EL TESORO DE LA GRACIA: ¡LO MÁS GRANDE EN EL MUNDO! De todos los regalos que podemos recibir aquí en la tierra – peregrinos en rumbo a la Patria Celestial – ¡la gracia de Dios es el tesoro más grande! ¡Es la perla de valor infinito!
E MUNDO Y LO SENSUAL Quien es mundano, busca el deleite en los placeres sensuales – el dinero, la fama y el poder – y tiene como fin propio la felicidad, que en realidad es un espejismo, una falsedad. Quien es amigo de verdad de Dios se propone con fervor y constancia, crecer en gracia ante Dios. Dicho de otra forma, la vida de gracia es AMISTAD CON DIOS. Dios anhela ardientemente ser nuestro AMIGO. Pero Dios respeta nuestra libertad. Somos libres de aceptarlo como nuestro mejor amigo o no.
gracia comienza desde el momento en que somos Bautizados. Los
dones y gracias, que Dios infunde en nuestra alma son verdadermente bellos, magíficos y admirables y su grandeza sobrepasa todo entendimiento. ¡Qué bueno
es Dios! Cuando el sacerdote vierte el agua sobre la
cabeza y pronuncia las palabras: “(Nombre…),
Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén”, ocurre un verdadero milagro invisible a los ojos del hombre. Por el Bautismo participamos en la vida de
Dios y entramos en una unión íntima con la Santísima Trinidad. Dios infunde en
nuestra alma las virtudes teologales, las virtudes morales y recibimos los dones
del Espíritu Santo. Dios infunde y satura el alma con el don de la GRACIA santificante en el momento del Bautismo.
GRACIA: ES AMISTAD. Por el Bautismo,
Dios nos concede una íntima relación con Él, el Dios Trino y nos hace partícipes de su naturaleza divina – somos hijos de Dios por adopción y por
tanto los herederos del cielo por los siglos sin fin, si perseveramos en la gracia. Es por eso que los santos dicen: “la gracia es la semilla de vida eterna.”
EL ALMA EN GRACIA.
que el mayor bien y el más grande don es un alma en gracia, debemos hacer todo lo
que está a nuestro alcance para vivir habitualmente y crecer en la gracia para
poder perseverar hasta el fin y morir en estado de gracia. San Alfonso María Ligorio, Doctor de la
Iglesia y autor de libro clásico Las
Glorias de María, dice que morir en estado de gracia es el don más grande
de todos. Por tanto, ésta debería ser nuestra
oración diaria para nosotros, nuestros seres queridos y para el mundo
entero. Ciertamente, Jesús es Salvador
universal. Jesús vino para salvar al
mundo por medio del Misterio Pascual – Su pasión, muerte y Resurección.
DOS MALES MÁS GRAVES. En este mundo, las
dos tragedias más grandes para el hombre son: la PRIMERA es, cometer un pecado
mortal, que es sumamente grave; la SEGUNDA, que es mucho más grave que la primera,
es morir en pecado mortal. Las almas de
los que mueren en estado de pecado mortal, ¡sufren la pena de la separación
eterna de Dios! Que Dios nos guarde de
la realidad del PECADO MORTAL. Pero si
por desdicha cometemos un pecado mortal, no nos desalentemos, mas bien, debemos
tener una ilimitada confianza en la infinita misericordia de Dios y recurrir
al maravilloso sacramento de su misericordia – el Sacramento de la
Confesión. El Salmista nos anima con
estas palabras: “Dios es lento a la ira,
y rico en misericordia.” San Pablo
también nos anima diciendo: “Donde
abunda el pecado, sobreabunda la gracia de Dios.”
hacer cuanto esté a nuestro alcance por conservar la gracia de Dios en nuestra
alma, y crecer cada día más en su amistad y su gracia.
