Si tenemos la meta final ante nuestros ojos, es mucho más fácil emplear nuestro tiempo, nuestra energía y nuestros esfuerzos para alcanzar esa meta final. Los atletas olímpicos se esfuerzan por conseguir la medalla, de bronce, de plata o, mejor aún, la medalla de oro. ¡Cuánto se han entrenado para llegar a este momento supremo, a esta última carrera olímpica, tal vez años acompañados de sangre, sudor y lágrimas, por no hablar de agotadores dolores corporales! Los esfuerzos que la persona humana puede hacer a nivel natural para ganar el premio son casi increíbles; asombran a la imaginación. Cuando tenemos un fuerte sentido e impulso motivacional, ¡los logros son literalmente impactantes!
UN EJEMPLO DE LA VIDA FAMILIAR Y LA TRANSFORMACIÓN DEL NIÑO.
El pequeño Juanito ha sido la causa de las continuas preocupaciones, dolores de cabeza y noches en vela de sus padres. La vida de este niño de 11 años es un completo desorden. Sus calificaciones han alcanzado mínimos históricos. No hay día en que no se pelee con sus dos hermanos. La obediencia es una palabra que no existe en su vocabulario ni en su léxico. Su habitación suele parecer la explosión de una bomba. Después de que haya usado el baño, hasta las mejores criadas se quedan con la mandíbula entreabierta. Llegar a tiempo al colegio es como escalar el Everest con una mochila de cien kilos a la espalda. Su futuro parece un túnel oscuro y lúgubre donde la oscuridad se cierne sobre él en nubes cada vez más densas. Sus profesores, consejeros y amigos (si es que se les puede llamar «amigos») parecen tener la clara premonición de que en pocos años vivirá en la calle, con el puente como techo y vagabundos errantes como compañeros de por vida.
UNA EXPERIENCIA BRILLANTEMENTE TRANSFORMADORA. ¡Incluso en medio de esta aparente calamidad y futuro desastre para el pequeño Juanito a uno de sus compañeros de colegio por fin se le enciende una bombilla! ¡DISNEYLANDIA! ¡SÍ DISNEYLANDIA! ¡OTRA VEZ DISNEYLANDIA! Unos años antes llevaron al pequeño Juanito a Disneylandia durante todo un día. El ambiente festivo, las luces parpadeantes, los payasos bien pintados, la plétora de atracciones, el algodón de azúcar, los hot-dogs y el rico batido de chocolate y mucho más dejaron una impresión inolvidable en el pequeño Juanito.
Por ello, el amigo de Juanito, consciente de la situación actual, sugiere a los padres de su amigo la idea de llevarlo a Disneylandia. Sin embargo, Disneylandia sólo se hará realidad cuando Juanito tome la firme decisión de cambiar sus malos hábitos y lograr una transformación de vida.