¡El diablo tiene muchos nombres! La Biblia nos da gran cantidad de ellos; los santos tienen sus propias calificaciones. Los diferentes nombres de la Biblia y de los santos presentan las diversas maneras en que el diablo actúa en el mundo y en nuestras vidas.
¿Cuáles son entonces algunos de los nombres o descripciones bíblicas del diablo? Jesús da un doble nombre al diablo: «Es un mentiroso y un asesino desde el principio». (Jn. 8:44) También llama al diablo «el Príncipe de este mundo». (Jn. 14:30) Un nombre un tanto extraño que Jesús da al diablo es el de Belcebú, que significa literalmente «El Señor de las moscas».
Otros nombres en la Biblia serían los siguientes: diablo, Satanás, Lucifer, serpiente, así como la antigua serpiente, en referencia a las tentaciones de Adán y Eva en el Jardín.
Es más, el diablo es llamado el Acusador. En una de sus Cartas, San Pedro compara al diablo con un animal, un animal salvaje y feroz. «Es como un león rugiente que está al acecho buscando a quién devorar». (1Pt. 5:8)
En la Historia de la Iglesia, los santos describen al demonio a su manera. Con su típica precisión, Santo Tomás de Aquino llama al diablo… «El tentador». San Agustín, siguiendo la línea de San Pedro, utilizando imágenes de animales, describe al diablo como un perro furioso encadenado o correa. San Martín llama al demonio una bestia sangrienta. Por último, San Ignacio de Loyola, que nos ha legado los Ejercicios Espirituales, llama al diablo el enemigo de nuestra naturaleza humana.
El diablo odia tanto a Dios como a toda la humanidad, así como a cada uno de nosotros individualmente. Una cosa que el diablo no tiene es el vicio de la pereza. Al contrario, el diablo trabaja día y noche tentándonos. Su propósito, para con nosotros, es tentarnos para que cedamos y sucumbamos al pecado. Quiere que seamos esclavos del pecado. Luego espera cegarnos a nuestra esclavitud y adicción al pecado. Finalmente, su mayor deseo es atraernos a vivir en pecado mortal y a morir en estado de pecado mortal. Entonces seremos el deporte del diablo en el infierno por toda la eternidad.
Una nota de gran esperanza es que Dios es mucho más fuerte que el diablo. Sin embargo, Dios le da permiso al diablo para tentarnos. Debemos confiar en la gracia de Dios y en la intercesión de María para ganar la batalla y alcanzar la salvación de nuestras almas inmortales.
A continuación se presentan las tentaciones típicas del demonio que, en efecto, en palabras de San Ignacio, es nuestro enemigo mortal. Nuestra victoria sobre el demonio depende esencialmente de la gracia de Dios, pero también del conocimiento de sus astutas tácticas.
DIEZ TENTACIONES TÍPICAS DEL ENEMIGO, EL DIABLO
1.ESTADO DE DESOLACIÓN. Tengamos en cuenta esto: en el estado de desolación el diablo nos tentará; esto es universal para todas las personas, tiempos y lugares. En una palabra, la desolación es cuando nos sentimos desanimados, tristes y deprimidos y que nadie se preocupa realmente por mí o me quiere.
2.REGLA DE LA KRIPTONITA. Ahora el diablo, consciente de mis expresiones faciales, al verme triste, deprimido y desanimado aplica la regla de la kriptonita. Recuerda que Superman era fuerte excepto cuando se exponía a la kriptonita. Entonces su fuerza lo abandonó. Debemos pedir la gracia, así como tener acceso a la dirección espiritual, para descubrir nuestra propia kriptonita.
3.LA PROCRASTINACIÓN. Una de las tentaciones típicas del diablo es hacernos creer que tenemos una larga vida, mucho tiempo por delante, y que podemos fácilmente dejar para mañana lo que deberíamos hacer hoy. ¿Dejar qué? Precisamente esto: dejar nuestras prácticas espirituales de piedad. El diablo nos habla de esta manera: «Puedes confesarte más tarde, no hay mucha prisa y el sacerdote no tiene tiempo hoy». El Rosario – lo pospones, lo haces más tarde, hasta que finalmente te duermes a medianoche. Si tienes la costumbre de hacer una Hora Santa – puedes saltarla hoy y hacerla mañana, o la semana que viene, o nunca. En una palabra, el demonio quiere que descuidemos nuestra vida de oración o, al menos, que la disminuyamos.
4.ALBERGAR RESENTIMIENTOS EN LA MENTE Y EL CORAZÓN. Una herramienta principal del diablo es hacer aflorar en nuestra mente las heridas del pasado y así albergar resentimientos. En otras palabras, Satanás desea que retengamos el perdón y dejemos de ser misericordiosos. Cuando el diablo gana esta enorme victoria, entonces vamos por la vida enojados y deprimidos. Peor aún: ¡hacemos que la gente que nos rodea se enfade y se deprima! ¡Doble victoria para la antigua serpiente!
