MARTES de la Cuarta Semana de Pascua.
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
MARTES, 10 de mayo Jn 10, 22-30 Jesús dijo: «Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y me siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás. Nadie las puede arrebatar de mi mano».
Jesús es el Buen Pastor y nosotros somos sus ovejas. Él nos conoce y nosotros le seguimos, especialmente en los dos sacramentos que podemos y se nos anima a recibir con frecuencia y fervientemente para nuestra salvación eterna: la confesión para el perdón de nuestros pecados, y la Santa Comunión, donde realmente consumimos el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesús en cada Santa Comunión y nos convertimos en uno con Él, ¡uno con Dios mismo!
Los pasajes bíblicos y las meditaciones de dos días que nos ofrece el P. Ed nos ayudan a profundizar en el Antiguo y el Nuevo Testamento para ver cómo Dios preparó para toda la eternidad el Regalo de todos los Regalos, ¡Él mismo en la Santísima Eucaristía!
SEGUNDA PARTE DE UNA MEDITACIÓN EN DOS PARTES REPARTIDAS EN DOS DÍAS…
15 MEDITACIONES BÍBLICAS PARA LA ADORACIÓN EUCARÍSTICA por el P. Ed Broom, OMV
SEGUNDA PARTE: Enfoque en el Nuevo Testamento. Párrafos 8 a 15. LEER Y MEDITAR sobre los versículos bíblicos citados y el comentario del P. Ed para cada día.
8. Volver a Juan 6:1 a 70
De nuevo volvemos al importantísimo capítulo de Juan 6. Este largo capítulo ofrece tres temas esenciales para nuestra meditación:
1) Jesús multiplica los panes. Aquí Jesús realiza un milagro natural para la multitud y para nosotros, a fin de disponer y preparar nuestras mentes, corazones y almas para el milagro de la Eucaristía.
2) Jesús camina sobre las aguas. Si realmente creemos en el Señor, también nosotros podemos realizar milagros. Milagros de salvación a través de nuestras oraciones y sacrificios. «Señor, creo, pero fortalece mi fe». (Mc 9,24)
3) Finalmente, cerca de 2/3 del capítulo 6 de San Juan es el Discurso del Pan de Vida. Esta magnífica predicación de Jesús enseña sin tartamudear, con la mayor claridad, que si queremos vivir eternamente debemos alimentarnos del Pan de Vida. Por supuesto, ¡se refiere a la Eucaristía y a la Santa Cena!
9. Mateo 26:17-30 Institución de la Eucaristía
En el contexto de la Última Cena, Jesús celebra la Primera Misa en esa noche de Jueves Santo. En el mismo contexto, Jesús instituye y ordena a los primeros sacerdotes; éstos son los Apóstoles. Con asombro y agradecimiento, elevemos nuestro corazón en alabanza al Señor por este sublime don.
Supliquemos una mayor fe y amor a la Eucaristía, así como imploremos al Señor sacerdotes buenos y santos.
10. Apocalipsis 3:14-21 Jesús está de pie y llama a la puerta
Este corto pero desafiante pasaje presenta a Jesús como un peregrino-viajero que llama a la puerta. El dueño puede optar por dejar la puerta cerrada e ignorar la llamada del viajero o puede abrir la puerta al cansado viajero e invitarle a cenar.
El Señor Eucarístico llama ahora a la puerta de tu corazón. ¿Cuál será tu respuesta? La cena es la Cena del Señor: la Santa Misa y la Santa Comunión.
11. I Corintios 11:17-34 Abuso eucarístico
¡Este pasaje de la Carta de San Pablo a los Corintios estalla! Desgraciadamente, en esta comunidad cristiana primitiva había miembros que abusaban de la Eucaristía. Los más pudientes comían y bebían, incluso se emborrachaban, y descuidaban a los pobres. Después de este escándalo, comían el Cuerpo y bebían la Sangre del Señor, y San Pablo dice para su propia condena.
