I Domingo de Adviento
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
DOMINGO 28 DE NOVIEMBRE Lc. 21: 25-28, 34-36 Jesús dice: «Velad en todo momento y rezad para que tengáis fuerzas para escapar de las tribulaciones que son inminentes y para estar en pie ante el Hijo del Hombre».
Esta será nuestra tercera meditación sobre el Adviento del P. Ed -podría llamarse una trilogía- para ayudarnos a hacer de este el Adviento más fructífero de nuestras vidas. Comenzamos meditando sobre el valor y la necesidad del Silencio y la Oración para un Adviento fructífero. Luego aprendimos a prepararnos para recibir a Jesús a través de las virtudes, el corazón y la intercesión del buen San José. Hoy meditamos sobre las Tres Venidas del Señor Jesús.
ADVIENTO: PREPÁRATE PARA RECIBIR A EMMANUEL por el P. Ed Broom, OMV
Cada año tenemos la extraordinaria oportunidad de acoger al Señor Jesús en nuestros corazones con el tiempo de Adviento que culmina el día de Navidad, el día del nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
En realidad, la Iglesia nos invita a meditar sobre las tres venidas del Señor Jesús. De hecho, ésta puede ser una meditación muy fructífera. ¿Cuáles son las tres venidas del Señor Jesús?
SU PRIMERA VENIDA
El Señor Jesús vino, nacido en la Carne hace unos 2000 años de la Santísima Virgen María en el establo de Belén. San Juan, en el Prólogo, nos lo recuerda con estas palabras «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros». (Jn 1,14)
SU SEGUNDA VENIDA
Jesús vendrá de nuevo y será al final de los tiempos. El día, la hora, el momento y las circunstancias nos son desconocidos. La voluntad de Dios Padre determinará esos tiempos. Jesús nos recuerda constantemente: «Permaneced despiertos y velad porque no sabéis ni el día ni la hora. Vendrá como un ladrón en la noche». (Mt 25,13)
SU PRESENCIA PERMANENTE
La tercera venida del Señor Jesús es realmente ahora, mañana, y constantemente, de una manera muy diferente pero muy real. Jesús viene por gracia. Él es tan amoroso y generoso que viene por gracia de muchas maneras y con diferente intensidad. Las siguientes son las venidas de Jesús por la gracia: en la oración, a través de las obras de caridad y de limosna (leer Mt 25,31-46), a través de las penitencias y los sacrificios ofrecidos a Dios para la conversión de los pecadores. Además, y de manera mucho más poderosa, la gracia se comunica mediante la recepción digna de los Sacramentos. Un Sacramento es un signo exterior instituido por Cristo para conferir la gracia. Muy especialmente, la gracia se derrama en abundancia a través de la recepción frecuente y ferviente del Sacramento de la Confesión y del Sacramento de la Santísima Eucaristía -¡Su Presencia Real entre nosotros en Su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad!
CINCO MANERAS DE PREPARAR EL CORAZÓN
Conscientes ahora de las tres maneras diferentes en que Jesús ha venido y vendrá hasta el fin de los tiempos, esforcémonos por preparar nuestro corazón para que Jesús nazca en Belén el día de Navidad. Sin embargo, que sea nuestro más ardiente deseo que Jesús nazca en lo más profundo de nuestra propia alma en esta Navidad. La palabra Belén significa Casa del Pan. Que nuestra alma sea un verdadero Belén -Casa del Pan- donde pueda nacer Jesús.
Vamos a ofrecer cinco prácticas sencillas pero eficaces para disponer nuestro corazón a acoger al Emmanuel-Dios con nosotros.
1. CONFESIÓN
Recurramos todos al sacramento de la confesión en el tiempo santo de Adviento. Limpiemos nuestra propia cueva interior de la suciedad, las telarañas y el mal olor, no de los animales, sino del pecado. En palabras de San Pablo, ¡que seamos la fragancia de Cristo!
