GRACIAS A PEDIR: Conocer íntimamente a Jesús, para amarlo más ardientemente y seguirlo.
TERCER DÍA: LA VISITACIÓN… Lc. 1, 39-45
1. GRACIAS A PEDIR (LA MISMA GRACIA QUE EN LA ANUNCIACIÓN)… Conocer íntimamente a Jesús, quién se hizo hombre por nosotros para amarlo más ardientemente y seguirlo.
2. MARÍA, SAGRARIO VIVIENTE. La segunda Persona de la Santísima Trinidad, se encarnó y habitó en el seno purísimo de María por nueve meses, María es Templo y Sagrario de la Beatísima Trinidad, es el “admirable ostensorio del Cuerpo de Cristo” (San Juan Pablo II). La santísima Virgen María es nuestro modelo de oración, de adoración Eucarística y de quienes hacen su Hora Santa.
3. CONTEMPLATIVOS EN ACCIÓN. La oración y la vida apostólica no son contrapuestas, sino absolutamente complementarias. Es más, una depende de la otra; la primera es la oración, luego viene la acción, como resultado de la oración. Quien tiene una auténtica vida de oración tiene una fecunda vida apostólica porque la oración lleva necesariamente a la acción, y esta acción sera más fecunda, mientras más intense sea la vida de oración. En la oración escuchamos la voz de Dios, escuchamos el Llamado del Rey. De allí que el Papa san Juan Pablo II nos haya indicado que “para conocer a Cristo en el pobre, hay que encontrarlo y conocerlo en primer lugar en la oración.” María escuchó la Palabra de Dios y con prontitud actuó. La vida activa (vida apostólica) surge de la contemplación. Al decir la “vida activa” nos referimos a nuestro trato con otros. ¡Pidamos a la Virgen santísima la gracia de ser verdaderos contemplativos en acción, de añorar y anhelar la salvación de las almas!
4. DOCILIDAD: QUE NO EXISTA DEMORA ALGUNA. María partió sin demora, con prisa y se pone en camino hacia la montaña para llegar de prisa a una ciudad de Judá y dirigirse a la casa de Zacarías e Isabel. ¡Qué gesto elocuente de entrega y servicio! María, plenamente dócil a la acción del Espíritu Santo sale “de prisa”. Reflexionemos, en particular, sobre esta imagen que encontramos en el Evangelio – María sale “de prisa”. Dice el Santo Padre Emerito Benedicto XVI en su Homilía del 15 de agosto de 2011, “Me parece importante subrayar la expresión “de prisa”: las cosas de Dios merecen prisa; más aun las únicas cosas del mundo que merecen prisa son precisamente las de Dios, que tienen la verdadera urgencia para nuestra vida.” Pregunta: ¿Es usted dócil a las inspiraciones del Espíritu Santo, o frustra el plan de Dios al no actuar con prontitud a las inspiraciones que recibe?
5. HAGAMOS EL RECORRIDO CON MARÍA/CAMINEMOS CON ELLA. Contemple esta escena, más bien entre en la contemplación, acompañe a la santísima Virgen quién se dirige hacia Ain Karim, a la casa de su prima Isabel. Isabel, una mujer de edad avanzada, está en su sexto mes de embarazo. ¡No hay nada imposible para Dios! María va a caminar una distancia de 80 kilómetros, ¡qué distancia! ¡Acompáñela!
6. CONTÉMPLELA Y HABLE CON ELLA. Haga todo el recorrido con la Madre de Dios y madre vuestra, ¿por qué no? María sale presurosa para hacer la voluntad de Dios y cumplir su misión de caridad. Con razón la beata Madre Teresa de Calcuta dijo que María fue la ‟primera Misionera de la Caridad.” No demore más, camine lado a lado con ella, hable con ella, comparta con ella todo, comparta con ella lo que ha sido su propio caminar por la vida. Comparta con ella las veces que usted se ha tropezado, las veces que se ha desviado del camino, las veces que se ha quedado atorado, las veces que ha caído en el lodo, las veces que se ha accidentado. No tenga miedo. María puede ayudarle a reparar el daño y encaminarlo de nuevo hacia el camino que conduce al Dios. Al caminar con ella, adore a Jesús a quien ella lleva en su purísimo vientre. ¡María es Sagrario Viviente!
7. ¡EL SALUDO! Al saludo gozoso de María, la criatura en el viente de Isabel salta de alegría; este bebé es Juan el bautista. Isabel, movida por el Espíritu Santo, alaba a María y alaba al fruto de su vientre con estas palabras: ‟Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre. ¿Quién soy yo que la madre de mi Señor venga a visitarme? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno.”
8. PASAJE PRO-VIDA. En verdad, éste es uno de los pasajes claves pro-vida en toda la Biblia. Dos mujeres que esperan un hijo se regocijan ante la maravilla que Dios obra en ellas. Hay dos milagros distintos. El primer milagro: Isabel, una mujer de edad muy avanzada, está en su sexto mes de embarazo – ¡esto fue un gran milagro! El segundo milagro, ¡una joven virgen (la Santísima Virgen María) concibe por el poder y la gracia del Espíritu Santo! Alegrémonos y alabemos la vida del Hijo de Dios y el Hijo de María. Alabemos y demos gracias a Dios por el don de nuestra propia vida y vivámosla plenamente buscando siempre vivir una vida santa.
9. LA MAGNIFICAT. Que brote de nuestros labios la misma alabanza que brotó de los labios y el corazón de María – la Magnificat. Recémosla en este momento.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. (Lc 1, 46-55)
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mi: su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a loshambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacios.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia – como lo había prometido a nuestros padres – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
En efecto, la Magnificat de María es la forma más sublime de vivir Principio y Fundamento. ¡Alabemos a Dios con nuestros labios y corazón y como lo manifestó María!
10. LA VISITA DE MARÍA A ISABEL – ¿CÓMO FUE EL TIEMPO QUE PASARON JUNTAS? Hubieron muchos momentos preciados en estos meses que María pasó con su prima. En esta meditación, le toca a usted compartirlos con la santísima Vigen María. Ayúdele a preparar los alimentos, a hacer la limpieza, a lavar, a coser, a tejer, a barrer, acompáñela al pozo por agua. María hizo todos estos quehaceres mientras estaba en la casa de Isabel. Y no sólo eso, sino que María platicaba con Isabel y le daba ánimo a Zacarías quién no podía hablar. Y por supuesto, María rezaba con ellos pidiendo la bendición de Dios sobre ellos y sus hijos. Trabaje con María; contemple sus movimientos y sus acciones, escuche sus palabras y adore a Jesús a quien ella lleva en su vientre.
11. COLOQUIO. Hable con María… Pídale que le dé su bendición, y que le alcance la gracia de amarla más cada día, tanto a ella y como a su Hijo. Pídale que bendiga a cada miembro de su familia, háblele de todo lo que le preocupa y pida el bienestar de sus seres queridos y la salvación eterna de sus almas. ¡Permita que María le consuele y le anime!
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