Memoria de Santa Francisca Javier Cabrini, virgen
«Para cosas más grandes has nacido». (Ven. Madre Luisita)
SÁBADO 13 DE NOVIEMBRE Lc. 18, 1-8 «Jesús contó a sus discípulos una parábola sobre la necesidad de que oraran siempre sin cansarse».
Leamos juntos, asimilemos y tomemos a pecho la exhortación del P. Ed sobre la necesidad de la oración, junto con sus consejos y sugerencias sobre cómo crecer en la oración. Porque debemos refrescar constantemente nuestra motivación y nuestros esfuerzos para orar bien.
Porque «El que reza bien, vive bien. El que vive bien, muere bien. Quien muere bien, todo está bien». (San Agustín)
EL PODER DE LA ORACIÓN EN LO PROFUNDO DE TU CORAZÓN por el P. Ed Broom, OMV
La Carta de Santiago expresa el poder de la oración cuando es ofrecida por un hombre santo. Nuestra oración puede incluso determinar las condiciones meteorológicas. El ejemplo de la Carta de Santiago está tomado de la persona del gran profeta Elías. Su oración impidió que lloviera y luego abrió los cielos para que volviera a llover:
«Elías era un ser humano como nosotros; sin embargo, oró fervientemente para que no lloviera, y durante tres años y seis meses no llovió sobre la tierra. Entonces volvió a orar, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto». (Santiago 5:17-18)
Este breve pasaje de la Carta de Santiago debería ser una poderosa motivación para que todos nosotros examinemos nuestra propia vida de oración, admitamos que hay mucho que mejorar y tomemos las medidas necesarias para añadir poder a nuestras oraciones. Como nos recuerda el Evangelio: La oración puede mover montañas.
Dicho esto, nos gustaría ofrecer una serie de sugerencias para que nuestra vida de oración no sea insípida, tibia, mediocre, estancada y sin vida. ¡Que Dios nos ayude a inyectar fuerza en nuestra vida de oración! Nuestra santificación personal y la de muchos otros depende de nuestra vida de oración personal.
El Papa Francisco en su Exhortación Apostólica, Gaudete et Exsultate, nos desafía a todos a convertirnos en santos, y en el cuarto capítulo destaca cinco señales de aquellos que están en el camino de la santidad. El último de los cinco es que un santo se esfuerza por rezar constantemente. Por tanto, ¡sumérjase en el abismo infinito del océano de la oración!
¡¡CONSEJOS Y RECOMENDACIONES PARA ELEVARSE EN LA ORACIÓN!!
1. ¡¡¡CONVICCIÓN!!! Nunca llevaremos a cabo ninguna iniciativa que merezca la pena si no estamos motivados por una convicción firme y decidida de la importancia de esta empresa. En la búsqueda del dinero, del poder, del placer, del éxito -en el mundo natural- vemos hombres y mujeres que hacen sacrificios heroicos. Tomemos como ejemplo a los elegidos para los Juegos Olímpicos. El entrenamiento, la disciplina, el ayuno y mucho más se llevan a cabo incluso años antes de que se celebren los Juegos Olímpicos. Esto es simplemente por una medalla que se oxidará y desaparecerá un día. Debemos estar convencidos de que nuestra vida de oración es una cuestión de vida o muerte para la salvación de nuestra alma y de aquellos que nos han sido confiados. Una analogía podría servir para remachar esta idea: ¡¡¡Como el aire es para nuestros pulmones, así la oración es para la salud y la salvación de nuestras almas!!!
2. PURIFICACIÓN. Jesús nos enseñó en las Bienaventuranzas: Bienaventurados los puros de corazón, porque ellos verán a Dios. (Mt 5,8) ¡Nuestra vida mística, nuestra vida contemplativa, exige pureza de corazón, mente, cuerpo y alma! Hacer una buena confesión sacramental puede tener un valor incalculable, no sólo porque nos da una gran paz de mente, de corazón y de alma, sino también porque la confesión, a través de la Preciosa Sangre de Jesús, purifica la ventana de nuestra alma para que podamos contemplar la belleza del Rostro de Jesús en la oración. ¡La confesión frecuente puede reforzar nuestra decaída vida de oración!
