Martes de la XXXIV semana del Tiempo ordinario
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
MARTES 23 DE NOVIEMBRE Lc. 21,5-11 Jesús dijo: «Mirad que no os engañen, porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: «Yo soy» y «Ha llegado el momento». No los sigan».
En el Evangelio de hoy, Jesús habla de la proximidad del fin de los tiempos. Jesús nos ofrece imágenes gráficas. «Cuando oigáis hablar de guerras e insurrecciones, no os asustéis… no será inmediatamente el fin». Luego describe el verdadero fin de los tiempos. ¡Aterrador! ¡Léalo de nuevo!
En el mes de noviembre, hemos rezado por las almas del purgatorio. También hemos estado hablando de las últimas cosas: la muerte, el juicio y la posibilidad del purgatorio o el infierno. Hoy vamos a ver el Cielo.
DIEZ FLECHAS PARA LANZARNOS AL CIELO por el P. Ed Broom, OMV
Te ofrecemos diez breves consejos para ayudarte en tu batalla diaria para llegar a la madurez espiritual y finalmente al abrazo amoroso de tu Padre Celestial. Medita en oración sobre estas diez flechas de fuego que si se usan bien, lanzadas en el momento y lugar adecuados, pueden servir para elevarte a lo alto.
1. EL CIELO
Fui traído a este mundo por la amorosa Mano de Dios para terminar para siempre en el amoroso Corazón de Dios por toda la eternidad. Todos los días debo dedicar tiempo a la oración para reflexionar sobre quién es Dios, por qué me ha creado y cómo acercarme a Él y a mi destino eterno: el cielo.
2. REFUGIOS EN LAS TORMENTAS DE LA VIDA
En la vida espiritual hay momentos de calma, pero también muchas tormentas. Jesús le recordaba con frecuencia a Santa Faustina que se preparara para las batallas. En medio de las tormentas y las batallas de la vida, debemos encontrar algunos lugares seguros donde refugiarnos. Hay dos: el Sacratísimo Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de María. Que nuestra oración constante sea: «¡Jesús confío en ti; dulce Corazón de María sé mi salvación!».
3. KRIPTONITA EN TU VIDA
Mantente constantemente vigilante en tu vida espiritual. El diablo está al acecho, buscando atacar y matar. San Pedro dice que el demonio es como un león rugiente que busca a quién devorar; resístete con solidez en la fe. ¿Conoces tu criptonita, tu principal punto débil? Pídele al Espíritu Santo, así como a tu Confesor o director espiritual que te lo señale. ¡La ignorancia de nuestro punto débil potencia el trabajo del demonio!
4. SER LENTO PARA HABLAR Y RÁPIDO PARA ESCUCHAR.
Este es el excelente consejo del Apóstol Santiago. El Papa Francisco nos recuerda una y otra vez que debemos evitar toda forma de chismes y pecados de la lengua que pueden matar. Lee y medita el capítulo tres de Santiago, uno de los mejores capítulos de la Biblia que destaca el daño que puede causar una lengua suelta.
5. LA CARIDAD EMPIEZA EN CASA.
Puede ser muy fácil a veces manifestar la paciencia, la amabilidad y hasta la exquisita caridad con extraños o a nuestros compañeros de trabajo o asociados. Sin embargo, una vez en casa, ¡podemos transformarnos en demonios! No lo olvides nunca: ¡La caridad empieza en casa con los miembros de nuestra familia! Por lo tanto, cada día trata de hacer un acto de bondad para algún miembro de la familia.
6. MISERICORDIA DE UNA DE LAS TRES MANERAS.
Jesús insiste en el Diario de Santa Faustina en vivir la caridad, animándonos a realizar al menos un acto de misericordia cada día. Jesús esboza tres formas de manifestar la misericordia: 1) Palabras de bondad; 2) Hechos de bondad; 3) Oraciones por alguien. Por qué no decidir hoy ser un mensajero del amor y la misericordia de Dios cada día?
