Escrito por el Padre Ed Broom, OMV
Jamás se ha dado en el mundo un acceso tan fácil en materia de información. Con un clic o dos podemos obtener los datos que queramos: desde el número de personas que viven en la Antártida hasta las diferentes variantes de caimanes y cocodrilos. De hecho, el rápido acceso a todo tipo de información hace girar la cabeza.
A su vez, el mundo nunca ha experimentado tanta confusión, tensión, desorden y desconcierto. Hasta hace tres generaciones, la mayoría de las familias eran muy estables, relativamente felices y, si podemos usar el término «familias funcionales». Tanto las separaciones como los divorcios eran realmente una excepción a la regla.
Los últimos documentos y enseñanzas de la Iglesia han hecho hincapié en la necesidad imperiosa de la familia, la familia fuerte, la familia estable, la familia permanente. Por ello, la familia ha sido llamada «la Iglesia doméstica», la célula básica y el fundamento de la sociedad. El Papa Juan Pablo II afirmó que la familia es la célula básica de la sociedad y que el camino de la familia es el camino de la sociedad.
La historia del mundo ha demostrado una realidad dura pero contundente: el desmoronamiento, la desaparición y la destrucción de la familia conllevan el desmoronamiento de la sociedad en su conjunto.
Los niños sin el amor, el apoyo, la autoridad docente, la presencia y la permanencia de mamá y papá, crecen con miedos, inseguridades, así como con heridas emocionales.
Todos los hombres llevan en su corazón heridas de la sociedad, así como de su propia familia. Todos estamos marcados por el pecado original, los pecados personales y los pecados estructurales de la familia. Si estas heridas no son atendidas y llevadas a las fuentes de sanación, se convierten en heridas profundas que se extienden como tentáculos para herir a otros.
Dicho esto, hubo una mujer extraordinaria que experimentó graves problemas familiares, profundas heridas, dolores y sufrimientos agobiantes. No obstante, no abandonó el camino ni se dio por vencida. Al contrario, buscó la fuente de curación y salvó a su familia, contribuyendo a la conversión total y a la santificación, especialmente de uno de los miembros de su familia.
Esta persona es SANTA MÓNICA y su hijo SAN AGUSTIN, quien se convirtió por la gracia de Dios y por las oraciones, lágrimas, paciencia y sacrificios de su madre.
LA VIDA Y EL EJEMPLO DE SANTA MONICA
La vida y el ejemplo de Santa Mónica pueden servirnos de estímulo, sobre todo a las madres, para no desistir nunca, al contrario, para luchar en el buen combate y correr la buena carrera y recibir el merecido premio que Dios nos tiene reservado.
A continuación, algunos detalles de la vida de Santa Mónica para nuestra reflexión, meditación, oración, imitación, de modo que la tomemos como nuestra patrona especial en estos tiempos difíciles, sobre todo para la familia.
1. PERÍODO DE TIEMPO. Santa Mónica nació en el año 332 y murió en el 387. Le bastaron 55 años para prepararse para su recompensa celestial. Nació en la colonia romana de Tagaste, en el norte de África. Vivía en la época de otros dos Padres de la Iglesia occidentales: San Ambrosio de Milán y el gran estudioso de la Biblia, San Jerónimo.
2.UNA FORMACIÓN RIGUROSA. Sus padres contaron con una mujer muy exigente que educó a Mónica. Una de las reglas de disciplina era evitar beber entre comidas. Sin embargo, Mónica, a escondidas, se escapaba a la bodega y bebía un poco de vino. Esta situación continuó y Mónica empezó a beber más y más. De modo que, en una ocasión, Mónica reprendió severamente a uno de las sirvientes y ésta respondió llamando a Mónica. ¡¡¡BORRACHA!!! En lugar de estallar y arremeter contra el sirviente, Mónica aceptó esta reprimenda y dejó de beber por completo. Vemos, pues, desde muy joven la humildad de Mónica, en su disposición a aceptar la corrección fraterna y a cambiar, a convertirse.
3.UN MATRIMONIO INFELIZ. El deseo de Mónica era pasar tiempo en oración y reflexión, en cambio sus padres querían que se casara e hicieron la elección de Patricio. El hombre era muy trabajador, pero tenía graves defectos morales: Bebía demasiado a menudo; era mujeriego y tenía un carácter muy violento. Mónica soportó pacientemente sus evidentes defectos y rezó por él.