3. ¡¡¡VEN ESPÍRITU SANTO, VEN!!! Algunos de los muchos títulos que se dan al Espíritu Santo son los siguientes: El Maestro Interior, Dulce Huésped del alma, Don de Dones. En la Carta a los Romanos, San Pablo expresó una lucha en la oración, diciendo: «No sabemos orar como es debido, pero el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos inefables». (Rm 8,26) «Y por Él clamamos: ¡Abba, Padre!» (Rom 8,15) En otras palabras, necesitamos maestros, y más importante aún, maestros que conozcan el arte de la oración. Es el Espíritu Santo, el Maestro Interior, quien puede venir en nuestra ayuda y ayudarnos a crecer rápida y eficazmente en nuestro camino de oración. La poderosa experiencia de Pentecostés es uno de los ejemplos más convincentes. Después de nueve días de silencio, oración y ayuno con María, el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles, incendiando sus corazones de amor a Dios, y enseñándoles a orar, para que pudieran ser Maestros de oración en todo el mundo. (¡¡Lee Hechos 2!!)
4. ¡¡DA GENEROSAMENTE DE TU TIEMPO!! Como en cualquier actividad que consideremos de importancia, debemos dar tiempo a esa actividad. Un jugador profesional de béisbol, un músico profesional, un médico profesional, un escritor profesional, un cantante profesional… todos tienen un punto en común: han hecho un esfuerzo de sangre, sudor y lágrimas para perfeccionarse en su arte, en su profesión. Tanto más deberíamos estar dispuestos a gastar tiempo y esforzarnos para aprender el arte de todas las artes, el arte de la Oración. Los atletas lo expresan de forma concisa: ¡¡¡Sin dolor no hay ganancia!!!
5. ¡¡¡TENGA SU LUGAR DE ORACIÓN!!! Muy importante también es apartar algún lugar donde se pueda orar bien. Relacionado con el tiempo y el lugar hay que añadir la condición indispensable del silencio. Elías en su experiencia en la montaña no encontró a Dios en el ruido, sino en la brisa suave y silenciosa. «¡Habla, Señor, que tu siervo te escucha!» (1 Sam 3,9) Si es posible, el Venerable Arzobispo Fulton J. Sheen nos sugiere que hagamos nuestra Hora Santa, la Hora del poder, ante el Santísimo Sacramento, ante la Presencia Real -¡¡Jesús el Señor Eucarístico!!!
6. ¡INVITA A MARÍA A TU ORACIÓN! Otra enorme ayuda para rezar más y mejorar tu vida de oración, es invitar a la Santísima Virgen María a estar contigo en tu período de oración. Suplica a María, que tenía un verdadero corazón contemplativo, que rece contigo y que rece por ti. Suplica a la Virgen que, por su poderosa intercesión, convierta tu agua en vino. ¡¡¡(Jn. 2, 1-12) Es decir, que convierta tu oración mediocre e insípida en fuego!!!
7. UN MÉTODO DE ORACIÓN. Utilizar un método de oración puede ser de inmenso valor para levantar el vuelo hacia la atmósfera espiritual y las alturas de nuestra experiencia de oración. Los métodos se utilizan para aprender cualquier cosa, para los deportes, para las habilidades lingüísticas, para aprender incluso a conducir. Esto también es cierto con respecto a la oración. Entre las muchas sugerencias, nos gustaría referirnos a una sugerencia hecha por el Papa emérito Benedicto XVI en su encíclica sobre la Biblia, la Palabra de Dios, Verbum Domine. En este magnífico documento ofreció un método clásico del pasado que se titula ¡Lectio Divina! He aquí los pasos:
1) LECTIO-Significa leer con el corazón abierto: Habla, Señor, que tu siervo te escucha…
2) MEDITATIO-Pensar y reflexionar sobre el significado de este pasaje. Toma como ejemplo a la Virgen. Ella meditaba la Palabra de Dios en su Corazón Inmaculado.