7. NUNCA TE RINDAS.
La Biblia nos recuerda que hasta el justo cae siete veces al día. Nacimos pecadores, somos pecadores y moriremos como pecadores. A pesar de nuestra fragilidad y debilidad humanas, nunca debemos rendirnos ni perder la esperanza, sino que, al caer, admitir humildemente nuestra caída, arrepentirnos y empezar de nuevo. Recordemos las consoladoras palabras del salmista: «Dios es lento para la ira y rico en bondad». (Sal 145:8) Tendemos a ser rápidos para la ira y lentos para el perdón. Dios es exactamente lo contrario. Cuando nos arrepentimos y volvemos nuestro corazón a Dios, nuestro misericordioso y amoroso Dios nos perdona en un latido, un parpadeo, una fracción de segundo. ¡Qué grande es nuestro Dios! Podemos ser como la plastilina que se cae y queda plana en el suelo; o podemos ser como una superbola que golpea el suelo y rebota aún más alto. ¿A qué te pareces: a la superbola o a la plastilina? Al fin y al cabo, ¡tú eliges!
8. FORMACIÓN PERMANENTE.
Acostúmbrate a una buena lectura espiritual. La mente humana es como un jardín. Un jardín que no se cultiva acaba llenándose de malas hierbas que ahogan las plantas y las flores. En cambio, el hábito de la lectura espiritual sólida, metódica y constante alimenta la mente con pensamientos santos y nobles, que a su vez conducen a los afectos nobles del corazón, que finalmente culminan en acciones nobles que llamamos virtudes. ¡Esto, a su vez, nos pondrá en el camino de la santidad con el resultado final de la beatitud eterna en el cielo por toda la eternidad! Hay un dicho que dice: «Eres lo que comes». Esto es cierto. ¡Pero aún más podemos decir que somos lo que pensamos! ¡Una buena lectura nos ayuda a conocer y amar a Jesús aún más! ¡Jesús dijo que debemos amarlo con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas!
9. VIVIR EN LA PRESENCIA DE DIOS
«Vivir en la presencia de Dios»: la espiritualidad del Hermano Lorenzo, que insistía en que la santidad se podía alcanzar viviendo este único concepto: ser consciente y vivir constantemente en la presencia de Dios. Antes de llevar a cabo una acción cuestionable, ¿por qué no preguntar a Dios si esto le resultaría agradable? Santa Teresa de Ávila, mujer doctora de la Iglesia, afirma que una de las principales razones por las que cedemos al pecado es porque nos olvidamos de la presencia de Dios. San Pablo, en su discurso a los atenienses, cita a un poeta griego: «En Él vivimos, nos movemos y somos». (Hechos 17:28) Dios nunca está lejos de nosotros, pero a menudo nos alejamos de Él.
10. NUESTRA SEÑORA, DESATADORA DE NUDOS
En los últimos tiempos ha crecido el interés y la confianza en María bajo este título un tanto sorprendente: «Nuestra Señora Desatadora de Nudos». Nuestra vida puede resultar un valle de lágrimas complicado, desordenado, sucio y lleno de baches. Podemos encontrarnos en situaciones económicas, sociales, morales o psicológicas tan complicadas, tan anudadas, que parece literalmente imposible encontrar una solución. ¿Por qué no acudir a María? El primer milagro que obró Jesús se produjo en el contexto de una situación muy complicada y embarazosa: una pareja de novios debió calcular mal el número de invitados porque se les acabó el vino. Esta desafortunada circunstancia pondría fin a los festejos, ¡se acabaría la fiesta! La Virgen se dirige suavemente a Jesús diciendo: «No hay más vino»… luego les dice a los servidores: «¡Haced lo que Él os diga!». ¡Jesús escuchó la petición de su Madre y desató el nudo nupcial! Convirtió el agua en vino y en el mejor de los vinos. Hoy, ¿por qué no le das a María tus nudos para que los deshaga y te dé la libertad, la libertad de los hijos e hijas de Dios?