ocupa de las verdades últimas: Muerte, juicio, cielo e infierno (también
Purgatorio). Una de las artimañas de más éxito para el diablo, es
convencer a los hombres que tienen vida larga por delante, que tienen derecho
de disfrutar de la vida, y que pueden postergar su conversión para mañana. (Lea
«Cartas del diablo a su sobrino», de C.S. Lewis)
cuatro últimas cosas: La Parábola del juicio final. Este pasaje bíblico,
que se encuentra justo antes del relato de la Pasión, presenta una Parábola en
donde Jesús nos llama a la vigilancia, a que estemos preparados, porque no
sabemos ni el día ni la hora cuando el Hijo del hombre vendrá.
el día, ni la hora, el minuto, o el segundo, la manera, ni la forma y ni las
circunstancias en que morirá. Dios es el que decide. ¡Debemos estar
preparados!
muerte, porque vendrá como ladrón en la noche.
“Vendrá a juzgar a vivos y muertos.» El juicio sigue, justo después
de la muerte.
tenemos una oportunidad! Después de la muerte, Jesús nos juzgará de forma
individual — el juicio particular.
uno cosechará lo que ha sembrado. El que siembra en la carne, cosechará
de la carne corrupción y muerte. El que siembra en el espíritu, cosechará
del espíritu la vida eterna.» Jesús es misericordioso y justo.
Después de la muerte, pasaremos al tribunal de Dios —¡acaba el tiempo abierto
de misericordia! ¡No rechaces la misericordia de Dios mientras que
vives!
decir, se separarán a los que se han salvado de los que se han condenado.
seremos juzgados sobre el amor. Jesús dijo que no todo el que diga,
«Señor, Señor, entrará el reino de los cielos, mas el que hiciere la
voluntad de mi Padre que está en los cielos». También afirma
Santiago, «La fe sin obras está muerta». Por último, san Juan
de la Cruz, con su elocuencia poeta dice, «En el ocaso de nuestra
existencia, seremos juzgados sobre el amor.»
nuestro amor es dando a los necesitados, ya se comida, bebida, ropa, o el
acoger o visitar a los enfermos ¿y encarcelados?
de fuego de una auténtica vida de oración, es el vivir una vida santa
practicando las virtudes. Una vida contemplativa nos debe dirigir a una
fructífera vida activa.
llamados a producir fruto, y fruto en abundancia. La rama que no produce
fruto será cortada y arrojada al fuego.
tiene fin, dura para siempre!!! San Pedro nos recuerda, «Para
Dios un día es mil años y mil años es como un día». ¡LA
MUERTE! Me tendré que presentar ante el juicio de Dios, y Jesús será mi
juez! Entonces le presentaré el libro y la película de mi vida, y
sólo Jesús y yo la veremos. Habrán sólo dos posibilidades: ¡ARRIBA,
o ABAJO! Es decir, me salvaré por toda la eternidad, o me
condenaré por toda la eternidad. Sólo tengo una oportunidad para ganarme
el cielo, o perderlo! El infierno es la separación eterna de Dios y
tormento eterno! El cielo es eterna alegría inefable con Dios, María, los
ángeles y los santos. La meditación de las ÚLTIMAS COSAS — Muerte,
juicio, cielo e infierno — debería ser una poderosa meditación, una meditación
que me motive a re-evaluar mi corta vida, para hacer un inventario de lo
que he hecho, lo que estoy haciendo, y lo que pienso hacer a partir de
hoy. San Ignacio nos reta a que meditemos estas palabras: «¿Qué he
hecho por Jesús?; ¿Qué estoy haciendo por Jesús? ¿Qué haré por Jesús.»
Para poder responder y tener fruto, san Ignacio nos desafía a que nos hagamos
estas preguntas en frente de la representación más elocuente del amor—¡Jesús
colgado en la Cruz!
Lea y medite sobre NUESTRA SEÑORA DE FATIMA, sus apariciones, su mensaje,
sus palabras que dirigió a los tres pastorcitos, Lucia, Jacinta y
Francisco. El mensaje de Nuestra Señora expone de forma clara las últimas
cosas y también el purgatorio!
morirían poco tiempo después de las apariciones. Murieron cuando
sólo eran niños.
infierno a los niños el 13 de julio de 1917.
tribunal de Dios.
tendría que primero rezar muchos Rosarios. Tanto Francisco como Jacinta
fueron beatificados por el beato Papa Juan Pablo II. Este gran Papa,
presentó a Jacinta como modelo, como »alma víctima» – alma quien ofrece su
sufrimiento por la salvación de los pecadores. Este gran Papa, dijo que
Francisco era un »pequeño místico» – refiriéndose al alma llamada al
silencio, la reflexión y la oración.
Señora sobre una amiga de ella que había muerto, su amiga Amelia, a quien
habían considerado buena niña. Nuestra Señora le dijo a Lucia, que su
amiga estaría en el purgatorio hasta el fin del mundo!»
que podamos meditar las últimas cosas con gran recogimiento, gran fervor y gran
amor. El fruto de esta meditación será la renuncia y odio al pecado y gran amor por Dios.
enamorandonos says
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