Memoria de San Antonio, abad
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
LUNES 17 DE ENERO Mc. 2, 18-22 «¿Pueden los invitados a la boda ayunar mientras el novio está con ellos?»
Encontramos al Esposo en las páginas de los Evangelios. Recibimos al Esposo en cada Santa Comunión. Lo adoramos expuesto en el Santísimo Sacramento. Nos encontraremos con Él cara a cara cuando entremos en el cielo.
Algunos pocos tienen la bendición de cerrar los ojos en la tierra y abrirlos en el Cielo para ser recibidos en los brazos de su Amado Señor y Salvador Jesús. Otros pasaremos un tiempo en el Purgatorio y ¿quién estará allí para visitarnos y darnos un poco de alivio? Nuestra amorosa Madre María.
¡María, la humilde esclava del Señor! «El más grande entre vosotros será vuestro servidor. Porque los que se enaltecen serán humillados, y los que se humillan serán enaltecidos». ¡Hoy veamos cómo El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo exaltaron a María, la Madre de Dios, la Madre de la Iglesia y nuestra Madre amorosa!
MARÍA COMO REINA DEL CIELO Y DE LA TIERRA por el P. Ed Broom, OMV
Cuando Cristóbal Colón acudió a la Reina Isabela para viajar al Nuevo Mundo, la poderosa Reina le dotó de tres regalos, tres poderosos medios de transporte, enormes barcos: la Nina, la Pinta y la Santa María.
La Reina tenía poder, prestigio y recursos económicos casi ilimitados, y decidió de buen grado regalar al navegante y su tripulación tres enormes naves para facilitar el largo viaje a lo que se consideraba el «Nuevo Mundo».
La última de las naves fue bautizada en realidad en honor a la persona que queremos honrar de manera especial en nuestra exposición -Santa María-Santa María-, es decir, María, la Madre de Dios.
Los títulos dados a María, la Madre de Dios, son muchos. Como un diamante expuesto al sol, a través del reflejo emanan e irradian del diamante varios colores, así sucede con los títulos marianos. Cada título refleja alguna gloria resplandeciente de María. En palabras de San Luis de Montfort María es la Hija de Dios Padre, es la Madre de Dios Hijo y es la Esposa Mística del Espíritu Santo. Además, María es la Obra Maestra de la creación de Dios.
Uno de los títulos más exaltados y sublimes dados a María es el de MARÍA REINA. Ahora bien, si una Reina terrenal, como la de la Reina Isabel, pudo enriquecer a Colón con tres majestuosas y poderosas naves para cruzar al Nuevo Mundo, cuánto más poderosa es María, que es la Reina del Cielo y de la tierra, la Reina de todo el universo.
En las tradicionales letanías de la Virgen, entre los muchos títulos bíblicos, místicos y poéticos que se atribuyen a María, se encuentran los siguientes relacionados con su condición de Reina. Y son muchos, manifestando la diversidad, multiplicidad y riqueza de la relación de María con los ángeles como su Reina. En las letanías tradicionales hay doce en total… Son los siguientes:
1. Reina de los ángeles; 2. Reina de los patriarcas; 3. Reina de los profetas; 4. Reina de los apóstoles; 5. Reina de los mártires; 6. Reina de los confesores; 7. Reina de las vírgenes; 8. Reina de todos los santos; 9. Reina concebida sin pecado original; 10. Reina asunta al cielo; 11. Reina del santísimo Rosario; 12. Reina de la paz. Se podrían añadir otras dos: Reina, belleza del Carmelo, y Reina de todos nuestros corazones.
Sin duda, la condición de Reina de María es universal, omnipresente, extensa y ciertamente sublime. Meditemos brevemente sobre estos títulos marianos relacionados con María como REINA. Seamos muy conscientes del inmenso poder que María tiene en el cielo, en la tierra y en la amplia extensión del mundo, en el tiempo y extendiéndose hasta la eternidad.
1. REINA DE LOS ÁNGELES. Contempla el Cielo y todos los ángeles, desde los simples ángeles, los coros de ángeles, hasta el más alto rango de ángeles, los Serafines, honrando a María como su Reina por toda la eternidad.
2. REINA DE LOS PATRIARCAS. Por la palabra Patriarca se entiende nuestros Padres espirituales… María es Reina incluso de nuestros Padres espirituales. En el Antiguo Testamento serían Abraham, Isaac y Jacob. San José es efectivamente un Padre espiritual. También, en la Patrística, tenemos a los Padres de la Iglesia entre los que estarían: San Ambrosio, San Agustín, San Jerónimo y San Gregorio Magno. Estos grandes hombres de Dios elevan su mirada a María y la honran como su Reina.
3. REINA DE LOS PROFETAS. Por Profeta se entiende la persona que predica la Palabra de Dios. En el Antiguo Testamento, Elías sería uno de los más destacados. Juan el Bautista, que fue santificado en el vientre de su madre por la palabra de María y la presencia de Jesús encarnado en su seno, fue el más grande de todos los Profetas. María enseña a los Profetas a predicar con la palabra, pero también con el ejemplo de su vida.
4. REINA DE LOS APÓSTOLES. Jesús eligió a los Apóstoles como sus amigos íntimos y predicadores del mensaje evangélico. Jesús ascendería al cielo, pero dejaría a su Madre María para que rezara, además de asistir, acompañar, apoyar y fortalecer a los Apóstoles en su labor de salvación de las almas. Ahora los Apóstoles en el Cielo contemplan a María como su Reina, a quien honran con la mayor reverencia y amor.