3) CONTEMPLATIO-San Ignacio llama a esto Composición de Lugar-Sentido: Intenta imaginar que estás realmente en la escena con Jesús y María. Esté presente en la escena y sea activo en ella. No eres un espectador pasivo sino un participante activo.
4) ORACIO-El centro de la oración sale de tu corazón. Habla al Señor desde lo más profundo de tu corazón. El Señor está atento a tus súplicas y a todo lo que hay en tu mente y en tu corazón.
5) ACCIO-Después de que hayas terminado tu período de oración formal, ahora, a imitación de María que pasa de la Anunciación a la Visitación, pasa a poner en práctica lo que has experimentado en el fondo de tu corazón en la oración.
8. TRANSFORMACIÓN-Reconoce que la oración hecha con fe, amor, fervor y constancia, tendrá como resultado una cualidad final: ¡¡¡Transformación!!! En palabras del ardiente Apóstol San Pablo: «Ya no soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí.» (Gal 2,20) Nos transformamos en aquel que amamos y en aquel que nos ama: ¡¡¡JESÚS, NUESTRO MEJOR AMIGO!!!
9. DISTRACCIONES. No hay un guerrero de oración en el mundo que no experimente distracciones y que no tenga que luchar para vencerlas. Sin embargo, esto puede ser de gran propósito y utilidad en nuestro camino de oración; un comentario del Catecismo de la Iglesia Católica sobre las distracciones es el siguiente: A menudo, las distracciones durante nuestro tiempo de oración son indicios de un apego o afecto desordenado al que podríamos estar aferrados. En otras palabras, ¡podría ser el Espíritu Santo que nos desafía a dejar algún apego que está impidiendo nuestro crecimiento en la oración! San Ignacio nos desafía a un estado de Santa Indiferencia, es decir, tenemos que desprendernos de cualquier persona, lugar, cosa o incluso convicción mental que pueda impedirnos amar a Dios con todo nuestro corazón, mente, alma y fuerzas. San Juan de la Cruz dice que un pájaro no puede volar si tiene una cadena alrededor de su pie o un hilo. Nuestro Dios es un fuego devorador. (Heb 12:29) ¡Quiere todo lo que tenemos y todo lo que somos, y nos da todo de sí mismo a cambio!
10. LA BIBLIA COMO FUENTE FUNDAMENTAL Son muchas las fuentes que podemos emplear en nuestra vida de oración: libros de oración, lecturas diversas, etc. Sin embargo, hay que afirmarlo inequívocamente: LA BIBLIA-LA PALABRA DE DIOS, debe ser nuestro principal sustento en nuestra experiencia de oración. Rezamos en el Padrenuestro: Danos hoy nuestro pan de cada día… En el desierto Jesús reprendió a Satanás con estas palabras: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. (Mt 4,4) ¡Toma la Biblia en tus manos, especialmente los Evangelios, y alimenta tu mente, tu corazón y tu alma con la Palabra de Dios!!!
11. LECTURA SOBRE LA ORACIÓN. Santa Teresa de Ávila, la Doctora de Oración en la Iglesia Católica, no permitía que una mujer entrara en la Orden Carmelita si no sabía leer. ¿Por qué te preguntarás? La razón es clara. Esta gran santa y doctora de la Iglesia creía firmemente que se podía aprender inmensamente sobre muchos temas, y especialmente el de la oración, buceando en los clásicos escritos sobre la oración. Hay una reserva infinita de fuentes, pero daremos sólo algunas: «Oración profunda, conversión profunda», «Cartilla de la oración» y «El fuego interior», todos escritos por el padre Thomas Dubay. «Introducción a la vida devota», de San Francisco de Sales. «Vida de Santa Teresa de Ávila», «Camino de perfección» y «Castillo interior», todos escritos por Santa Teresa de Ávila. «Diario: La divina misericordia en mi alma», de Santa Faustina Kowalska.
