Dios que nos da todas las cosas en abundancia, provee siempre y en todo momento. Su bondad se manifiesta en todo su esplendor en la Iglesia, su Cuerpo Místico, en el año litúrgico.
Hay dos tiempos fuertes: el Adviento y la Cuaresma. El Adviento culmina en la Navidad y la Cuaresma termina y culmina en el misterio Pascual, la muerte y resurreccion de Nuestro Senor Jesucristo. Para celebrar la gloria y triunfo de la Pascual debemos vivir la Cuaresma con un corazón y espíritu generoso. Porque esta temporada es un tiempo de abundantes gracias, es un don de Dios.
Comprometamonos en este momento que viviremos la Cuaresma con generosidad de corazón, mente, alma, cuerpo y afectos. ¡Vivamos estos cuarenta días de gracias y bendiciones como si fuera la última Cuaresma de nuestra vida! Porque el tiempo vuela y la vida es corta!
Presentaremos diez prácticas para vivir una Cuaresma santa y fructífera. »Si escuchas hoy la voz de Dios, no endurezcas tu corazón…»
¡DIEZ PRÁCTICAS CUARESMALES PARA LLEGAR A LA GLORIA DE LA RESURRECCIÓN!
1. ORACIÓN. En vez de imitar a Marta del Evangelio, quien se ocupaba de mucho, por qué no imitar a María de Betania. ¿Qué hacía María mientras Marta iba agitada de un lado a otro? María se sentó a los pies de Jesús, le miraba fijamente, escuchaba atentamente sus palabras y conversaba amorosamente con Él. Hagamos éste propósito – imitemos a María de Betania – ¡recemos un poco más y un poco mejor porque la oración es muy agradable al Corazón de Jesús!
2. RECONCILIACIÓN Y PAZ. Si hay alguna persona en su vida con quien hay resentimientos u odio, éste es el momento para reconciliarse. ¡Derrumbe hoy la barrera y construya un puente! Cuando celebró una boda, en mi homilía les digo a los novios que las tres frases más importantes que deben aprender son: »Te amo», »Perdóname.» y »Te perdono.» Esta Cuaresma dejemos todo lo viejo atras y renovemos nuestras relaciones sociales.
3. ¡PENITENCIA! Jesús dijo inequívocamente: »Si no se arrepienten, perecerán.» Renuncie y ofrezca algo por amor a Dios y la salvación de las almas. Si decimos »no» a nosotros mismos, diremos »sí» a Dios, ¡y Él se apoderará de nuestro corazón! Pida al Espíritu Santo que le inspire a renunciar eso que será muy agradable a Dios.
4. LA BIBLIA: LA PALABRA DE DIOS. En las temporadas sagradas de Adviento y Cuaresma, la Iglesia nos exhorta a que tengamos hambre y sed por la Palabra de Dios. Leemos en las Sagradas Escrituras que después de la primera tentación de Satanás, Jesús responde: »El hombre no vive sólo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios.» ¡Que nuestra motivación diariamente sea la Palabra de Dios! Emplee el método de oración Lectio Divina. Este es el método que el papa Benedicto XVI sugiere: lea, medite, contemple, ore y obre – ponga en práctica el conocimiento que le ha dejado la Palabra de Dios en su contemplación. Esto le llevará a una transformación de vida; como dice San Pablo: »Ya no soy yo quién vive sino Cristo quien vive en mi.»
5. LIMOSNA. La Cuaresma es tiempo propicio para dar, en especial a los pobres y necesitados, a los enfermos y marginados y a aquellos que la sociedad rechaza. Recordemos los muchos gestos de amor del papa Francisco a los pobres en particular el beso de amor a quien el mundo ve como repugnante. «En verdad os digo que cuánto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.» (Mt 25,40)
6. TIEMPO, TALENTOS Y TESOROS. La beata Madre Teresa dice: »Hay que dar hasta que duela.» Ahora examinemos nuestra vida en cuanto a nuestro tiempo, talentos y tesoros y veamos de qué forma podemos compartirlos con los demás. TIEMPO: Dé de su tiempo a otros. Empiece por casa, porque la caridad empieza en casa. TALENTOS: Todos tenemos talentos, venzamos nuestra flojera y trabajemos con esmero para cultivar los talentos que Dios nos ha dado. Es mejor »gastarse que oxidarse.» TESOROS: Si usted tiene comida en exceso, ropa, dinero, cosas materiales, ¡despréndase de ellas! Porque es a Jesús en sufriente disfraz de los pobres a quien se lo está dando.
7. GOZO. ¡Esté gozoso! El gozo viene cuando ordenamos nuestra vidas de la siguiente forma: primero Jesús, segundo mi prójimo y tercero yo. Sólo así experimentaremos el gozo que viene del Espíritu Santo y podremos compartirlo con nuestro prójimo.
8. MISA DIARIA Y LA SANTA COMUNIÓN. La mejor forma de vivir la Cuaresma es acercándonos a Jesús. En la Santa Misa y en la Santa Comunión no sólo nos acercamos a Jesús sino que recibimos su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Jesús hace su morada en el santuario de nuestra alma. También cuando vayamos a Misa y comulguemos, debemos tener nuestras propias intenciones, ofrezcamos nuestra comunión en reparación por nuestros pecados y para prevenir futuros pecados y por los pecados de su familia. Alguna vez se ha preguntado usted: ¿Por qué sufrió Jesús su dolorosa pasión? San Ignacio nos da dos razones: 1) Para enseñarnos la maldad y la realidad del pecado; 2) Para mostrarnos la profundidad de su amor por la humanidad y por cada uno de nosotros. Ofrezcamos la Misa y nuestra comunión en reparación por el pecado del aborto – el derramamiento de la sangre de inocentes y más los vulnerables. Ofrezcámosla en reparación por la práctica de la homosexualidad y sus efectos devastadores en la familia que es la célula básica de la sociedad.
9. LUCHEMOS CONTRA EL MAL. Todos tenemos una debilidad, nuestra kriptonita, momentos de flaqueza, ocasiones cuando fácilmente caemos. Tenemos un diablo que nos ataca, y va tras nosotros en nuestra debilidad. Conozcamonos y estemos conscientes de cuándo es que el diablo nos ataca. Repasemos los pecados capitales y analicemos cuándo es que le damos entrada al diablo. ¿La gula? ¿La lujuria? ¿La avaricia? ¿La pereza? ¿La ira? ¿La envidia? ¿La soberbia? Somos soldados en el ejército de Cristo Rey. Es tiempo de luchar valientemente contra el diablo con el poder de Cristo Rey. Nosotros somos débiles pero Dios es fuerte. ¡Para Dios no hay imposibles!
10. MARÍA Y LA CUARESMA. Empéñese por vivir una Cuaresma Mariana. Rece los misterios dolorosos o el Rosario de los 7 dolores de la Santísima Virgen María. Vea la película de Mel Gibson, »La pasión de Cristo» y medite el papel tan importante de María. Haga el Via crucis y acompañe a nuestra Madre. Viva esta cuaresma con los ojos de María y su doloroso e inmaculado corazón.
CONCLUSIÓN. Hermanos en Cristo, si vivimos estos propósitos con un espíritu generoso, será sin duda la temporada de cuaresma más santa que hemos vivido. Vivamos en plenitud el Misterio Pascual – suframos y moramos con Jesús para así resucitar con Él en la gloria de la resurrección!
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