5. REINA DE LOS MÁRTIRES. María no derramó su sangre como lo hizo Jesús en el Calvario, pero María sufrió intensamente en su alma. Cuando la lanza atravesó el costado y el Corazón de Jesús, del que brotó sangre y agua, esa lanza atravesó espiritualmente hasta lo más profundo, el Corazón de María. Por eso, según San Alfonso, María recibe el título de Mártir. Lo que Jesús sufrió en su Cuerpo; María lo sufrió en lo más profundo de su alma.
6. REINA DE LOS CONFESORES. Por confesor no se entiende simplemente el sacerdote que escucha las confesiones y reconcilia a los pecadores, sino que un confesor es una persona que confiesa valientemente su fe con palabras y obras. La Virgen como Reina inspira a los hombres y mujeres de todas las edades a ser valientes confesores de su fe, incluso a los niños, como vemos en los niños de Fátima y en Santa Bernardita de Lourdes.
7. LA REINA DE LAS VÍRGENES La historia de la vida de los santos señala con toda claridad que para alcanzar una vida de gran pureza, la presencia de María con sus poderosas oraciones e intercesión es una fuerza motivadora clave. Santa Faustina fue dotada con el don de la castidad perfecta al darle Jesús la faja de la pureza, pero sólo después de que esta santa hubiera estado rogando a María durante mucho tiempo por este gran don. María, Reina de las Vírgenes, puede ayudarnos a vivir la Bienaventuranza: «Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios». (Mt 5,8)
8. REINA DE TODOS LOS SANTOS Santo Domingo Savio, después de haber muerto e ido al cielo, se le apareció a San Juan Bosco y le dijo que su mayor alegría mientras estuvo en la tierra fue su gran y tierno amor por la Santísima Virgen María. El joven santo exhortó a Bosco a promover el amor a María por todas partes.
9. REINA CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL. Entre los muchos privilegios concedidos a María está el de su Inmaculada Concepción. Es decir: María fue concebida en el seno de su madre, Santa Ana, sin la mancha del pecado original. Como escribió el poeta inglés Wordsworth (aunque no era católico), «María es el alarde solitario de nuestra naturaleza manchada». Quienes se acercan a María como Reina, se alejan del veneno del pecado: ¡el único y verdadero mal del mundo!
10. REINA ASUNTA AL CIELO. Otro de los dogmas y privilegios marianos es el de la Asunción de María al Cielo, que la Iglesia celebra cada año el 15 de agosto. ¿Su significado? Al final de la peregrinación terrenal de María en la tierra, ésta fue llevada al Cielo en cuerpo y alma por el poder de Dios. Este título anima a todos los dedicados y consagrados a María a respetar sus cuerpos como templos del Espíritu Santo y a utilizarlos, no para el pecado, sino para glorificar y alabar a Dios, y para salvar almas.
11. REINA DEL SANTÍSIMO ROSARIO. Cuando Nuestra Señora se apareció a los niños de Fátima -Lucía, Francisco y Jacinta- seis veces consecutivas, cada vez les dijo que continuaran rezando el Santo Rosario todos los días. Ella nos dio su título en Fátima como NUESTRA SEÑORA ¡¡¡DEL ROSARIO!!! Cada Rosario rezado es una corona colocada en la cabeza de María.
12. REINA DE LA PAZ. Una vez más, Nuestra Señora se apareció en Fátima durante la Primera Guerra Mundial. Ella dijo inequívocamente que la guerra es una consecuencia del pecado. Que para detener las guerras tendríamos que esforzarnos por dejar de pecar y rezar más, especialmente el Santo Rosario. En las palabras inmortales del sacerdote del Rosario, el Ven. Padre Patrick Peyton: «La familia que reza, unida, permanece unida» y «Un mundo en oración es un mundo en paz».
En conclusión, un Rey o Reina terrenal tiene mucho poder. Este poder se extiende a la economía, el entorno social, la familia, las artes y la música, la literatura y la poesía, así como la defensa militar. La Reina Isabel legó a Colón tres enormes y majestuosas naves para navegar hacia el Nuevo Mundo.
En el ámbito espiritual, María tiene muchos y hermosos títulos, como se reza en sus letanías. Su poder, su dominio, su presencia, su aura majestuosa no tienen comparación con ningún rey o reina terrenal. En efecto, es la Hija de Dios Padre, la Madre de Dios Hijo y la Esposa Mística del Espíritu Santo. Ella es el Tabernáculo viviente de la Santísima Trinidad. Dios no puede negar nada a María, Reina y Madre, nada en absoluto. Incluso todos los demonios del infierno tiemblan simplemente ante el Santo Nombre de María.
Resolvamos, pues, formar el hábito de rezar con fervor las Letanías de la Santísima Virgen María, y centrémonos a veces en las diversas invocaciones a María como REINA.
Oremos:
Que María, que es la Belleza del Carmelo, extasíe nuestros corazones, nuestras mentes y nuestras almas con su belleza y su gracia. Y pidamos la gracia muy especial de que María sea la Reina de todos los corazones, pero muy especialmente, la Reina de tu corazón y de mi corazón.