«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
VIERNES, 11 de marzo Mt. 5,20-26 Verso antes del Evangelio: «Echad de vosotros todos los delitos que habéis cometido, dice el Señor, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo».
¡Hoy, el P. Ed nos muestra cómo hacer arder nuestro corazón!
LA ORACIÓN ENCIENDE NUESTROS CORAZONES CON EL AMOR A DIOS Por el P. Ed Broom, OMV
Existe una técnica tridimensional para vivir la Cuaresma de forma fructífera y eficaz: ¡¡¡Subir, entrar y salir!!! Subir a Dios a través de una profunda vida de oración. Entrar en nosotros mismos a través de la penitencia y la conversión del pecado. Por último, salir hacia los demás mediante la limosna o la caridad activa. «Todo lo que hagáis a los demás, a mí me lo hacéis» -¡Nuestro Señor Jesucristo!
Es absolutamente imposible encontrar algún santo que no sólo haya comprendido el valor y la importancia de la oración, sino también la extrema urgencia de ponerla en práctica.
En resumen, independientemente de la época, el lugar, la cultura, el bagaje intelectual (o la falta de él), el medio social, todos los santos saben que sin una vida de oración profunda, dinámica y ferviente serían perdedores espirituales y desastres morales. Si se quiere, lo que el oxígeno es para los pulmones, así es la oración para el alma: ¡los pulmones espirituales! ¡Sin aire hay sufrimiento! Del mismo modo, si no hay oración, hay asfixia espiritual.
La oración es esencial para todas las personas en todos los lugares, así como en cualquier estación o época del año. Sin embargo, hay que afirmarlo: La Cuaresma es un tiempo muy propicio para profundizar en nuestra vida de oración y dar un tiempo de calidad para implementar la práctica en nuestras vidas.
Para animarnos y motivarnos a vivir una Cuaresma muy fructífera mediante el crecimiento en la oración, vamos a ofrecer una amplia variedad de santos y cómo explican su propia experiencia de oración en unos pocos trazos concisos pero penetrantes.
LOS SANTOS SOBRE LA PODEROSA PRESENCIA DE LA ORACIÓN
1. «Vas a rezar para convertirte en una hoguera, en una llama viva, que da luz y calor». (San Josemaría Escrivá). Jesús dijo que había venido a echar fuego en la tierra y que no estará tranquilo hasta que ese fuego se encienda. La oración, en efecto, nos transforma en hornos espirituales ardientes y explosivos. ¡Que nuestras vidas de oración profunda enciendan los corazones de los fríos e indiferentes!
2. «La oración mental no es otra cosa que estar en términos de amistad con Dios, conversando frecuentemente en secreto con Él». (Santa Teresa de Ávila). Jesús llamó amigos a sus Apóstoles y desea ardientemente tu amistad y la mía. En efecto, ¡Él es el Amigo que nunca nos fallará!
3. «La oración es poderosa más allá de los límites cuando nos dirigimos a la Inmaculada, que es Reina incluso del corazón de Dios». (San Maximiliano Kolbe) ¡Orar a Dios a través del Corazón Inmaculado de María es una oración tan poderosa! De hecho, el primer milagro de Jesús se produjo gracias a la poderosa intercesión de María, que dijo: «Haced lo que Él os diga».
4. «No te preocupes por las cosas que generan preocupación y ansiedad. Una sola cosa es necesaria: levantar tu espíritu y amar a Dios». (San Padre Pío) Si queremos vencer la tentación de la preocupación, el verdadero espíritu de oración puede vencer todas las preocupaciones, inquietudes y temores.
5. «No te preocupes por las cosas que generan preocupación y ansiedad. Una sola cosa es necesaria: elevar tu espíritu y amar a Dios». (Santa Juana Francisca Chantal) Si podemos unir suave pero firmemente nuestros sufrimientos a los sufrimientos de Jesús en la cruz en nuestra oración personal, entonces las montañas pueden ser movidas. La oración, la paciencia en el sufrimiento es igual al poder ante el trono de Dios.
6. La oración del enfermo es su paciencia y su aceptación de la enfermedad por amor a Jesucristo. Haz de la enfermedad misma una oración; porque no hay nada más poderoso, salvo el martirio» (Santa Francisca de Sales). El sufrimiento puede hacernos mejores o amargarnos. Si va unido a la oración, sin duda el sufrimiento hace mejor, más santo y más parecido a Jesús en su Pasión.
7. «La oración es el lugar de refugio para toda preocupación, un fundamento para la alegría, una fuente de felicidad constante, una protección contra la tristeza» (San Juan Crisóstomo). En la caridad nos debemos a los demás para evitar una apariencia sombría e irradiar alegría. ¿Cómo? ¡Cultivando una profunda vida de oración!
8. «Dadme una persona de oración, y tal será capaz de realizar cualquier cosa» (San Vicente de Paúl). Las grandes y nobles empresas sólo se pueden realizar entregando todos los esfuerzos y las obras a Dios, que sí es omnipotente. ¡Nada está fuera del alcance del poder de Dios!
9. «Cuando pases por delante de una capilla y no tengas tiempo de detenerte un rato, dile a tu Ángel de la Guarda que realice tu encargo a Nuestro Señor en el Sagrario. Él lo cumplirá y luego aún tendrá tiempo de alcanzarte» (Santa Bernadette Soubirous). No debemos olvidar nunca caminar, hablar y conversar a menudo con nuestro Ángel de la Guarda. ¡Él reforzará nuestra oración en las alas de los mensajeros de Dios!
10. «Quien más reza, más recibe». (San Alfonso de Ligorio) Muchas, muchas bendiciones nunca las recibimos -en el plano humano y sobrenatural- por una razón: no pedimos/reclamamos a Dios por estos dones y bendiciones. San Agustín afirma: «Todos somos mendigos ante Dios».
11. «Reza y trabaja» (San Benito). No te confundas: ¡la oración no es nuestro trabajo! Debemos orar y trabajar a la vez. Si nuestra oración es nuestro trabajo esto se traduce en la herejía del Activismo.
12. «El camino simple» (Santa Madre Teresa de Calcuta). El fruto del silencio es la ORACIÓN; el fruto de la oración es la FE; el fruto de la fe es el AMOR; el fruto del amor es el SERVICIO; el fruto del servicio es la PAZ. La bondad y la virtud están unidas, ¡pero todo a través del superglue de la oración!
13. «No hagas nada en absoluto si no empiezas por la oración». (San Efraín el Sirio) Si comenzamos nuestro día con la Ofrenda Matutina dándole todo a Jesús a través de María, ¡el día estará impregnado de la presencia y la bendición de Dios!
14. «Un alma se arma con la oración para todo tipo de combate». (Santa Faustina Kowalska). Seguir a Cristo es entrar en un combate espiritual. Nuestra armadura más poderosa es la de la oración. Si no hay oración, entramos en combate sin el arma más pequeña y la batalla, sin duda, está perdida.
15. «Así como una madre sostiene el rostro de su hijo entre sus manos para cubrirlo de besos, así nos sostiene Dios». (San Juan Vianney)
Ojalá todos nos tomemos en serio la llamada universal a la santidad; todos estamos llamados a ser santos. El camino más corto, más rápido y más eficaz para llegar a la santidad es esforzarse cada día por crecer en nuestra vida de oración. Que la Virgen, los ángeles y los santos, con sus oraciones, nos animen a emprender la nobilísima empresa y búsqueda de una profunda vida de oración. Nuestra tierra de cultivo será rica tanto en esta vida como en la venidera.