo sin medida.» Santo Tomás de Aquino, Doctor angélico y el más grande teólogo de la Iglesia católica dice que la caridad (el amor sobrenatural) es la reina de todas las virtudes. Y por último, el apóstol san Pablo dice que la caridad es el lazo de perfección: »Aunque entregue mi cuerpo al fuego, si me falta el amor nada soy.» (1 Cor 13)
Convencidos de la realidad y carácter sublime del amor, presentaremos prácticas concretas para vivir la caridad en el seno familiar. Porque la caridad debe empezar en casa. No seamos candil de la calle y oscuridad en la casa.
FORMAS CONCRETAS PARA VIVIR LA CARIDAD EN EL SENO FAMILIAR:
1. PALABRAS AMABLES. Al hablar con su familia, forme el hábito de adornar su vocabulario con palabras amables. Una palabra amable y oportuna puede ayudar a disipar de la tristeza o desolación, puede dar ánimo, puede dar aliento a esa persona para que cargue su cruz. San Francisco de Sales con creatividad dijo: »Se atraen más moscas con una cucharada de miel que con un barril de vinagre.»
2. ¡MANOS A LA OBRA! En casa, si nota algo fuera de lugar, platos sucios, la habitación en desorden, en vez de quejarse, ¡ponga manos a la obra! A veces nos desgastamos y cansamos más quejándonos que si hubiesemos atendido el desorden.
3. ¡SONRIA! ¡DIOS LE AMA! El gozo es una señal auténtica de un seguidor de Cristo. Y el gozo se manifiesta con una sonrisa. El sonreír no cuesta nada, no ocupa tiempo ni esfuerzo físico. Una sonrisa en el momento oportuno logra mucho. Es interesante, fruncir el ceño es contagioso, pero más contagiosa es la sonrisa. San Pablo nos dice: »Dios ama al que da con alegría.»
4. GOZO. En la caridad abunda el gozo. El gozo no es sólo un hábito natural sino es uno de los frutos del Espíritu Santo. ¿Cómo se alcanza el gozo verdadero? Para alcanzar el gozo en el alma y en el corazón debemos seguir esta orden: Jesús debe ocupar el primer lugar en nuestra vida, segundo nuestro prójimo y por último nosotros. Si lo hacemos así, abundará el gozo en nuestra alma. San Pablo nos exhorta »Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres.» ( Flp 4:4)
5. NOS SANTIFICAMOS MEDIATE EL SUFRIMIENTO. El sufrimiento puede hacernos una persona mejor o dejarnos un amargo rencor. Cuando el sufrimiento nos visite, con paz aceptemoslo de las manos de la Divina Providencia. Unamoslo a la cruz de Cristo y coloquemoslo sobre el altar en el Santo Sacrificio de la Misa. Por último, ofrezcamos el sufrimiento por la conversión, la santificación y la salvación de los miembros de nuestra familia y por una persona en particular de la familia quien queremos reciba abundantes gracias.
CONCLUSIÓN: ¡Empecemos hoy! A partir de este momento, vivamos el más grande mandamiento, el mandamiento de amar. No es necesario salir fuera y atravesar grandes caminos para vivir el Evangelio del amor. Empecemos a vivir este mandamiento en el contexto de la »Iglesia domestica» y procuremos la vida familiar adornándola con lo más grande, ¡el AMOR!
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