De entre las apariciones aprobadas de la Santísima Virgen María, destaca la de Nuestra Señora de Guadalupe, una de las más conocidas y queridas. «La Patrona de las Américas» ( llamada así por el Papa San Juan Pablo II) se apareció cerca de la Ciudad de México a San Juan Diego.
La Virgen se apareció a Juan Diego en el espacio de cuatro días y en cuatro ocasiones distintas, desde el 9 al 12 de diciembre de 1531. Dichas apariciones al humilde, sencillo y niño Juan Diego iban a transformar profundamente la faz de la tierra y el mundo católico. De hecho, en 30 años -de 1531 a 1561- cerca de 5 millones de mexicanos se convertirían al catolicismo. Este monumental milagro de conversiones masivas nunca ha sido igualado en la historia del mundo, en la historia del catolicismo.
Juan Diego, que vivía con su tío anciano Juan Bernardino, viajaba a pie con cierta frecuencia a la Ciudad de México por estas importantes razones 1) Para continuar su formación en la fe católica (Juan Diego era un converso adulto); 2) Para asistir al Santo Sacrificio de la Misa; 3) Para recibir los Sacramentos.
¡Qué gran modelo para los católicos adultos de hoy! Es necesario que los católicos adultos amplíen urgentemente su formación catequética. Asistir al Santo Sacrificio de la Misa es esencial. Y de suma importancia, de hecho es indispensable, la recepción frecuente, ferviente y digna de los Sacramentos, especialmente la Confesión y la Santísima Eucaristía.
Esta breve reflexión no se centrará tanto en los acontecimientos, en las apariciones de la Virgen y en la persona de San Juan Diego (ya se ha escrito mucho sobre estos temas tan importantes), sino que queremos acentuar y resaltar los extraordinarios frutos que han florecido y florecen a raíz de que la Virgen, Nuestra Señora de Guadalupe, nuestra Madre amorosa, ha venido a visitarnos. Lo cierto es que los abundantes frutos de su aparición y presencia no pueden medirse en su magnitud y extensión.
Demos gracias a Jesús, el Hijo de María, por habernos enviado a su Madre Celestial, colmándonos de un diluvio de gracias y bendiciones.
LA CAJA DE TESOROS DE NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE
- LA TIERNA Y AMOROSA MATERNIDAD DE MARÍA Para San Juan Diego, y para todos y cada uno de nosotros, María se llama Madre. Santa Teresa de Lisieux afirmó: «María es Reina, pero más que Reina, María es Madre». San Agustín, con elocuencia encendida, afirma: «Juntando todo el amor de todas las Madres de todos los tiempos y lugares, el amor de María por todos y cada uno de nosotros es mucho mayor».
- MARÍA SANA. Uno de los grandes dilemas de Juan Diego mientras se dirigía a toda prisa a la ciudad de México en busca de un sacerdote era la salud de su anciano tío, Juan Bernardino. María se le aparece a Juan Diego y le tranquiliza para que no se preocupe por su tío, y enseguida lo cura. Nosotros también podemos acudir a María en nuestras enfermedades, así como en las enfermedades y dolencias de nuestros seres queridos, y confiarle estas enfermedades. Entre los muchos títulos dados a María está el de «Salud de los enfermos».
- MARÍA OS DICE QUE NO OS PREOCUPÉIS. La Virgen de Guadalupe le dice a Juan Diego que no se preocupe, que él, Juan Diego, estaba en el cruce de sus brazos, en su sombra y en la hueco de su manto (tilma). ¡Cuántos de nosotros tenemos preocupaciones, miedos, dudas y muchas angustias! María quiere que confiemos nuestras preocupaciones a su cuidado y protección maternal. Como rezamos en el Memorándum: «Nunca se supo que alguien que huyera a tu protección, implorara tu ayuda o buscara tu intercesión quedara sin ayuda….» Ahora mismo: echemos nuestras preocupaciones, inquietudes, miedos y ansiedades en el Corazón de María. ¡Ella nunca nos olvidará!