4.CÓMO GANAR LA BATALLA. Muchas de las amigas de Mónica acababan con cortes y moratones porque se enfrentaban a sus maridos cuando éstos estaban de mal humor. Patrick jamás le puso un dedo encima a Mónica. ¿Por qué? Porque cuando veía a su marido de mal humor, guardaba silencio y rezaba por él. Una gran lección para nosotros sobre cómo tratar a las personas cuando están de mal humor. Hacen falta dos para luchar, así que si ella no luchara, pronto se acabaría la discusión.
5.CONVERSIÓN. Antes de morir, debido a las oraciones de Mónica, Patricio se convirtió, se bautizó y por lo visto murió habiendo hecho las paces con Dios. Por otra parte, Mónica vivía con una suegra amargada y chismosa. Con el tiempo también ella se convirtió. ¡El poder de la oración, la penitencia y la paciencia!
6. HIJO REBELDE. De sus tres hijos -dos varones y una niña- uno de ellos le causó a Mónica innumerables sufrimientos. El hijo se llamaba Agustín. Patricio murió cuando Agustín tenía 17 años. La formación moral y espiritual de Agustín le importaba muy poco a su padre Patricio. Lo que le importaba al padre eran las buenas notas en la escuela, las proezas físicas y la fama. Por eso, de adolescente y joven Agustín era orgulloso, vanidoso y sobre todo lujurioso. Sus pasiones nunca fueron controladas, así que lo controlaron a él y se convirtió en un esclavo de sus pasiones sexuales.
7.ENFERMEDAD Y PROMESA FALLIDA En su juventud Agustín contrajo una grave enfermedad que le acercó a las puertas de la muerte. Prometió a Dios que si se curaba se haría católico. En efecto, se curó, pero renegó de su promesa de bautizarse y abrazar la fe cristiana.
8.Mientras tanto, Agustín sucumbió y siguió a una secta religiosa, llamada los Maniqueos. Se adhirió a esta secta anticristiana durante varios años. Lo cual causó a su madre Mónica una consternación y un gran sufrimiento.
9.EL SUEÑO CONSOLADOR DE MÓNICA Una figura resplandeciente para Mónica le aseguraba que Agustín volvería a ella. Esta ilusión la consoló y le dio una gran esperanza de que Agustín se convertiría un día en un seguidor de Cristo. Tiempo después, el famoso obispo San Ambrosio hizo este comentario consolador: «Es imposible perder a un hijo después de haber derramado tantas lágrimas».
10.ENGAÑADA POR SU HIJO, PERO PERSEVERANTE…. Cuando Agustín tenía 29 años, optó por viajar a Roma para ejercer su profesión de Retórico -el arte de hablar en público-. Mónica buscó más que nada la conversión de su hijo. Agustín le dijo que entraría en una iglesia cercana para rezar; subió al barco y la dejó rezando. Ella tomó otro barco y lo siguió hasta Italia. A pesar de las muchas contradicciones y contratiempos, Mónica nunca se desanimó. Desde el punto de vista bíblico, se la puede comparar con la viuda insistente, que fue rechazada por el juez, y persistió hasta que le hizo justicia. (Lc. 18:1-8) ¡Qué ejemplo para las madres que luchan contra los problemas familiares y la victoria final!
11.SAN AMBROSIO: IMPACTO EN MÓNICA Y AGUSTIN…. Dios a menudo se sirve de causas secundarias para llevar a cabo su plan. La causa secundaria suelen ser las personas, y las personas santas en el camino. Tal es el caso de las vidas de Santa Mónica y San Agustín. Esa persona fue San Ambrosio. Hombre de Dios, predicador, maestro, escritor, intelectual, San Ambrosio dejó una profunda huella tanto en Mónica como en Agustín, pero de dos maneras diferentes. Agustín fue atraído por las palabras llenas de verdad que brotaban del corazón de este gran Doctor de la Iglesia. Además, Ambrosio fue realmente la figura paterna que Agustín nunca tuvo, pero que necesitaba con urgencia. La firmeza de carácter, la generosa entrega, la valentía a la hora de afrontar los conflictos y el amor y la misericordia desbordante que emanaban de Ambrosio acercaban a Agustín cada vez más a Dios. En cuanto a Mónica, la escucha atenta de sus problemas y de su corazón roto, así como sus buenos consejos, infundieron en su corazón de madre la confianza de que un día su hijo rebelde dejaría su estilo de vida pecaminoso y se abandonaría a Dios. Tranquilizó a Mónica con estas palabras consoladoras «Es imposible perder a un hijo después de derramar tantas lágrimas».
