¡Feliz Año Nuevo! Cuando llega el 1o de enero, ¡deseamos a todos feliz año nuevo! ¿Y el primer domingo de Adviento? Este primer domingo inicia el nuevo año litúrgico en Iglesia. ¿Acaso no deberíamos desear a nuestros amigos y familiares felicidad espiritual en este año nuevo?
El enfoque del adviento es JESÚS. ¡Jesús vendrá! Emanuel significa »¡Dios con nosotros!» Son tres la venidas de Jesús. Su primera fue hace 2000 años en Belén, Jesús se encarnó y nació de la Virgen María. La segunda venida de Jesús será al fin de los tiempos cuando venga a juzgar a vivos y muertos. Y tercero, Jesús se hace presente todos los días y en cada momento por medio de la gracia, y en forma especial cada vez que se celebra el Santo Sacrificio de la Misa.
Jesús nació de la Santísima Virgen María y en cada Misa celebrada, nace en las manos del sacerdote en el momento de la consagración. Jesús no se queda en las manos del sacerdote, Jesús nace en los corazones de todos quien lo reciben con gran fe, devoción y amor en la Santa Comunión.
Dado que ya estamos en la temporada de Adviento, presentamos aquí diez pautas para vivir una temporada fructífera. Porque no sabemos si éste será nuestro último Adviento. ¡Estemos preparados!
1. LA ORACION Forme el firme propósito este Adviento de rezar más de lo que acostumbra y con mayor fervor. Jesús vino a prender fuego sobre la tierra; que vuestro corazón arda con fuego mientras rece, ¡como ardió el corazón del los discípulos en la calzada de Emaús!
2. ¡SACRIFICIO! Todos podemos ofrecer a Jesús algo que nos gusta, para demostrarle nuestro amor. Este sacrificio también podría ser muestra de nuestro agradeciendo por lo que Jesús sufrió para abrirnos las puertas del cielo y salvar nuestra alma inmortal. San Ignacio de Loyola nos señala que Jesús nació en Belen para morir en la cruz. ¡El pesebre y la cruz están estrechamente vinculados! Cuando ofrecemos un sacrificio, Jesús no ve la grandeza de la obra sino la pureza de intención. Recuerde la historia de la ofrenda de la viuda en el Evangelio de san Lucas, capítulo 21 versículo del 1-4.
3. CONFESIÓN. Limpiemos nuestro corazón, como limpiaríamos el pesebre, para que Jesús nazca en un corazón limpio y puro. Así podemos dar a Jesús una bienvenida cálida y llena de amor!
4. BIBLIA. La Iglesia altamente recomienda la lectura de la Biblia que es la Palabra de Dios. Porque »desconocer la Sagrada Escritura es desconocer a Cristo» dice san Jerónimo. La Iglesia fuertemente nos exhorta a que en las grandes temporadas, como lo son el Adviento y Cuaresma, a que leamos y meditemos la Palabra de Dios.
5. VERSOS DE LA BIBLIA. Escoja algún pasaje bíblico, un versículo o una escena que le llegue al corazón y vívalo al mayor grado posible en esta temporada. ¡Viva este Adviento como si fuese el último de su vida!
6. ¡LA SANTA MISA Y LA SANTA COMUNIÓN! Lo más grande que podemos hacer para vivir el Adviento es asistir al Santo Sacrificio de la Misa, participando plenamente, activamente, conscientemente y recibiendo la Santa Comunión con un amor ardiente. Una nota interesante lingüística: En ingles la palabra »Navidad» es »Christmas» y se compone de dos palabras »Misa» y »Cristo». ¡En verdad todos los días puede ser Navidad para nosotros!
7. ¡PERDONAR PARA QUE SANEN LAS HERIDAS! Todos tenemos heridas, heridas que no han sanado, heridas que hemos causado y heridas que hemos causado a Dios por nuestros pecados. Si seguimos cargando con estas llagas, si hemos dado cavidad a que los resentimientos, si seguimos alimentando viejos rencores, el Adviento es el tiempo preciso y propicio para perdonar y dejar que Dios sane nuestro corazón. Jesús es el Príncipe de Paz y quiere que la paz vuelva a nuestro corazón. Recordemos las palabras de Jesús: »Sean misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre Celestial.»
8. CONFESIÓN — ¡Que toda la familia venga a limpiar su alma! El diablo hace todo para mantenernos lejos del confesionario. ¿Qué nos dice el diablo? »Déjalo para mañana, el sacerdote está muy ocupado, es una pérdida de tiempo, el sacerdote te regañará.» O quizás le llene la cabeza con estos pensamientos: »Mi pecado es tan grande, tengo miedo, me da vergüenza.» Todos estos pensamientos son mentiras y engaños del diablo, ¡no nos dejemos atrapara por estas trampas! Ofrezca su confesión a Jesús como regalo por su nacimiento. El lo recibirá y purificará su corazón. Jesús mismo dijo: ‘‘Dichosos los puros de corazón, porque verán a Dios.» (Mt 5,8)
9. ÁMENSE LOS UNOS A LOS OTROS COMO YO LOS HE AMADO. En esta temporada de Adviento veamos de qué forma podemos traer el amor de Jesús a los pobres, los enfermos, los ancianos, los que tienen hambre y sed, los desamparados y los que están tristes. Lea el Evangelio de san Mateo 25, 31-46. Jesús nos da una esquema, la prueba final el día del juicio: ¿Manifestaste tu amor en dar algo que comer, que beber, que vestir, diste de tu tiempo, diste una cálida bienvenida? Quizás podría ver la película El Cántico de Navidad de Charles Dickens para alentarlo en su propósito. ¿A quién ha puesto Dios en su camino para que usted le puede ayude? No tema acoger a esa persona en sus brazos, colocarlo sobre sus hombros y cargarlo. »¡Él no le pesará, él es su hermano!»
10. LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA Y UNA FELIZ NAVIDAD. Para vivir un Adviento lleno de frutos que culminan con el día de la Navidad – el nacimiento de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo – invite a María para que lo acompañe. Nadie vivió mejor que la Santísima Virgen María. Ella nos enseñará el motivo de nuestra alegría, el motivo de la temporada, el motivo de la Navidad. María Santísima nos enseñará que el Adviento es el tiempo de preparación para el nacimiento de su Hijo, Nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús. En la sociedad Americana, atrapada y emparedada por el dinero, el materialismo y el consumismo, fácilmente se puede olvidar el verdadero significado de la Navidad. La Navidad no sólo el comprar regalos. ¡No lo es! El verdadero REGALO que recibimos no es un objeto, sino una PERSONA. Y es la Persona de Nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús, quien nació de María Santísima en un establo pobre, húmedo y frío en la ciudad de Belén. Que Nuestra Señora nos alcance la gracia de vivir una temporada de Adviento llena de amor, fe y fervor.
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