2. LA PALABRA DE DIOS
San Jerónimo afirmó conmovedoramente: «La ignorancia de la Sagrada Escritura es la ignorancia de Cristo». Busca diariamente algún lugar tranquilo y un buen momento del día, con una tonelada de buena voluntad, para encontrarte con el Señor en su Palabra. Vive el Padre Nuestro: «Danos hoy nuestro Pan de cada día». Este Pan Diario es la Palabra de Dios. Jesús lo dijo muy claramente al rechazar la tentación del diablo: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». (Mt 4,4)
3. ORAR MÁS
He aquí la pregunta de Adviento para ti: ¿qué significan estas letras? ¿A.S.A.P.? Por sus siglos en Ingles significa «As soon as possible» ¿Por qué no bautizar la interpretación más secular que aflora en tu mente? Y cambiarlo a Always say a prayer, que significa «siempre di una oración» Esta es una época en la que debemos hacer un esfuerzo concertado para rezar más y pecar menos.
En realidad, una vida de pecado y una vida de oración profunda son diametralmente opuestas, como tratar de mezclar el aceite con el vinagre, o mezclar el fuego con una manguera, o combinar la luz con la oscuridad. Cuanto más frecuente y fervientemente oramos, más nos alejamos de la realidad del pecado.
4. EL AYUNO, ESPECIALMENTE DE LA LENGUA
Hay muchas formas de practicar el ayuno, y en la variedad está el gusto. Comer menos o incluso privarnos de comida puede ser muy beneficioso. Jesús dijo: «Algunos demonios sólo pueden ser expulsados mediante la oración y el ayuno o la penitencia». (Mt 17,21) Sin embargo, debemos añadir a la forma física de abstenerse de comer, la abstención verbal de pecar con la lengua.
¿Cuántas veces pecamos con la lengua y ofendemos a Dios y al prójimo, más frecuentemente a nuestros familiares? Palabras vulgares, expresiones fuera de lugar, sarcasmos e ironías amargas, mentiras blancas, explosiones vociferantes, y hay que decirlo: ¡chismes, chismes y otra vez chismes!
¿Por qué no entrar en el Adviento leyendo el capítulo 3 de Santiago, el famoso capítulo sobre los pecados de la lengua? Mejor aún, léelo individualmente y reza sobre él, pero también léelo en familia. Haz este compromiso, siguiendo el consejo de San Bernardo, debemos abrir la boca en tres ocasiones:
1) Para alabar a Dios,
2) Para acusarnos de nuestras propias faltas,
3) Para edificar al prójimo.
Si esto se vive en nuestra familia, ¡¡¡cuántas bendiciones abundarán!!!
5. MARIA COGITA, MARIA INVOCA
Una de las características más destacadas de la fisonomía de la Congregación de los Oblatos de la Virgen María (el autor de este artículo pertenece a esta Congregación) es el amor tierno y confiado a la Santísima Virgen María. Lo siguiente esencial en el carisma de los oblatos es el dicho Nunc Coepi – ¡Comienza de nuevo! que significa: «Comenzaré de nuevo después de caer en el pecado, aunque sea mil veces al día».
Sin embargo, el oblato vive en la atmósfera o ambiente espiritual de María, inhalando y exhalando Maria cogita, Maria invoca, lo que significa: Piensa en María, Invoca a María. Siendo fieles al espíritu del tiempo de Adviento, acompañamos a María, que con gran alegría y expectación anhela el nacimiento de Jesús su Hijo, Jesús nuestro Hermano Mayor, Jesús el Salvador del mundo.
El éxito de la Fiesta está en proporción directa a la preparación previa a la misma. ¡Igualmente cierto es este concepto relacionado con la celebración de la Pascua o la Navidad! Cuanto más generosas sean nuestras almas en la entrega a Jesús y María antes de la Fiesta de Navidad, ¡más alegre y exultante será el propio Día de la Fiesta! ¡Que el gran amor y la generosidad de Dios hacia nosotros nos impulse a una gran generosidad desde ahora mismo!