12.EL MOMENTO CLAVE DE LA CONVERSIÓN. Mónica llevaba años rezando, llorando, ofreciendo sacrificios y sus sufrimientos. (Agustín tenía ya 31 años) y sucedió el momento clave. Agustín estaba en el Huerto y oyó la voz, que sonaba como la de un niño, que le invitaba: «Toma y lee». Tomó la Sagrada Escritura y leyó la Carta a los Romanos: «Comportémonos como en el día, no con orgías y borracheras, no con promiscuidad y libertinaje, no con rivalidades y envidias. Sino revestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis a los deseos de la carne». (Romanos 13-13-14). Por fin, tras largos años de lucha, Agustín decidió voluntariamente renunciar y abandonar la esclavitud de sus pasiones sexuales. Antes rezaba: «Señor, dame castidad: ¡pero todavía no!». Ahora era el momento de renunciar a las obras de la carne, de abandonar las tinieblas y de caminar en la luz.
13. NUEVA VIDA EN CRISTO. Agustín le comunicó su decisión a su madre Mónica, y al santo obispo Ambrosio, y se bautizó, vistiéndose del nuevo hombre Jesucristo y despojándose de las viejas pieles de la carne. ¡El gozo de Santa Mónica no tenía límites! Poder ver finalmente a su hijo rebelde renunciando a su estilo de vida pecaminoso y su firme decisión de seguir a Jesús fue el fruto de largas oraciones, copiosas lágrimas, intensos sacrificios y frecuentes consultas.
14. AHORA PUEDO MORIR EN PAZ. Rebosante de alegría y dispuesta a volver a su casa en África, Mónica había visto realizados sus sueños. Su marido Patrick se convirtió y se bautizó antes de morir. Su suegra, chismosa y amargada, también se convirtió. Pero lo más importante: su hijo rebelde, esclavizado por sus pasiones hasta los 31 años, se había convertido y entregado a Cristo, ahora Mónica estaba lista para dejar este mundo e ir a su recompensa eterna.
15.CONVERSACIÓN EN OSTIA. Después de la conversión de Agustín, él y su madre Mónica se sumergieron en una profunda conversación sobre cómo sería el Cielo. Llenos de alegría y consuelo ambos compartieron sus pensamientos sobre su eterno Hogar Celestial. San Pablo nos recuerda las alegrías del Cielo: «El ojo no ha visto, el oído no ha oído ni ha entrado en la mente del hombre las alegrías que Dios ha preparado para los que le aman.» ¡Qué importante es para todos meditar a menudo sobre el Cielo y las alegrías del Cielo y los pasos que debemos dar para alcanzar el Cielo!
16. LA MUERTE DE MONICA. A los cinco días de esta conversación, Mónica cayó enferma con fiebre alta, luego perdió el conocimiento. Cuando volvió en sí, parecía haber perdido la noción de dónde estaba. Sus dos hijos estaban presentes, conscientes de que su madre Mónica estaba a punto de morir. Agustín estaba conteniendo las lágrimas, de lo mucho que quería a su madre. Qué importante es para nosotros estar cerca de nuestros seres queridos cuando están muriendo, si Dios nos da la oportunidad.
17. SU MAYOR DESEO EN EL MOMENTO DE LA MUERTE. Su otro hijo le dijo que él se encargaría de transportar su cuerpo a África para enterrarlo. Llena de tristeza y angustia por este anhelo tan terrenal de su hijo, Mónica le reprendió por esta tontería. El gran deseo de Mónica, tras su muerte, era que se la recordara en las oraciones. Que fuera recordada en la misa. Qué importante es rezar por los vivos y su conversión, pero también rezar por los difuntos.
18. SU SUFRIMIENTO SE HIZO MÁS INTENSO. Mientras Mónica hablaba, sus sufrimientos aumentaban al acercarse el momento crítico de su partida de esta vida a la otra. En efecto, el sufrimiento alcanza un valor infinito cuando se acoge y se une a la cruz de Jesús.
19. LA MUERTE DE MÓNICA Y EL FUTURO DE AGUSTÍN. Santa Mónica muere en olor de santidad. Agustín llegaría a ser sacerdote y luego Obispo. Y, como obispo, se convirtió en un verdadero pastor de almas. Luchó valientemente contra las numerosas herejías de la época: Maniqueísmo, Arrianismo, Donatismo. Se convirtió en uno de los escritores más prolíficos y profundos de la Historia del Catolicismo y del mundo en general. Su mayor clásico es su propia Autobiografía, Confesiones. Es Padre y Doctor de la Iglesia, con el título de «Doctor de la gracia».
