Iniciar el día con el pie derecho puede sentar las bases y el tono para un día fructífero y exitoso. El Cura de Ars afirmaba que si empezamos bien el día, es muy probable que lo terminemos bien. El santo sacerdote-confesor se refería a la oración. En otras palabras, si al despertarnos podemos dirigir nuestros primeros pensamientos, palabras y sentimientos a Dios, estamos en el buen camino. Estamos poniendo a Dios en el lugar correcto, el primer lugar que Él merece.