Él es el Buen Pastor y
yo su querida oveja, el Camino, la Verdad y la
Vida, el Maestro, el Salvador y Redentor, el Doctor que puede curar cualquier
enfermedad, el Amigo Fiel, siempre presente y siempre fiel, la Luz del Mundo,
el Siervo que Sufre pero Señor
Resucitado, el Alfa y la Omega, principio y fin, y finalmente el Pan de Vida
que satisface los anhelos más profundos e íntimos del corazón hambriento. ¡El nombre de esta Persona es Jesucristo!
dinero, otros el poder, todavía otros los placeres, y aun otros la fama usando
energía frenética sin fin. Sin embargo,
el resulto final, a pesar de todo es una vaciedad, confusión y desorientación. San Agustín explica concisamente la razón por
esta inquietud en su autobiografía inmortal, Confesiones,
“O Señor, nos has creado nuestros corazones para Tí y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en Tí».
luz de los rayos del sol; del sol se desprenden los colores del arco iris. No importa con que frecuencia o cuánto
hablamos sobre Jesús, nunca será suficiente.
Por eso Juan Evangelista afirmó: ¡todos los libros del mundo no
podrían contener las obras y palabras de Jesús!
De manera sencilla y humilde, ofreceremos unos Títulos
“Cristológicos”—todos tomados de la Biblia—para mejorar nuestro
conocimiento y amor de Él a quien deberíamos amar con todo nuestro amor, mente,
alma, y fuerza, ¡Jesus el Señor!
sus discípulos, Juan Bautista ve a Jesús y le señala como «el Cordero de
Dios». En la Cruz el Viernes Santo, Jesús se convertiría en el cordero de
Dios inmolado y sacrificado, derramando
su sangre preciosa para purificar nuestras almas del pecado y abrir las puertas
del cielo para nuestra salvación eterna. Litúrgicamente, en cada Misa, antes de
dar la Comunión, el sacerdote eleva la Hostia consagrada y dice: «He aquí
el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, dichosos los invitados al
banquete del Cordero».
2. EL BUEN PASTOR (Jn. 10/ Salmo 23)
Una de las imágenes más frecuentemente usadas en la Biblia es la del pastor.
Jesús toma la imagen claramente del Salmo 23, «El buen pastor » y lo
aplica a sí mismo. «Yo soy el buen pastor… Conozco mis ovejas y me
conocen… Doy mi vida por las ovejas.”
(Jn. 10) En su meditación, recuerde todas las cualidades nobles de Jesús
el Pastor Bueno y aplíquela a usted mismo.
¡El Buen Pastor conoce sus ovejas, llama a cada una por nombre, vigila
atentamente a todas las ovejas y a cada una individualmente, Él busca a la
oveja perdida y le cura sus heridas; Él las alimenta en abundancia; el Buen
Pastor ama a las ovejas tanto que está dispuesto incluso a morir por las ovejas,
¡y esa oveja soy yo! ¡Que importante y
valioso soy en los ojos del Buen Pastor!
PAN DE VIDA. (Jn. 6, discurso del pan de
vida). La persona humana tiene tres deseos fundamentales: ¡conocer, amar y
vivir! Tenemos hambre de la Verdad
que se encuentra en la palabra de Dios interpretada por el Magisterio de la
Iglesia y el Papado. También, nuestros
corazones y almas tienen hambre de Jesús, el Pan de Vida en la Misa y en la Sagrada
Comunión. La canción del Congreso Eucarístico en Filadelfia, 1976, lo resume
así: “Tú satisfaces los corazones
hambrientos con el regalo de trigo más fino; ven a nosotros O Señor Salvador,
el Pan de trigo más fino.”
llama a sus ovejas, conocen y oyen su voz; así que cuando llamas a tus hijos,
Señor, te seguimos y regocijamos…. La solemnidad del Corpus Christi y la del Sagrado
Corazón de Jesús nos enseñan a tener hambre de Jesús el Pan de Vida y el
amor de Jesús en su Sagrado Corazón—ambos
están presente de una forma única en cada Santa Comunión.
en griego significa El Ungido. Cuántas veces en la vida nos encontramos en peligro, como
Pedro que se hundía en las olas cuando gritó: «¡Señor, sálvame!”
paralizan, «¡Jesús, Sálvame!» Cuando parece que todos me han
abandonado y estoy solo, «¡Jesús, Sálvame!» Mis planes fallan y terminan en nada,
«¡Jesús, Sálvame, se mi esperanza y fortaleza!» Cuando el infierno se vacía y parece que todos los
demonios me atacan, “¡Señor Jesús, Sálvame! “¡Rescátame!” ¡El nombre de Jesús es poderoso! Cura,
fortalece, resucita a los muertos, y llena al desalentado con esperanza sin
límites! «En el nombre de Jesús cada rodilla debe doblar en los cielos, en
la tierra y bajo la tierra… .» (Filp 3)
nosotros!» Del Concilio Vaticano II, la Constitución Dogmática sobre la
Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, nos recuerda de las muchas maneras
que Dios se manifiesta especialmente en la celebración del Santo Sacrificio de
la Misa. Por esa razón, la oración más grande que podemos ofrecerle a
Dios es el Sacrificio de la Misa—¡OPUS DEI, EL TRABAJO DE DIOS! Jesús está presente en la asamblea que ora cuando Él
dice, «Donde dos o más están reunidos en mi nombre, allí estoy yo presente
entre ellos». ¡En la canción! San Agustín la acuñó bien, «¡El que canta
bien, ora dos veces!» Dios está presente en la Biblia que de hecho es la
«palabra de Dios», pero especialmente en los Evangelios porque es
cuando Jesús está hablando con nosotros.
Después Jesús se manifiesta en la persona del sacerdote, “alter cristus”—¡otro Cristo!
Sin embargo, Jesús realmente está presente en
una manera «verdadera» (LA PRESENCIA REAL), al momento de la
consagración y en el momento que recibimos la Sagrada Comunión. ¡Que es realmente y sustancialmente Su Cuerpo,
Sangre, Alma y Divinidad! Por lo tanto,
nuestros ojos espirituales de la fe deben ser abiertos para poder ver las
maravillas de la presencia de Dios cada vez que se celebra la Santa Misa. Que
nuestra Señora del Santísimo Sacramento nos conceda ojos para penetrar en la
altura, anchura y profundidad de la presencia de Jesús en cada Santa Misa. “Venid y adoremos, venid y adoremos, venid y adoremos a
Cristo Jesús.”
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