5. LA BIBLIA — Sin duda, el libro por excelencia que enciende el fuego de una vida de oración es la Palabra de Dios, la Biblia. San Jerónimo nos exhorta con estas palabras: »Desconocer la Sagrada Escritura es desconocer a Cristo.» Los Padres Conciliares y los santos a menudo nos animan a que sondemos las riquezas de la Palabra de Dios.
6. JESÚS — El corazón mismo de la Biblia son los cuatro Evangelios — Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Santa Teresa de Ávila dice que contemplar la humanidad de Cristo es uno de los mejores medios de sondear las profundidades de la oración. San Ignacio de Loyola en sus Ejercicios Espirituales insiste que cuando contemplemos la vida de Jesús, debemos pedir la gracia singular de »conocer más íntimamente a Jesús, para amarlo más ardientemente y seguirlo con más fidelidad.»
9. PENITENCIA — Jesús dijo que algunos demonios sólo pueden ser expulsados con oración y ayuno. En una ocasión, cuando iba yo caminando, me acerqué a un pájaro negro (un cuervo). Algo interesante pasó, ¡el pájaro no emprendió vuelo! De primero pensé que yo poseía algún carisma Franciscano latente o inactivo! ¡Pero no fue así! ¡El pájaro no voló porque tenía un ala quebrada! Mi reflexión me llevo a esta conclusión: para volar alto en la vida espiritual, ¡necesitamos dos alas! La oración debe ser fervorosa y constante, pero igual debemos ver de qué forma practicamos alguna penitencia o sacrificio. Nuestra Señora de Fátima dijo al mundo que orara — de forma especial, el santo Rosario. Aparte de la oración, Nuestra Señora insistió en que se ofreciera sacrificio para consolar el Sagrado Corazón de Jesús y por la conversión de los pecadores.
10. RETIROS — Como forma segura para crecer en la vida de oración, se recomienda altamente un retiro, ya sea por ocho días, un fin de semana o por lo menos un día para dedicarse completamente a la vida interior, a su vida espiritual, y así tener un espacio de tiempo prolongado para rezar. Cuando Jesús vio que sus apóstoles estaban absortos en su trabajo y agotados, les dijo que se apartaran y descansaran por un tiempo. Esto se puede interpretar en que dejemos nuestra vida sumamente activa y nos demos tiempo para hacer un retiro. En el mundo moderno, muchos tenemos la tendencia de ser más como »Marta» que »María», ser más »activos» que »contemplativos», estamos fijos en lo »horizontal» que en lo »vertical». Jesús nos invita con estas tiernas palabras: »Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.» (Mt 11:28-30)
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