12. MÁS LECTURA: ¡¡¡IMPRESCINDIBLE!!! Todos los que se toman en serio su vida de oración deben encontrar tiempo para leer lenta, sincera y metódicamente el CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA – Y SU PARTE 4 SOBRE LA ORACIÓN. Se trata, en efecto, de una obra maestra espiritual que ofrece un excelente resumen de la oración tal y como se encuentra en las figuras del Antiguo Testamento, los Salmos, la oración de Jesús, los métodos de oración, las luchas en la oración y una explicación concisa del Padre Nuestro. Sin duda, una lectura atenta de uno de los textos más autorizados que se han escrito sobre la oración puede darte una base muy sólida sobre la que construir tu edificio espiritual de oración. «Por tanto, el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, le compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca; y descendió la lluvia, vinieron las inundaciones, soplaron los vientos y golpearon aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.» (Mt 7,24-29)
13. LA DIRECCIÓN ESPIRITUAL. Otra ayuda indispensable en el camino, a veces difícil, de nuestra experiencia de oración es la de buscar una dirección espiritual adecuada, metódica y sistemática. Todos tenemos puntos ciegos en nuestra vida y esto es muy cierto en nuestra vida espiritual y de oración. Santa Teresa de Ávila tuvo varios santos que la ayudaron a llegar a las alturas de su experiencia de oración. Entre ellos estaban los siguientes: San Juan de la Cruz, San Pedro de Alcántara, O.F.M., San Francisco Borja, S.J., y Padre Jerónimo Gracián, O.P. ¡Quizá no podamos encontrar tres santos canonizados que nos dirijan, pero sí podemos rezar para encontrar alguna persona capaz de ayudarnos por la carretera de la santidad en nuestra escapada a la oración! ¡Suplica al Espíritu Santo por esta gran gracia!
14. EXPERIENCIAS DE RETIRO. Seríamos negligentes si no mencionáramos uno de los medios más poderosos para llegar a una vida de oración y una experiencia de oración más profundas: ¡¡¡Los RETIROS!!! La experiencia de retiros que nos dejó San Ignacio de Loyola ha demostrado ser un verdadero éxito en los últimos 450 años. El Retiro puede ser un fin de semana, u ocho días, o incluso un mes de encuentro con el Señor Jesús. Puede ser un retiro predicado o un retiro de silencio. Sin embargo, una vez más relacionado con la dirección espiritual, es importante que durante el transcurso del retiro se busque alguna forma de dirección espiritual. ¡Una experiencia de retiro anual debería estar definitivamente en nuestra agenda!
15. COMUNIDAD. No debemos descuidar el poder de la oración en comunidad. Jesús mismo dijo: Donde hay dos o más reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (Mt 18,20) Como cristianos, pertenecemos a la familia/comunidad de la Iglesia. Debemos aprender el arte de rezar con los demás. ¿Cómo puede ser esto? Rezando el Rosario en grupo, así como la Liturgia de las Horas (Breviario); las Horas Santas en comunidad; y, por supuesto, la oración más poderosa que existe, la del Santo Sacrificio de la Santa Misa y recibir a Jesús, el Pan de Vida. Como signo de santidad, el Papa Francisco insiste en la construcción de la comunidad, ¡¡¡y qué mejor manera que rezando juntos!!!
Para terminar, que las palabras del gran sacerdote místico-ascético franciscano, San Pedro de Alcántara, nos impulsen a buscar una mayor profundidad en nuestra vida personal de oración, con estas palabras tan inspiradoras, que ponen de manifiesto los numerosos efectos de la oración:
«En la oración mental el alma se purifica de sus pecados, se alimenta de la caridad, se confirma en la fe y se fortalece en la esperanza; la mente se expande, los afectos se dilatan, el corazón se purifica, la verdad se hace evidente, la tentación se vence, la tristeza se disipa, los sentidos se renuevan, las potencias decaídas reviven, la tibieza cesa, la herrumbre de los vicios desaparece. De la oración mental brotan, como chispas vivas, los deseos del cielo que el alma concibe cuando se inflama con el fuego del amor divino. Sublime es la excelencia de la oración mental; grandes son sus privilegios; a la oración mental se abre el cielo; a la oración mental se manifiestan los secretos celestiales y el oído de Dios está atento».
(Los caminos de la oración mental, Rev. Dom Vitalis Lehodey, páginas 26-27, Editorial Tan)