Sábado de la XXXIV semana del Tiempo ordinario
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
SÁBADO 27 DE NOVIEMBRE Lc. 21, 34-36 Jesús dice: «Velad en todo momento y rezad para que tengáis fuerzas para escapar de las tribulaciones que son inminentes y para estar en pie ante el Hijo del Hombre».
Mañana entramos en una estación perfecta, el Tiempo de Adviento, que nos ayuda a prepararnos para el final de los tiempos, al menos para nuestro final, porque no sabemos ni la hora ni el día en que seremos llamados a dar cuenta de nuestra vida: todos nuestros pensamientos, palabras, obras e incluso nuestras intenciones más secretas.
Ayer aprendimos la importancia del silencio y la oración en previsión del nacimiento más importante de toda la historia de la humanidad: el nacimiento de Jesús, nuestro Señor y Salvador.
Hoy el P. Ed nos ayuda a prepararnos aún más para la Venida de Cristo a través de la vida y el ejemplo del buen San José, esposo de María y Padre Adoptivo de Jesús.
CINCO MANERAS EN LAS QUE SAN JOSÉ NOS MUESTRA CÓMO VIVIR LA ADVIENTO por el P. Ed Broom, OMV
San José puede ayudarnos a vivir un Adviento muy fructífero, y por muchas razones. Meditemos tranquilamente sobre cinco virtudes extraordinarias de este santo más grande para que podamos vivir un tiempo de Adviento de lo más fértil y permitir que Jesús nazca en lo más profundo de nuestro corazón esta Navidad.
1. SILENCIO
Ni una sola vez en la Biblia escuchamos una palabra del gran San José. Este silencio de San José es muy elocuente. Nos enseña una actitud fundamental para entrar en la oración profunda: el silencio.
Si estamos constantemente bombardeados por ruidos, es imposible escuchar la Palabra de Dios, el Espíritu Santo que nos habla en la suave brisa del silencio. Además, el silencio de San José nos enseña la importancia del ejemplo. Debemos demostrar nuestra autenticidad con las palabras, pero también con nuestros actos. San José enseñó al mundo por la forma santa en que vivió. ¡Que sea un ejemplo para que nosotros hagamos lo mismo!
2. ORACIÓN
San José fue un hombre de oración. Qué papel tan extraordinario desempeñó en la historia de la salvación. Fue tanto el esposo de María, la Madre de Dios, como el padre adoptivo de Jesús, el Hijo de Dios vivo. San José enseñó a Jesús a hablar y a dirigirse a Dios como «Abba», que significa «papá».
En cierto sentido, San José enseñó a Jesús a utilizar palabras humanas para hablar con el Padre Celestial: esto es la oración. Por tanto, si San José enseñó a Jesús a rezar, ¿cuánto más podría enseñarme a mí a rezar si simplemente le pido ayuda? Empieza ahora y di: ¡San José, enséñame a rezar!
3. CORAJE
En una sociedad en la que demasiados hombres eluden sus obligaciones para con sus esposas, hijos y familia, San José brilla como modelo de valor y fortaleza. Recorrió muchos kilómetros en el frío y el viento, sólo para encontrar el rechazo: «No había lugar para ellos en la posada». (Lc 2,7) Encontró refugio en un albergue de animales para el nacimiento de Jesús.
Se levantó en la noche para huir a Egipto, salvando al Niño Jesús de las amenazas viciosas y asesinas del rey Herodes. «Un ángel del Señor se le apareció a José en sueños. Levántate», le dijo, «toma al niño y a su madre y escapa a Egipto. Quédate allí hasta que yo te diga, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo'». (Mt 2,13)
Ante tantas dificultades, San José se mantuvo firme y afrontó los obstáculos con valor de hombre. Que los hombres de la generación actual levanten su mirada hacia el gentil pero valiente hombre de Dios: el buen San José.
4. PROVEER Y PROTEGER
San José protegió y proveyó a la Sagrada Familia. Fue un gran trabajador, ejerciendo el oficio de carpintero. Se ganó el pan con el sudor de su frente. No pensó en sí mismo, sino en cómo podía proveer y proteger mejor a la familia que Dios le había confiado.
Al acercarnos a la Navidad, roguemos al buen San José que provea y proteja nuestra vida espiritual. El materialismo, el consumismo y el hedonismo son los dioses de la cultura actual. Estos sofocan nuestra espiritualidad.
Las oraciones de San José pueden ayudarnos a mirar más allá del comprar, tener y poseer. Él puede ayudarnos a comprender que la verdadera alegría y felicidad no viene de tener cosas, sino de poseer a Dios. Tener al Niño Jesús en nuestros brazos y en nuestro corazón vale más que todo el dinero y las posesiones del mundo entero. ¡El buen San José puede enseñarnos esta sencilla pero profunda lección!
5. SAN JOSÉ, LA VIRGEN Y JESÚS
Para llegar a una verdadera y auténtica devoción a María, San José puede servir de poderoso puente. Aparte de Jesús mismo, nadie en la tierra conoció, comprendió, apreció y amó a la Santísima Virgen María más que el buen San José. Dirígete a San José y pídele la gracia de un mayor conocimiento y amor a María, su amada esposa. Por su intercesión, tu devoción a María crecerá a pasos agigantados.
Luego, dirígete a San José y pídele la gracia de un conocimiento íntimo de Jesús, para que ames a Jesús con más ardor y lo sigas más de cerca. Aparte de María, nadie en la tierra conoció a Jesús mejor que el buen San José.
La Sagrada Familia sólo está completa cuando los tres miembros -Jesús, María y San José- son reconocidos, honrados y amados. Que las oraciones del buen San José abran tu corazón a los inmensos tesoros que Dios tiene reservados para ti en este tiempo de Adviento. Entonces, ¡que Jesús nazca en lo más profundo de tu corazón este día de Navidad!