20.LAS LECCIONES DE SANTA MONICA SON NUMEROSAS: RECEMOS Y MEDITEMOS SOBRE ELLAS:
- HUMILDAD. Su voluntad de aceptar la corrección fraterna desde niña (dejar la bebida) y de cambiar su vida. Todos estamos llamados a ser corregidos muchas veces y a pasar por la conversión diaria.
- MATRIMONIO. Se casó con un hombre malo -Patricio- y sufrió dolores indescriptibles. Ayudemos a nuestros jóvenes a ser muy cuidadosos en la elección de su futuro cónyuge. Es la decisión más importante de su vida a nivel humano.
- CÓMO TRATAR A LOS MARIDOS ENFADADOS Y A LAS PERSONAS ENFADADAS. Cuando los familiares o amigos están emocionalmente perturbados y enfadados es mejor no reprenderlos, tratar de cambiarlos o gritarles. Esto es como tirar una piedra a un avispero; esto sólo les instigará a una mayor ira. Mejor solución: ¡silencio, oración y paciencia!
- CONTRADICCIONES Y CONTRATIEMPOS: ¡PERSEVERA! Cuando las cosas no salieron como ella quería, Mónica no se rindió ni tiró la toalla. Todo lo contrario. Como en la parábola de la viuda insistente, Mónica perseveró en la oración y en la confianza en Dios.
- EL SECRETO PARA ABRIR EL CORAZÓN DE DIOS Y LAS CONVERSIONES: «LAS CINCO P’S»: ORACIÓN, PENITENCIA, PACIENCIA, PERSEVERANCIA Y PORTE SERENO. Santa Mónica se valió de las siguientes claves para abrir el corazón de Dios y alcanzar la conversión. Rezaba constantemente; practicaba la penitencia y el ayuno; ejercía la paciencia de Job; no se rendía, sino que perseveraba. En todo esto nunca perdió su dignidad, sino que mantuvo un gran aplomo y nobleza de carácter. ¡Estas son las cinco P que debemos esgrimir para las conversiones de los miembros de nuestra familia!
- CONVERSIÓN DE LA FAMILIA. No sólo se convirtió Agustín, también su marido Patricio y su suegra. Por decirlo así, toda la familia se convirtió por la gracia de Dios y la santidad de una persona de la familia: Santa Mónica. Hoy en día, las familias pueden seguir convirtiéndose gracias a la santidad de vida de los individuos.
- DIRECCIÓN Y CONSULTA ESPIRITUAL. Mónica no se calló sus problemas y dejó que su desolación se embotellara en su interior. Al contrario, contó su problema a su director espiritual, el gran obispo San Ambrosio. Qué importante es. que tengamos alguna persona espiritual con la que podamos desahogarnos, compartir y expresar nuestra angustia.
- SU AMOR POR SU HIJO AGUSTÍN. Lo más importante es el amor de Mónica por Dios, pero también su amor por su hijo Agustín. Santo Tomás define el amor así: «Querer el bien del otro». El mayor bien: ¡la salvación de nuestra alma!
- LAS ÚLTIMAS COSAS: LA MUERTE, EL JUICIO, EL CIELO, EL INFIERNO Y EL PURGATORIO. Poco antes de morir, Mónica contempla y habla del cielo con Agustín, con vistas a Ostia. Al morir se preocupa poco por su lugar de sepultura, pero que la recuerden, después de muerta, en las oraciones y especialmente en la Santa Misa. Muere y emprende el vuelo al Cielo. Que meditemos a menudo sobre las últimas cosas.
- LA LECCIÓN DE MÓNICA HOY PARA LAS MADRES Hoy más que nunca las madres se pueden identificar fácilmente con Santa Mónica, acosadas por tantos problemas. Maridos incrédulos, o con vicios o múltiples vicios, hijos e hijas rebeldes, suegros chismosos… Ojalá podamos mirar el ejemplo de Santa Mónica y utilizar el PROGRAMA DE LAS CINCO P PARA LA CONVERSIÓN: ORACIÓN, PENITENCIA, PACIENCIA, PERSEVERANCIA, PENSAMIENTO…
ORACIÓN FINAL: Dios de la misericordia, consuelo de los afligidos, las lágrimas de Santa Mónica te movieron a convertir a su hijo San Agustín a la fe de Cristo. Por sus oraciones, ayúdanos a apartarnos de nuestros pecados y a encontrar tu amorosa bondad. Concédelo por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios por los siglos de los siglos. Amén.