Memoria de San Ignacio de Antioquía, obispo y mártir
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
Domingo, 17 de octubre Mc 10, 35-45 Salmo responsorial: «Señor, que tu misericordia este con nosotros, que ponemos nuestra confianza en ti».
Hoy nos alegramos con el salmista. Comenzamos con una introducción a los Salmos por el P. Ed. Luego presentamos el Salmo 33 para su oración y meditación: ¡un salmo rico y alentador del gran amor de Dios por nosotros!
Primera parte: BENDICIONES QUE FLUYEN DE LOS SALMOS por el P. Ed Broom, OMV
A lo largo de los siglos, innumerables hombres y mujeres se han enriquecido con el rezo de los Salmos. Sí, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, sanos y enfermos, laicos, sacerdotes, religiosos y almas consagradas han recibido innumerables bendiciones de los Salmos.
Las bendiciones que brotan de los Salmos son abundantes, desbordantes e intemporales. Por lo tanto, definitivamente vale la pena nuestro tiempo, esfuerzo y reflexión para recordar estas copiosas bendiciones. Como aprendimos de los Salmos a «dar gracias al Señor porque es bueno; su misericordia es eterna» (Sal 107,1), demos un resonante agradecimiento a Dios por enriquecernos con la oración de los 150 Salmos.
Este artículo puede transformarse fácilmente en una oración, concretamente en una oración de acción de gracias, ofreciendo al Señor una actitud de gratitud. En efecto, imitemos a aquel leproso que volvió a dar las gracias a Jesús, de los diez que fueron curados por el Médico Divino, y postrémonos en espíritu ante el Señor para rendirle un sincero ¡¡¡GRACIAS, SEÑOR!!!
LAS INNUMERABLES BENDICIONES QUE BROTAN DE LOS SALMOS
1. APRENDER EL ARTE DE LA ORACIÓN: ¡EL MEJOR DE LOS LIBROS DE ORACIÓN! Mis amigos en el Señor, de todos los libros de oración jamás compuestos, el Libro de los Salmos es el «Libro de oración por excelencia». Nunca ha habido un libro de oración más perfecto para los principiantes, así como para los competentes y bien avanzados en la vida espiritual, que el Libro de los Salmos. Todas las expresiones más nobles del arte de la oración están expresadas en los Salmos. En efecto, ¡los Salmos son un verdadero Regalo de Dios para toda la humanidad!
2. ENCUENTRO CON EL ESPÍRITU SANTO. Es cierto que Dios se sirvió del rey David como uno de los instrumentos clave para componer los Salmos, sin embargo, el principal autor del Libro de los Salmos es Dios mismo, el Espíritu Santo. Dicho esto, al rezar los Salmos nos encontramos con el Espíritu Santo y su manera de comunicarnos cómo debemos hablar con Dios. Los Salmos pueden transformarnos cada vez más en instrumentos dóciles en manos del Espíritu Santo.
3. APRENDER EL ARTE DE LA ORACIÓN -VARIOS MODOS DE ORACIÓN. Santa Teresa de Ávila define básicamente la oración como dos amigos que pasan tiempo juntos a solas en el arte de la comunicación. Los amigos íntimos saben comunicarse en varios niveles. Por eso, dado que Dios quiere ser nuestro mejor amigo, los Salmos nos enseñan estos diversos modos de expresión, diversos modos o niveles de comunicación. Los siguientes son ejemplos de algunos de estos modos: la alabanza y la adoración, la admiración y el asombro, la acción de gracias abundante, la contrición y el dolor, la súplica y la petición, la oblación y la ofrenda de uno mismo, y la expresión honesta de los miedos, las preocupaciones, las ansiedades y las dudas. Los buenos amigos pueden expresarse con su amigo íntimo en todos estos niveles. Lo mismo puede hacerse con Dios. Los Salmos nos ofrecen un método, un modelo y un catalizador sublimes.
4. LOS SALMOS COMO ORACIÓN LITÚRGICA: LITURGIA DE LAS HORAS Cuando se rezan en el contexto de la Liturgia de las Horas, los Salmos resados como tales se convierten en una parte formal de la oración oficial de la Iglesia. Esto nos ayuda a rezar por la Iglesia en general, así como por las necesidades, la conversión y la santificación del mundo entero.
5. ORAR SIEMPRE. Jesús introdujo la parábola de la viuda insistente (Lc 18,1-8), para mostrar a sus discípulos que es necesario rezar siempre y no desfallecer. Uno de los principales aspectos y bendiciones que se desprenden de la Liturgia de las Horas es la urgente exhortación del Señor a rezar no sólo esporádicamente, sino a esforzarse por rezar constantemente. La Liturgia de las Horas ofrece cinco momentos diferentes del día en los que se nos invita a rezar, para santificar estas diferentes horas del día.
6. LA DISCIPLINA DE LA ORACIÓN. San Ignacio en los Ejercicios Espirituales afirma que uno de los principales objetivos o propósitos de hacer los Ejercicios Espirituales es para que podamos «ordenar lo desordenado en nuestras vidas, para que podamos descubrir la voluntad de Dios y llevarla a cabo». Rezar los Salmos de forma ordenada, metódica y sistemática nos ayuda a tener una mayor disciplina en nuestra vida, una mayor armonía, así como la capacidad de realizar nuestro trabajo con mayor perfección.