5.EL MUNDO DE LAS IMÁGENES. En nuestra sociedad y cultura modernas, tecnológicamente avanzadas, en las que domina la imagen, el demonio, sobre todo cuando nos encontramos en estado de desolación, puede susurrarnos al oído que busquemos imágenes malas, escenas, vídeos contra la virtud de la pureza o la castidad. Desgraciadamente, ver este material puede formar fácilmente un hábito, y luego una adicción a largo plazo. ¡Mejor en la desolación correr a las bellas imágenes del Corazón Inmaculado de María y del Sagrado Corazón de Jesús!
6.PEREZA/INDOLENCIA. En la Teología Espiritual y en la práctica, la experiencia muestra que cuando somos indolentes y no hacemos nada de verdadero valor, es entonces cuando el diablo nos tienta y nos ofrece la oportunidad de entrar en su fábrica o campo de trabajo, ¡y eso sería PECADO! En cambio, el trabajo duro y legítimo no sólo nos edifica y sirve para ayudar a los demás, sino que también sirve para evitar muchas tentaciones del diablo. Qué cierto es el proverbio o dicho: «La ociosidad es el taller del diablo».
7.LAS MALAS COMPAÑÍAS CORROMPEN LA MORAL. San Pablo expresa una verdad de Perogrullo que todos deberíamos considerar: LAS MALAS COMPAÑÍAS CORROMPEN LA MORAL. Por ello, todos debemos elegir con gran discernimiento y sabiduría quiénes son nuestros compañeros, especialmente nuestros amigos íntimos. Un mal compañero puede llevarnos a la ruina; en cambio, un buen amigo es un tesoro y puede hacernos crecer en la santificación.
8.OJOS QUE VAGAN. Uno de los mayores desafíos es el de controlar nuestros ojos. Eva, en el Jardín del Edén, permitió que sus ojos se desviaran y fijaran su mirada en el fruto prohibido. Esto culminó, por supuesto, en la comisión del Pecado Original, que se transmitió a toda la humanidad. El diablo nos tienta constantemente para que dejemos que nuestros ojos se desvíen. Recordemos los pecados del rey David -tanto el adulterio como el asesinato- y todo comenzó por la pereza de David y sus ojos errantes.
9.LA DESOBEDIENCIA EN SUS DIVERSAS FORMAS. Muy a menudo el diablo nos tienta de muchas formas a desobedecer. La desobediencia de los niños a sus padres, la de los religiosos a sus superiores, la de los trabajadores a sus jefes, la de los católicos al Magisterio de la Iglesia… detrás de mucha de esta desobediencia está la presencia disfrazada del demonio. Por cierto, recuerda que el pecado de Lucifer y el de Adán y Eva fueron esencialmente pecados de desobediencia a Dios. En una palabra, el pecado es desobediencia.
10. IGNORAR, MOSTRAR INDIFERENCIA, FRIALDAD Y RECHAZO A LA BENDITA VIRGEN MARIA. Es un hecho muy interesante que una vez que un católico deja su verdadera fe y se convierte en protestante o testigo de Jehová o entra en otra secta religiosa, la Virgen es rechazada muy a menudo. Una de las tácticas clave del diablo son estas palabras: «Los católicos adoran a María, así como las imágenes de María. Practican la idolatría». Con este lavado de cerebro se vuelven contra María. Tales individuos ignorarán a María, serán fríos o indiferentes a María, rechazarán a María, o incluso tendrán un verdadero antagonismo y una franca hostilidad hacia María. Detrás de estas actitudes está el demonio. Satanás tiene un miedo mortal a María porque conoce su poder de intercesión, su poder para el bien y para la salvación de las almas. San Luis de Montfort afirma con precisión: «Quien no tiene a María como Madre, no tiene a Dios como Padre».
Para terminar, amigos en Jesús y María, nuestra vida es un verdadero Combate, una lucha mortal hasta el final. Nuestros enemigos son muchos, pero especialmente tres: el demonio, la carne y el mundo. Nuestro breve ensayo tiene como objetivo ayudarnos a tener cuidado con los muchos trucos, mentiras, disfraces y trampas del diablo, que es un mentiroso y asesino desde el principio. Con este autoconocimiento y conciencia, podemos luchar la buena batalla, correr la buena carrera, y finalmente ganar la merecida corona en el Cielo que espera a los soldados victoriosos de Dios. «¡Que viva Cristo Rey! Que viva María, la Generala!!!»