Este pasaje bíblico nos da el fundamento de la importancia de recibir la Eucaristía, el Cuerpo y la Sangre de Jesús, en estado de gracia. De lo contrario, podríamos estar comiendo y bebiendo, no para nuestra salvación, ¡sino para nuestra condenación!
12. Lucas 24:13-35 El camino de Emaús
Hermoso y conmovedor pasaje pascual, en pocas palabras este pasaje nos ofrece un resumen de la Santa Misa en miniatura. Dos discípulos, que se alejan de Jerusalén después de la crucifixión y muerte de Cristo, se encuentran en el fondo de la desolación hasta que un extraño se une a ellos. Ese «extraño» es Jesús resucitado, no reconocido por ellos. El camino hacia su casa de Emaús, hablando con Jesús y escuchándole, es la Liturgia de la Palabra. La Fracción del Pan en la casa es la Liturgia de la Eucaristía. En la fracción del pan reconocen al Señor Jesús y regresan a Jerusalén a toda prisa para compartir su alegría con los Apóstoles y los demás discípulos.
Una interpretación clave: cuando vivimos y caminamos sin Jesús, vivimos y caminamos en la más absoluta oscuridad, desolación y tristeza. Sin embargo, una vez que Jesús, el Hijo de Dios y la Luz del Mundo, atraviesa las nubes y alumbra nuestro camino, las nubes de la tristeza se disipan y experimentamos una alegría desbordante y abundante. «¿No ardía nuestro corazón mientras hablaba con nosotros en el camino y nos explicaba la Palabra de Dios?»
13. Mt 6,5-14 El Padre Nuestro
En el Padrenuestro hay siete peticiones. Una de ellas se refiere a la Eucaristía y a la Santa Cena. «Danos hoy nuestro pan de cada día….» Una de las formas en que esto puede interpretarse es el desafío, en la medida en que sea posible según nuestras obligaciones diarias, de asistir a la Misa y recibir la Sagrada Comunión incluso a diario.
En otras palabras, este pan de cada día podría interpretarse como la misa y la comunión diarias. Los que han adquirido el hábito de la Misa y la Comunión diarias descubren que no pueden vivir sin este alimento. Pruébalo: ¡misa diaria y comunión diaria!
14. Lucas 1,26-38 Recibir a Jesús como lo hizo María
Cuando la Virgen dio su consentimiento a Dios por medio del Arcángel Gabriel con las palabras de su Fiat/Sí: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra», en ese mismo momento, «la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros». (Jn 1,14)
El Papa San Juan Pablo II hace un paralelismo entre el SÍ de María a Dios y nuestro AMÉN cuando recibimos a Jesús en la Sagrada Comunión. En este sentido, el SÍ de María resultó en recibir a Jesús en su corazón, mente, cuerpo y alma; así también nuestro AMÉN cuando recibimos a Jesús en la Misa resulta en que Jesús entra en el centro mismo de nuestro ser. ¡Por eso, es importante pedirle a María la gracia de recibir a Jesús con una fe, una devoción y un amor más profundos en cada Santa Comunión!
15. Lucas 1,39-56 El Magnificat
Concluimos con una nota mariana tomada del gran amante de María, San Luis de Montfort, que nos dio la Verdadera Devoción a María. En relación con la Misa, la Sagrada Comunión y la Eucaristía, San Luis dice que una de las mejores maneras en que podemos rendir una adecuada acción de gracias a Jesús después de recibirlo en la Sagrada Comunión es rezando el Magnificat de María. «Mi alma proclama la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador….»
Que por la intercesión del purísimo e Inmaculado Corazón de María crezcáis todos en la fe, en la creencia, en la devoción y en el amor a Jesús en las misas y comuniones frecuentes. En efecto, Jesús es el Pan de la Vida, y quien come su Cuerpo y bebe su Sangre tendrá una vida eterna de alegría, paz y felicidad para siempre en el Cielo.
«¡Oh Sacramento santísimo, oh Sacramento divino, toda alabanza y toda acción de gracias sean en todo momento tuyas!»