7. IMITACIÓN DE LA SAGRADA FAMILIA Transportándonos al tiempo de la Sagrada Familia -Jesús, María y San José-, llegamos a la aguda conciencia de que cada miembro de la Sagrada Familia rezaba los salmos. ¡Qué mejor objetivo en nuestras vidas que esforzarnos por imitar a Jesús, María y San José, sobre todo en el arte y la práctica de la oración! Lo más probable es que Jesús, María y San José rezaran los Salmos en familia, en la Sinagoga, de camino al Templo, en el Templo de Jerusalén, así como personal y privadamente. ¡Qué inspirador y consolador es saber que rezamos los Salmos, las oraciones que Jesús, María y San José rezaban constantemente!
8. EXCELENTE PREPARACIÓN PARA LA LITURGIA DE LA SANTA MISA ¡Las gracias y las bendiciones abundan aún más! Las gracias que fluyen de los Sacramentos, especialmente de la Santa Misa, son infinitas. Sin embargo, las gracias que recibimos dependen de nuestra disposición. En teología, esto se denomina gracia dispositiva. En otras palabras, cuanto mejor sea la preparación y la disposición para la Misa y la Sagrada Comunión, más abundante será el flujo de gracias que recibamos. Dicho esto, la oración de la Liturgia de las Horas antes de la Santa Misa, y como preparación a la misma, puede ser un medio segurísimo y eficaz para ayudarnos a obtener abundantes frutos de la mayor oración del mundo, el Sacrificio del Calvario renovado, el Santo Sacrificio de la Misa.
9. LA SANTIFICACIÓN PERSONAL, ECLESIAL Y FAMILIAR. Todos están llamados a la santidad, a hacerse santos. Las palabras de Jesús son contundentes, claras y convincentes: «Sed santos como vuestro Padre celestial es santo». (Mt 5,48) La santidad brota del contacto con Dios. La oración ferviente y la vida sacramental son dos de las fuentes más poderosas de la gracia. Para reiterar, el Libro de los Salmos es el «Libro de la oración, por excelencia». Sin duda, si los Salmos se rezan con regularidad, fervor y atención, entonces uno de los frutos más claros será el crecimiento en la santidad.
10. FUENTE INEFABLE DE CONSUELO. Hay momentos en nuestra vida en los que nos encontramos en un estado de desolación. Es decir, cuando sentimos que una nube de tristeza, de oscuridad, de soledad, incluso una sensación de inutilidad invade nuestra vida. Es entonces cuando los Salmos pueden consolarnos con estas o parecidas palabras: «El Señor es mi Pastor, nada me faltará»… «Aunque camine por valles oscuros, tú estás a mi lado con tu vara y tu cayado». (Salmo 23:1,4) ¡Cuánta verdad! Muchos de los Salmos, y especialmente el Salmo 23, pueden servir de luz en medio de las tinieblas, de esperanza cuando nos abruma la desesperación, de apoyo cuando parece que todos lo que nos rodea está a punto de derrumbarse y sumergirse en la ruina. En medio de la desolación, abrir nuestro corazón a uno de los muchos salmos puede animarnos y convencernos de no abandonar la lucha, sino de luchar, de confiar más en el Señor, que está con nosotros en todo momento con su vara y su bastón, para guiarnod y conducirnos por caminos rectos.
En conclusión, invitamos a todos a emprender la nobilísima iniciativa y empresa de rezar los salmos con regularidad. Resados de la forma que consideréis más adecuada para vosotros. Consulta a tu Director Espiritual, si lo tienes. Los salmos pueden rezarse desde la Biblia o en el contexto de la Liturgia de las Horas. Pueden rezarse en comunidad con la Iglesia o en tu tiempo de oración privada. Los salmos pueden rezarse por la mañana, a mediodía, por la tarde o incluso antes de acostarse. La clave es simplemente ésta: rezar los Salmos. Si se reza con fervor y con regularidad, Dios te bendecirá abundantemente con paz, alegría, visión espiritual, crecimiento en la santidad y un camino seguro en la carretera del cielo. Concluyamos con el salmista: «Dad gracias al Señor porque es bueno; su amor es eterno». (Sal 107,1)
PARTE 2. Salmo 33
Cantad alegres al Señor, justos;
es conveniente que los rectos lo alaben.
Alabad al Señor con el arpa
hacedle música con la lira de diez cuerdas.
Cantadle un cántico nuevo
tocad con destreza y gritad de alegría.
Porque la palabra del Señor es justa y verdadera
es fiel en todo lo que hace.
El Señor ama la rectitud y la justicia;
la tierra está llena de su amor que no falla.
Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos
y las estrellas, por el soplo de su boca.
Él recoge las aguas del mar en cántaros
pone el abismo en los almacenes.
Que toda la tierra tema al Señor
que todos los pueblos del mundo lo veneren.
Porque él habló, y se hizo;
él ordenó, y se mantuvo firme.
El Señor frustra los planes de las naciones;
frustra los propósitos de los pueblos.
Pero los planes del Señor se mantienen firmes para siempre,
los propósitos de su corazón a través de todas las generaciones.
Bendita es la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que eligió como herencia.
El Señor mira desde el cielo
y ve a toda la humanidad;
desde su morada observa
a todos los que viven en la tierra
el que forma los corazones de todos
que considera todo lo que hacen.
Ningún rey se salva por el tamaño de su ejército,
ningún guerrero escapa por su gran fuerza.
Un caballo es una vana esperanza de liberación;
a pesar de su gran fuerza no puede salvar.
Pero los ojos del Señor están sobre los que le temen,
en aquellos cuya esperanza está en su amor indefectible,
para librarlos de la muerte
y mantenerlos vivos en el hambre.
Esperamos con esperanza al Señor;
Él es nuestra ayuda y nuestro escudo.
En él se alegra nuestro corazón
porque confiamos en su santo nombre.
Que tu amor que no falla esté con nosotros, Señor,
mientras ponemos nuestra esperanza en ti.