- MARIA Y LA IGLESIA. También hay un aspecto eclesial de las Apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe. Con gran insistencia y determinación, la Virgen ordenó a Juan Diego que informara al obispo Juan Zumárraga de que quería que se construyera una Iglesia en el lugar donde se le había aparecido. Otro mensaje claro de la Virgen de Guadalupe es el eclesial. María es la Madre de Dios, es la Madre de la Iglesia y es la Madre de todos y cada uno de nosotros. María ama a la Iglesia católica y nos anima a todos a asistir a la Iglesia, a amarla, a rezar por ella y a ser piedras preciosas y vivas en la estructura de la Iglesia. El Concilio Vaticano II proclamó a María como «Madre de la Iglesia». (Constitución Dogmática Lumen Gentium Capítulo VIII)
- MARÍA Y LA SANTA MISA Y LA SANTA COMUNIÓN Más aún, María, como Madre de la Iglesia, desea ardientemente que asistamos a la Misa con frecuencia y que participemos en la Santa Misa de manera plena, activa y consciente. Esto significa estar bien preparados para recibir el Sagrado Cuerpo y la Sangre de su Hijo, Jesús, en la Santa Comunión. María nos lleva siempre a Jesús. Sus últimas palabras grabadas en la Sagrada Escritura, en el contexto de las Bodas de Caná, fueron: «Haced lo que Él os diga». (Jn. 2:5)
- MARÍA Y LA CONFESIÓN En la actual Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe se celebran muchas Misas todos los días. Más aún, en el transcurso del día, desde la apertura de la Basílica hasta su cierre por la noche, hay confesores que atienden a filas de personas peregrinas, reconciliando sus almas y sus vidas con Dios a través de una Confesión Sacramental.
- MARÍA Y LA CONVERSIÓN DE LAS ALMAS A CRISTO En la historia del mundo nunca se ha dado una conversión tan masiva en número a la fe católica como la resultante de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe. ¡Como se mencionó en los comentarios iniciales, se calcula que en el corto lapso de 30 años cerca de 5 millones de personas en México se convirtieron a la fe católica! ¡Las cifras literalmente asombran a la imaginación! ¡Ahora es el país con el mayor número de católicos de habla hispana en el mundo! ¡Gracias a Jesús que envió a su amorosa Madre a México en 1531!
- NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE Y EL MOVIMIENTO PROVIDA En el mundo moderno, la presencia, el poder y el propósito de Nuestra Señora de Guadalupe es un icono contra el mayor mal moral de nuestro tiempo: la del aborto. La cinta negra que rodea su cintura señala el hecho de su embarazo. Lleva en su vientre al niño Jesús, que es el Camino, la Verdad y la Vida. ¡El Movimiento Pro-Vida ha adoptado a Nuestra Señora de Guadalupe como su patrona contra la embestida y el asesinato de bebés inocentes!
- NUESTRA SEÑORA COMO MISIONERA, EVANGELISTA Y ESTRELLA DE LA EVANGELIZACIÓN (PAPA SAN JUAN PABLO II) Una de las peregrinaciones más frecuentes y visitadas por el Papa San Juan Pablo II fue México, especialmente la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Este gran pontífice tenía en mente aquella conversión masiva de México y la necesidad actual de evangelización. Proclamó a la Virgen como Patrona de las Américas y Nueva Estrella de la Evangelización. Que la Virgen de Guadalupe nos motive a todos a salir de nuestra zona de confort y a poner de nuestra parte para echar las redes en las profundidades (Duc et altum) y recoger una abundante pesca, una abundante cosecha de almas. «La mies es abundante, pero los obreros son pocos». (Mt. 9:37)
- NUESTRA SEÑORA CUIDA DE TODOS, PERO ESPECIALMENTE DE LOS POBRES, ANCIANOS Y ABANDONADOS DE LA SOCIEDAD. Nuestra Señora de Guadalupe mostró un tierno cuidado por el anciano y casi moribundo Juan Bernardino. Ella quiso que se construyera la Basílica, primero para los Sacramentos y para albergar la Presencia Eucarística de su Hijo en el Sagrario, y segundo, para que todos (no sólo unos pocos elegidos) pudieran acudir a ella con sus problemas y ella estuviera allí para ayudar a todos en sus necesidades. María es la Madre universal, pero tiene un amor muy especial por los pobres, los ancianos, los enfermos, los marginados, los abandonados, los deprimidos y los que parecen haber perdido toda esperanza. Ella es esa estrella brillante en medio de las nubes oscuras, las tormentas y las tempestades de la vida. En efecto, Nuestra Señora de Guadalupe, como en la oración del Ave María, es: «¡Nuestra vida, nuestra dulzura y nuestra esperanza!»
En conclusión, nuestra humilde y pequeña exposición literaria es simplemente una invitación para que todos lleguemos a conocer, amar, rezar y confiar nuestras vidas, miedos y preocupaciones a la Virgen bajo la advocación de Nuestra Señora de Guadalupe. Infórmate sobre la Virgen de Guadalupe. Si es posible, peregrina a su Basílica en México. Compra una hermosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe y entronízala en tus casas. Invita a muchos, empezando por tu familia, a rezar el Rosario delante de Nuestra Señora de Guadalupe. No olvidéis nunca las palabras que Ella dirigió a San Juan Diego, así como a vosotros y a mí: «Hijo mío, no te preocupes. Te tengo en el cruce mismo de mis brazos», es decir: estás escondido en lo más profundo de mi Corazón Inmaculado. Encontramos nuestro refugio seguro en dos lugares: el Sacratísimo Corazón de Jesús y el Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen María. Nuestra Señora de Guadalupe, ruega por nosotros