Porque la gracia y la amistad íntima con Dios vale más que todo el
universo. No hay comparación entre la
creación natural, el mundo visible y sensible en que vivimos y el mundo
sobrenatural. La gracia pertenece al
mundo sobrenatural. Tal como el pez nada
en el rio o el ave vuela en el cielo, así nosotros deberíamos siempre nadar, volar y andar en gracia de Dios. Éste debería ser el más
ardiente anhelo de nuestro corazón, mente y alma!
y el deseo de agradar a Dios, crecemos en gracia. Por tanto, deberíamos valorar este tesoro:
nuestra vida de oración y la de los otros por lo grande que es la mayor de todos
las realidades. Son buenos los padres
que enseñan a sus hijos a rezar. Y por
el contrario, quienes descuidan o son perezosos en la educación de sus hijos en
el ámbito de la oración tendrán que rendir cuentas a Dios. Qué facil es dejarse llevar por las
exigencies de la vida diaria, tanto que descuidamos lo que es nuestra primera
responsabilidad, la educación de nuestros hijos. ¡Que Dios tenga piedad de nosotros!
de practicar la caridad. Estemos atentos
para no dejar pasar la oportunidad de crecer en gracia. En la película El Gran Pequeño, el niño protagonista recibe lo que el sacerdote
describe como “la receta mágica” para lograr el regreso seguro de su padre de la
Guerra. Esta receta mágica no es nada
más que las obras de misericordia corporales enumeradas en Mateo 25,
31-46. “Porque tuve hambre, y me diste
de comer; tuve sed, y me diste de beber; fui forastero, y me recogiste; estuve
desnudo, y me cubriste; enfermo, y me visitaste; en la cárcel, y viniste a
mí”. Pregunte al Espíritu Santo en
espíritu de oración, cuál de estos Él quiere que usted practique para que la
gracia de Dios florezca en nuestra alma.
demonios sólo pueden expulsarse con la oración y el ayuno. El Señor también nos recuerda: “Quien quiera ser Mí discípulo, niéguese a sí
mismo, tome su cruz y sígame”. Cada vez
que por inspiración del Espíritu Santo, decimos “no” a nuestros propios intereses y egoísmo y decimos “sí” a algún sacrificio, aumenta la gracia de Dios en
nuestro corazón. Cuando abrazamos una
vida de sacrificio y vencemos nuestros malos hábitos, recibimos de Dios mayores
gracias.
¡Seamos generosos con Dios!
hacer en todo el universo es recibir los Sacramentos – ¡La Santa
Eucaristía! La Santa Eucaristía (la
Santa Comunión) es verdadera y sustancialmente el Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Si recibimos a Nuestro Señor con la debida
disposición, en estado de gracia, con fe, amor, humildad y el deseo ardiente de
una profunda conversión. La Comunión es fuente infinita de gracia dado que este Sacramento es DIOS MISMO! Es por eso
que no hay otra acción más grande o más noble que podamos hacer como peregrinos que la de recibir a Jesús con una fe viva, mucha frecuencia y amor ardiente. O si le gusta esta simple imagen, al recibir
a Jesús con amor ardiente, la llama de amor en su alma se enciende como horno
ardiente. Implore a Dios la gracia de
anhelar con profunda hambre todos los días, el Pan de Vida. Si lo hacemos, estaremos en un continuo
ascenso de gracia, para un día penetrar los cielos. En el Padre
Nuestro, rezamos “… danos hoy nuestro pan de cada día…” Quizás Jesús nos está motivando a que
asistamos a la Santa Misa diariamente y a que recibamos la Santa Comunión para así
escalar las cumbres más altas en el plano de la gracia.
santa Gertrudis, la gran mística alemana, tuvo una visión de Jesús en el cielo.
Se presentó Jesús resplandeciente de gloria, haciendo este curioso gesto:
contaba monedas de oro. La santa acababa
de rezar un Ave María a Nuestra
Señora. Jesús le dice que cada
vez que ella rezaba un AVE MARÍA con amor y devoción, Él depositaba otra moneda
de oro que le esperaría por toda la eternidad. ¿Quieres ser
multimillonario en el cielo? ¡Reza el Ave María con amor y devoción!
Al rezar el Ave María, saludamos a la
Reina del cielo y la tierra con estas hermosas palabras: «Dios te salve María, LLENA
ERES DE GRACIA…» Formemos el hermoso
hábito de rezar diariamente el Santo Rosario, rezando «SANTA MARÍA…» Si lo hacemos, Nuestra Señora, por su
poderosa intercesión guardará para nosotros en el cielo un tesoro. Apreciemos, amemos, valoremos
y esforcémonos por vivir, crecer y morir en estado de gracia – todo por medio
de la intercesión de María, la “Llena de Gracia”
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