El AÑO DE LA MISERICORDIA dará inicio en una de las Solemnidades Marianas más importantes del año litúrgico – La Solemnidad de la Inmaculada Concepción. Esta fiesta más sublime nos enseña la grandeza e importancia de uno de los privilegios concedidos a María por Dios – la Inmaculada Concepción.
poco, en la visita del Santo Padre, el Papa Francisco a los Estados Unidos, al
llegar a Washington D.C., visitó la iglesia más grande en la unión
American, la Basílica de la Inmaculada Concepción. Si se encuentra usted
en Washington, tómese el tiempo para pasar a la Basilica de la Inmaculada
Concepción para honrar a la Virgen Santísima que su majestuosidad y bellaza
servirán de inspiración para su alma.
bien dispuesto, hagámoslo bajo el patrocinio de Nuestra Señora,
la Inmaculada Concepción. “O María, concebida sin pecado original, rogad
por nosotros que recurrimos a vos.”
la santidad. En efecto, le imploramos: “Santa María, Madre de Dios, ruega
por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.” (Ave
María) Fijemos nuestra mirada en Nuestra Señora, e imploremos la gracia de conocer con profundidad lo que es la misericordia, que nos guíe e ilumine para que vivamos el Evangelio de la Misericordia.¡Seamos misericordiosos!
No son pocos los que piensan que si amamos a María o cultivamos una tierna devoción a ella, será un obstáculo, nos estorbará y disminuirá el amor, la confianza y la gloria que debemos a Jesús. Aún los católicos más fervientes pueden llegar a pensar esto pero esto es nada más y nada menos que una tentación.
nada que esté más lejos de la verdad. Esta misma tentación insidiosa sacudió al Papa san Juan Pablo II en su juventud, pero logró vencerla y llegó a ser uno de los Papas
más marianos en la historia de la Iglesia, tanto que su lema en su escudo de
armas papal fue: “Totus Tuus”; que significa, “(María) Soy todo tuyo”; tomado
de la obra clásica de san Luis de Montfort Tratado de la Verdadera Devoción
a la Virgen María.
Él. Sus últimas palabras que nos narra el Evangelio de san Juan en las
Bodas de Caná son: »¡Hagan lo que Él os diga!» (Jn 2,5). Digámoslo de
forma clara y directa – mejor consejo que éste no lo hay. Si tan solo lo
pusiéramos en práctica, no habría odio, ni guerras y viviéramos como
hermanos. Efectivamente, el mundo viviría el último y más grande
Mandamiento de Jesucristo: “Ámense los unos a los otros, como yo los he
amado.” (Jn 13, 34/Jn 15,2)
Para prepararnos para el Jubileo de la Misericordia, y siguiendo la misma temática de Nuestra Señora de la Misericordia, hago la siguiente exhortación. Me refiero concretamente a una de las obras más grandes escritas por un gran erudito, Doctor y santo de la Iglesia Católica – SAN ALFONSO MARÍA LIGORIO! San Alfonso fue un escritor muy prolífico y es considerado el maestro espiritual por excelencia, uno de los más grandes santos, glorioso Doctor de la Iglesia, y entre sus grandes obras maestras se destaca LAS GLORIAS DE MARÍA.
volcado en María haciéndola Madre inmaculada y llevándola consigo a la gloria
para continuar siendo Madre intercesora de la Iglesia.
ALFONSO MARÍA LIGORIO, glorioso Doctor de la Iglesia, ésta fue a la que más
tiempo dedicó porque quiso retribuir con amor el amor recibido su Reina y
Madre. Sta Teresa de Lisieux dijo que Nuestra Señora es Reina y Madre, pero es
más “Madre que Reina.”
SALVE en su libro “Las glorias de María”. Él toma esta oración que se
reza al final del Rosario, y la explica con los detalles más pequeños con
pasajes bíblicos del Antiguo y Nuevo Testamento, con las eseñanzas de los
Padres y Doctores de la Iglesia, y los santos que vivieron hasta el siglo
XVIII, que fue en el tiempo que vivió san Alfonso. Después de este
inagotable depósito de riquezas, que está escrito no con palabras sino con
fuego, que despiden tanta luz y rebosan tal unción, San Alfonso destaca la
sublime belleza y grandeza de María.
de la Misericordia, fijemos nuestra mirada en NUESTRA SEÑORA DE LA
MISERICORDIA.
MISERICORDIA, al parecer estas virtudes son contrarias, pero ambas se hallan en
Dios y entre ellas, la suprema es la misericordia del Sagrado Corazón de
Jesús. Dios reservó la JUSTICIA para Él y otorgó Nuestra Señora la
MISERICORDIA, a la Virgen, como abogada, le compete sólo la
misericordia! Por eso aclamamos diciendo: “Dios te salve, Reina y Madre, Madre
de MISERICORDIA, vida y dulzura, esperanza nuestra…” San Alfonso nos
exhorta que jamás temamos acercarnos al trono de Dios misericordioso con la
intercesión de Nuestra Señora de Misericordia. Oremos:
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno
de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia y reclamando
tu socorro, haya sido abandonado de ti. (Acordaos de san Bernardo)
confíemos y regresemos a Dios por intercesión de Nuestra Señora, invocándola
bajo el título de “Madre de Misericordia”. Esta obra se desarrolla de la siguiente forma:
parte a la explicación y dedica cada oración del Salve usando pasajes bíblicos,
lo que han dicho los Padres y Doctores de la Iglesia y lo que han dicho los
santos. 2) ANÉCDOTAS. San Alfonso, gran maestro, predicador y autor, conocía el valor una historia para abrir el corazón y cautivar la atención del lector para dirigirla a Dios. Y así lo hace, él presenta una corta anécdota para dar unidad a su obra. Que por cierto, el más grande narrador de historias de todos los tiempos fue Jesús que por medio de las parábolas el señó hace 2000 años y nos sigue enseñando hoy y lo hará hasta el fin de los tiempos. 3) LA ORACIÓN. Por último, cada capítulo de este libro concluye con una oración dirigida a María, la Reina del cielo y de la tierra, y Madre de Misericordia. «Si se pudiera unir el amor que todas las madres tienen a sus hijos, todos los esposos a sus esposas y todos los ángeles y santos a sus devotos, no alcanzaría el amor que María tiene a una sola alma. Dice el P. Nierembergh que el amor que todas las madres tienen para sus hijos es pura sombra en comparación con el amor que María tiene por cada uno de nosotros.» Qué consuelo y confianza tan grande conocer esta gran verdad! Cuan grande es el amor y la misericordia de su corazón Inmaculado que ella quiere derramar sobre nosotros en este Año Jubilar de misericordia.»
Compre, lea, medite y saboreé esta obra maestra Las Glorias de María de san Alfonso María Ligorio, que Dios vertirá en su alma una lluvia de bendiciones.
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